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Actualidad

31 de Julio de 2020

“Momento de un balance de medio tiempo”: viralizada carta de pdte Sochimi destaca respuesta de equipos sanitarios ante pandemia

"Es probable que, en los próximos años, cuando conozcamos honestamente la mortalidad real (en exceso) de cada país, podamos tener más misericordia, orgullo y sentido de altura respecto de nuestros resultados", dice Tomas Regueira.

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“Momento de un balance de medio tiempo”. Ese el título que lleva la carta que desde el pasado 23 de julio, circula entre personal sanitario de todo el país y cuyo autor es Tomás Regueira, presidente de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva (Sochimi). La misiva, que ha circulado por redes sociales, es reproducida a continuación, con permiso de su autor.

Momento de un balance de medio tiempo

“Han sido meses difíciles para todo el mundo, y también para nosotros como chilenos. Nos hemos visto enfrentados a un desafío sanitario sin precedentes, en medio de una situación social incierta, y de por sí compleja.

Queda camino por recorrer, probablemente un año, antes de contar con una vacuna efectiva y en cantidad suficiente para todos. Sin embargo, en estos días de esperanza, parece oportuno un balance de medio tiempo, una mirada atrás para entender mejor lo que viene. ¿Lo hemos hecho bien? O lo hemos hecho tan mal como plantean algunos. ¿Hemos fracasado en nuestra lucha contra el Covid?, ¿pudimos haberlo hecho mejor?

Creo que es necesario mirar algunos números para darnos una perspectiva más amplia.

Somos aproximadamente 19 millones de habitantes, y tenemos a la fecha algo así como 329.000 contagios positivos, es decir, una tasa de 17.200 casos por millón de habitantes, por lejos la más alta del mundo. No solo eso, además tenemos aproximadamente 8.500 fallecidos por Covid, lo que nos deja con 442 muertos por millón de habitantes, la tasa más alta de Latinoamérica y una de las más altas del mundo después de Bélgica, Reino Unido, España, Italia, Suecia y Francia. A estos fallecidos debemos sumar aún los casos probables, lo que aumentará estas cifras.

¿Cómo interpretar estos primeros datos? Una mirada superficial nos invita a la crítica rápida y al sentimiento de fracaso. Sin embargo, debe mirarse a la luz de lo que hemos hecho y de lo que otros no hacen. Chile, como ningún otro país en Latinoamérica, ha tenido la tasa de testeo para Covid más alta de la región, por lejos. En Chile, pareciera ser, sabemos en un gran porcentaje, cercano al 89%, realmente quien enferma de Covid y quien fallece por Covid. Nuestra tasa de testeo es de 71.600 exámenes por millón de habitantes, siendo siete veces la capacidad de Argentina y tres veces la de Brasil. Solo Perú se nos acerca con una tasa de 60.000 por millón de habitantes. En el contexto mundial, esta tasa de testeo es similar a la de Alemania, pero inferior a España, Estados Unidos y otros.

¿Por qué es importante esto? Porque es reconocido que en el mundo la cantidad reportada de fallecidos por Covid-19 subestima el verdadero número de muertos producto de la pandemia. Al tener un testeo suficientemente alto, se puede equiparar o acercar al que probablemente en el largo plazo sea el indicador clave para conocer el real impacto de la pandemia: las muertes en exceso.    

/AGENCIAUNO.

Las muertes en exceso se obtienen de la comparación, o resta, entre el número de personas que han fallecido durante la pandemia en un periodo de tiempo, respecto del promedio de fallecidos en años anteriores. Según esta metodología, Chile ha reportado fidedignamente el 89% de las muertes que se pesquisan por exceso debido al Covid-19. Muy por sobre el 26% de Perú, 20% de Ecuador y los bajos números del resto de la región. España reporta solo un 62% de sus muertes en exceso y Estados Unidos un 81%. Solo nos superan en la calidad de reporte países como Suiza (92%), Bélgica (102%) y Alemania (158%).

Hemos tenido, lamentablemente, muchas personas fallecidas, desearíamos que fuesen menos. Pero es probable que, en los próximos años, cuando conozcamos honestamente la mortalidad real (en exceso) de cada país, podamos tener más misericordia, orgullo y sentido de altura respecto de nuestros resultados.

Salvo circunstancias y momentos particulares la gran mayoría de los pacientes recibieron una atención digna y con los recursos humanos, tecnológicos y de infraestructura adecuados

Nuestra respuesta sanitaria en su conjunto, por cierto, ha tenido aciertos y tardanzas. Además de implementar un amplio sistema de testeo como el descrito, hemos sido capaces de levantar una respuesta hospitalaria extraordinaria. Como país pasamos de tener aproximadamente 900 camas de cuidados intensivo con ventilación mecánica, a tener actualmente casi 3.000 camas implementadas. Salvo circunstancias y momentos particulares la gran mayoría de los pacientes recibieron una atención digna y con los recursos humanos, tecnológicos y de infraestructura adecuados.

/AGENCIAUNO

Esta respuesta amplia fue posible gracias a la integración público – privada, a una planificación de capacitación y expansión a intermedios, salas de agudo, pabellones y pediatría, también gracias a un sistema de gestión de traslados que se preparó eficientemente, pero por sobre todo fue posible por el increíble compromiso de todo el equipo de salud que, sin vacilar, ha dado la cara en el día a día al lado de la cama de cada enfermo. Un reconocimiento a nuestros equipos de enfermería, técnicos paramédicos, auxiliares de sala y de limpieza, nutricionistas, kinesiólogos, fonoaudiólogos y terapeutas ocupacionales, farmacéuticos clínicos, así como a todos los médicos, de diferentes especialidades que no han aflojado ni un solo día de estos meses en su esfuerzo por humanizar el cuidado de nuestros enfermos.

Sin duda, sumamos también desaciertos: de comunicación, de oportunidad en trazabilidad y aislamiento, donde estamos intentando enmendar el rumbo a marcha forzada. Faltó, probablemente, un mayor sentido de estado de todos, un compromiso de cada uno por un bien común, tanto de quienes no estuvieron a la altura respecto de sus libertades personales, como de quienes, teniendo un espacio para apoyar, se restaron. A modo de ejemplo, en nuestro quehacer diario, es un desafío permanente poner al paciente siempre en el centro del cuidado, y aun cuando trabajamos en forma multidisciplinaria, las opiniones personales se ponen al servicio de lo que es mejor para nuestro paciente.

“Esta respuesta amplia fue posible gracias a la integración público – privada, a una planificación de capacitación y expansión a intermedios, salas de agudo, pabellones y pediatría, también gracias a un sistema de gestión de traslados que se preparó eficientemente, pero por sobre todo fue posible por el increíble compromiso de todo el equipo de salud que, sin vacilar, ha dado la cara en el día a día al lado de la cama de cada enfermo”

Mirando hacia adelante, hacia el segundo tiempo, sin duda que necesitamos todos, en la Región Metropolitana, caminar hacia un desconfinamiento progresivo. Es importante adelantar que, por la experiencia que observamos en el resto del mundo, sabemos que inevitablemente tendremos rebrotes de este virus, que se comportará como endémico hasta tener una vacuna efectiva y universal. No necesitamos volver a ser catastrofistas respecto de estos rebrotes, será necesaria una política de testeo, trazabilidad y aislamiento más amplia, efectiva y persistente.

Desde nuestra perspectiva hospitalaria conviviremos con el virus un buen tiempo, y será necesario recoger de lo aprendido: trabajar más en red, como equipos capaces de apoyarse mutuamente, capacitarnos constantemente, valorar el trabajo de cada estamento y de cada servicio dentro del hospital, e incluirlo activamente en el trabajo diario, y mantener una infraestructura ampliada, que nos permita hacernos cargo del virus y del resto de los requerimientos propios de nuestra especialidad.

No debemos, eso sí, equivocarnos en mantener una estructura excesiva que no sea capaz de entregar una medicina de calidad a todos nuestros pacientes. Tendremos que diseñar probablemente áreas específicas con flujos independientes que permitan convivir este tiempo con el crecimiento progresivo y necesario de cirugías y todo el espectro de la medicina. Será necesario, creemos, un diálogo fluido entre quienes dirigen y quienes estamos al lado de la cama del enfermo.

En suma, como especialista en medicina intensiva, estoy orgulloso de mi país y de todos los equipos de salud que han dado todo estos meses por los demás, por personas que no conocen, pero que sabemos tienen una historia, una familia y proyectos por cumplir. Lamentamos nuestros errores y a todos quienes perdimos en estos meses, pero pedimos a todos quienes tienen tribuna que antes de mencionar la palabra fracaso o derrota, se tomen un segundo en pensar primero en el esfuerzo de todos quienes no han descansado en su esfuerzo por controlar y aplanar la curva de contagios, y en dar un cuidado digno a todo quien lo requiera”.

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