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17 de Septiembre de 2020

“¿Y por qué no?”, se preguntan ellas: La historia de las dos mamás de Joaquín León

Lo publicó el domingo pasado El Mercurio en su sección de nacimientos y luego lo puso en redes sociales la ginecóloga Andrea Hunneus: Joaquín León es un niño que tiene dos madres. Ellas son Ana María Mellado y Rocío Fernández, pareja desde fines de 2017. Sin embargo, en el certificado de nacimiento sólo aparece Rocío Fernández, como madre soltera. Ambas están viendo qué estrategias legales seguir para lograr que en los papeles legales de su hijo aparezcan sus dos madres, tal como ocurrió con un caso similar hace tres meses y que marcó un precedente en el tema.

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-¿Y usted quién es?- dice Ana María Mellado que le dijeron en el Registro Civil de Vitacura cuando el viernes 4 de septiembre fue a inscribir a su hijo.

-Su mamá- respondió ella.

-Pero aquí en el certificado para inscripción de la clínica dice que su madre es Rocío. Usted no es familia. A lo mejor usted dice eso, pero ¿cómo lo demuestra?- le dijeron.

-Sí soy su familia, yo soy su otra mamá- replicó Ana María mostrando el papel del Acuerdo de Unión Civil que habían firmado en ese mismo recinto el 17 de junio.

“Ya bueno, check. Me dejaron registrarlo, pero después cuando me entregaron el certificado, sale Rocío como única mamá”, dice Ana María esta noche frente a la cámara. Son las 21.40 horas del martes y la pareja de mujeres dice que aún les queda tiempo despiertas, porque en un rato Joaquín León “rugirá de hambre”. 

Rocío Fernández (21), estudiante de Sicología, quien se sometió a la fertilización asistida, explica que “él se llama Joaquín Mellado. En Chile se puede poner cualquier apellido y, sin embargo, tampoco está reconocida su otra mamá. Hay un vacío legal muy grande que lo condiciona desde el nacimiento”.

“Mira, nosotros ya somos adultas y sabíamos lo que pasaría cuando tomamos la decisión de ser madres, pero ver que se vulneran derechos a esa personita que no tiene ni voz ni voto es muy duro. Le mandé la foto del certificado ese día a Rocío (que se quedó en casa para no exponerla a contagios) e igual se puso a llorar y me decía ‘¿Por qué tú no sales si tienes tanto derecho como yo?’”, relata Ana María, mientras su perrita Niña se sube a una pierna de Rocío y se alcanza a ver su cabeza pidiendo cariño.

-El instinto es súper fuerte. Ella antes sólo se levantaba cuando venía a comer. Ahora escucha llorar a Joaquín y se para en su puerta- agrega Ana María.

“Ver que se vulneran derechos a esa personita que no tiene ni voz ni voto es muy duro. Le mandé la foto del certificado ese día a Rocío (que se quedó en casa para no exponerla a contagios) e igual se puso a llorar y me decía ‘¿Por qué tú no sales si tienes tanto derecho como yo?’”, relata Ana María.

***

Se conocieron en diciembre de 2017 en una fiesta. Ana María bromea: “Fue ella quien me buscó”. Coincide Rocío: “Claro, yo di el primer paso. Después salimos a comer, fuimos al cine y poco a poco nos fuimos conociendo”. Pololearon un buen tiempo y en enero de 2019, cuando ya eran una pareja consolidada, decidieron dar el siguiente paso. Se fueron a vivir juntas a un departamento en Providencia, donde conviven con tres perros y un gato. Cuando volvieron de la clínica con Joaquín, cuentan, hicieron una “presentación protocolar”.

Rocío pudo continuar sus clases desde su casa. Ana María, quien es ingeniera informática, en pandemia siguió trabajando de forma remota. Considera que su pareja “es una mujer muy decidida. Imagínate que con 21 años quiso ser mamá, algo muy poco común. Ella tiene las cosas súper claras y siempre ha dado el primer paso en todo”.  

Foto: Álbum familiar

¿Cuándo tomaron la decisión de ser madres?

Rocío: Fue más o menos en abril del año pasado. Hablamos sobre tener hijos y lo vimos como un plan a futuro, cuando yo terminara de estudiar. Desde ese entonces que íbamos a comprar cualquier cosa al súper y nos llevábamos ropa de guagua, de hombre o mujer, no importaba. Pero fue en octubre, en pleno estallido social, que Ana María se cayó en moto y se rompió las placas de la rodilla…

Ana María: Los platillos tibiales.

Rocío: Eso. Estaba para la cagada, le pusieron como 20 pernos y me quedé con ella en la clínica. En ese momento le dije “hagámoslo. Es ahora”.

Ana María: Estaba tan revolucionado Chile en esa fecha, en general, con mi accidente, con el estallido, que pensamos “no tengamos miedo, tenemos que ser fuertes”.

A la primera cita con el doctor para hacer la fertilización asistida, Ana María fue con dos muletas. “Las solté, me senté y subí escalón por escalón con mis manos las escaleras de la clínica. Fue una odisea. Ahí, en los momentos de adversidad y cuando las cosas se hacen con esfuerzo es que salen mejor. Nos dimos cuenta de que ése era el momento. ¿Por qué no?”.

Rocío: Estaba para la cagada, le pusieron como 20 pernos y me quedé con ella en la clínica. En ese momento le dije “hagámoslo. Es ahora”.
Ana María:
Estaba tan revolucionado Chile en esa fecha, en general, con mi accidente, con el estallido, que pensamos “no tengamos miedo, tenemos que ser fuertes”.

El 30 de diciembre Rocío y Ana María iban a almorzar en un local de pizza, cuando llamaron a Rocío por celular. “Señora Rocío, usted está muy embarazada” le dijeron desde la clínica. En principio pensaron que el “muy” se refería a que eran mellizos, pero finalmente fue sólo uno. Estuvieron en shock por horas. El 2020 serían madres por primera vez.

***

En plena pandemia, el Registro Civil de Vitacura no estaba asignando horas para realizar firmas de Acuerdo de Unión Civil, por lo que un trabajador les dijo que la única solución era que fueran todos los días y si alguna pareja no llegaba, las podía hacer pasar. “La verdad es que antes no estábamos muy convencidas de firmarlo, porque es un parche que solamente sirve para los bienes materiales. No habíamos pensado en hacerlo, hasta que vimos que Joaquín venía en serio y había que asegurar un poco, por si algo nos llegase a pasar”, dice Rocío. 

El miércoles 17 de junio fue un día muy lluvioso. Rocío ya estaba “embarazadísima” de siete meses y, como si fuera poco, no tenían auto, porque las habían chocado hace unas semanas camino a un control. “Fui a buscar un AWTO a tres cuadras de mi casa, esa aplicación de arriendo de autos, y fui a buscar a Rocío”, cuenta Ana María, que se ríe, porque recuerda lo mojada que estaba.

Llegaron a las 8.30 al Registro Civil y la pareja de las 9 no había llegado, así que las hicieron entrar. El maestro de ceremonia les hizo toda la charla correspondiente y de repente pregunta:

– ¿Y los anillos?

– No hay anillos- dijeron, mirándose desconcertadas.

– ¿Y cuál va a ser el símbolo del compromiso entonces?

– ¿Qué mejor símbolo que esté él de testigo?- respondió Ana María, mostrándole el vientre de Rocío.

Ambas firmaron y se convirtieron oficialmente en convivientes civiles, según lo que establece la regulación chilena.

***

El proceso del embarazo lo estuvieron siempre conversando con una pareja de amigos, Camila y Juan Carlos, que también quedaron esperando a su primera hija un mes antes que ellas. “Vivimos juntos todo el proceso de los dolores, contracciones y todo lo que significa tener a nuestro primer hijo”, dice Ana María. La hija de sus amigos nació el 15 de julio y es ahijada de la pareja de mujeres. Cuando la registraron, les mandaron una foto del certificado (con los nombres de ambos padres) y bromeaban con cuál de los dos niños tendría el RUT más grande.

– ¿Qué mejor símbolo que esté él de testigo?- respondió Ana María, mostrándole el vientre de Rocío.

“¿Tú crees que ellos cuando sean más grandes no van a conversar del tema? Claro que sí, y ellos mismos se darán cuenta que no tendrán las mismas oportunidades, porque Joaquín está estigmatizado desde que nació por un Estado que no le reconoce los mismos derechos que a todos los otros niños del mundo”, reflexiona Ana María.

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El 8 de junio pasado, la jueza Macarena Rebolledo del Segundo Juzgado de Familia de Santiago ofició al Registro Civil para que estableciera que el niño Attilio De Ramón Di Giammarino es hijo de dos madres. Esto, después de tres años de trámites judiciales patrocinados por Fundación Iguales, que finalmente permitieron que se reconocieran los derechos filiativos de ambas madres, Emma de Ramón y Gigliola Di Giammarino.

“Cuando supimos esta noticia del primer caso en Chile en que se reconocen dos madres nos pusimos muy contentas. La verdad es que me dio mucha emoción porque nos da esperanza. Es un gran paso para un país que tiene una deuda muy grande con muchas familias y también con la sociedad”, señala Rocío.

Foto: Álbum familiar

Aunque aún “no tienen tan claro” cuáles serán las estrategias legales que tomarán para que a Joaquín se les reconozcan sus dos madres, comentan que están en un grupo de WhatsApp con 130 personas que pertenecen a familias homoparentales. Allí discuten los temas y se van aconsejando. “Tenemos distintas vías, pero aún no sabemos bien. Puede resultar, aunque pasen años y años en que las leyes no avancen”, dice Rocío.

“Cuando supimos esta noticia del primer caso en Chile en que se reconocen dos madres nos pusimos muy contentas. La verdad es que me dio mucha emoción porque nos da esperanza. Es un paso muy grande para un país que tiene una deuda muy grande con muchas familias y también con la sociedad”, señala Rocío.

Fue ese mismo chat que se llenó de mensajes el domingo pasado, cuando el nacimiento de Joaquín León apareció en El Mercurio, anuncio difundido en Twitter por la ginecóloga Andrea Huneeus y que alcanzó más de 4 mil interacciones.

“Tuve que apagar la tablet en la noche para que pudiéramos dormir, porque estaba sonando como loco”, relata Ana María. La semana pasada estaban en la habitación de la clínica, con Joaquín recién nacido, cuando entró una funcionaria y les preguntó si querían publicarlo. Primero pensaron en que era una costumbre muy antigua y les pareció curioso, pero igualmente aceptaron. “La niña me pasó el papel para anotar los nombres y decía mamá y papá; así que yo taché papá y puse mi nombre ahí. Igual pensamos que no lo iban a publicar, porque somos dos mamás”, dice.

***

¿Cómo han sido estos primeros días de madres?

Rocío: Muy buenos. Cansadores igual, nos estamos acostumbrando y aprendiendo también.

Ana María: Como buenas primerizas, cometiendo los errores clásicos. Pero como todo el mundo no más.

¿Cómo cuáles?

Rocío: A veces ha tenido gases y le hemos dado más leche.

Ana María: O no bañarlo en vaselina porque pensamos que se podía resfriar.

“La niña me pasó el papel para anotar los nombres y decía mamá y papá; así que yo taché papá y puse mi nombre ahí. Igual pensamos que no lo iban a publicar, porque somos dos mamás”

¿Cómo se cría a un niño en una sociedad que, en términos generales, aún estereotipa los tipos de familia que deben existir?

Ana María: Según mi visión, la sociedad siempre te va a estereotipar porque eres flaco, gordo, blanco, negro, como sea. Para mí tener dos mamás es otra familia no más y siempre le voy a transmitir eso a mi hijo, que lo que importa es que lo amamos no más y punto.

Rocío: Pienso en mi papá, que ha vivido mucho tiempo en Argentina y me venía a ver, o yo iba para allá, no sé, pero aquí mi mamá me crió como mamá soltera porque estaba “sola” y claro, eso en una sociedad se ve bien. ¿Por qué dos mamás no? Tener dos mamás es maravilloso.

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