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Entrevistas

1 de Octubre de 2020

Patricio Guzmán llega a filmar el plebiscito: “El proceso constituyente saldrá bien. El resto es un discurso de confusión y de sembrar el miedo”

Foto: BFDistribution

Radicado en Francia, el destacado director aterriza en Chile para filmar el plebiscito del 25 de octubre y registrar un país que, dice, “quiere seguir su camino”. En conversación con The Clinic, confiesa que le gustaría entrevistar a Las Tesis: “Que me enseñen lo que está pasando”.

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Hace poco más de un año, estuvo en Chile, a donde siempre regresa. La historia social y política del país de los últimos 50 años, incluyendo los efectos del golpe de Estado de 1973, atraviesa la obra del reconocido documentalista Patricio Guzmán (79), radicado en París.

“Estoy bien, aquí trabajando, en una tarde normal, un poco lluviosa y con un poco de frío”, dice al teléfono desde la capital francesa a The Clinic, el autor de una de las obras más importantes de la filmografía continental, La batalla de Chile

“Dentro de tres días, salgo para Santiago. Quiero filmar el plebiscito de octubre”, agrega quien además coincidirá en el país con el estreno comercial de su última cinta, La cordillera de los sueños, aclamada por la crítica y que obtuvo el Premio L’Oeil d’Or al mejor documental en el Festival de Cannes 2019. 

El cierre de su trilogía, sobre la memoria y el territorio chileno, comenzada con Nostalgia de la luz (2010) y seguida de El botón de nácar (2015), se podrá ver en los cines desde el 15 de octubre. En la cinta, entre otros, aparecen entrevistados el escritor Jorge Baradit, los escultores Vicente Gajardo y Francisco Gazitúa, la cantante Javiera Parra y el camarógrafo y realizador Pablo Salas, de quien dice Guzmán: “Son muchos los kilómetros de películas que él ha filmado: es un pionero de la imagen documental de América Latina”.

Hace poco, el cineasta Pedro Chaskel calificó al estallido social como “Una segunda batalla de Chile”, por el potente movimiento colectivo. ¿Cómo lo ve usted?

-Es que es verdad. Desde el 73´,  no se producían este tipo de manifestaciones tan masivas por una causa social. Es un raro paréntesis de casi 50 años de silencio para esperar a que llegara el día de hoy. Es insólito. Yo tampoco lo podía creer. Estuve en Chile hace más de un año, pero fue previo al estallido social y, cuando veía las imágenes en televisión de las marchas en Santiago de más de un millón de personas, era impresionante. Algo que no se veía desde los tiempos de Salvador Allende.   

¿Qué le produce cuando algunos adherentes del Rechazo exhiben la imagen de Augusto Pinochet?

-Siempre en las sociedades hay sectores que representan otra etapa, otra época. Es una suerte de encantamiento para la derecha con algunos personajes y se quedan soñando con estandartes, con figuras y consignas añejas. Con la palabra del viejo dictador. Ocurrió también en España y yo vi cosas muy parecidas con la figura de Franco. 

“No es necesario estar metido en un lugar para tomarlo como tema central. Uno tiene un pensamiento, una evolución intelectual y, poco a poco, uno se centra en los temas que le tocan y le interesan. Es paradójico, pero me siento muy contento de vivir aquí (París) y hacer películas sobre Chile”. 

En La cordillera de los sueños habla de comprender el Chile actual. ¿Cómo ha logrado conectarse con el país que dejó hace tantos años? 

-Es cierto, lo dejé hace mucho tiempo, pero no he dejado de hacer películas sobre el país. Creo que son 21 películas sobre Chile. Lo más relevante de mi trabajo tiene como centro Chile, no puedo alejarme de la realidad nacional. No es necesario estar metido en un lugar para tomarlo como tema central. Uno tiene un pensamiento, una evolución intelectual y, poco a poco, uno se centra en los temas que le tocan y le interesan. Es paradójico, pero me siento muy contento de vivir aquí (París) y hacer películas sobre Chile. 

En los 80 hizo una película sobre la Iglesia, En nombre de Dios, entidad que ha sido criticada por estar ausente en el debate nacional… ¿Cómo ve el tema?  

-La vieja Iglesia se murió, sus representantes fallecieron y no fueron reemplazados por otros o al menos en apariencia. La Iglesia cayó en la que ha caído en muchos lugares, en problemas de abusos sexuales a menores. A partir de esta crisis no hay una reacción para devolver a la Iglesia a lo que fue. Y los tiempos están pasando. Por ejemplo, ha sido grande la labor de la Iglesia en África, pero ya está pasando, no es como antes. La Teología de la liberación quedó atrás.

La cordillera de los sueños. Foto: BFDistribution

Un cine de búsqueda 

En su histórica y elogiada película, La batalla de Chile, Patricio Guzmán logra registrar el espíritu de quienes habitan el país, las complejidades del diario vivir, deseos y aspiraciones: una radiografía sobre la realidad, cuando se cumplen 50 años del triunfo de la Unidad Popular. “Un filme épico”, como lo calificó The New York Times. 

En la extensa trilogía documental se aprecian las desigualdades de clases, las protestas en las calles, los diálogos entre los trabajadores, la represión policial y la efervescencia política. No muy lejos de lo que hemos visto en los últimos meses, tras el estallido social y las manifestaciones por el Apruebo y el Rechazo. 

Ahora, Patricio Guzmán aterrizará junto a su esposa, Renate Sachse, con quien produce sus filmaciones, en el Chile del siglo XXI para grabar y registrar, durante cerca de un mes el proceso del plebiscito, en un territorio que le es familiar y a la vez lejano. 

“Chile es un país que quiere seguir su camino, recorrer el destino que ya tiene, seguir avanzando”.

¿Qué busca al filmar el plebiscito? ¿Tiene algún guión?

-No, no tengo ningún guión. Es mejor acercarse así no más para ver qué ocurre. Hablar con la gente, caminar por las calles de la ciudad, filmar alguna cosa interesante, pero libremente. No es bueno venir con un esquema previo. Hay que plantarse así no más ante lo que pase, reflexionar y ver por dónde puede ir un guión, donde puede haber una historia y qué personajes hay interesantes. Hacer documentales es un cine de búsqueda, es un viaje, una manera de entrar en una realidad sin esquema, sino observando, recorriendo y quizás sacar una conclusión o quizás ninguna y así sólo hago el trabajo de mostrar lo que ocurre.   

¿Le gustaría entrevistar a personas o grupos relevantes en estos meses, como el colectivo LasTesis?

-Me gustaría entrevistar a la mayor cantidad posible de personas. Y claro, es muy importante el trabajo que han realizado LasTesis. Voy a tratar de encontrar el momento para acercarme a ellas y dialogar y que me enseñen lo que está pasando porque yo soy el que menos sabe. Me gustaría, al conocerlas, saber cómo son, qué expresión tienen, cómo es su manera de hablar, de estas mujeres que transmiten un mensaje tan potente. Podría elaborar un cuestionario, pero ese se deja en el bolsillo.    

“Es muy importante el trabajo que han realizado LasTesis. Voy a tratar de encontrar el momento para acercarme a ellas y dialogar y que me enseñen lo que está pasando porque yo soy el que menos sabe”.

Será extraño filmar un plebiscito en pandemia, ¿no? Todavía algunos protocolos son difusos…

-No sé cuáles son las fuerzas que han establecido las normas. De todas maneras, lo que está claro es que en el plebiscito el Apruebo va a arrasar y la derecha, como siempre, colocará todas las dudas posibles. Pero habrá una cantidad gigantesca de personas que estará de acuerdo con los cambios y con que Chile no se inmovilice; todo lo contrario, lo han demostrado las últimas manifestaciones. Chile es un país que quiere seguir su camino, recorrer el destino que ya tiene, seguir avanzando.     

El mensaje de la franja del Rechazo es que el proceso constituyente es sinónimo de un proceso demasiado largo y que parte de una hoja en blanco… 

-Bueno, no he visto la franja y espero hacerlo llegando a Chile. Sin embargo, sobre este tema es evidente que será un proceso con dificultades burocráticas. Pueden ser complicadas, pero la gente se abrirá paso y el proceso constituyente saldrá bien. El resto es un discurso de confusión y de sembrar el miedo.  

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