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5 de Octubre de 2020

Raúl Camargo, director de FIC Valdivia y estreno del certamen en modalidad online: “Esto no es Netflix, es un festival de cine”

Producto de la pandemia la 27ª edición del Festival Internacional de Cine de Valdivia se realizará por primera vez a través de un formato online y gratuito. En entrevista con The Clinic, el director del certamen, responde a los puristas que no conciben la realización de estos eventos fuera de una sala, analiza el riesgo de piratería de las películas exhibidas y reconoce que la difusión de producciones audiovisuales a través de Internet puede convertirse en una provechosa veta para la cinematografía nacional. “Lo bueno con esto es que los dogmas están siendo derribados”, asegura.

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Raúl Camargo, director del Festival Internacional de Cine de Valdivia se lamenta. Asegura que si no fuera por la pandemia, a esta altura la ciudad ya estaría transformada -como lo hace cada octubre desde 1994-, en una capital del cine. Este año, producto del coronavirus, la experiencia del festival será distinta y los valdivianos lo resienten: sus calles no están plagadas con palomas ni afiches promocionales de las películas a exhibir, los bares y cafés de la ciudad están cerrados y la Plaza de Armas no congrega a los cientos de jóvenes turistas que año a año recorren el país para  asistir al evento.

Pese a la añoranza de un festival presencial, Camargo asegura que prefiere ver el vaso medio lleno. Reconoce que en algún momento se planteó suspender la edición del certamen hasta que las condiciones retomaran a la normalidad -como lo decidieron prestigiosos festivales alrededor del mundo como Cannes-. Sin embargo, finalmente se optó por realizar el Festival en modalidad online. 

La inédita versión online se realizará entre el 5 y el 14 de octubre, las producciones se podrán ver en la plataforma FIC Valdivia, donde tras un registro se podrá acceder gratuitamente a más de 100 películas que tendrán un horario definido y un máximo de 500 visualizaciones simultáneas. 

https://twitter.com/FICVALDIVIA/status/1310949637067505670?s=20

La plataforma virtual para la difusión de las películas no es algo nuevo para la organización del festival, ya que desde marzo a través del Centro Cultural de Promoción Cinematográfica de Valdivia (CPCV), se han puesto a disposición del público cientos de piezas audiovisuales. Para Raúl Camargo esa decisión se convirtió en una marcha blanca involuntaria. 

¿Cómo comenzó a trabajarse esta plataforma?

En marzo, comenzamos a ver distintas maneras de preparar una plataforma online que nos permitiera en caso de confinamiento, poder compartir películas durante todo el año. Esto fue muy bueno para nosotros por lo que era una posibilidad de preparación para el Festival online, que si bien en un principio lo veíamos lejano, finalmente se transformó en una realidad.Nosotros esperábamos que la pandemia se solucionara en octubre y soñábamos con ser el festival del reencuentro, pero la contingencia sanitaria dijo otra cosa.

¿Cuáles son las características que ofrece la plataforma de FIC Valdivia?

Habían ciertas condiciones irrenunciables a la hora de establecer nuestra propia plataforma para el festival. A nosotros lo que nos gusta es la lógica del rito, entonces necesitábamos proteger a las películas y que nos permitiese disponerlas en el bloque horario que nosotros queríamos, como son las programaciones de los cines. Esto no es un netflix, es un festival de cine. No es que pongamos un contenido y quede de manera ilimitada cuando los quieras ver. 

-¿Por qué se fijó un límite de 500 espectadores por función?

En general nosotros lo que hacemos es un trato con las películas. Nuestra sala, Teatro Lord Cochrane y el aula magna de la Universidad Austral tienen capacidad de 448 personas, entonces nosotros dijimos que esto iba a ser lo más parecido al festival posible, pero de manera online, entonces dispusimos estas 500 butacas virtuales.

¿Cuán difícil fue programar este año, sin que tuvieran la posibilidad de asistir a otros festivales para descubrir las películas? ¿Cómo fue la búsqueda esta vez? 

Nosotros como certamen hace muchos años eliminamos el presupuesto de viajes y viáticos para fortalecer otras instancias, porque finalmente las películas igual las podíamos ver y a su vez nuestro equipo de programación recibe constantemente invitaciones para ser jurado de otros certámenes. Uno ve las películas en su computador como un espectador común y corriente, por eso yo estuve totalmente en contra cuando muchos señalaban que un festival es la pantalla grande y que si no se tiene esa experiencia de sala no se hace. 

¿Qué te parecen esa premisas?

Me parecía extraño, porque esas personas que programan esos festivales ven las películas también en un computador, al menos yo conecto mi computador a un proyector y la veo, pero se crea como una suerte de mesianismo con eso de decir “yo soy más especial que tú”. Eso me parecía medio fascista la verdad, para nosotros el punto es que las películas encuentren su público, y en un situación de emergencia el purismo no nos parecía; el punto era no abandonar a nuestra audiencia ni a las películas.

-Valdivia a lo largo de la historia del festival se ha caracterizado por descubrir películas que luego dan bastante que hablar ¿Cómo fue la negociación para atraerlas este año? Te pregunto particularmente si los cineastas tuvieron algún reparo de que el festival fuese online y los resguardos con la piratería 

Cuando tomamos la decisión de hacer el festival sí o sí teníamos que saber si íbamos a contar con las películas que queríamos. En abril mandamos siete invitaciones a películas explicando que se hacía prácticamente imposible que el festival fuera presencial. Cuando la respuesta de estas fue positiva, nos dimos cuenta que había agua para la piscina y que íbamos a poder contar con las mismas películas que hubiésemos contado siendo presencial, entonces eso fue un gran descanso y un gran alivio porque la calidad artística no iba a estar en veremos. Ahora claro las plataformas de los festivales tienen un nivel de seguridad contra el pirateo, pero toda película que se da online finalmente se da en un computador, entonces nosotros apelamos a la responsabilidad de la audiencia independiente de que nosotros tenemos los cortafuegos  para impedir aquello.

¿Cuáles son esos cortafuegos? 

Son sistemas operativos que permiten finalmente que el acceso sea descifrado a usuario, por lo tanto, hay una geolocalización. El, por ejemplo, festival es solo para Chile, por ende, hay un primer cortafuego geográfico si se quiere y a su vez los distintos programas que se ocupan para bajar películas son detectados por las plataformas que se ofrecen como alternativas a los festivales.

– Los festivales suelen atraer a un número importante de estudiantes de cine. Hoy, al ser virtual, son nuevamente los más jóvenes quienes están más acostumbrados a estos dispositivos. ¿Cómo están buscando atraer, por ejemplo, a una persona de 60 años que vive en una casa con internet irregular?

Nosotros tenemos como política en el festival que toda persona que tenga más de 60 años siempre ha entrado gratis, entonces tienen ese beneficio directo, así que tenemos una gran cantidad de público de ese rango etario. Lo que nosotros esperamos es que con este festival se produzca una suerte de proceso inverso. En general lo que nos pasaba cuando dábamos películas infantiles o familiares era que el abuelo o la abuela eran los que acompañaban al nieto, entonces lo ideal para nosotros es que ahora sea el nieto que ayude al abuelo. Ahora también, en general, se producen ciertas caricaturas como el del millennial bueno para el internet y el abuelo que no entiende y muchas veces eso no es así.

– ¿Cuáles son las películas no en competencia que la gente debería ponerle ojo?

Me parece que las películas de apertura y clausura son las que se van a agotar más rápido porque son las que tienen más renombre, como Dominga Sotomayor, Valeria Sarmientos con Raúl Ruiz y Cristián Sánchez en clausura. Son películas que de por sí gracias a las historias de los cineastas que hay detrás de ello van a generar bastante conmoción. Entonces, yo lo que haría sería más bien recomendar películas más invisibles: Ana Poliak es una cineasta argentina que ha sido totalmente invisibilizada en la historia del cine mundial, que tiene solamente tres largometrajes que son muy variados donde trabaja siempre la lógica de la libertad, el anarquismo versus lo laboral, el capital en sí. Para nosotros era muy importante rescatar su figura y por ende damos sus tres largometrajes de manera totalmente gratuita, nos parece interesante ir por esa vía de descubrir nuevos autores.

– El cine chileno ha tenido que readecuarse este 2020 y El agente topo, por ejemplo, tuvo su estreno online y también Tengo miedo torero, con 50 mil personas en dos funciones. ¿Crees que ahí se abre una nueva venta comercial para exhibir cine chileno?

Por supuesto, osea puede que el cine chileno comience a optar por la lógica de la multiplataforma. Antes la cadena era super especifica: se parte en un festival de cine, luego se va a otros festivales para llegar a la sala comercial y luego se da on-demand, creo que esa lógica está en veremos.

¿No descartan repetir la experiencia virtual en otras ediciones?

Luego de tener los índices de audiencia y el comportamiento de la misma, probablemente nos lleve a determinar que el próximo año sea un festival totalmente presencial, pero que ofrezca también ciertas películas online. Estamos totalmente abiertos a eso porque yo creo que lo bueno es que los dogmas están siendo derribados.

En términos personales, ¿cuánto extrañas ir a una sala de cine?

Haaarto, harto. Pero también si bien lo pensé, no iba a hacer el gesto romántico de ir a ver la primera película a una sala comercial para decir aquí estoy, como tampoco fui a mi bar favorito que se llama la “Última frontera” una vez abierto. Para mí la lógica era y es cuidarme lo más posible y cuidar lo más posible a mi entorno.

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