Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Reportajes

22 de Octubre de 2020

De votos, celebraciones y ley seca

Foto: Freepik

Aunque está prohibida la venta de alcohol durante la jornada electoral, el beber no lo está. Por lo mismo, hace rato que los chilenos tenemos rutinas para no pasar estos republicanos días en seco.

Por

Cada país tiene sus reglas al organizar una elección. Por lo mismo, en algunos rige una estricta ley seca durante estas jornadas, mientras que en otros -fundamentalmente en el primer mundo- un día de elecciones puede considerar cualquier medida especial menos la de prohibir la venta de alcohol. En Estados Unidos, por ejemplo, se vota en día de semana y sin siquiera restringir horarios de colegios, comercios ni menos bares. Hay que consignar que mucho ayuda el voto por correo que se hace desde antes y que permite avanzar bastante con las votaciones. En países como España, Alemania o Inglaterra no sólo no hay restricciones con la venta de alcohol en los días de elección sino que buena parte de la población se reúne en bares, cafés y restaurantes a pasar el día, después de votar, para esperar los resultados.

 “En Alemania, las elecciones son siempre en domingo y salvo por la votación, no hay nada especial ni restricciones en torno al alcohol. Es un domingo más e incluso puedes ir a votar después de haberte tomado varias copas y no pasa nada”, explica el periodista del Süddeutsche Zeitung, Javier Cáceres, que reside en Berlín. 

En Nueva Zelanda, donde hace pocos días la primera ministra Jacinda Ardern logró un holgado triunfo, la cosa es parecida con la sola diferencia que las elecciones son en día sábado. Sin embargo en otras latitudes, sobre todo por este barrio, la cosa es –por decir lo menos- más acotada.

En países como España, Alemania o Inglaterra no sólo no hay restricciones con la venta de alcohol en los días de elección sino que buena parte de la población se reúne en bares, cafés y restaurantes a pasar el día, después de votar, para esperar los resultados.

No beberás

En buena parte de nuestro vecindario rige ley seca en los días de elección. Países como Argentina, Perú y Bolivia la aplican y en el caso de los altiplánicos –que tuvieron elecciones el pasado domingo- la medida dura todo el fin de semana. Y en Chile, como todos sabemos, también nos vemos sometidos a este duro trance en el que restaurantes, bares e incluso botillerías están obligados a mantener sus cortinas abajo –al menos- hasta dos horas después de terminada la votación. 

Agencia Uno

Y antes era peor, porque la ley seca comenzaba a regir la noche del sábado. Afortunadamente, desde hace algunos años, las restricciones etílicas parten recién a las cinco de la mañana de la jornada electoral. La única excepción a esta infame regla se da en el rubro hotelero, ya que estos establecimientos pueden ofrecer alcohol a quienes sean sus pasajeros. Es decir, si alguien quiere visitar el bar de un hotel capitalino para pedir un whisky u otra bebida la respuesta será un rotundo no. 

Y aunque se conocen historias por ahí de gente que se alojó en hoteles, en días de elecciones, solamente para poder beber sin problemas luego de emitir su sufragio, a la gran mayoría de los chilenos no le queda otra que prepararse con antelación ante esta seca jornada. 

Porque claro, una cosa es que no se pueda comprar alcohol en el comercio durante todo un día y otra muy distinta es que los chilenos nos quedemos sin beber toda una jornada de elecciones. De hecho, es cosa de ver las aglomeraciones que un día antes se forman en botillerías y supermercados. Todo el mundo compra alcohol en cantidades que por momentos hacen dudar si la ley seca dura un día o una semana. 

Y antes era peor, porque la ley seca comenzaba a regir la noche del sábado. Afortunadamente, desde hace algunos años, las restricciones etílicas parten recién a las cinco de la mañana de la jornada electoral.

¿Por qué ley seca en un día de votaciones? El cientista político Cristóbal Bellolio no demora en calificar esta ordenanza como anacrónica y que atenta contra las libertades individuales de los ciudadanos.

 “Supongo que se hizo pensando en que el alcohol podría elevar aún más la pasiones que la política puede desatar en un día de elecciones y por otro lado, que la gente podría preferir quedarse tomando algo por ahí y no ir a votar”, explica, agregando que “estas leyes fueron hechas en tiempos que la élite pensaba que el resto de la población no era capaz de comportarse. Pero ha pasado mucho tiempo de eso y sería bueno revisarlo”. 

Agencia Uno

Puertas adentro

¿Qué hacemos entonces con esta ley seca? Básicamente, luego de votar, nos juntamos con amigos o familiares en asados y almuerzos de largas sobremesas y conversación distendida. 

Y aunque se conocen historias por ahí de gente que se alojó en hoteles, en días de elecciones, solamente para poder beber sin problemas luego de emitir su sufragio, a la gran mayoría de los chilenos no le queda otra que prepararse con antelación ante esta seca jornada. 

Tan afianzadas están estas rutinas que no han sido pocos los canales de televisión que, durante décadas pasadas, ponían en pantalla programas misceláneos que no eran más que asados –con invitados variados entre famosillos, humoristas y periodistas de cada canal- para hacer hora, en esa especie de tiempo muerto que se produce entre que uno ya votó y aún no comienza el conteo. 

Porque de eso se tratan estas jornadas para los chilenos. Reunirse con más gente y esperar primero los cierres de las mesas, luego los cómputos parciales y más entrada la tarde-noche los recuentos finales y las proclamaciones de vencedores y vencidos. Todo esto al ritmo de piscola, vinos y cerveza. Y, por supuesto, puertas adentro. Más chileno, imposible. 

En lo personal, recuerdo una buena cantidad de elecciones durante la década pasada en que seguía la misma rutina. Votaba a media mañana en el Estadio Víctor Jara y luego volvía a mi departamento para preparar el almuerzo. Llegaban un par de amigos y ahí nos quedábamos frente al televisor, tomando algo y esperando a tener números más o menos definitivos de la respectiva elección. 

Algo similar, pero con mucha más producción, hacía en las jornadas electorales el productor de televisión, Andrés Brown, en su departamento frente al Parque Forestal. 

Porque de eso se tratan estas jornadas para los chilenos. Reunirse con más gente y esperar primero los cierres de las mesas, luego los cómputos parciales y más entrada la tarde-noche los recuentos finales y las proclamaciones de vencedores y vencidos. Todo esto al ritmo de piscola, vinos y cerveza. Y, por supuesto, puertas adentro. Más chileno, imposible. 

“Yo era productor del programa Plaza Italia y luego Tu Lado C, por lo que me llegaba el merchandising de todos los candidatos, porque los mostrábamos en pantalla. Tenía afiches, chapitas, ¡de todo! Entonces con eso, luego aprovechaba de hacer una fiesta el día de las elecciones en mi departamento. Nos juntábamos como a las tres de la tarde, todos iban llegando después de haber votado y cada uno traía champaña, vino y cosas para picar. Y nos poníamos a ver cómputos toda la tarde” cuenta Brown, agregando que “nos juntábamos unas quince personas, obviamente de todos los candidatos. Al final, algunos celebraban y otros, no. No faltaba el que alguna vez se picaba, pero lo pasábamos muy bien. Hice esas fiestas varios años, si no me equivoco hasta la primera elección que ganó Piñera”. 

Agencia Uno

Cerrando la jornada

Cada vez, se resuelve más temprano el resultado de nuestras elecciones, a lo que se suma que, por lo general, éstas se realizan en meses cálidos, por lo que no son pocos los ciudadanos que, al final de la jornada, salen de sus casas a celebrar el triunfo de sus respectivos candidatos. Así las cosas, en la medida que hay claridad con respecto a los resultados, suelen aparecer caravanas de autos con banderas y tocando bocinas, ciclistas y gente de a pie que termina juntándose en plazas, comandos vencedores u otros puntos escogidos muchas veces de manera algo espontánea. Pero celebrar en seco no es celebrar. Por eso, no es extraño ver a gente con botellas de espumante, la bebida por excelencia para celebrar. Supongo que muchos previsores se hacen de esas botellas días antes. De todas maneras, no faltan las pequeñas botillerías que se avivan y levantan sus cortinas a la hora de las celebraciones. Y obviamente, se llenan. De celebrar en un bar o restaurante prácticamente nada. Como buen domingo por la noche, Santiago –y buena parte de Chile- no ofrece mucho a la hora de comer y beber. Además, este año, tenemos toque de queda a contar de las once de la noche. Por ahí, tal vez, haya alguna excepción, como me sucedió en el restaurante Hao Hwa de calle Monjitas, antes conocido como los chinos gay, un domingo de elecciones, la década pasada. De casualidad, los pillamos funcionando y entramos a comer algo. Tras ordenar la comida y llegar a los líquidos, preguntamos si ya se podía celebrar, a lo que la mesera nos guiñó un ojo. Pedimos una botella de vino blanco, o dos. La verdad ya no recuerdo, pero así da gusto cerrar el día de una elección.

Notas relacionadas

Deja tu comentario