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Actualidad

22 de Octubre de 2020

Los tres desastres en materia de inteligencia que impactaron en el manejo de Piñera del estallido social

Foto: Agencia UNO

Los errores de los departamentos de inteligencia en Chile no son nuevos. Sin ir más lejos, el destape de la Operación Huracán significó un duro golpe a la credibilidad de una institución como Carabineros. Sin embargo, en el último año hubo tres casos que influyeron de sobremanera en las decisiones políticas y en la gestión del gobierno de la crisis. El propio subsecretario Galli salió este jueves a hacer una autocrítica. "Quizás nos quedamos un poco en los ochenta", reflexionó la autoridad.

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Durante esta jornada, una fuerte autocrítica realizó el subsecretario del Interior, Juan Francisco Galli, a propósito del fallido desempeño que han entregado los servicios de inteligencia para el Gobierno.

En diálogo con Radio Pauta, la autoridad sostuvo que “inteligencia no es más que información o conocimiento útil para la toma de decisiones y quizás ahí nos quedamos un poco en los ochenta cuando pensamos en inteligencia (…) claramente las estructuras de inteligencia que tenemos no están preparadas, están pensadas más bien en la lógica de los noventa”.

Sin ir más lejos, al menos tres casos influyeron de sobremanera en la gestión del Gobierno de la crisis social detonada a partir del 18-O. Dos de ellos son informes que sirvieron para respaldar la posición política de que había injerencia extranjera en el estallido social, mientras que el caso del carabinero infiltrado no sólo terminó ridiculizando falencias importantes en esta materia, sino también significó un golpe a la búsqueda por criminalizar ciertos sectores movilizados de la población.

EL INFORME BIG DATA

A fines de diciembre del año pasado, el Gobierno le entregó a Fiscalía un informe de 112 páginas que recibió de manos de la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) sobre la presunta injerencia extranjera en el estallido social.

El documento analizaba cerca de 60 millones de comentarios de fuentes abiertas provenientes de casi 5 millones de cuentas en redes sociales. Sin embargo, a los pocos días sus conclusiones se convirtieron en objeto de burla, principalmente por la supuesta influencia del K-Pop en las manifestaciones.

En su momento, el exministro del Interior, Gonzalo Blumel, calificó el informe como “información extraordinariamente sofisticada”, la que habría sido obtenida a través de “tecnologías de big data”. Sin embargo, la semana pasada el fiscal Manuel Guerra desestimó su aporte, acusó “precariedad” en la información proporcionada por el Gobierno y sentenció que “fue sólo humo”.

Además, día después de presentado el informe, se destapó que no fue realizado por la ANI, sino por una empresa extranjera (Alto Data Analytics), y llegó a manos del Gobierno gracias a la gestión del grupo empresarial Quiñenco, a través de uno de sus ejecutivos: el exministro de Piñera, Rodrigo Hinzpeter.

EL INFILTRADO DE LO HERMIDA

Pocos días antes del primer aniversario del 18-O, el OS-7 de Carabineros y la Fiscalía Oriente lograron detener a 10 personas vinculadas a “Los Antiyuta 21”, un grupo al que se le responsabiliza por ataques incendiarios contra la subcomisaría de Peñalolén.

Sin embargo, pocas horas después, un reportaje de Ciper destapó un hecho insólito que involucraba a uno de los agentes infiltrados en la población Lo Hermida. Los miembros de una organización territorial lograron desenmascararlo debido a su participación en un docurreality de Canal 13.

El reportaje también revelaba que el uniformado instaba a los vecinos a enfrentarse con carabineros y cometer delitos. También se pudo chequear su doble inscripción en el Servel, lo que le permitía votar tanto con su nombre real como con su identidad falsa.

Al día siguiente, apareció un joven llamado Giovanni Arévalo Álvarez (nombre que utilizaba el carabinero infiltrado) quien acusó la suplantación de su identidad.

EL PLAN ZETA DE PIÑERA

El pasado martes, el sitio El Mostrador publicó dos reportajes sobre un informe elaborado por la Dirección Nacional de Inteligencia del Ejército (DINE) durante los primeros días del estallido social y que fueron revisados por el Presidente Piñera justo antes de lanzar su recordada frase: “Estamos en guerra”.

El documento alertaba sobre la infiltración en el país de un batallón de 600 agentes clandestinos, expertos en guerrilla urbana, pertenecientes al Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y al G2 (servicio de inteligencia cubano).

En el informe, la institución castrense identificaba a Pedro Carvajalino como jefe de la organización chavista Zurda Konducta. Sin embargo, en el documento se omitía que Carvajalino es un influencer venezolano pro Maduro y que Zurda Konducta es el nombre de su canal de YouTube.

Además, también se identificó como “incitadora de las manifestaciones” a una ciudadana venezolana, pero que resultó ser una ferviente opositora del gobierno de Nicolás Maduro. Es más, la mujer se encontraba radicada en Chile en calidad de refugiada e incluso había participado -siete meses antes del estallido- en una actividad encabezada por la representante de Juan Guaidó en Chile, Guarequena Gutiérrez.

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