Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Música

18 de Noviembre de 2020

El camino propio de Cancamusa, la compositora y baterista sureña que Mon Laferte convenció de radicarse en México

Cedida

La compositora y baterista proveniente de La Unión (Región de Los Ríos), Natalia Pérez, estrena el primer disco de su proyecto personal bajo el nombre artístico de Cancamusa. Se trata de un disco doble: "Cisne - Lado negro", estrenado en marzo de 2020 y "Cisne - Lado rojo", agendado para 2021. Aunque la artista, en conversación con The Clinic, asegura que el color de esa segunda parte, como sus emociones, podría cambiar de tonalidad. Además, Cancamusa detalla cómo es ser la baterista de Mon Laferte y cómo han influido en ella los consejos de la cantante viñamarina.

Por

Natalia Pérez (30), conocida hoy artísticamente como Cancamusa, saluda y sonríe a través de la pantalla desde su casa en Ciudad de México, donde ha pasado la pandemia y ha grabado toda su música este año.

Ella nació y vivió algunos años en Valdivia, pero se siente más arraigada a La Unión, una pequeña ciudad cercana al Lago Ranco, en la Región de Los Ríos, donde asistió al Colegio de Cultura y Difusión Artística.

Pérez creció rodeada de cultura, no solo en el colegio sino también en casa, pues sus padres son diseñadores y fotógrafos, su abuelo es músico, la tía, poeta y su abuela, bordadora. De esa manera, siente que hacer arte “es lo que me tocaba, no había otro camino”.

Luego de años experimentando con su voz, y especialmente tocando batería, fue invitada a ser parte del equipo de Joe Vasconcellos como baterista. Sería la primera vez que Pérez se subiría a escenarios más masivos y escucharía a grandes masas coreando canciones populares.

Sin embargo, no sería la última vez: en 2012, Mon Laferte, ya radicada en México, viajó a Chile para presentarse en el programa “Factor X”. Allí, le comentó a algunos músicos que buscaba a un baterista. El mensaje llegó al bajista de Vasconcellos, quien le recomendó a Pérez y las presentó.

Las artistas se llevaron bien, conectaron y Natalia tocó la batería en la banda de Laferte entre 2012 y 2014, los años previos a los lanzamientos musicales que llevaron a la artista viñamarina a la fama mundial.

Pérez comenta que su trabajo de baterista con Laferte y Vasconcellos, pero también con Javiera Mena y Mamma Soul, fueron experiencias formativas y enriquecedoras, pues “los bateristas estamos atrás, vemos y sentimos la música desde otra perspectiva”.

En paralelo, Natalia iniciaba un proyecto propio con la banda Amanitas, en la que fue baterista y, para su sorpresa, vocalista: “al principio era solo baterista, pero luego comencé a cantar y fue un reencuentro con mi voz”, dice la artista unionina.

Cancamusa: el comienzo en solitario

Luego de su aventura con Amanitas, Pérez recibió un llamado de Mon Laferte para volver a la batería, en el marco de la gira de “Norma” (2018), su último disco de estudio. Además, la artista viñamarina convence a Pérez de dar el salto y radicarse a México en 2019.

El tour de “Norma” la llevó a tocar en grandes escenarios a nivel mundial, como Coachella en Estados Unidos, varios países de Europa y una extensa gira en bus por los escenarios más célebres de México. Para qué decir, también en la Quinta Vergara, en febrero de este año.

La baterista asegura que cuando Mon la invitó a vivir en México, “también me dijo ‘ya es tiempo que desarrolles tu proyecto solista, y desde acá va a ser una muy buena oportunidad'”.

Así, la joven sureña comenzó a componer en hoteles y aeropuertos, en paralelo a la gira, lo que sería su proyecto solista, bajo el nombre artístico Cancamusa.

El debut de Cancamusa con su proyecto propio consta de un disco doble, cuya primera parte “Cisne – Lado negro” se estrenó en marzo de este año. La artista describe este capítulo inicial como “muy autobiográfico” pues cuenta historias de su infancia, reflexiona sobre Chile y “el caos que hay en el mundo del que hemos sido protagonistas este año”.

Cancamusa asegura que “Cisne – Lado negro” es “de mucha exploración sonora”, que aborda “situaciones difíciles pero con mucha resiliencia, entonces hay muchos timbres que evocan mi niñez o mis fantasmas. Hay un mundo onírico también muy importante”, describe la intérprete.

Como su debut en solitario se juntó con la pandemia, la baterista asegura que sus sentimientos (y en consecuencia, su obra) cambiaron mucho durante el año.

Es por ello, que la artista prepara el estreno de la edición Deluxe de “Cisne – Lado negro” para el 27 de noviembre, que contendrá composiciones de este año y de 2019, y que posterior a eso, vendrá la segunda parte que completa su ópera prima.

La cantante unionina, pensó en el concepto de un disco con colores pues tiene sinestesia: un fenómeno neurológico según el cual, las personas experimentan la activación de una vía sensorial adicional, en respuesta a un estímulo.

Las personas sinestésicas, por ejemplo, pueden percibir tacto en su mejilla cuando saborean un alimento, asignarle formas geométricas al sonido de una letra o, como la artista, ver colores al oír notas musicales.

Por eso, tiene dudas sobre la segunda parte de su álbum, que inicialmente sería “Cisne – Lado rojo”: “puede sonar un poco loco, pero como para mí la música está tan unida al color, que en mi etapa más dramática de la pandemia, para mí era todo rojo y muy intenso”, comenta.

“Y ahora estoy entrando en una etapa de mayor tranquilidad, de querer estar bien y de buscar todas las formas de estar bien. Entonces ese color se está transformando un poquito”, asegura.

Por ahora, Natalia adelanta que la segunda parte de su álbum seguirá en una tonalidad parecida, entre rojo y blanco, y desliza que la entrega tendrá colaboraciones con los artistas que trabaja frecuentemente. “¡Me pasaría si no hago algo con ellos! Tiene que ser así”, puntualiza.

Notas relacionadas

Deja tu comentario