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Entrevistas

19 de Noviembre de 2020

Carlos Montes, senador socialista: “Hay que remecer a la izquierda”

Créditos: Agencia Uno

Es uno de los más experimentados dirigentes políticos del Congreso y está preocupado. Dice que hay un vacío de poder desde el gobierno, que la izquierda no ha logrado entender al nuevo Chile y que se vienen tiempos difíciles. Insiste en que no será candidato, pero advierte que hay espacio para que surjan figuras como Pamela Jiles. “Chile no tendría por qué escapar a alternativas anti-sistema, anti-todo”, afirma.

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No quiere. Lo ha dicho y lo reitera. No quiere ser candidato presidencial aunque en el Partido Socialista todavía guardan esperanzas de convencerlo. El senador Carlos Montes considera que se requieren liderazgos jóvenes, con otro estilo de hacer política y de relacionarse con la sociedad. 

Su constatación es que el país está cruzando un umbral complejo y que el próximo gobierno la tendrá muy difícil: alto desempleo, un Estado con menos recursos y llevar adelante la instalación de una nueva Constitución.

De ahí que Montes –quien se acerca a su último período como senador- ponga los ojos en su mundo político y diga: “Hay que sacudir a la izquierda. Alterar las cosas”.

Consciente de que hay que aprender a leer lo que quiere la gente, Montes sostiene aquí que en Chile se está abriendo un espacio para que surja una opción tipo Bolsonaro en Brasil o Trump en Estados Unidos. Y respecto de quién lo sugiere: de la diputada Pamela Jiles que ha empezado a coquetear en las encuestas de popularidad. Acaso por lo mismo, el llamado de un socialista histórico como Carlos Montes es a la unidad y a tomar el momento del país con máxima seriedad. 

¿Cómo está viendo la política desde el Parlamento? 

Se lo ha visto enojado, especialmente con el ministro de Hacienda, con el director de Presupuesto…

-La política está en un momento muy complejo. Son tiempos revueltos en el mundo. Hace un año la ciudadanía nos dijo: “No nos gusta el tipo de sociedad en que vivimos”. Lo hizo de una manera tal, que la política tuvo que construir una salida. Fuimos capaces de ponernos de acuerdo en un proceso constitucional. Esta etapa también requiere de entendimientos. 

-¿De qué manera? Los independientes reclaman que los partidos se están apropiando del proceso…

-No se trata de establecer una Constitución a mi pinta. El entendimiento debe ser de todos para superar un modelo de sociedad marcado por el neoliberalismo. En ese contexto, el tema es cómo los partidos se vinculan con la ciudadanía para construir una propuesta que dé cuenta del nuevo momento de Chile. 

-¿Diría que el mundo parlamentario ha estado a la altura de las circunstancias?

-Creo que el Parlamento requiere una reforma que permita discutir los temas del corto y del largo plazo. Hay una ausencia de mirada más de futuro, que estuvo dada por mucho tiempo. Eso hay que reconstruirlo. A esto se agrega la confusión, el enredo, de un gobierno que quedó hace rato sin proyecto y anda buscando cómo sobrevivir, cómo sortear las tormentas, pero sin tener horizonte.

“Lo que más pudo hacer Piñera fue aceptar el proceso constituyente. Ése fue su límite.  Hoy veo un gobierno sin conducta consistente y que va para allá y para acá”.

El gobierno se enfrenta también con una oposición bastante dura…

-Mire. Hemos aprobado todos los proyectos de ley presentados por el gobierno desde marzo hasta ahora.

Les hemos hecho ver varios errores significativos, pero el gobierno se ha cerrado a oírnos. Y aún así aprobamos un plan de emergencia con recursos adicionales por 12 mil millones de dólares. No somos una oposición mezquina. Hemos puesto las necesidades del país por delante. 

Usted se ha enfrentado con el ministro de Hacienda Ignacio Briones. ¿Por qué? 

-No ha sido fácil conversar con el ministro Briones. Uno entiende que al comienzo nadie tenía una respuesta de qué hacer, pero van pasando los meses y todavía no sabemos a qué sectores ha logrado llegar la política de apoyo del gobierno. Debiéramos tener una evaluación del Ingreso Familiar de Emergencia, saber qué sectores quedaron fuera, pero no lo tenemos. Además, sabiendo que noviembre y diciembre serán meses de alto desempleo y que probablemente vamos a tener rebrote el próximo año. Entonces, necesitamos construir instrumentos para enfrentar esa realidad. 

Algunos dicen que el gobierno está débil y que eso es parte del problema. ¿Le preocupa? 

-Al comienzo de la crisis me preocupaba, pero a medida que pasa el tiempo, considero que ya es un dato de la realidad. Desde el estallido social, nosotros en el PS siempre hemos dicho que Piñera tiene que completar el ciclo democrático. Nunca hemos planteado que se tiene que ir. 

-¿La centro izquierda debería ayudarlo a cruzar el río?

-Piñera no se deja ayudar para cruzar el río. Nosotros tenemos capacidades limitadas de incidir. El Presidente tiene que tomar opciones. Por ejemplo, va a hacer reforma a Carabineros o no. Eso requiere cambios doctrinarios, de enfoque. En lo previsional, ¿Piñera quiere un cambio hacia la seguridad social? ¿Qué quiere? ¿Qué se derrumbe lo que hay sin abrir otro camino  hacia delante? Bueno, él tiene que asumir que en Chile se van a hacer cambios. Es un dato. Pero uno ve que el gobierno se separa muchísimo de la realidad. 

Agencia Uno

Poniéndose en los zapatos del Presidente, debe ser duro renunciar a un programa de gobierno y cambiarlo todo.

-Bueno, es lo que le tocó. Cualquier político debería haber asumido que venía un cambio de escenario a partir de octubre del 2019. Pero yo noto hace rato que estamos en un vacío político. Ahora se lo he empezado a escuchar a la propia derecha…

-¿Qué cosa?

-Que el gobierno debe llenar ese vacío y ver cómo termina de gobernar consistentemente y respetando lo que el país quiere. El problema es que la ausencia de línea también afecta a la oposición. 

“No ha sido fácil conversar con el ministro Briones. Uno entiende que al comienzo nadie tenía una respuesta de qué hacer, pero van pasando los meses y todavía no sabemos a qué sectores ha logrado llegar la política de apoyo del gobierno”.

Pero la fragmentación de la izquierda, ¿también complica los acuerdos?

-Nosotros le hemos dicho al gobierno que desarrollemos una estrategia de renta básica universal, que asegure un piso de protección como ya tienen los países europeos. El gobierno no quiere. Entonces, ¿qué hacemos ante este efecto vacío de dirección que tenemos? Quizá Piñera se abra a un diálogo con cierta humildad, con respeto, para buscar una alternativa. Pero lo veo muy difícil. 

-¿Por qué?

-Porque lo que más pudo hacer Piñera fue aceptar el proceso constituyente. Ése fue su límite.  Hoy veo un gobierno sin conducta consistente y que va para allá y para acá.

-¿Quizá se confundió el Presidente?

-Creyó que iba a gobernar en un marco de un gran crecimiento económico, con un mundo que iba para arriba. La realidad le ha dicho lo contrario. El supuesto de su proyecto no se dio en la realidad y ha quedado sin conducta desde hace rato. Hay sectores dentro de la derecha que se dan cuenta y andan tratando de construir un marco de proyectos más ideológicos. Porque Piñera, con la perspectiva económica que tenía, chocó contra la realidad. 

REMECER A LA IZQUIERDA

-Da la sensación de que es toda la clase política la que no está leyendo la realidad. No es sólo el gobierno… 

-Estoy de acuerdo. Nos falta lograr mayor comprensión de la realidad, entender más. Y ahí es clave recoger la subjetividad: qué siente la gente, cómo vive su día a día, que los mueve. Hay estudios como los de Kathya Araujo y Manuel Canales que nos dan pistas. Porque sin duda, hoy no se pueden tener tesis definitivas. Más bien hay que tener la humildad para tratar de comprender y desde allí establecer un nuevo diálogo.

El PS tenía el pulso de la gente. Históricamente, tuvo pie en la calle. ¿Perdieron esa raíz?

-Comparto lo que usted dice. El PS debiera tener mayor sensibilidad respecto a lo que está ocurriendo en la sociedad. Hoy no la tiene. A veces no sabe interpretar al ciudadano. O sea, cuando un señor habla de los fachos pobres, es no entender nada lo que está ocurriendo. Es realmente un desprecio. Entonces, no es sólo el vínculo, es también capacidad de entender lo que va surgiendo. Este malestar lo detectó Norberth Lechner a fines de los 90. O sea, hace un rato que veníamos sabiendo que algo no encajaba en el sentir ciudadano.

-¿Y cómo se hizo cargo  de ese malestar la centro izquierda? Mal que mal tuvieron varios gobiernos…

Me lo pregunto permanentemente. Es cierto que hay cosas que se hicieron de determinadas maneras, porque había un contexto, pero también hay que tomar los problemas objetivos que están detrás de todo esto. ¿Sabes cuál es el problema objetivo más fuerte? 

-¿Cuál…?

-Que la política perdió poder. No es que no se haya hecho cargo. En el tema previsional, por ejemplo, el margen de maniobra que había desde la política para influir era muy bajo. En educación, ¿cuánto tiempo nos demoramos en preocuparnos de la educación pública? Estuvimos 10 años intentando hacerlo y no pudimos ni siquiera cambiar los directores. Entonces, no es sólo la mala calidad o la desubicación de la clase dirigente, han habido barreras objetivas.

¿Por qué finalmente ha sido la ciudadanía la que sí logró correr esas barreras?

-Yo creo que la izquierda no comprendió bien lo que estaba ocurriendo y no logró sostener una política de vinculación con la ciudadanía. Si usted me pregunta a mí, yo creo que hay que sacudir a la izquierda. Hay que remecerla y alterar el ritmo de las cosas. 

-¿De qué cosas?

-Cambiar las lógicas actuales, aunque eso supone más trabajo. O sea, el PS tiene que trabajar mucho más para reparar la confianza que se ha perdido entre la política y lo social. 

¿Pero qué los puede remecer? 

-La responsabilidad que tenemos con el país en uno de sus momentos más cruciales. Hay demasiada gente mirando desde la galería, criticando y no asumiendo su rol. Esto requiere seriedad, humildad.

¿Se siente un poco defraudado de la política?

-Yo soy de una generación que creyó que estaba a punto de construir el nuevo mundo y estábamos en la orilla del precipicio. Uno aprende que las cosas se van construyendo a pasos. Es necesario modificar la manera de hacer política, adecuarla. Nuestro desafío es construir una alternativa para la sociedad.

-La opción presidencial es clave para levantar una alternativa, pero su sector se ve disgregado, sin unidad.

-No nos perdamos. Lo primero es tener una buena cantidad de constituyentes. Para eso necesitamos unidad y lista única. Quiero advertirle que ya está surgiendo gente  que anda diciendo que la constituyente no tiene vuelta porque, con un tercio, la derecha va a impedir los cambios. Y que, por tanto, va a ser una Constitución floppy, muy débil. 

Dice que tienen que construir la unidad, pero no llegaron unidos ni al plebiscito. ¿Cómo lo hacen?

-Por lo pronto, precisar qué es lo que está en juego, qué queremos lograr y qué es posible de lograr. Segundo, vincularnos con la gente, recoger sus sentires y decirles la verdad. No todos los problemas estarán resueltos después de la constituyente. Vienen momentos muy difíciles. Mucho desempleo, un Estado con menos plata. El desafío de la izquierda es enorme.

Agencia Uno

Sé que el tema lo enoja, ¿pero por qué usted se niega a ser candidato? 

-Primero, porque no quiero. Segundo, porque aquí se requiere un cierto cambio generacional. Y no sólo en edad, sino que en experiencia, en asumir la política de una manera distinta, con otro estilo, más directo y vinculante.

-¿Y usted no se encuentra representativo del momento político actual?

-No se trata de eso. El mayor problema que tiene hoy la política es no entender la realidad. Y no porque seamos penca, sino porque la realidad tiene una complejidad mayor. Entonces, hay que saber leer. ¿Se entiende?

Si lo que su mundo requiere es un candidato de una nueva generación, ¿cómo se entiende que las opciones que baraja el PS sean José Miguel Insulza, Isabel Allende…?

-Esto está recién empezando. Ningún candidato marca mucho todavía. Yo abogo por un liderazgo colectivo que interactúe con diversos sectores de la sociedad. La historia se está recién escribiendo.

-Daniel Jadue es nueva generación. ¿Le resulta atractivo como un liderazgo que pueda convocar?

-Creo que él representa una manera de hacer política y una historia de un país que ya vivimos. Sin embargo, reconozco que ha tenido algunos aciertos en su gestión y en producir cambios, pero…

“El PS debiera tener mayor sensibilidad respecto a lo que está ocurriendo en la sociedad. Hoy no la tiene. A veces no sabe interpretar al ciudadano”.

-¿No es representativo?

-Él representa ciertas sensibilidades, pero el país enfrenta un nivel de dificultad mayor. No se trata sólo de ganar una elección. Hay que gobernar en un escenario sumamente difícil. La gente va a tener expectativas, va a querer soluciones, no va a tener trabajo, habrá que implementar la nueva Constitución. O sea, se requiere de un bloque político consistente para enfrentar una nueva realidad y fortalecer la democracia. 

-¿Y qué le parece Pamela Jiles marcando en las encuestas y levantándose como una opción?

-Yo he optado por no hablar de personas en singular, pero efectivamente hay espacio para una opción así. La ausencia, el vacío político, generan la posibilidad para que pueden surgir alternativas de ese tipo. En Brasil surgió Bolsonaro producto de un vacío, pero en Estados Unidos surgió Trump producto de la bronca de mucha gente. 

– ¿Y la diputada Jiles podría representar la bronca de alguna gente?

-No, no quise decir eso. Me refiero a que hay un espacio para que se pueda dar una alternativa así. Chile no tendría por qué escapar a eso. Pueden surgir alternativas anti-sistema, anti-sociedad, anti-todo. Su valor no está en ser una alternativa, sino que en representar una bronca de sectores de la sociedad. Por eso, insisto, todos debemos ser muy responsables, entender lo que estamos viviendo.

-Y con esa claridad, ¿por qué se resiste a ser candidato?  

-Porque no quiero. No está dentro de mi horizonte personal ni político. Hace mucho rato que se lo dije a los dirigentes del partido. Es un honor, pero no me parece que sea ni lo correcto ni lo más adecuado. 

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