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Entrevistas

2 de Diciembre de 2020

Directores del documental que retrata a actuales residentes de Villa Baviera: “La gran mayoría no son víctimas ni victimarios, sino ambas cosas a la vez”

Un guía turístico, una pareja de apicultores, una mujer que se dedica a la jardinería, un grupo de ancianas internadas en un asilo y uno de los descendientes de los antiguos jerarcas de Colonia Dignidad. Estos son algunos de los personajes de "Cantos de Represión", documental que retrata la vida que llevan los actuales colonos de Villa Baviera y que acaba de ganar la Competencia Nacional en Fidocs. The Clinic conversó con sus realizadores para profundizar en las deudas pendientes que hay sobre un lugar que hoy está siendo explotado turísticamente, al mismo tiempo que sus habitantes mantienen escondidos sus traumas y se siguen realizando excavaciones para encontrar vestigios de detenidos desaparecidos durante la Dictadura.

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Estephan Wagner y Marianne Hougen-Moraga son pareja. Llevan 12 años juntos. El primero nació en Chile, en el seno de una familia de ascendencia alemana. A los 22 años se fue a Europa, donde conoció a Marianne, hija de una exiliada chilena que, durante la Dictadura, vivió en varios países hasta que se radicó en Dinamarca. “Somos bien patiperros, los hueones”, dice él, en perfecto chileno.

Ambos son los realizadores de “Cantos de represión”, documental que relata la historia de los actuales residentes de Villa Baviera, aquellos colonos que se quedaron tras el derrumbe de Colonia Dignidad y la muerte de su principal jerarca: Paul Schäfer, declarado culpable por 25 abusos sexuales a menores de edad en ese lugar.

La pareja registró durante más de tres años la vida de los actuales residentes y explora sus traumas, en un lugar que se ha convertido en un enclave turístico para la zona, pero que convive con excavaciones que se siguen haciendo para encontrar restos de detenidos desaparecidos.

El filme viene de ganar la Competencia Nacional de Fidocs 2020 y el premio a Mejor Película en FICValdivia. También ha triunfado en Festivales de Cine de ciudades tan ajenas a la realidad nacional, como Cork, Reikiavik y Copenhague.

Desde Dinamarca -donde actualmente residen- Estephan y Marianne conversaron con The Clinic sobre las inquietudes que desempolva su obra en uno de los lugares clave para entender la historia del país en los últimos 60 años.

Estephan Wagner & Marianne Hougen-Moraga

-¿Cómo surge la idea de hacer un documental sobre Colonia Dignidad?

Estephan: Podemos partir con nuestro pasado. Yo crecí en Santiago, pero parte de mi familia más lejana tenía un fundo en el sur. Cada vez que íbamos de vacaciones de verano, mi papá hacía el viaje de tal manera que podíamos llegar a almorzar al casino familiar de Bulnes, que es el restaurant que sigue teniendo la Colonia. De niño, siempre crecí con esta imagen de las tradiciones alemanas, de la comida rica, de un lugar seguro. Todo súper naif, ¿no? súper burbuja.

Marianne: Y yo crecí con mi madre exiliada y tuve una relación bastante cercana con todos mis tíos en Chile. Varios de ellos vinieron a Europa, también exiliados. Mi familia viene de la séptima región, viven en Curicó y Talca. Yo fui tres veces a Chile de niña, cuando tenía 9, 11 y 16 años, y escuchaba hablar que de Parral para adentro estaba la Colonia Dignidad, y me decían que no había que acercarse, porque ahí desaparecían presos políticos.

Estephan: Cuando ya éramos más grandes, obviamente entendimos que el mundo es más complejo que lo que nos habían contado cuando chicos. Pero lo que nos interesó es explorar lo que se encuentra entre estos dos polos, porque estábamos viviendo en mundos súper fragmentados, donde cada uno estaba en su trinchera y casi que se quiere desentender del otro lado. A nosotros nos interesaba el entre medio, todos los matices, todos los grises. Y nos pareció que, lo que antiguamente fue Colonia Dignidad y ahora es Villa Baviera, era como un microcosmos donde se podía explorar eso.

Foto: Cantos de Represión

-¿Qué esperaban encontrarse y qué encontraron al final?

Estephan: Hicimos nuestras tareas. Investigamos todo lo que se podía investigar, leímos todo lo que se podía leer y vimos todas las películas que se podían ver. Pero cuando llegamos nos encontramos con una realidad bien interesante. Desde siempre Colonia Dignidad fue y sigue siendo muy buena en armar bambalinas. Antiguamente tenían el hospital, el coro y la orquesta, y trataban de armar esta imagen benevolente y cristiana. Hoy día tienen armado el cuento del turismo, y sigue habiendo una posición donde todos son víctimas. Han logrado que Paul Schäfer se convierta en la figura del demonio. Pero la realidad es mucho más compleja que esa. La realidad es que la gran mayoría no son víctimas ni victimarios, sino ambas cosas a la vez. Cuando te encuentras con eso, te deja la cagá en la cabeza. Hasta que empiezas a relacionarte con esa realidad.

Marianne: De alguna forma, cuando uno ve películas de Hollywood, todo es blanco y negro. Tienes un héroe y alguien que está en contra del héroe. Tú deseas que el héroe gane, al final gana y quedas aliviado. Me salgo del cine y todo bien. Pero nosotros teníamos un deseo de retratar lo complejo que somos como seres humanos. En Colonia Dignidad nada es blanco y negro, hay unos matices tremendos que hacen que el espectador no sepa con quien simpatizar. Los que uno más ve como víctimas son Horst y Helga.

Estephan: El apicultor y su señora.

Marianne: Son los únicos que viven dentro de la Colonia y siguen estando en contra del sistema que hay hoy en día. Pero incluso el Horst admite en un momento de la película que no sólo fue víctima, que también golpeaba a otros, y lleva un dolor tremendo adentro suyo por eso. No queríamos pintar una imagen en blanco y negro, donde todos son víctimas de Schäfer, sino abrir un abanico de distintas formas de crear sentido al pasado en el que han vivido.

“Colonia Dignidad fue y sigue siendo muy buena en armar bambalinas. Antiguamente tenían el hospital, el coro y la orquesta, y trataban de armar esta imagen benevolente y cristiana. Hoy día tienen armado el cuento del turismo, y han logrado que Paul Schäfer se convierta en la figura del demonio. Pero la realidad es mucho más compleja que esa. La realidad es que la gran mayoría no son víctimas ni victimarios, sino ambas cosas a la vez”, Estephan Wagner.

– El documental muestra paisajes preciosos, la naturaleza, los colores intensos. Da la sensación de que todas esas personas viven en paz en una especie de paraíso. Pero en la medida que transcurre el filme, va emergiendo lo que está debajo, lo que no se ve, esos recuerdos y traumas. ¿Esa estética estuvo planificada o fue pura intuición?

Estephan: Ambas cosas. A nivel artístico tomamos como referencia la estética de las postales que existen en el planeta entero, donde se romantiza un paisaje, se exacerban los colores y se enfoca en lo bello. Pero es también una fachada. Cuando vemos una postal, como la de Santiago, la clásica con la cordillera blanca y sin smog, todos sabemos que no es la verdad, pero nos encanta.

También hay otro referente, que es un tipo de cine de la primera mitad del siglo XX en Alemania y Austria, que se llama Heimatfilm, el cine de la patria. Si te imaginas los dibujos animados de Heidi, es un poco eso, Los Alpes, todo romántico, hermoso y verde. La naturaleza se utiliza mucho para armar bambalinas, pero al mismo tiempo, ha sido lo que siempre ha estado allí. Nosotros nos dimos cuenta, estando allí, que la naturaleza ha sido un testigo mudo de lo que ocurrió. Entonces, cuando uno se interna en la selva, que es un lugar menos controlado por el ser humano, te encuentras con las fosas comunes. La tierra supo, pero no dice. Pero ahí están los vestigios.

Marianne: Justamente porque la naturaleza es testigo, también hay un contraste entre la belleza tremenda y una historia horrible que no la puedes ocultar. En ese contraste, se crean unos procesos de restricción súper fuertes dentro del espectador.

Estephan: A grandes rasgos, todo el mundo cacha la historia de Colonia Dignidad. Pero cuando te encuentras con esas bellezas o le incluyes un elemento como la música, que es algo que nos produce alegría, nos relaja o nos une, algo bello, pero ahí fue usada como un mecanismo de represión brutal. Y hoy día, sigue siendo así. Es un tema súper delicado. Horst, el apicultor, ya no puede cantar más. Aunque quisiera, ya no puede, porque sería de nuevo tratar de tapar el horror que han pasado y que siguen viviendo. Los traumas que están ahí, taparlos de nuevo con unos cantos bonitos.

Foto: Cantos de Represión

– Hay una vuelta de tuerca importante que le dieron a Colonia Dignidad con el turismo ¿Cómo enfrentaron ese escenario?

Marianne: Nosotros hicimos todo nuestro trabajo de investigación antes de empezar a rodar. Cuando decidimos que vamos a hacer una película ahí, fue en parte porque leímos que se había convertido en un lugar turístico, donde uno podía ir a comer comida alemana, bañarse en la piscina, caminar en la naturaleza, y también te daban un tour con un guía local que te cuenta la historia de la Colonia.

Estephan: Pero ojo, la historia que ellos te quieren contar…

Marianne: Eso de alguna forma era lo que nos atrajo a hacer esta película. Que no ha habido un proceso de reconciliación donde se haya levantado un memorial para los familiares de los detenidos desaparecidos, donde se puedan recordar a todas las víctimas de la Dictadura. No se ha hecho un proceso de reconciliación para todos los que están involucrados, para las víctimas de dentro y fuera de la Colonia.

Estephan: Hay otro tema también, que se refiere a la memoria histórica y tiene que ver con el país entero. Colonia Dignidad es un lugar históricamente súper importante, pero Chile se desentiende completamente, tal como se desentendieron en el pasado.

Se puso en marcha una comisión binacional entre Chile y Alemania, donde hay expertos de los dos lados, que tienen como misión hacer sugerencias a nivel de indemnización de víctimas y memorial. Y por el lado chileno, la comisión la frenan por donde pueden. El avance ha sido cercano a cero.

Marianne: Eso incluso se refleja en algo tan simple como los turistas que van a la Colonia. Van un montón de turistas a tomar chela, a tomar cerveza alemana y comer comida alemana, toman un tour para comprar huevos y kuchenes. Escuchan la historia, les da pena, pero la verdad es que no escuchan lo que se ha escrito en conexión a un proceso de reconciliación, sino la historia que han escrito los que viven dentro de la Colonia. Y eso de alguna forma refleja la sociedad en Chile.

“Van un montón de turistas a tomar chela, a tomar cerveza alemana y comer comida alemana, toman un tour para comprar huevos y kuchenes. Escuchan la historia, les da pena, pero la verdad es que no escuchan lo que se ha escrito en conexión a un proceso de reconciliación, sino la historia que han escrito los que viven dentro de la Colonia”, Marianne Hougen-Moraga.

– Pareciera que esos vientos de cambios que se están dando en Chile, y también en otros países, no pasan tanto por Villa Baviera. ¿De qué nos habla este documental, si lo situamos en un contexto tan vertiginoso como el actual?

Estephan: El documental habla claramente de sistemas totalitarios y post totalitarios. Obviamente, en Chile tenemos un referente tan directo que cuesta ver más allá. Uno ve la historia muy literal, pero justo antes de hablar contigo estábamos en una entrevista con un tipo de Los Angeles, California, quien veía cómo Trump ha estado llevando el país a un sistema con cierto rasgos totalitarios y logra ver esos paralelos con la película.

Ahora, por qué estos vientos de cambios no pasan por acá, hay entender que Schäfer con su congregación llegó en el ’61, duró 45 años como Colonia Dignidad, pasó por Frei Montalva, por Allende, por Pinochet, por Aylwin, por Frei hijo, ¡y nadie los tocó! Es un absurdo.

Además, ellos han sido muy buenos en construir lazos de amistad y protección. Gente que antiguamente fueron abogados para ellos, luego llegaron a ser jueces. Gente que era de su círculo de amigos, ahora son ministros de Justicia y Derechos Humanos.

Marianne: Además, yo me pregunto ¿Cuánto entra Colonia Dignidad en los libros de historia de los niños en los colegios? No lo sé, no lo he averiguado, pero creo que debe ser cero. Mientras eso no pase, costará mucho tener una reflexión más allá de “¡qué rica la comida!” o “tal vez hicieron algo, pero yo igual voy a ir a disfrutar el Oktoberfest ahí”.

Foto: Cantos de Represión

– Tras la muerte de Schäfer han pasado 10 años donde nadie habló mucho de Colonia Dignidad. Sin embargo, recientemente ha habido una especie de “boom”. Por ejemplo, está la película y la serie de Amazon. ¿Por qué los narradores de distintas plataformas y formatos quieren poner la lupa en Colonia Dignidad justamente ahora?

Marianne: De alguna forma, el lugar contiene la posibilidad de contar todo tipo de historias. Desde Hollywood, donde sólo hay un malo que es Paul Schäfer y todos los demás son víctimas, hasta el otro extremo, que yo diría que es nuestra película, donde se muestran todos los matices que hay ahí dentro.

Estephan: Hay una diferencia tremenda. Lo que hemos visto hasta ahora, incluyendo la serie de Amazon y la película de Emma Watson, son todas historias que tienen que ver con el pasado.

Marianne: Y nadie está en desacuerdo a que el pasado ha sido terrible.

Estephan: Claro, y en ese sentido, es re fácil en realidad. Al contrario de tu pregunta, nosotros nos preguntamos cómo nos demoramos hasta el 2020 para tener una película sobre el ahora.

Todo bien con esas películas, pero no van a cambiar nada. Tampoco somos tan ingenuos que, por hacer un documental, aunque le vaya muy bien, vayamos a cambiar la historia del país ni mucho menos, pero hacemos un aporte con una reflexión.

Marianne: Y de alguna forma, también el hecho de que se esté haciendo tanto, es un llamado a que es increíble que no haya pasado más con respecto a todo el proceso de reconciliación que debería haber habido ahí. Todo lo que se ha estado haciendo últimamente sobre el lugar reflexiona lo absurdo que es.

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