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Actualidad

15 de Diciembre de 2020

La historia de la madre que se disfrazó, fingió y descubrió por su cuenta a los asesinos de su hija

Imagen referencial (Agencia Uno)

En 2014, una joven de 20 años fue secuestrada en la localidad de San Fernando, uno de los sectores más peligrosos de México. Su madre, Miriam Rodríguez, pagó tres rescates, incluso accediendo a préstamos, pero nada pasaba. Con el tiempo, se fue disipando la esperanza y la policía, como en muchos otros casos similares, no iba a ahondar en el tema. Así, Rodríguez comenzó su propia investigación, para la cual fingió ser encuestadora y personal de salud, cambió su apariencia en numerosas ocasiones y se acercó a familiares de los sospechosos, para conseguir información sin ser descubierta.

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En 2014, la hija de Miriam Rodríguez, una joven de 20 años llamada Karen, fue raptada y asesinada en la peligrosa zona de San Fernando, en México. Desde ese momento ella lideró, por su cuenta, una búsqueda para hacer justicia. Esta es su historia, recogida por el New York Times.

Karen fue abducida con un modus operandi conocido según el cual, los secuestradores le piden dinero a la familia de la víctima a cambio de devolverla con vida. Las semanas posteriores al rapto, Rodríguez vivió entre angustia, llamadas telefónicas, amenazas y promesas.

Para pagar el primer rescate, la familia obtuvo un préstamo de un banco que ofrecía líneas de crédito para ese tipo de pagos. La familia siguió al pie de la letra todas las instrucciones de esa primera petición. El padre de la chica dejó una bolsa con efectivo cerca de un centro de salud y luego esperó, en vano, a que Karen fuera liberada en un panteón local.

Con poco que perder, Rodríguez incluso se reunió con integrantes cártel local de los Zetas, los responsables de secuestrar a su hija, para rogarles que la liberaran, pero nada sirvió.

A ese cuantioso pago le siguieron otros dos y nada cambiaba. Desde entonces, con la esperanza más disipada, Miriam puso su energía en hacer justicia por su hija.

Para pasar desapercibida, Miriam Rodríguez se cortó el pelo, se lo tiñó, se hizo pasar por encuestadora, trabajadora de salud y funcionaria electoral. Inventó diversas excusas para conocer a sus familias. Así, fue reuniendo nombres y direcciones.

Registraba todos los datos que reunía en un cuaderno. Con esa libreta y un computador, desarrolló una detallada investigación con la que fue encontrando a cada involucrado, uno por uno. En total, Miriam atrapó a diez personas relacionadas al caso, con contundentes pruebas que los dejaron en la cárcel.

Sin embargo, en su tercer año de búsqueda, semanas después de haber perseguido a uno de sus últimos objetivos, ella fue acribillada frente a su casa, el diez de mayo de 2017, fecha en la que se conmemora el Día de las Madres. Su esposo la encontró boca abajo en la calle, con la mano en su bolsa junto a la pistola.

El caso de Miriam Rodríguez remeció a una comunidad acostumbrada a la violencia y a estas desapariciones. Sin embargo, por más que los familiares de otras personas desaparecidas quisieran, no eran capaces de tomar el mismo rumbo que la madre de Karen.

“Mire, ella hizo lo que nosotros queremos hacer”, dijo el padre de Luciano, muchacho desaparecido posterior al caso de Karen. “¿Pero cómo terminó Miriam? Muerta”, dijo el afectado al citado medio.

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