Estilo libre, porros y desorganización: Los singles de Navidad que The Beatles le regalaba a sus fans todos los años

Como modo de agradecimiento a su club de fans, la banda inglesa The Beatles, decidió hacerse un tiempo para grabar una canción de Navidad. Corría el año 63’ y sus agendas estaban repletísimas. Aún así, se juntaban una tarde cualquiera, unos días antes de Navidad, en el estudio de siempre, a registrar locuciones que improvisaban en el lugar. 

El material en cuestión fue grabado por primera vez en 1963, en donde se registran bromas, imitaciones y chistes alusivos a la Navidad, en un tono que pareciera ser como escuchar a cuatro jóvenes pasándola bien, en un tono que te hace olvidar que los que cantan son, en realidad, la banda más famosa del mundo. 

Ninguno de los cuatro se lo tomaba muy  en serio porque la instancia significaba para ellos un tiempo de relajo, como humorada donde podían jugar con sus amigos. No se preocupaban de preparar material, distinto a cómo lo se esmeraban cuando tocaba grabar sus discos de factura mundial.

La dinámica era que cada integrante llegaba, tomaba un instrumento y grababa: Paul McCartney en el piano, George Harrison en la guitarra acústica, Ringo Starr en la batería y John Lennon con bombo. En un solo intento grabaron la pista base, en el otro, las voces cantando el tema y así sucesivamente.  

El ingeniero de grabación Geoff Emerick, según consigna La Tercera, menciona en su libro El sonido de los Beatles (2011, Indicios) que “todo el mundo adoptó el espíritu de las fiestas y Lennon utilizó su mejor acento escocés en un largo monólogo de frases absurdas. El actor Victor Spinetti, que había actuado con los Beatles en sus dos películas anteriores estuvo asimismo presente en la sesión, y le pidieron que cantara un poco”. 

Esta tradicional cercanía con la fanaticada duró sólo hasta el año 1969, año en que los de Liverpool entraron en una época de desconcierto. Luego de la muerte del manager Brian Epstein en agosto de 1967, las drogas, la confusión y las pocas ganas de grabar se hicieron parte del día a día.

“Comenzaron a llegar muy tarde al estudio para hacer sesiones nocturnas, con la luz baja, en las que se largaban a tocar por horas, sin dirección alguna. Como buscando en cada cambio de acorde tanteado al azar una respuesta a los problemas”, rememora Ian McDonald en su libro Revolución en la mente.

Sin embargo, los discos dedicados a la fanaticada siguen y seguirán en la memoria de quienes tanto lo quisieron. Acá, un compilado de sus discos navideños: