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Selección Nacional

25 de Diciembre de 2020

Gonzalo Pérez, el señor de las rosas

Crédito: Alejandro Galvez Ponce @alejandrogalvezfotografia

Hace 16 años, experimentó en carne propia las propiedades de la rosa damascena y desde entonces no ha parado de estudiarla. Luego de haber recorrido distintos países donde se da la flor como Pakistán, Bulgaria y Marruecos y tras mucha investigación, logró obtener su propia plantación de esta especie, que es la única que existe en Latinoamérica hasta el momento.

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Gonzalo es biólogo marino de profesión y, antes de dedicarse por completo a cultivar rosas, se dedicó durante años a estudiar a las ballenas e investigar especies en distintos lugares del mundo. Por su trabajo, tenía la posibilidad de viajar frecuentemente. Participó en expediciones en la Antártica, el Ártico y en algunos países donde, en ocasiones, realizaba pasantías y estudios. Fue durante uno de esos viajes que le ocurrió algo que cambiaría el rumbo de su vida.

Era 2004 y tenía 36 años. Estaba preparando un examen y en medio del estrés que sentía, llegó a sus manos un roll on de aceite de rosa damascena. “Esto te hará sentir mejor”, le dijo en esa ocasión la compañera que se lo proporcionó. Una vez que lo olió, recuerda que el alivio fue casi inmediato y de paso, se le abrió una puerta a la curiosidad. Muchas preguntas se le vinieron a la cabeza: ¿dónde se cultiva esta rosa? ¿en qué condiciones? ¿estará en Chile? ¿qué otros usos se le podría dar? Quiso saberlo todo.

“Esta rosa es bien terapéutica, por eso me interesé en ella. En el mundo musulmán, que tiene miles de años de historia, esta planta es muy venerada, pero en Chile no se conoce mucho”, cuenta. Ese interés fue el que lo movió a tomar su mochila y recorrer países que se caracterizan por ser bélicos buscando algo inesperado: una flor. Viajó por Turquía, Irán, Pakistán y Marruecos para conocer más sobre su cultivo y ese fue sólo el comienzo de este largo romance.

Crédito: Alejandro Galvez Ponce @alejandrogalvezfotografia

¿Qué pensó cuando supo de la existencia de esta rosa?

-Cuando llegó a mis manos el producto, lo encontré fabuloso. En mi juventud como estudiante era muy nervioso y muchas veces yo sabía, sólo que los nervios me traicionaban. El efecto de la rosa damascena fue inmediato, me sentí mucho más tranquilo. Quise ver de qué se trataba y resultó ser de una rosa que estaba en Bulgaria y ahí pensé al tiro que eso tenía que estar en Chile.

¿Y cómo comenzó esa travesía de traer esa rosa al país?

-Era un problema traer un producto de Alemania a Chile, porque allá era muy cara. Ahí pensé “¿y por qué no hacer el proceso desde el principio y cultivar la rosa?”. En Chile tenemos todos los tipos de tierra, de clima y de altura y pensar eso me entusiasmaba. Empecé a averiguar si la rosa estaba en el país, lo recorrí de norte a sur y encontré muchas rosas aromáticas, pero no la rosa damascena como la que se cultiva en Bulgaria. 

“En mi juventud como estudiante era muy nervioso y muchas veces yo sabía, sólo que los nervios me traicionaban. El efecto de la rosa damascena fue inmediato, me sentí mucho más tranquilo. Quise ver de qué se trataba y resultó ser de una rosa que estaba en Bulgaria y ahí pensé al tiro que eso tenía que estar en Chile”.

LA CRUZADA POR TRAER LA ROSA

Un día, mientras estaba en Alemania, decidió partir en un viaje de dos días en bus hasta Bulgaria a pesar de no conocer el idioma. Una vez que llegó a Sofía, su capital, preguntó cómo llegar a Kazanlak –también conocido como “Valle de las rosas”–, que era la zona donde se cultivaban. Al día siguiente, salió en otro bus a las 6 AM y unas horas después logró llegar. Al bajarse, lo primero que vio fueron los cultivos de rosa que cubrían las grandes praderas y quedó encantado. 

En Kazanlak, hay un instituto llamado Museo de la Rosa, donde distintos investigadores se dedican a estudiar las propiedades que tiene la rosa damascena y su historia. Golpeó sus puertas varias veces con el fin de hacerse un lugar dentro del equipo, pero no tuvo éxito al comienzo. Luego, decidió ir a Isparta en Turquía, donde conoció a una persona que estudiaba la rosa damascena en ese país. Gracias a esa amistad, pudo conocer todas las plantas de proceso turcas, pero aún anhelaba conocer el proceso productivo de Kazanlak. “No quería hacer algo comercial, porque Turquía tenía mucho de eso. Las mejores rosas eran las que se daban en Bulgaria y yo quería conocer qué hacían para obtener una calidad tan alta”, explica.

Crédito: Alejandro Galvez Ponce @alejandrogalvezfotografia

¿Y qué vino después?

-Volví a Bulgaria. La directora del instituto cuando me vio, me dijo sorprendida “¿Y usted, de nuevo acá?”. Luego me pasó el teléfono para llamar a mi casa y avisar que estaba bien. La perseverancia dio frutos y me dejó quedarme ahí. Empecé a incorporarme al centro de investigación de la rosa en Bulgaria donde se aprende de todo, desde el cultivo, el proceso, la destilación, la fabricación de productos, todo lo referente a la rosa. Con eso ya tenía el aprendizaje, pero no tenía las plantas.

¿Cómo hizo para poder obtenerlas?

-Acá en Chile es complejo importar plantas. Yo tenía la experiencia de traer muestras biológicas a Chile y se me ocurrió traer algunas en tubos de ensayo. Luego, trabajando con ellas en el laboratorio, logré obtener plántulas de rosa damascena. 

¿Cuánto demora normalmente la rosa en crecer? 

-De pasar de tener tres plántulas, que son plantas de laboratorio muy débiles y delicadas a tener plantas grandes pasaron unos cuatros años. Recién ahí estuvieron lo suficientemente grandes como para poder sacar esquejes y obtener más plantas a partir de ellos. Es un largo proceso no sólo para obtener la planta, sino también de investigación porque hay que ver dónde debería crecer esa planta para ser productiva. Para ello, se hicieron estudios de tierra, de altitud, del clima de Kazanlak y las distintas zonas de Chile para elegir alguna que fuera similar. 

“Es un largo proceso no sólo para obtener la planta, sino también de investigación porque hay que ver dónde debería crecer esa planta para ser productiva. Para ello, se hicieron estudios de tierra, de altitud, del clima de Kazanlak y las distintas zonas de Chile para elegir alguna que fuera similar”. 

Crédito: Alejandro Galvez Ponce @alejandrogalvezfotografia 

EL NACIMIENTO DE NATIVE ROSE

En 2006, fundó Native Rose con el fin de producir rosas aromáticas en Chile. Actualmente, cuenta con una plantación de seis hectáreas de rosa damascena en Isla de Maipo en la Región Metropolitana, posicionándose como el primer productor de rosa damascena y rosa centifolia del Cono Sur. Con el tiempo, Gonzalo logró entrar a un consejo de productores de rosa damascena a nivel mundial con quienes intercambia papers, información y experiencias.

Desde hace algunos años fabrica productos utilizando solamente pétalos de rosa como hidrolato, aceites, cremas y geles, que vende a personas y algunas empresas. Hace dos años, decidió dejar Santiago para irse a vivir a Isla de Maipo, donde se encuentra su cultivo. Ahora, reside ahí en compañía de sus tres amores: su esposa Lua, su hija Lila de cinco años y sus rosas.

¿Cómo es el cuidado de las rosas?

-Nosotros hemos desarrollado un ecosistema en el campo. Muchos cultivadores piensan que mientras más químicos y pesticidas les dan a sus plantas, mejores son. Acá no. Las rosas son felices porque tienen todo para serlo, no les damos ningún abono artificial. Por ejemplo, en algunas etapas tienen mucho pasto, después cuando llega la cosecha, el pasto se convierte en abono que alimenta las plantas. También hay muchos conejos, zorros, aves, entonces hay todo un ecosistema en el campo que fortalece a las rosas y no son delicadas, sino que muy fértiles y enraizadas.  

En 2006, fundó Native Rose con el fin de producir rosas aromáticas en Chile. Actualmente, cuenta con una plantación de seis hectáreas de rosa damascena en Isla de Maipo en la Región Metropolitana, posicionándose como el primer productor de rosa damascena y rosa centifolia del Cono Sur.

¿Cuáles son sus propiedades?

-Tiene propiedades analgésicas y sirve para distintas afecciones. Por ejemplo, el hidrolato de rosa damascena sirve para todo. Si te duele la cabeza, te aplicas y se te quita, así de fácil. También es el único remedio real para la gente que tiene rosácea. Hay mucha información y evidencia científica que así lo demuestra. Es útil para la gente que sufre afecciones de índole emocional como estrés, depresión, angustia y también para prevenir el alzheimer. Es altamente eficaz para regenerar tejidos, para los dolores, funciona como analgésico. Te aplicas en la piel si tienes alguna quemadura o herida, el efecto es inmediato. 

 Crédito: Alejandro Galvez Ponce @alejandrogalvezfotografia 

¿Qué planes tiene a futuro?

-Queremos que más gente conozca el producto. Hemos estado insertos en un círculo muy reducido entre los conocedores de la rosa. La idea es que más gente conozca lo que estamos haciendo para que consuman productos de calidad y estamos trabajando en otros más, pero todavía faltan pruebas para sacarlos al mercado.

¿Ahora se dedica sólo a sus cultivos?

-Sí, ahora mi mundo son las rosas. Es un mundo muy distinto. Antes viajaba mucho, no pasaba nunca aquí en Chile por las expediciones. Tampoco podía hacer familia porque era muy difícil. Algunos de mis colegas que ya están en los 50 y tanto, están sin familias y yo quería hacer familia. Las rosas me dieron una linda hija pequeñita y una bella esposa. Creo que hay dos pasiones, la pasión de la ciencia, pero también uno tiene está el desarrollarse como persona y para lograrlo yo quería formar una familia. 

-¿Qué significan las rosas para usted?

-Esta una pasión pero de las más profundas. Me encanta ver el campo. Al final conoces cada planta y la ves crecer, desarrollarse y florecer, ves todas sus etapas durante el día y en distintas estaciones del año. Cuando salimos a caminar en las tardes o noches, te llega el aroma a rosa de campo y es exquisito. Es una pasión, lo es todo.

“Esta una pasión pero de las más profundas. Me encanta ver el campo. Al final conoces cada planta y la ves crecer, desarrollarse y florecer, ves todas sus etapas durante el día y en distintas estaciones del año. Cuando salimos a caminar en las tardes o noches, te llega el aroma a rosa de campo y es exquisito. Es una pasión, lo es todo”.

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