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Selección Nacional

30 de Diciembre de 2020

Nidia Leal, la enfermera que dirige una olla común en Pudahuel

Los efectos de la crisis económica empezaron a notarse en Pudahuel, antes de la llegada del coronavirus, según cuenta la fundadora de la olla “Tamburi Cantaré”. Con su familia, comenzaron a ayudar en marzo y desde entonces no han parado. Cada día, entregan más de 200 almuerzos y esperan ofrecer una gran cena de fin de año.

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Cuando Nidia Leal se dirigía a su trabajo como enfermera particular, observó cómo un vecino junto a sus dos hijos pequeños recogía las verduras que habían quedado de la feria. Esa misma tarde le propuso a su hija hacer una olla común para ayudar a la gente del sector, en la población Teniente Merino de Pudahuel.

El 10 de marzo —a una semana de que llegara el primer contagiado— se instaló por primera vez la olla solidaria “Tamburi Cantaré” que recibió el mismo nombre que la batucada comunal que  dirige la técnica en enfermería, desde 2015. Allí, también participan Charishma, su hija, Hector, su yerno y Judith, su nuera, los mismos con los que comenzó a servir almuerzos en casa de esta última. 

Archivo Personal

Los efectos de las crisis económica habían comenzado a notarse en la comuna desde el estallido social: “Nosotros somos una batucada y salimos a tocar y empezamos a ver mucha gente recogiendo basura de la feria. Gente de casa, porque es feo decir que estamos acostumbrados a ver gente en situación de calle que siempre hace eso, pero gente con niños… Conocíamos gente que quedó sin trabajo que no tenía que hacer y ahí se nos ocurrió la idea y lo conversamos y decidimos hacer la olla”, explica Nidia Leal.

La primera vez, hicieron lentejas con carne molida para 70 personas y a partir de ahí, el número comenzó a ascender. Los martes, jueves y domingo preparan más de 200 almuerzos que incluyen plato de fondo, ensalada, postre y pan, mientras que los miércoles y viernes entregan onces, que varían entre pan amasado, completos, kuchenes o sopaipillas.

“La comida que hacemos, la hacemos pensando que es para comerla nosotros también. Creo que esa es la técnica y la idea de hacer la olla”, afirma la fundadora de “Tamburi Cantaré”. 

Cuando empezaron, ¿cómo conseguían los recursos?

-Tenemos un grupo de WhatsApp (de la batucada) y les expliqué a los chiquillos que necesitábamos cualquier alimento no perecible. Nos llevaron arroz, la semana siguiente fideos o jurel. Así, íbamos juntando y cuando no nos llegaba nada, las chiquillas salían a buscar cosas. Por ejemplo mi hija, mi nuera y mi yerno salían con carrito de supermercado, casa por casa pidiendo una cooperación para la olla y los vecinos nos aportaban con azúcar, sal, té, lo que ellos pudieran y con eso armamos el menú. Íbamos a la Carnicería de San Daniel y el caballero nos regalaba huesitos.

“La comida que hacemos, la hacemos pensando que es para comerla nosotros también. Creo que esa es la técnica y la idea de hacer la olla”

¿De qué forma se proveen ahora?

-Así era al principio, ahora la gente no está ayudando la verdad. La gente que nos apoyaba en un principio ya no lo hace. De hecho, me puse a trabajar porque sí nos empezaron a faltar cosas.

¿Por qué cree que la gente no está ayudando?

-La gente se cansa y tiene sus necesidades también.  O hay otra forma de verlo: hay gente que me dice “pero le dan comida a gente en situación de calle, no le dan a familias o a las personas” y yo les digo: “¡pero si ellos son personas también!”. Pero también va gente de casa a buscar almuerzo. Viene mucha gente extranjera, haitianos, peruanos, entonces yo le digo pero si todos somos personas, gente de calle es la que más necesita porque no tienen qué comer. Van a buscar dos porciones porque dejan para ese día y para el otro, hasta que volvemos a hacer almuerzo nosotros, entonces creo que la gente ve mucho lo superficial y no ve el fondo de la situación de cada persona, se guían por las apariencias.

En septiembre, el paciente que Nidia cuidaba, murió, por lo que quedó cesante y durante los meses siguientes se ocupó al cien por ciento de la olla, junto a su hija y  su yerno. Pudieron subsistir gracias al apoyo económico brindado por su familia y a la ayuda de la madre María Olivia que les acogió en la capilla Juan XXIII.

Crédito: @tamburi_cantare

El propósito 2021

En la olla “Tamburi Cantaré” las festividades no se quedan atrás, por ejemplo en el Día del Niño, Nidia Leal organizó un evento junto a la batucada. Todos los músicos se disfrazaron, mientras tocaban sus tambores y les entregaban dulces a los pequeños, manteniendo las medidas sanitarias. 

Archivo personal


En Halloween armaron una nueva campaña para conseguir dulces y en Navidad, hicieron un menú especial que incluía carne, ricas ensaladas y postres. Al día siguiente, prepararon 270 presas de pollo asado.

Hace una semana, Nidia Leal volvió a desempeñarse como enfermera particular, un trabajo que le gusta y disfruta hace más de 30 años, pero que en esta ocasión está motivado por la olla. Dice que solo trabajará un mes con el objetivo de darle “las últimas dos semanas de almuerzo digno a la gente, así… como lo hemos hecho siempre”. 

Para año nuevo, ¿tienen algo pensado?

-Sí, queremos ver si también podemos hacer carnecita o pollo, lo que se pueda. A mí me pagan este fin de semana, me van a adelantar, más la plata que me da mi hijo, porque ellos aportan aparte de la casa, a la olla. Así que ahí vamos a ver, pero queremos hacer algo rico. Queremos terminar con algo rico este año tan duro, algo especial para los vecinos, para eso estoy trabajando.

Durante enero, Nidia cerrará la cocina un par de semanas para descansar por primera vez desde que partió la olla común junto a su familia. Ahí evaluarán el contexto y según eso, seguir, quizás trabajando menos días a la semana. “Todo depende de lo que se esté viviendo en el barrio y cómo estén enfrentando esta situación los vecinos”, advierte la fundadora de la olla.


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