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Opinión

12 de Enero de 2021

Columna de Ernesto Águila – 2021: ¿ciclo electoral fundacional?

“¿En qué habrá que fijarse el 11 de abril, día de los comicios de constituyentes, alcaldes, concejales y gobernadores regionales? Primero, en si la participación ha roto el techo de abstención en torno al 50% de las últimas elecciones. Luego, en si las listas de centroizquierda, izquierda, independientes y movimientos sociales del Apruebo lograron, más allá de su número de votos, transformarse en una mayoría significativa de escaños”.

Ernesto Águila Z.
Ernesto Águila Z.
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Pocas veces se concentra en un año un ciclo electoral tan intenso como el que está previsto para 2021. En los meses que vienen se verificarán elecciones comunales, regionales, parlamentarias, presidenciales y de constituyentes para redactar una nueva Constitución Política. El lunes 11 presenciamos la apurada y frenética inscripción de varios miles de candidatos y candidatas para cubrir los 2.768 cargos en competencia.

¿Emergerá de este intenso ciclo electoral un nuevo sistema de representación política, con mayor legitimidad social? ¿La calle y la institucionalidad volverán a reconstruir sus confianzas? ¿Tendrá el ciclo electoral que se avecina un contenido fundacional, de reconstrucción de ese nexo extraviado entre representantes y representados? 

La crisis de representación política ha sido una experiencia universal en la última década y se ha zanjado con respuestas muy variadas según los países: se han desplomado sistemas de partidos y han emergido nuevos; algunos partidos tradicionales han logrado reciclarse, pero han comenzado a convivir con nuevas formaciones políticas; en algunos casos, actores y movimientos sociales y culturales han dado paso a nuevos partidos o movimientos políticos. 

En el caso de Chile, ¿construirá el pueblo del 18-O su propia representación política, a lo cual hasta ahora ha sido renuente? ¿Cuál es el escenario que se abre a partir de la inscripción de candidaturas y listas del 11 de enero?

Partamos por constatar que en la derecha no se vive el mismo fenómeno de crisis de representación, fragmentación y dispersión que se experimenta en el campo de la izquierda y del centro. Más bien, especialmente a partir del 18-O, lo que predomina es una sensación y actitud de fortaleza sitiada y de atrincheramiento. La inscripción de una lista única de la derecha es reflejo de ello y puede parecer una expresión de fuerza y disciplina, pero entraña también una debilidad y una derrota. El pacto con el Partido Republicano de Kast -una formación política que se inscribe en la corriente mundial de ascenso de la extrema derecha, la de los Trump, Bolsonaro, Orbán- le resta credibilidad y prestancia democrática, y desarticula los intentos de presentarse como una derecha moderna, dialogante y abierta. Puede ser de esas sumas que en política restan.

Por su parte, en el campo de la izquierda y el centro, o si se quiere del Apruebo, convendría distinguir entre las listas de partidos y coaliciones, y las de independientes. 

Inscritas las listas de partidos y coaliciones, se observa la conformación de dos grandes bloques político-electorales: por un lado, un reagrupamiento en torno a lo que fue la antigua Concertación hoy denominada Unidad Constituyente (con actores nuevos como el PRO, Ciudadanos y liberales) y, por otro lado, una coalición de izquierda política y social conformada por el Frente Amplio, Chile Digno, Regionalistas Verdes, Unidad Social y Comunidad Dignidad. Conviene tener presente que estos bloques, bajo los nombres de “Lista del Apruebo” y “Apruebo Dignidad”, respectivamente, no sólo competirán a nivel de constituyentes, sino también de gobernadores regionales, concejales y en algunas alcaldías. 

Finalmente, la lista única derivó en dos listas, con importantes incorporaciones de representantes de movimientos sociales e independientes. Sin embargo, a lo que podría ser una dispersión acotada y sin mayores consecuencias electorales se agregó una verdadera explosión de listas y candidaturas del mundo independiente, las cuales en muy poco tiempo lograron inscribir diversas opciones, algunas más competitivas que otras. No se puede dejar de tener en consideración que cerca de quinientas mil personas fueron patrocinantes de estas listas.

“A partir del 18-O, lo que predomina es una sensación y actitud de fortaleza sitiada y de atrincheramiento. La inscripción de una lista única de la derecha es reflejo de ello y puede parecer una expresión de fuerza y disciplina, pero entraña también una debilidad y una derrota”.

¿En que habrá que fijarse el 11 de abril, día de los comicios de constituyentes, alcaldes, concejales y gobernadores regionales? Primero, en si la participación ha roto el techo de abstención en torno al 50% de las últimas elecciones. Luego, en si las listas de centroizquierda, izquierda, independientes y movimientos sociales del Apruebo lograron, más allá de su número de votos, transformarse en una mayoría significativa de escaños para la Convención Constitucional (que tan cerca o lejos quedaron de los 2/3). Habrá que confiar en la experiencia y sabiduría electoral del pueblo chileno y en su capacidad de concentrar su voto en unas pocas opciones, las más coherentes y viables electoralmente, de tal forma que la multiplicidad de listas no se vuelva en contra a la hora de transformar los votos en escaños. 

Luego habrá que observar qué pasó en la competencia entre las dos grandes coaliciones políticas: Unidad Constituyente y el bloque político y social de izquierda. Para la Neoconcertación el resultado es clave: uno bueno la consolidaría y proyectaría para las siguientes elecciones, especialmente la presidencial; un mal resultado la pondría en crisis y probablemente llevaría a algunos de sus componentes a revisar su continuidad. Es sabida la incomodidad de las bases socialistas con la alianza Unidad Constituyente.

No es poco lo que se juega también la coalición de izquierda en estas elecciones. Un buen resultado diluiría los temores y críticas frente a la posibilidad de que esta alianza represente un arrinconamiento de la izquierda en el tablero político. Para el Frente Amplio es un test de la mayor importancia. Fue la gran novedad política-electoral de 2017, pero desde entonces ha enfrentado diversas crisis y fragmentaciones. No son pocas las voces que lo dan por fracasado o muerto, pero su lista de constituyentes es competitiva y puede sorprender revalidando su vitalidad y vigencia. 

La gran incógnita es el resultado de las listas de independientes. Buenos resultados de algunas de las listas con mayor proyección nacional podrían devenir en nuevas formaciones o movimientos políticos. También será un dato a tener en cuenta qué listas de independientes tendrán mayor éxito, si aquellas más inclinadas hacia el centro o las que se ubican más a la izquierda, y si la categoría de independiente será suficiente para convencer al electorado de apoyarlos. 

(Re)construir una comunidad política democrática legitimada es parte del mismo proceso de elaboración de una nueva Constitución. Los resultados del 11 de abril pueden remecer y cambiar el escenario político. En este sentido, pueden representar el comienzo del imprescindible proceso político refundacional del sistema de representación política en Chile. 

*Ernesto Águila es analista político y académico de la Universidad de Chile.

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