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3 de Febrero de 2021

“Siempre serás hombre”: madre de reclusa trans revela detalles de denuncia contra cárcel de Arica

Agencia Uno

Movilh tomó cartas en el asunto y puso en conocimiento del INDH para que intervenga en la causa. Demandan sanciones, además de medidas que capaciten a funcionarios y funcionarias de Gendarmería en DD.HH. y diversidad sexual y de género.

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El lunes 25 de enero, Rosario Palomera, una vendedora ambulante de Santiago, viajó 30 horas en bus hasta Arica para ir a visitar a su hija, Kamila Muñoz (31), que se encuentra recluida en el Centro Penitenciario Acha Arica. Llevaba más de un año sin verla y, según cuenta, cuando llegó tuvo que esperar más de una hora para ingresar al recinto y lograr  estar con ella escasos 60 minutos. Y lo que se encontró fue descorazonador.  “Ella estaba mal. Lloraba y me decía ‘Mamá aquí me tratan mal y yo no puedo hacer nada’”. 

Aunque la reunión fue corta, Kamila, quién inició su transición de género hace unos cuatro años, le entregó una carta a su madre, en la que “habla de dos funcionarios: una paramédico que le niega su terapia hormonal y que se refiere a ella en términos despectivos, además de un gendarme que la ha golpeado, gaseado e incluso la ha obligado a desnudarse frente a otros”, según revela Mónica Arias, abogada del Movilh, quien recibió todos los detalles del caso.

Según la agrupación, “los hechos denunciados constituyen una grave infracción a tratados internacionales de derechos humanos, la Constitución Política de la República, leyes especiales y protocolos internos de la Institución”. Por eso, todos los antecedentes que pudieron recabar fueron puestos en conocimiento del INDH para que intervengan en este caso y en el de Boris Esteban Carrillo, un joven de 23 años que se suicidó, a fines de diciembre, en el Complejo Penitenciario de La Serena, tras constantes abusos por su orientación sexual. 

The Clinic conversó con el Movilh y con Rosario Palomera, la madre de la denunciante, porque su misma hija le dijo que “hay muchas personas en mi misma condición que también son vulneradas”. 

Cárcel de Acha, Arica – Imagen referencial. Créditos: Agencia Uno

DE SANTIAGO A ARICA

Kamila Muñoz está cumpliendo los primeros meses de los 18 a los que fue condenada, luego de ver alargada su estadía en prisión. “Estuvo metida en la pasta base mucho tiempo con unos narcotraficantes y por eso la detuvieron. La tomaron presa en Colina y se la trajeron a Santiago 1, pero cuando estaba por cumplir su condena, tuvo una pelea con otro interno que mandaba (también narco) y le dieron otros 18 meses” cuenta la madre de la reclusa. “En ese entonces me dijo: “En la cárcel es así, o te defiendes de la otra persona o me matan a mí”, recuerda. 

Aunque la reunión fue corta, Kamila, quién inició su transición de género hace unos cuatro años, le entregó una carta a su madre, en la que “habla de dos funcionarios: una paramédico que le niega su terapia hormonal y que se refiere a ella en términos despectivos, además de un gendarme que la ha golpeado, gaseado e incluso la ha obligado a desnudarse frente a otros”.

Justamente por esos problemas en el recinto carcelario santiaguino fue que la trasladaron al penal de Arica, específicamente al módulo de disidencias sexuales, donde, dice Rosario, “no había tenido problemas con otros presos”. Los problemas, asegura, fueron con los funcionarios de Gendarmería. 

Los acusados de vulneración de derechos son dos. Primero, una paramédico, quién según la denunciante, no le estaría entregando las hormonas que necesita para su tratamiento de cambio de sexo, además de agredirla psicológicamente con frases transfóbicas y hacer distinciones de trato entre ella y el resto de los/as internos/as. Y un cabo a quien acusa de darle golpizas, mientras le grita “siempre serás hombre”, de haberla atacado con gases y hasta el extremo de obligarla a desnudarse ante otros miembros del recinto. 

La carta enviada por el Movilh a la dirección de Gendarmería acusa que “los hechos denunciados son graves. Los funcionarios que son parte de la Institución han violado los derechos fundamentales de la interna denunciante, vulnerando su derecho a la vida e integridad personal, derecho a la igualdad y no discriminación, y derecho a la vida privada, como también normas de derechos humanos contenidas en tratados internacionales vigentes y ratificados por el Estado”. 

AUDIENCIA “PRIVADA”

Tras leer la carta escrita por Kamila y conocer lo que estaba sufriendo, Rosario pidió una audiencia con el alcaide del recinto, que se llevó a cabo el miércoles 27, dos días después de la visita. 

La tomaron presa en Colina y se la trajeron a Santiago 1, pero cuando estaba por cumplir su condena, tuvo una pelea con otro interno que mandaba (también narco) y le dieron otros 18 meses” cuenta la madre de la reclusa. “En ese entonces me dijo: “En la cárcel es así, o te defiendes de la otra persona o me matan a mí”, recuerda. 

“Antes de entrar, me quitaron el teléfono, los pasajes, y todo con lo que andaba. Me atendió con tres gendarmes más en su oficina, siendo que era una reunión privada. Me avergonzó frente a ellos, porque dijo que mi hija se portaba mal y puras cosas así. Antes me atendía otra alcaide que era mujer, él lleva sólo un par de meses ahí. “¿A qué viniste para acá? Si vino a puro rebotar no más. En vez de salir ganando, salió para atrás” me dijo. También agregó que ellos conocían más las leyes que la PDI o Carabineros. Quedé super mal y decidí hablar con la señorita Mónica. Si hubiera entrado con mi celular lo hubiera grabado para tener pruebas de cómo me trató”, explica la mujer. 

“De alguna manera, justificó las agresiones” dice la abogada del Movilh, que tras recibir la denuncia que hizo Rosario decidió escribir una carta a Christian Alveal, Director Nacional de Gendarmería. En esa misiva también se puede leer la continuación de los hechos: “Luego de la visita de la madre a dicha reunión, Kamila le comentó que sufrió nuevos malos tratos por parte del gendarme Sr. Martínez, a modo de represalia”. 

Complejo penitenciario Arica – Imagen referencial. Créditos: Agencia Uno

LA RESPUESTA DE GENDARMERÍA 

The Clinic consultó a Gendarmería por los hechos denunciados, ante lo cual respondieron que “la institución no había recibido una denuncia formal por esta situación”, a pesar de que la carta redactada por la abogada Arias había sido enviada tres días antes. 

Agregaron que tras la denuncia del Movilh, “de inmediato remitió la información a la unidad penal respectiva, solicitando más antecedentes del caso y ordenando una investigación interna para esclarecer los hechos y establecer eventuales responsabilidades”. 

“Antes de entrar, me quitaron el teléfono, los pasajes, y todo con lo que andaba. Me atendió con tres gendarmes más en su oficina, siendo que era una reunión privada. Me avergonzó frente a ellos, porque dijo que mi hija se portaba mal y puras cosas así. (…) Si hubiera entrado con mi celular lo hubiera grabado para tener pruebas de cómo me trató”, explica la mujer.

Por último, la institución penal aprovechó para declarar: “El estricto apego de la Institución a los derechos humanos de quienes están bajo nuestra custodia, nos llama a entregarles un trato respetuoso, así como también a velar por su integridad física y mental, mientras estén privados de libertad”.

Recién, este 3 de febrero, Kamila fue llamada a prestar declaración por parte de Gendarmería. En tanto, el Movilh solicitó medidas y sanción de los responsables, el resguardo físico y emocional de la reclusa, además de capacitar a todos/as los/as funcionarios/as de Gendarmería en temáticas de DDHH y de diversidad sexual y de género.

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