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Selección Nacional

8 de Febrero de 2021

La reinvención de “Pancho” Astorga para continuar con el legado del Canto a lo Poeta y el guitarrón chileno

Foto: Rodrigo Pardo. Gentileza Aqua Ideas

Cuando niño recibió por herencia familiar los oficios de cantor, poeta popular y payador. El músico de 61 años es oriundo de El Rincón, una localidad ubicada en la cordillera de la sexta región. Cuando llegó la pandemia, se vio obligado a transformar sus clases, su principal estrategia para difundir y perpetuar la música tradicional campesina.

Por

Era solo un niño cuando vivió una experiencia que lo marcó para siempre. En medio de una clase, su profesor de música corrigió su forma de tocar instrumentos. Francisco, años antes, había aprendido a tocar guitarra traspuesta con Luis Cantillana, un cantor del sector, una técnica que funciona “con distintas afinaciones, algo tradicional del canto campesino”, explica.

Francisco Astorga, hoy de 61 años, recuerda que tras esa clase, partió raudo donde su madre y acusó al docente porque “me quería corregir, me decía que eso no correspondía”. La respuesta de su madre lo calmó:

– “El profesor no sabe ni una cosa”- le dijo. 

Esas palabras fueron fundamentales, reconoce hoy. Para la familia había un valor en esta técnica ya que el abuelo materno era cantor. “Si mi mamá me decía que el profe tenía razón porque él tenía estudios, tal vez hubiera botado todo”, dice.

Foto: Rodrigo Pardo. Gentileza Aqua Ideas

Actualmente, Francisco “Pancho” Astorga es uno de los principales representantes del Canto a lo Poeta, quizás una de las manifestaciones más particulares de Chile. El payador y músico estudió pedagogía en plena dictadura y hasta el día de hoy hace clases a jóvenes para difundir, principalmente, el valor del guitarrón chileno. Actividad que, tras la pandemia, tuvo que reinventar durante el 2020: renovó su teléfono, aprendió a usar las tecnologías e incluso un vecino lo ayudó poniendo una antena en el cerro para tener buena conexión y comunicarse con sus alumnos.

APRENDER EN EL CAMPO

El Canto a lo Poeta, dice Francisco, es una tradición que tiene más de 500 años. “Debe ser una de las tradiciones más antiguas de aquí de la zona central. Y se divide en dos: el canto a lo divino y canto a lo humano. Hay décimas que son religiosas y otras que no no más”, explica de la forma más simple posible.

¿Cómo lo aprendió?

– Por tradición familiar, y el guitarrón chileno, específicamente de don Luis Cantillana, un cantor de Romeral. Él era un cantor antiguo y pasaba todas las tardes a saludar a mi mamá, porque sabía que le gustaban mucho los versos. Fui aprendiendo con él, nunca fue una clase sistemática, sino que de repente nos juntábamos y le preguntaba cosas, de a poquito me fui interesando.

El Canto a lo Poeta, dice Francisco, es una tradición que tiene más de 500 años. “Debe ser una de las tradiciones más antiguas de aquí de la zona central. Y se divide en dos: el canto a lo divino y canto a lo humano.

De modo muy autodidacta, “Pancho” aprendió a componer décimas con su tío Jaime Ramírez y  Manuel Gallardo, otro cantor de Aculeo, donde adquirió el talento para controlar otras muchas entonaciones. Posteriormente, obtuvo el título en 1984 de pedagogía en música en la U. de Chile, lo que hoy es la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), ubicada en Macul con Grecia.

Foto: Rodrigo Pardo. Gentileza Aqua Ideas

Una época difícil para estudiar una carrera artística…

– Muy complicado. Todos sabemos lo que pasó en ese período en Chile. En esa época no sólo entraban los Carabineros a la universidad, sino que el Ejército, con sus tanquetas y una pila de cosas.

“De hecho, uno soñaba con recibir el título en una ceremonia con actos artísticos, salón de honor y todo, pero nunca hubo nada. Me pasó el título una secretaria y casi que me dijeron que fuera lo más pronto posible” recuerda.

Después de eso ha dedicado una larga carrera a hacer clases de música en colegios de Rancagua, además de siempre asistir a encuentros nacionales y regionales de payadores. Fundamental han sido las familias para mantener la identidad del Canto a lo Poeta, dice Francisco. “Incluso en pandemia, algunas veces hay celebraciones o conmemoraciones y nos invitan a sus casas. Nosotros vamos y eso ayuda a que se mantenga la tradición”.

HASTA UNA ANTENA NUEVA

Una de las principales actividades que ejerce Francisco en la actualidad es la docencia en la UMCE, donde enseña guitarrón chileno, guitarra traspuesta y rabel, “un instrumento parecido a un violín, pero más grande y con solo tres cuerdas. También es tradicional del canto campesino. Tiene un sonido más grave que el violín, más áspero, o lamentoso como decimos los cantores”.

¿Cómo lo hace con las clases en pandemia?

– Por internet. Pero tuve que instalar todo, porque no tenía ni una cosa. Siempre me negué a usar la tecnología, pero ahora no quedaba otra. Y como vivimos en la cordillera, un pariente mío instaló una antena en el cerro para lograr hacer la conexión. Tuve que cambiar el celular y todo el asunto, para hacer clases por Zoom, Facebook e incluso algunas individuales por Whatsapp.

¿Le costó mucho?

– Al principio sí, era como chino para mí. Pero de a poco he ido aprendiendo con la ayuda de mis hijos. Yo les ayudo a ellos con las tareas y ellos a mí con la tecnología.

También hace algunas semanas lanzó una clase magistral de guitarrón chileno por el canal de YouTube Aqua Ideas TV. En 35 minutos repasa la historia del instrumento, sus características y su interpretación, un proyecto financiado por el Ministerio de Cultura a través del Fondo de Fomento de la Música Nacional. El objetivo está claro para Francisco: “Esto es bueno para mantener el Canto a lo Poeta y el guitarrón chileno, porque es un instrumento nacido y criado en nuestro país. Es solo chileno y por eso mantenemos el nombre”.

LIBERTAD DE EXPRESIÓN

“Pancho” Astorga se inspira para escribir en las inquietudes de la gente con que conversa. “Se acercan y nos dicen: ‘¡En ustedes si confiamos!’ Es una situación halagadora, pero también comprometedora”, piensa el cantor, y recuerda una anécdota:

“Tuve que instalar todo, porque no tenía ni una cosa. Siempre me negué a usar la tecnología, pero ahora no quedaba otra. Y como vivimos en la cordillera, un pariente mío instaló una antena en el cerro para lograr hacer la conexión. Tuve que cambiar el celular y todo el asunto, para hacer clases por Zoom, Facebook e incluso algunas individuales por Whatsapp”.

– En 2011 fui a cantar al Te Deum en la catedral. En ese entonces yo canté sobre el derecho a la educación (en pleno movimiento estudiantil), ahí justo frente al presidente Piñera. Y pienso que las autoridades se descolocan a veces, porque uno dice las cosas cantando, sin odio, sin resentimiento, sino que las dice no más. Y quedan tan claras que es imposible rebatirlas.

Foto: Rodrigo Pardo. Gentileza Aqua Ideas

¿Qué significa para usted perpetuar el Canto a lo Poeta y la tradición del guitarrón chileno?

– Siempre digo: antes de ver, yo escuché. Cuando estaba en el vientre de mi mamá ya escuchaba el canto, entonces para mí significa una unión familiar. Es fundamental, si yo dejara de cantar me muero al tiro. Lo otro que siempre me acuerdo, cuando tenía 14 o 15 años, más de alguien me decía “usted no va a llegar a ninguna parte con esto”. Y claro, tal vez uno no ha ganado plata, pero he ganado muchas cosas: el hecho de ser un referente del Canto a lo Poeta y de poder decir lo que pienso -como el 2011- delante de las autoridades. Eso es algo impagable.

¿Usted está dispuesto a defender como sea el valor patrimonial del guitarrón? Ya sea en clases presenciales o por Zoom…

– De todas maneras. Hay que reinventarse en este caso y aprovechar estos medios para poder transmitir la tradición.

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