Cinco episodios para entender a Lucas Palacios en su semana más polémica

1. Encargado en las sombras de las platas de campaña de Piñera

Fue algo así como el hombre que hizo cuadrar los aportes y gastos de campaña de Sebastián Piñera. Lucas Palacios, el hoy ministro de Economía de 46 años, ingeniero comercial de la Universidad Católica, estuvo en la zona de confianza del Presidente mientras fue candidato.

Hizo dupla con el actual subsecretario de Interior, Juan Francisco Galli (RN), quien era el administrador electoral de Piñera, pero Palacios, nombrado en el papel como jefe de comando, era quien realizaba la tarea de control de gastos.

En ambos gobiernos de Piñera se ha encargado de billeteras en Palacio: fue asesor de la Dirección de Presupuesto en el primero, antes de asumir como subsecretario de Obras Públicas.

Según describen, su relación con Piñera es directa, fluida y siempre buena. El mandatario asistió, de hecho, al lanzamiento del único libro de poesía que escribió Palacios, “Lunavela“, editado en agosto de 2015.

Se trata de 94 páginas que, según el prólogo que escribió el poeta y ensayista Armando Roa Vial, Palacios trasluce a través de sus versos su admiración por, nada menos que una profesora, quizás la más reconocida profesora chilena: “La voz del poeta se agolpa en el lienzo de la página para descargar su universo afectivo con la serenidad que le da el mostrarse fiel a sí mismo, sin imposturas, curtido quizá por el magisterio de Gabriela Mistral, al que no le rehúye homenaje”, dice el texto.

2. Del clan íntimo UDD

Palacios es cercano a Cristián Larroulet y también muy amigo del exdiputado, Ernesto Silva. Mientras el actual ministro estuvo fuera del gobierno entre 2014 y 2018, se ancló en el mundo académico: trabajó como vicerrector Económico de la Universidad del Desarrollo, establecimiento fundado por Larroulet y hoy en manos de Silva quien es su prorrector.

Si bien hacía clases, el cargo del ahora ministro estaba enfocado en la estrategia económica de esa universidad y formaba parte de las autoridades académicas. Su cercanía con el clan UDD es intensa. El día del lanzamiento de “Lunavela“, en primera fila junto al jefe del Segundo Piso -un poco más allá de Piñera- se encontraba también aplaudiendo otro fundador de la Universidad y hoy candidato presidencial, Joaquín Lavín. El auditorio ese día estaba lleno y una de las personas que más entusiasmo ponía en las palmas, era Magdalena Piñera, hija del mandatario, con quien Palacios mantuvo siempre una fina sintonía.

En la pugna del Segundo Piso que dividía hasta hace poco al equipo estratégico de La Moneda entre un ala liberal, comandada por la jefa de gabinete de Piñera, Magdalena Diaz -hoy en segundo plano ocupada de su tercera maternidad-; y otra facción conservadora liderada por Larroulet, Palacios no se perdía. Sus coincidencias sobre el manejo de la pandemia con el exministro Segpres han sido notorias este año y han profundizado su cercanía.

3. De los “desconfinientistas” de Palacio

Lo que sucedió con el gremio de profesores este martes, en que, descontextualizado o no, el ministro manifestó su interés porque los colegios reciban niños en sus aulas y que, con resguardos, funcionen en forma lo más normal posible en medio de la pandemia, es algo que él ha venido tironeando al interior del gobierno, no solo en el plano educativo.

Quienes lo conocen y estiman, afirman que como buen ministro de Economía, conoce bien lo que ha significado para los microempresarios detener sus faenas por culpa de la crisis. Pero quienes lo miran de reojo y no estuvieron de acuerdo con acelerar las aperturas, creen que el ministro puso por encima el interés económico. Algunos se atreven a decir en reserva, incluso, que después de haberse jugado tanto por hacer protocolos para todos los sectores productivos, encontrar un lugar en el mundo privado le será fácil.

Al interior del Gobierno fue clave la opinión de Palacios para ir construyendo aperturas que hoy están consagradas. Este mismo martes, antes de hablar de los profesores, señaló que muchos gremios le piden volver, entre ellos los trabajadores de casinos, para quienes se está elaborando un protocolo que pudiera permitir su funcionamiento en fase 2.

Según la plataforma Infolobby, efectivamente, el ministro Palacios ha sostenido cerca de 130 audiencia entre 2020 y lo que va de 2021. La cifra no es distinta a un año normal, pero la temática Covid-19, reapertura o reactivación concentra el grueso de las solicitudes donde se repiten gremios ligados al turismo, retail, entretención y gastronomía.

4. Delfín de la exministra Loreto Silva

Se conocieron mientras ella, Loreto Silva, fue subsecretaria del Ministerio de Obras Públicas en el primero gobierno de Sebastián Piñera y después, no solo la sucedió en ese cargo cuando ella ascendió como ministra en esa cartera, sino que se transformaron en muy amigos, casi familia, explican.

Silva no dudó ayer en defender al ministro entre sus contactos de Whatssap. Ella también cree que sacaron de contexto sus declaraciones y además piensa que el objetivo de sus dichos fue poner la situación de los niños por sobre cualquier otra.

Para Silva, según ella ha dicho en varias ocasiones, Palacios representa un nuevo tipo de político moderno y con proyección. Siempre comenta la vez en que, siendo subsecretario, en pleno ágape del Día de la Secretaria, el ahora ministro sacó guitarra y se puso a tocar y cantar un tema de Silvio Rodríguez.

Sin embargo, la descendencia política que Silva vio en Palacios desde el MOP, podría quedar en solo este gobierno. Porque según explican en el entorno de Palacios, sus aspiraciones políticas se encuentran pasando por un desgano, algo que ha rondando las expectativas de algunas figuras de gobierno y que se relaciona con el desprestigio de la política, el estallido social y la baja calidad legislativa del parlamento.

Y si bien el propio ministro ha reconocido tener dudas si seguir o no en política -y saltar al mundo privado después de cesar en su cargo- también, acto seguido, enfatiza que no es algo cerrado todavía.

5. Su dramático alejamiento de la UDI

Fue hace exactamente un año que Lucas Palacios congeló su militancia en la UDI. Pero suspender militancia es un acto mediático sin solidez jurídica porque en realidad, ante el Servel, el ministro es todavía militante.

Pero Palacios sí se alejó del partido tras aparecer involucrado en la trama sobre presuntas coimas entre un excontratista del MOP, Bruno Fulgeri y el exdiputado UDI, Gustavo Hasbún.

Todo surgió porque se filtró un audio entre ambos donde se habla de gestiones a favor del empresario ante la Secretaría Regional Ministerial del MOP Araucanía. Hasbún mencionó a Palacios en esa conversación, quien ostentaba el cargo de Subsecretario de la cartera, y le pide a Fulgeri antecedentes para, a cambio de dinero, solución el conflicto.

La UDI, cuya presidenta entonces era Jacqueline van Rysselberghe, realizó una cerrada defensa de Hasbún, asunto que ofuscó al ahora titular de Economía. “La UDI cometió un error”, dijo tras el efusivo respaldo, “los partidos políticos tienen que defender siempre la verdad, perseguir la justicia, mucho antes que defender a cualquier persona que pueda estar involucrada en esto. Me parece que se comete un error al hacer una defensa cerrada a una persona. Me parece mucho mejor que esa persona (Hasbún) hubiera suspendido su militancia”, fueron sus palabras.

Aunque algunos cercanos creen que Palacios se sentiría mucho más cómodo en Evópoli – y señalan que con Ignacio Briones construyó una relación estrecha- la llegada de la nueva directiva encabezada por Javier Macaya, hacen más afable reactivar sus redes partidarias.