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Entrevistas

19 de Febrero de 2021

Sebastián Ayala, actor: “Es necesario entender que existen posibilidades fuera de lo masculino y femenino”

Foto: Tom Chenette / Vestido: Ángel Nicolás / Maquillaje: Valky Glass

El actor se hizo conocido gracias a Maicol en la serie El reemplazante. Hoy tiene una fértil carrera teatral y se prepara para desarrollar su proyecto más ambicioso: La isla de las gaviotas, su primera película. La cinta que escribe, dirige y protagoniza cuenta la historia de un adolescente porteño que se traviste para participar de un concurso, proceso donde inicia un viaje de autodescubrimiento. En conversación con The Clinic, Ayala habla sobre la autogestión, la importancia de contar historias locales, el inicio del proceso de financiamiento de su película y sobre la urgencia de representar identidades no binarias en la pantalla grande.

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Por estos días, el actor Sebastián Ayala (32), que ha trabajado en películas como “Jesús”, “Mala Junta” y “La pasión de Michelangelo”, está dirigiendo, escribiendo y produciendo la obra “El fuego que llevamos dentro”, inspirada en la memoria de Nicole Saavedra, la joven lesbiana asesinada en Limache. Al mismo tiempo se prepara para el montaje “Tirando la pelá”, sobre un centro de detención de menores, donde participa como actor y productor. “En el teatro independiente eso siempre es así, como que uno hace muchas cosas dentro de un mismo proyecto. Ambas obras cuentan con financiamiento de fondos públicos de emergencia, entonces estamos corriendo y cumpliendo con las fechas que nos exigen”, comenta sobre esta multiplicidad de labores.

El reconocimiento a este actor porteño, surgió al interpretar a Maicol en la serie El reemplazante, originalmente emitida en TVN y actualmente disponible en Netflix. Un estudiante secundario que vive y enfrenta, en carne propia, la desigualdad y el estigma de ser pobre. Ese personaje que lo hizo popular, apareció nuevamente en el ojo público cuando se viralizaron dos breves videos durante el contexto de las movilizaciones sociales de octubre y otro para incentivar el voto durante el plebiscito.

—Con la Karla (Melo, interpreta a Flavia en la serie) teníamos mucho ánimo y ganas de hacer algo— cuenta sobre la idea de hacer estos videos— Era obvio que en el contexto del estallido y el plebiscito nuestros personajes estarían ahí movilizándose. Teníamos ganas, pero miedo igual porque si no lo produces bien puede quedar feo y puede ser desilusionante para los fanáticos de la serie. 

Hablaron con la productora que hizo la serie y los apoyaron. La grabación se hizo con una cámara, dos personas de apoyo y los actores. El guión, en tanto, fue escrito dos días antes del rodaje por Pablo Paredes -uno de los guionistas originales de la serie-. “Le conseguí un jumper y yo usé un buzo que era de la Karla”, recuerda Ayala sobre esa primera grabación.

Los videos fueron ampliamente viralizados en redes sociales y prendieron nuevamente la chispa, entre los seguidores, de una posible tercera temporada. Sobre eso, Ayala comenta que junto a Karla Melo y el equipo “quedamos enganchados en hacer algo. A nosotros nos encantaría poder cerrar la historia y que los fans tengan un cierre, pero hasta el momento no hay nada concreto”.

“En el teatro independiente eso siempre es así, como que uno hace muchas cosas dentro de un mismo proyecto. Ambas obras cuentan con financiamiento de fondos públicos de emergencia, entonces estamos corriendo y cumpliendo con las fechas que nos exigen”

LA ISLA DE LAS GAVIOTAS

Foto: Tom Chenette
Vestido: Ángel Nicolás
Maquillaje: Valky Glass

Aunque Ayala no se queda sólo en el recuerdo de ese primer personaje memorable, pues hoy prepara uno de sus proyectos más ambiciosos en términos profesionales. Se trata de “La Isla de las Gaviotas”, película que dirige, escribe, produce y protagoniza, y que por estos días inicia su etapa de financiamiento.

Luego de varias postulaciones a fondos, Sebastián junto a su equipo -encabezado por mujeres e identidades no binarias-, decidieron copiar el modelo de crowfounding de la película Uberdriver y hacer una campaña de fondos de financiamiento colectivo de 45 días, a través de la plataforma Ideame.

La cinta explora la adolescencia de Kareem, un joven de 17 años que vive con su familia en una de las casas reconstruidas producto de los mega incendios del 2014 en Valparaíso. Motivado por una peluquera transgénero y un estilista venezolano, Kareem decide participar en un concurso de transformismo organizado por una discoteque gay de su ciudad a escondidas de su familia. La película busca hablar de experiencias en torno a la identidad de género y cómo se vive la adolescencia travesti en Chile. 

Uno de los elementos que llama la atención en tu trabajo es la intención por contar historias ocurridas en Valparaíso. Los montajes y la película que preparas ahora, ocurren con la quinta región de fondo, ¿eso ha sido más bien circunstancial o ha sido una búsqueda premeditada?

-Han sido varias cosas. Creo que una de las razones principales de crear acá, es porque acá está mi familia. Mi familia es una parte muy importante de mi vida y mi trabajo, muchas veces son parte de mis proyectos. Cuando estoy produciendo algo siempre estoy pensando en mi familia. Si estuviera en Santiago produciendo, probablemente eso se me haría el doble de difícil. Mis mejores productores son mis papás y mis hermanas. Cuando tengo que conseguir algo, producir alguna cosa, ya sea alguna locación, utilería, vestuario o cualquier cosa que necesite, mi familia siempre son los primeros en ayudarme. Creo que para hacer teatro independiente eso es súper necesario, tener gente de apoyo y de confianza. Como familia nos han pasado cosas muy fuertes en el último tiempo, razón por la que a mi se me hace necesario ser útil y estar cerca. 

Además de lo afectivo y práctico que comentas, ¿no pensaste probar suerte en Santiago, por ejemplo?

-El lugar en el que yo crecí, el barrio, bueno, todo el cerro, desapareció. Con el incendio en Valparaíso durante 2014 se quemó por completo la casa de mis papás y desde ahí he sentido la necesidad de estar en el proceso de reconstrucción. Cuando ocurrió todo eso, calzó con que yo estaba grabando la segunda temporada de El reemplazante, estaba saliendo de la u y como que en realidad pude haber aprovechado ese vuelo como para irme y decirles “ya, me voy a Santiago a probar suerte, chao, nos vemos”, pero en realidad el hecho de que la casa de mis papás haya desaparecido fue como que ellos volvieron al punto cero de su vida. Mi papá estaba como a tres años de jubilarse. Entonces se quedaron sin nada. Después el esposo de mi hermana falleció de cáncer, mis sobrinos estaban chicos… sentí la necesidad de estar cerca.

Vivir en una ciudad como Valparaíso también debe ser fuente inspiración para tu trabajo actoral, ¿o no?

-A mí siempre me ha llamado esta ciudad, por eso quise estudiar teatro aquí también. Esta ciudad es tan particular, tan extraña, tan violenta, tan interesante tal vez desde lo teatral, que cómo no estudiar teatro acá mismo. Y también estoy muy orgulloso de haber crecido en este lugar y decir «estudié teatro en Valpo». Además de lo que te comentaba de mi familia, siento que me he ido quedando porque también las historias que surgen acá me llaman mucho la atención. Cada día escucho una historia nueva o veo personajes nuevos, entonces me dan ganas de seguir estando acá.

¿Cuál es el punto de partida de esta historia? ¿De dónde nace?

-Fueron varias cosas las que se unieron. Por una parte fue el incendio de mi casa, todo lo que se perdió y cómo eso afectó a mi familia. Pero en ese entonces yo estaba investigando el incendio de la Divine, por la obra que yo escribí que se llama “Agorafobia”, una obra que hicimos anteriormente con mi compañía. En ese minuto vi que el fuego nos estaba rodeando por muchas partes. Esa investigación me hizo revisitar varios pasajes de mi infancia, los barrios, ver los lugares desde otra perspectiva. Además pude conocer a muchas personas que habían vivido esa tragedia, gente del mundo gay o no, que me contaron historias muy interesantes, muy bonitas, sobre todo de los inicios del transformismo en Valpo y el Circo Timoteo. Entonces había mucho material valioso que no entraba en la obra y empecé también en paralelo a escribir la película. La película está ambientada en el año 2016, que también es el año en que asesinaron a Nicole Saavedra, un hito que para nuestra región es súper importante y que hasta el día de hoy aún no se cierra. Entonces la película transita en ese período y es un antecedente de terror para la historia, para el personaje protagónico y su familia. Esta idea de que la próxima víctima de esa violencia podría ser él.

“Creo que una de las razones principales de crear acá, es porque acá está mi familia. Mi familia es una parte muy importante de mi vida y mi trabajo, muchas veces son parte de mis proyectos. Cuando estoy produciendo algo siempre estoy pensando en mi familia. Si estuviera en Santiago produciendo, probablemente eso se me haría el doble de difícil. Mis mejores productores son mis papás y mis hermanas”

IDENTIDADES NO BINARIAS

Esta película ha demorado en salir en parte porque no has podido adjudicarte fondos para hacerla. En los próximos días, lanzarás una campaña de crowfounding por Ideame para que la gente te ayude a financiarla. No es el único caso de autogestión y financiamiento en el cine frente a la desprotección del sector cultural. ¿Qué reflexiones tienes al respecto? 

-Han pasado cuatro años desde que presentamos la película a fondos. Han existido recursos para financiarlo, pero las lógicas de evaluación dicen que el tema que trata la película no representa un real conflicto. Eso es lo que nos han dicho distintos evaluadores, año a año, y eso que los evaluadores siempre cambian. Entonces pareciera ser que necesitamos que la identidad de género esté en la palestra para que los evaluadores entiendan que realmente hay un conflicto a la hora de encontrar una identidad en este país. Es cansador esperar que las políticas públicas, la pauta noticiosa y los evaluadores se enchufen y digan «oye, en realidad parece que ser una persona trans no binarie vive un conflicto». Se requiere de una discusión, por lo menos. O sea, pongámoslo ahí en la pantalla y que el espectador decida si es un conflicto o no, que diga qué le parece, abramos el debate, pero ni siquiera esa opción existe o hasta ahora no ha estado al menos.

Durante los últimos años las identidades trans han tenido presencia en el cine con Una Mujer Fantástica de Sebastián Lelio o el documental Naomi Campbell, ambas sirvieron como impulso a la Ley de Identidad de Género que se promulgó en 2018. 

-Es que finalmente la Ley de Identidad de Género que se aprobó igual es una ley que apuesta por lo binario. Por tanto, abrir el espacio a la discusión no binaria todavía está como muy fuera de debate. Cuando apareció “Una mujer fantástica”, la ley estaba en espera y este impulso de la película, la levantó. Pero siempre esa ley se pensó para personas que transitan de masculino a femenino o de femenino a masculino. Las personas que no se identifican dentro de ese binarismo nunca entraron en esta discusión. “Una mujer fantástica” hablaba de la identidad de género de una persona que se identifica en el binario de género en femenino y hasta ahí es lo aceptable.

Foto: Tom Chenette
Vestido: Ángel Nicolás
Maquillaje: Valky Glass

Justamente el personaje protagónico de La isla de las gaviotas, el un joven no binario. ¿Por qué es necesario mostrar este tipo de personajes en la pantalla grande?

-Creo que es necesario entender que existen posibilidades fuera de lo masculino y femenino, y que las personas que no nos identificamos en ninguna de esas dos partes no necesariamente tenemos que sentirnos patologizados, pensando en que estamos enfermos, que tenemos algo que resolver o que esto “es parte de una etapa” o “un proceso”. Piensa que incluso algunas personas trans que ya son mayores en algún momento de su vida tuvieron que decidir si completarse como personas binarias. Imagínate, alguien decidió transitar del masculino a femenino, por ejemplo, pero en realidad no tenía consciencia de que si quería o no operarse ciertas partes de su cuerpo, pero tuvo que hacerlo igual porque eso socialmente era ser una mujer. Imagínate que hay personas que se sintieron empujadas a hacer cosas con su cuerpo que nunca estuvieron seguras de que querían hacer. Eso es porque las demás personas creen que todavía eres un proyecto de cuerpo y que todavía “no te has terminado”.

¿Qué discusión pretendes relevar con “La isla de las gaviotas”?

-Pienso que con esta discusión podemos abrir el espacio a preguntas como ¿Por qué me tengo que completar a esos ojos de la hegemonía femenina o la hegemonía masculina? Si yo soy un chico trans masculino, ¿por qué tengo que tener pelo?, ¿porque todos los hombres tienen pelo? ¿por qué me tengo que ver grande y musculoso? ¿porque así es un hombre? O sea, porque un hombre trans no puede ser lampiño, no puede tener una voz finita. Entonces todos los chicos trans empiezan a querer parecerse a ese modelo masculino para ser aceptados. Lo mismo pasa con las chicas trans, entonces me tengo que ver bonita, me tengo que saber maquillar, me tengo que ver rubia, me tengo que ver muy flaca y se empiezan a asociar esa hegemonía de la belleza, de la masculinidad y la feminidad, cuando a veces no quisieran ser eso. Y si te quedas en ese intermedio, en ese otro lugar, no eres aceptado y se entiende como algo raro, algo fuera de la norma. 

“La Ley de Identidad de Género que se aprobó igual es una ley que apuesta por lo binario. Por tanto, abrir el espacio a la discusión no binaria todavía está como muy fuera de debate. Cuando apareció “Una mujer fantástica”, la ley estaba espera y este impulso de la película, la levantó. Pero siempre esa ley se pensó para personas que transitan de masculino a femenino o de femenino a masculino. Las personas que no se identifican dentro de ese binarismo nunca entraron en esta discusión”

En ese sentido, ¿cómo observas la acotada representación que se ha hecho sobre el universo de las identidades de género en el cine?

-Pienso que una mujer trans es mucho más comercial porque finalmente la figura de la mujer es comercializable en el mundo, sobre todo desde la publicidad, en televisión, en el cine, en el marketing, en la moda. Sobre todo en la estructura capitalista de que el cuerpo de la mujer es el cuerpo del deseo y para que sea un cuerpo disponible para esa heteronorma, esa mujer tiene que ser un cuerpo deseoso, sea cis o sea trans, mientras esté dentro de esa norma, vende. Ahora, una mujer que se sale de esa norma, sea cis o sea trans, es un cuerpo que se castiga socialmente. Por tanto, a una mujer trans se le permite ser trans cuando se ve femenina, se ve maquillada, tiene una voz acorde. 

*La campaña de financiamiento será difundida a través de las redes sociales de Sebastián Ayala:

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