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8 de Marzo de 2021

Carolina Bazán, chef: “A la mujer se le ha ninguneado increíblemente; como si no tuviera capacidad para hacer nada, excepto ser madre”

Ilustración de Patricio Vera

Su restaurante Ambrosía cosecha éxitos y distinciones. Pero su dueña y chef reconoce que ella ha pasado varias dificultades en el rubo gastronómico. Además expone los vacíos legales de las familias homoparentales en Chile. “Si me pasa algo, Rosario no tiene ningún derecho sobre nuestros hijos”, detalla.

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Tres palabras. Tres palabras que, juntas, no suman ni 20 letras. Pero son tres palabras que Carolina Bazán (40) usa para autodefinirse: mujer, cocinera y madre. 

En 2019 la China -como le dicen- fue elegida la mejor chef latinoamericana. Ya cinco años antes había sido reconocida como la mejor del año por el Círculo de Cronistas Gastronómicos por su restaurant Ambrosía, que maneja junto a su pareja, la sommelier Rosario Onetto. 

Pero su éxito en la cocina no se dio sin dificultades por estereotipos de género: “No es hasta que realmente van a tu restaurant, prueban la comida, les gusta, quedan satisfechos con todo, que te tienen respeto. Porque si no, piensan que eres como una cocinera de casa, que lo haces por entretención”, comenta. 

No podemos disociar nuestro género de otros factores, como nuestro estatus socioeconómico y nuestra orientación sexual. En ese sentido, como mujer y lesbiana, ¿cómo evalúas el rol de las mujeres y su situación hoy en Chile?

-Súper importante. Creo que las mujeres somos demasiado inteligentes. No es por comparar, pero de verdad que eso no lo tienen los hombres. La mujer aguanta a un nivel que es incomparable: saca una garra, una fuerza… No se da por vencida nunca. El rol de las mujeres es demasiado importante y en Chile creo que se está notando demasiado y que las mujeres están demasiado power. Me gusta, me gusta porque están tomando las riendas de todos los asuntos y es muy entretenido ver eso.

¿Qué han ganado las mujeres y qué queda pendiente? 

-A la mujer se le ha ninguneado increíblemente. Como si no tuvieran capacidad para hacer nada, excepto ser madre. No se ha tomado en cuenta nuestra opinión, y creo que todo eso se ha ido ganando en los últimos años. Las mujeres han sacado la voz, pero para que las mujeres se destaquen tienen que trabajar el doble que el hombre. En todo. En la cocina también es así. 

¿Te costó abrirte espacio siendo mujer en la cocina? Se suele asociar a la mujer a la cocina del hogar, pero los hombres al rol de chef…

-En la cocina preguntan por “el” chef y cuando me ven y soy “la” chef se sorprenden. Quedan como “¡oh¡”, como si no fuéramos capaces de liderar una cocina. Y he ido de a poco ganando el respeto, pero todavía falta. Cuando empecé con la cocina, empecé súper joven y la verdad es que no le tomaba el peso a ese tipo de situaciones. Pero a medida que vas madurando te vas dando cuenta que cuando tú le dices a la gente que eres cocinera, que estás a cargo de un restaurant destacado, no te consideran, no te toman el peso. Es bien irónico, porque las mujeres siempre han estado a cargo de la cocina. Pero en una cocina profesional, muy poco. Es muy duro el rubro, ser cocinero como profesión. Tienes que ser súper fuerte. Yo a veces digo que somos de otra raza.

“Es bien irónico, porque las mujeres siempre han estado a cargo de la cocina. Pero en una cocina profesional, muy poco. Es muy duro el rubro, ser cocinero como profesión. Tienes que ser súper fuerte. Yo a veces digo que somos de otra raza”.

Hoy, ¿sientes que los hechos hablan por sí mismos y ya te ganaste el respeto necesario o tienes que seguir probando a los demás de lo que eres capaz? 

-Hoy ya me conoce mucha gente, ya saben lo que hago. Pero, si yo llego a un lugar donde nadie me conozca, tendré que demostrar qué es lo que hago, no así si fuera hombre.

¿Las mujeres que ingresen al rubro culinario pasarán por las mismas dificultades que tú pasaste? 

-Creo que hay mucha gente que se autoexilia de este rubro porque sabe que no va a querer sacrificar ciertas cosas de su vida, porque tienes que sacrificar mucho tiempo de familia. Ya después se van quedando las que tienen personalidad bien fuerte para poder salir adelante y ser consideradas.

Aparte del tiempo, ¿qué obstáculos hay para las mujeres? 

-Se trabaja bajo mucha presión, bajo temperaturas altas, te estás quemando todo el tiempo, tienes que levantar cosas pesadas. Los sartenes pesan como dos kilos cada uno… Eso es súper sacrificado, pero está demostrado que se puede y las mujeres que lo logran, las que yo conozco, son súper power. Es bien entretenido porque cuando me ha tocado trabajar con más mujeres se percibe lo potentes que son. 

¿Cómo ves ese tema hacia el futuro, crees que la cocina chilena se va a abrir más hacia las mujeres?

-Hasta hace poco yo tenía un hombre y las demás puras mujeres en mi equipo. Eso antes no se veía, llegaban puros hombres. Y ellas aguantan full. Eso lo dice todo.  

No sólo te has transformado en una de las referentes de la cocina chilena, sino que has abierto un camino a la visibilidad de las familias homoparentales, porque con Rosario tienen dos hijos, Iñaki y Mía. ¿Cómo es ser madre fuera de la heteronormatividad en Chile?

-No tenemos absolutamente nada de qué quejarnos. La sociedad se ha portado muy bien con nosotros, no hemos tenido ningún problema, salvo que soy madre soltera… 

¿En los papeles? 

-Sí. Si me pasa algo, Rosario no tiene ningún derecho sobre nuestros hijos. Si mi familia no quisiera a Rosario, ella no tendría absolutamente ningún derecho sobre ellos y eso le debe pasar a más de una pareja homoparental. Además, el donante de mis hijos no es de Chile. Porque acá, si tú eres madre soltera y cualquier hombre quiere decir “soy el padre” y quiere darles su apellido a los niños, lo puede hacer, y no necesita acreditar absolutamente nada. Para las mujeres no funciona igual. 

¿Sus hijos tienen los apellidos de las dos? 

-Sí. El primer apellido es Onetto, de la Rosario. Decidimos hacer así porque facilitaría bastante porque si se tiene que hacer algún trámite, por ejemplo, a la clínica, ella tiene el mismo apellido que ellos, entonces por último puede ser la tía de mis hijos. 

Hay vacío legal importante, porque ella no puede ser la mamá, pero sí puede ser la tía… 

-Sí, ahí la ven como una familiar. 

“Si mi familia no quisiera a Rosario, ella no tendría absolutamente ningún derecho sobre ellos y eso le debe pasar a más de una pareja homoparental. Además, el donante de mis hijos no es de Chile. Porque acá, si tú eres madre soltera y cualquier hombre quiere decir “soy el padre” y quiere darles su apellido a los niños, lo puede hacer, y no necesita acreditar absolutamente nada. Para las mujeres no funciona igual”.

¿Qué puede mejorar en esa materia para las disidencias sexuales? 

-Creo que legalizar la adopción homoparental y el matrimonio igualitario es el primer paso. Nosotras tuvimos nuestros hijos a través de un donante, pero no todas las parejas quieren o tienen los recursos para eso, y no pueden de otra forma. 

Y si se aprobara el matrimonio homosexual, ¿se casarían con Rosario? 

-Definitivamente. 

*Lee más entrevistas de nuestro Especial 8M.


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