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Entrevistas

18 de Marzo de 2021

Las lágrimas de Maite Alberdi

Gentileza Maite Alberdi

Lloró mucho mientras filmaba “El Agente Topo”, documental nominado al Oscar. Reconoce que si hubiera podido esconder la cabeza dentro de la pantalla que tenía en sus manos, lo habría hecho. No quería que sus protagonistas la vieran así de quebrada, mientras se daban naturalmente escenas de mucha emoción y profundidad. Maite Alberdi es capaz de dirigir lo que, al mismo tiempo, le mueve el alma. De pérdidas, recuerdos, soledad y amor, ése que acompaña cuando la vida se empieza a apagar, conversa en esta entrevista.

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Un campo. Lejos del ruido de la ciudad. Cosechando en su huerta. Con su hijo y nietos revoloteando alrededor. Sentada cerca de su compañero de vida. Todo esto no es más que una postal de ficción clásica para Maite Alberdi. No es la realidad que sueña de vejez. Tampoco se imagina a los 84 años de Sergio Chamy, el protagonista de su último documental. No puede proyectarlo. Piensa que es porque su mamá murió a los 57 años, un año antes de estrenar “La Once” (2014), donde siguió los últimos años de su abuela María Teresa Muñoz con sus amigas. “Sólo sé que no me veo jubilada y que quiero seguir filmando hasta que el cuerpo me deje”, dice. 

Son las diez de la noche. Hoy, más que otros días, costó que Martín -su hijo de tres años- se durmiera. No han sido fáciles las últimas semanas, desde que “El Agente Topo” quedara primero pre-finalista y luego finalista para Mejor Documental en los premios Oscar. Un ritmo de cuatro entrevistas diarias y otras tantas reuniones tienen a Maite Alberdi tan cansada como feliz. Su casa huele a rosas frescas, pero no hay más flores que las bordadas en su chaleco blanco tejido a mano. Silencio. Orden. Ni rastros de días de celebración que quedarán pendientes cuando la pandemia termine. 

La mujer del momento se toma lo que está viviendo con mucha calma: la estatuilla de 4 kilos no es lo único importante a lo que postula estas semanas. 

Gentileza Maite Alberdi

-Estás en la batalla por un Oscar y por un colegio para tu hijo.

-(Ríe). Es muy ridículo porque te juro que postulo con el mismo estrés. Y tiene la misma importancia. No saco nada con ganarme un Oscar si Martín no queda en un colegio. 

Maite Alberdi, directora de “El Salvavidas” (2011), “La Once” (2014), “Los Niños” (2016) y “El Agente Topo” (2020) está convencida de que la nominación de la Academia no hubiera sido posible sin la pandemia. Pasar de un país a otro, recorriendo festivales durante largos periodos de tiempo, no era una opción que se podía dar el lujo de pensar con Martín tan chico. Las reuniones virtuales le dieron las mismas oportunidades que el resto de los competidores. Fue una pelea justa. Si bien sabe que va a llegar el momento donde tendrá que viajar con su hijo, las condiciones actuales no eran el mejor escenario para practicar. 

Un ritmo de cuatro entrevistas diarias y otras tantas reuniones tienen a Maite Alberdi tan cansada como feliz. Su casa huele a rosas frescas, pero no hay más flores que las bordadas en su chaleco blanco tejido a mano. Silencio. Orden. Ni rastros de días de celebración que quedarán pendientes cuando la pandemia termine. 

-¿Qué es para ti el éxito?

-Poder vivir de filmar, y es el regalo que me da la nominación. Me da más años de poder seguir trabajando. O decir, “¿sabís qué?, quiero filmar a este personaje por 10 años porque necesita tiempo”. También es trabajar sin renunciar a buscar a mi hijo al jardín, a ver a mis amigos, a tener una pareja, sin renunciar a la vida. 

-Pensando en esa necesidad de no renunciar. ¿Es más difícil sentir el éxito siendo mujer?

-Mucho más difícil. Me ha costado aprenderlo, poder decir que trabajo estas horas y cobro esto. Tengo que lograr ser exitosa con las horas de trabajo que tengo y hacerlo rentable porque ya no tengo las 12 horas que tenía hace cinco años porque soy mamá. 

Sergio Chamy, el protagonista de “El Agente Topo”, había enviudado hace tres meses cuando decidió aceptar la invitación de Maite Alberdi para el documental. Lo repite en la cinta más de una vez: está de duelo y su mujer ocupa sus pensamientos. Le sobra tiempo y necesita sentirse útil.  Acepta ser el investigador infiltrado en un  hogar de ancianos cuando se da cuenta que conoce de memoria un centro comercial de tanto caminarlo. 

“Poder vivir de filmar, y es el regalo que me da la nominación. Me da más años de poder seguir trabajando. O decir, “¿sabís qué?, quiero filmar a este personaje por 10 años porque necesita tiempo”. También es trabajar sin renunciar a buscar a mi hijo al jardín, a ver a mis amigos, a tener una pareja, sin renunciar a la vida”.

Gentileza Maite Alberdi

-En “El Agente Topo”, el amor está encarnado en Sergio que había perdido hace poco a su mujer. ¿Piensas en ese amor que llega al final de la vida?

-Hay tantas compañías amorosas posibles que no necesariamente son parejas. Pueden ser amigos, hermanos, hijos. Bacán que sea una pareja, pero he aprendido a sentir satisfacción en otras relaciones. Piensa en Sergio, él logra ser feliz y salir del duelo desde el conocer a otros. Renuncia a encontrar otra pareja, pero va saliendo un poco de la pena con los afectos que va recibiendo. Por eso decide no seguir yendo al mall, a la plaza. Sergio se regaló otra oportunidad. 

El tiempo. Las dependencias. La renuncia a ciertos modelos sociales. En eso conectan sus documentales, dice después de pensarlo unos segundos. “En ‘Los Niños’ no se podían casar porque entendemos el matrimonio bajo ciertos parámetros. Por ejemplo, no trabajan y eso no los hace independientes. ¿Por qué eso no va a ser un matrimonio?. Lo mismo con el Alzheimer, ¿por qué si no te recuerda va a dejar de ser tu pareja? Hay que romper con esto”, comenta. 

-¿‘El Agente Topo’ es tu documental favorito?

-Qué difícil pregunta. Mi abuela te habría dicho: “Yo tengo cinco hijos y no todos los dedos de la mano son iguales”. Son cariños distintos. El Topo es una película que nos costó mucho hacer. La filmé embarazada, vivimos muchos duelos entre medio, nos pasaron muchas cosas haciéndola y por eso carga con mi historia y las pérdidas de mi equipo en el proceso. Por eso le tengo un cariño especial porque me siento orgullosa de haberla terminado.  

“Nunca te pones cuero de chancho con la vejez”

La realidad del hogar donde grabó “El Agente Topo” en 2018 podría haber sido la misma que la del 2020 en pandemia, dice. La soledad y el abandono de las personas que filmó era exactamente la misma y los funerales no alcanzaban las cinco personas. Para la película, cada uno de los que apareció firmó un consentimiento simbólico que se sumó al de sus familias. Los que estaban completamente abandonados fueron autorizados por la directora del hogar, que pasó a ser su tutora legal.

“El Topo es una película que nos costó mucho hacer. La filmé embarazada, vivimos muchos duelos entre medio, nos pasaron muchas cosas haciéndola y por eso carga con mi historia y las pérdidas de mi equipo en el proceso. Por eso le tengo un cariño especial porque me siento orgullosa de haberla terminado”.

-¿Lloraste mientras filmabas?

-Lloré mucho. Las escenas que uno puede llorar viéndolas son las que lloré filmando. Cuando está Rumira en el pasillo y Sergio le dice que llore. Ella está en confianza para llorar con él, conmigo, con el equipo. La que no pude ni mirar fue cuando Marta le canta “Te quiero”, al final. No podía parar. 

-¿Te has ido poniendo más cuero de chancho con el tema de la vejez?

-Nunca te pones cuero de chancho con la vejez pero he vivido muchos duelos y la muerte la asumo como parte de la vida. Me tocó filmar la muerte de mi abuela, mis muertes familiares. Cuando murió la Anita y Andrés, los personajes de “Los Niños”, fue muy doloroso. Aprendes a vivir con la pena. 

Gentileza Maite Alberdi

-El Alzheimer ha sido un tema que has seguido de cerca hace años. ¿Le tienes más miedo a una vejez que olvida?

-No le tengo miedo, porque no lo siento tan desconectado de la realidad. Las personas que he filmado con Alzheimer, o que conozco con esta enfermedad, se vinculan igual de alguna forma. La Marta, por ejemplo, que no se acuerda de nada, le termina cantando a Sergio “Te quiero” y le dice “siempre en mis noches estarás tú”. Cuando voy, me reconoce en los afectos. El Alzheimer es muy triste pero para los cuidadores.

Lloré mucho. Las escenas que uno puede llorar viéndolas son las que lloré filmando. Cuando está Rumira en el pasillo y Sergio le dice que llore. Ella está en confianza para llorar con él, conmigo, con el equipo. La que no pude ni mirar fue cuando Marta le canta “Te quiero”, al final. No podía parar. 

Una ceremonia sencilla

Hace un año se instaló en su actual casa. Sus amigas le propusieron hacer un ritual de limpieza que Maite encontró ridículo pero aceptó. Se dividieron los espacios y empezaron a pedir deseos. A ella le tocó el baño; y de la mano de su amiga y productora Marcela Santibañez se prometieron llevar “El Agente Topo” a la Academia. “Todas se rieron de lo locas que estábamos porque en ese momento era un absurdo”. No fue suerte, dice más seria. “La nominación fue el reconocimiento a años de intenso trabajo”. 

Junto con la noticia de estar seleccionadas se enteró que la ceremonia del 25 de abril será presencial. Sin alfombras rojas, fiestas, grandes almuerzos y con menos invitados, cree que el evento está muy en la línea de su documental: más aterrizado y  sencillo. 

Gentileza Maite Alberdi

-Estar seleccionada en los Oscar, ¿te pone presión en el documental que estás trabajando ahora?

-No, porque tiene que ver con un aprendizaje vital: a dónde quieres llegar y qué vas a hacer en tu día a día para llegar a eso. En marzo del año pasado, cuando empezó la pandemia, las únicas locas que invitaban a un Zoom a gringos éramos nosotras. Ahora sueño con filmar fuera de Chile y hacer una película en Japón aunque todos nos pregunten cómo lo vamos a hacer si no hablamos japonés. Me imagino vieja filmando. 

-¿Qué escena te imaginas cuando piensas en el día de la premiación?

-Vivía en una casa donde se hacían pollas para el Oscar, te estoy hablando de grandes apuestas familiares. Cada uno iba con su cartón y poníamos plata.. Tengo tantas fotos de mi mamá enferma pero apostando para la polla del Oscar. En esa familia que competía con tarrito, ahora es por mí por la que tendrán que jugársela.

Ahora sueño con filmar fuera de Chile y hacer una película en Japón aunque todos nos pregunten cómo lo vamos a hacer si no hablamos japonés. Me imagino vieja filmando. 

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