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Entrevistas

25 de Marzo de 2021

Marcelittle, el publicista que imagina el futuro de Chile

Gentileza Marcelittle

Sin título profesional, Marcelo Ortuya comenzó su carrera en publicidad con apenas 18 años. En menos de una década ya ha trabajado con grandes marcas y como creativo en agencias transnacionales. En 2018 comenzó a imaginar cómo será nuestro país durante las próximas décadas a través del Instagram “Future Chile”, que hoy tiene casi 120 mil seguidores. Aquí reflexiona sobre la publicidad, el futuro y el impacto del estallido social en el trabajo que hace.

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Durante el invierno del año 2018, Marcelo Ortuya (26) iba caminando por Providencia, a pocos metros del Costanera Center. Era de noche y llovía, cuando de repente vio a lo lejos una publicidad de una bebida: “un letrero de neón que se veía como en un ambiente distópico, con una estética cyberpunk, nocturna, media futurista”. Cuando llegó a su casa pensó que quería hacer esa misma proyección, pero con otros anuncios tipo Blade Runner, que era la película que estaba en vitrina en ese momento. Después pensó en proyectar otras cosas, como el metro, la sociedad y distintas publicidades futuristas, todo en el contexto de Santiago. “Quise hacer la versión futurista de Santiago Adicto, dice hoy a The Clinic.

Así nació primero Future Santiago, página que, por su éxito, dobló la apuesta y terminó llamándose Future Chile. Una plataforma -que ya cuenta con 119 mil seguidores- donde Marcelo imagina a la primera presidenta trans, a Chile campeón del mundial 2038, el fin de las bencineras, viñas flotantes e incluso una guerra mundial en 2099. Un proyecto que, sin las herramientas que fue adquiriendo en estos años como publicista, no habría sido posible. Pues se reconoce como publicista de oficio, no de profesión. “Salí del colegio y entré al tiro a una agencia de publicidad” hecho -trabajar sin un título- que para él fue “derribar una barrera”. 

El apodo “Marcelittle” se lo puso un amigo. Él lo adoptó “porque lo encontró genial, como sonaba y por lo que significa, obviamente”. Marcelo tiene enanismo, una enfermedad que, a diferencia de la falta de educación profesional , nunca le significó grandes obstáculos “ni en el colegio, ni en el quiebre a la adultez, ni en el profesionalismo. Tal vez me ha tocado mucha suerte, pero también pasa por un tema de personalidad. Gente estúpida va a haber siempre, pero no me han tocado situaciones tensas. Como te digo, he tenido bastante suerte, pero también vale como uno enfrenta en el minuto sus diferencias, no como adversidades”.

En cuarto medio, revisando las mallas de la carrera en distintas universidades, ninguna le gustó.  “Las mallas de publicidad eran ridículas, de 4 o 5 años  y solo un 10% era creatividad, que era el área que a mí me gustaba”, dice.  Marcelo, según cuenta, siempre estuvo ligado al arte pintando, haciendo esténcil en la calle, dibujando o haciendo esculturas: “En el colegio esa era mi característica, siempre me encantó el lado creativo desde lo visual, y más maduro descubrí que hay carreras donde estas habilidades se pueden explotar aún más”.

Un día, un profesor que trabajaba en su instituto, lo llevó a conocer Catedral, agencia de publicidad donde él trabajaba. Estuvo un año como practicante ganando 50 mil pesos. “Pero me estaban pagando por aprender y establecerme en el mercado de la publicidad. Era consciente de eso”, dice.  

Después de ese período, Marcelo entró a McCann, una de las agencias más importantes del país, y comenzó a trabajar con grandes marcas como Adidas, Nestlé o Peugeot. Hoy ya ha pasado por varias oficinas y se desempeña en la empresa Havas, donde lleva la cuenta de Claro. Y si bien es algo que le apasiona, lo ve como “un trabajo diario. La pega es pega y uno tiene que hacerla bien, pero no es algo que pueda evaluar con tanto orgullo como el arte u otros proyectos personales”.

Se comenta mucho que la publicidad cambió con el estallido social. ¿Coincides?

– Sí, creo que hubo un cambio, pero no sé si para peor o mejor. Ahora las marcas son más cuidadosas y han regulado sus mensajes, porque ahora el espectador tiene voz en redes sociales y en cualquier publicación hay comentarios aprobando o rechazándola. Cosas que antes no se veían, porque a las marcas no les importaba ese feedback. Con este contexto, ahora se fijan más en qué, y cómo lo dicen; en la imagen que sale; en el tipo de personas que se ocupan; en cómo tratar al cliente (…). Ha habido un cambio desde el estallido, pero como un tema social global en muchos ámbitos: género, discriminación, racismo. La gente está un poco chata y exige una comunicación más coherente, realista y correcta.

“HAGÁMOSLA REAL”

Cuentas que Future Chile nació de una forma más bien espontánea… ¿Trabajas solo?

– Sí, desde el origen he sido yo, porque tengo las herramientas gráficas y de narración. Obviamente la gente me da ideas y voy rescatando cosas buenas. Además, uso material de fotógrafos de Instagram a quiénes les doy créditos para colaborarnos, pero la idea desde la gestación fue solo mía.

¿Te llamó la atención el éxito rápido que tuvo cuando nació?

– En realidad no fue tan así, los primeros seis meses tenía solo mil seguidores. La página estalló cuando SantiagoAdicto compartió el post que hice de la bandera LGBTI+ gigante frente a La Moneda y llegué a 6 mil de una. Incluso cuando saqué el libro, le mandé una copia de regalo a Rodrigo Guendelman, porque mucho del éxito inicial de la página se lo debo a él.

Al momento de crear las publicaciones, ¿tomas en cuenta lo que piensa el colectivo o tu público?

– Siempre, y trato de hacerlo de la manera más transversal posible. No considero solo mi opinión o mi postura, trato de tener altura de miras e intentar generar debate. La mayoría son ideas 50% buenas, para cualquier punto de vista, lo que es bueno para permitir conversaciones al respecto.

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¿Cuál ha sido tu publicación favorita?

-No sé si te podría decir una puntualmente, pero hay algunas que han tenido más éxito. Por ejemplo, hay una que es simple y no tan futurista, la de los sellos de agua, que postulaba que productos del comercio -alimenticios o lo que sea- llevaran una etiqueta que transparentara el consumo de agua que involucraba su producción. Como una palta que requiere 2 mil litros o un pantalón más de 3 mil. Eso daría una consciencia sobre la sequía en Chile y me hizo sentir muy bien, porque su éxito no se debe a un letrero con luces, un holograma, o una cuestión volando, sino que es un futuro súper tangible y cercano, que sin ir más lejos, podría ser mañana mismo.

También Marcelo menciona la publicación que cree es la que ha tenido más likes en la historia de la página: una intervención artística en un paso de cebras con la cara de Martín Pradenas donde se ve “tras las rejas” y con la palabra “justicia”. “La gente la viralizó mucho, porque al igual que la de los stickers del agua, era como ‘hagámosla real porfa’”.

¿Future Chile también cambió con el estallido?

– Si, tomé un bando súper claro a nivel comunicacional y aunque me costó un par de seguidores, gané otros y nunca dudé de hacerlo. El contexto sociopolítico que vivimos en ese momento era súper relevante y yo no podía hacerme el huevón, como sí lo hicieron todas las marcas, que se quedaron en silencio por miedo a las funas. Tenía una visión clara, transversal y justa, creo yo. Ocupe las redes para eso, tanto para las historias futuristas, como para difusión de vulneraciones a los derechos humanos. Eso trajo más recompensas que problemas.

Menciona eso porque aún recuerda tres mails que le llegaron con amenazas: “decían cosas como ‘cuidado con lo que publicas’, ‘sabemos donde trabajas’ y cosas así. En el momento fue heavy, pero ya quedó en el pasado y no pasó a mayores”.

IMAGINAR EL FUTURO

Marcelittle no se apega a las ideas y se define más bien como una persona que desecha lo que le deja de hacer sentido. Aunque Future Chile podría ser el proyecto de su vida, no le gusta pensar en proyectos definitivos.  Hoy su tiempo libre es ocupado en el lanzamiento de “Color”, una marca de lentes que inventó. “Que no te extrañe si en un par de años más Future Chile no existe más”, puntualiza.

¿Siempre tuviste una fijación especial con el futuro?

– Nunca había desarrollado la idea pintando, ni escribiendo, ni nada, pero siempre me ha gustado por ejemplo el cine de ciencia ficción, mis películas favoritas son Blade Runner y Volver al Futuro. Me llamaba mucho la atención la estética y la historia, pero no era una inquietud constante, era solo un gusto en particular.

¿Cómo imaginas el Chile post pandemia? 

– Creo que cambiará rotundamente nuestra vida y cómo la vivimos. Si creo que se acabará, aunque no sé cómo. Pienso que no es absurdo imaginar que esto siga escalando o evolucione de distintas formas. 

¿Y con una posible nueva Constitución?

– Ahí si soy más escéptico. No creo que cambien muchas cosas, por lo menos a corto plazo. Considero que era necesario cambiarla, pero más como un mensaje comunicacional desde la sociedad al poder, más que algo tan tangible o efectivo. 

Tu página es un futuro basado en un imaginario colectivo, de una imagen país… ¿Cómo imaginas tu futuro?

-Me veo con mayor éxito a nivel de masividad, ojalá que la marca de lentes sea tan grande como para poder dedicarme a eso y quizás ampliarla a otros productos. A nivel profesional, si bien quiero mucho a la publicidad, me proyecto máximo hasta los 30 en el rubro. Y sobre la página, seguir publicando, pero no sé si con la misma constancia, porque filtro mucho más las ideas. Eso conlleva una pérdida de seguidores, pero prefiero pagar ese costo para publicar cosas tranquilo, contenidos que generen una conversación, más que publicar por publicar.

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