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Opinión

7 de Abril de 2021

Columna de María José Cumplido: Agotadas de cuidar solas

Las cifras son contundentes: de quienes cuidan, más de un 90% son mujeres. De ellas, la mayoría ha tenido que dejar sus empleos, su salud mental ha empeorado, tienen menos redes de apoyo y la posibilidad de elegir un proyecto de vida sigue siendo muy bajo.

María José Cumplido
María José Cumplido
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En 1908, un grupo de mujeres obreras publicó el periódico “La Palanca” para dar cuenta de las vivencias que, como mujeres, tenían en un Chile que se estaba industrializando. Allí las críticas hacia la situación de las mujeres que eran “esclavas del hogar” abundaban, dando cuenta de la poca preocupación de la sociedad hacia quienes cuidaban y hacían las labores domésticas. Pese a que levantaron estas demandas en los movimientos populares del principio de siglo, el movimiento obrero poca atención le prestó. 

Más de cien años después continuamos hablando del problema que ha significado para las mujeres el hecho de considerar los cuidados como algo privado y, además, gratuito. Las cifras son contundentes: de quienes cuidan, más de un 90% son mujeres. De ellas, la mayoría ha tenido que dejar sus empleos, su salud mental ha empeorado, tienen menos redes de apoyo y la posibilidad de elegir un proyecto de vida sigue siendo muy bajo.  

 Si queremos conseguir la igualdad entre hombres y mujeres debemos hacernos cargo como sociedad de todas las condiciones que dificultan alcanzar dicho fin. El cuidado, por cierto, que es uno de ellos. Si bien se ha avanzado en estos temas desde la política pública como el Posnatal, la ley SANNA, el programa Chile Cuida. Estos se han hecho de manera aislada, con bajo presupuesto y manteniendo la baja corresponsabilidad. Por ejemplo, menos del 10% de los municipios en Chile tiene planes de cuidado implementados.

Es por eso por lo que me parece fundamental considerar el derecho al cuidado, es decir, el derecho a recibir cuidados y el derecho a elegir si se quiere cuidar o no. Eso implicaría mirar los cuidados como una responsabilidad social y no como una responsabilidad propia de las mujeres, como ha sido hasta hoy. Este derecho debe ser promovido por el Estado y por la sociedad en su conjunto, otorgándole el valor social que merece y dándole el presupuesto necesario para promover la igualdad entre hombres y mujeres que, además, ha retrocedido escandalosamente debido a la pandemia. 

“Este derecho debe ser promovido por el Estado y por la sociedad en su conjunto, otorgándole el valor social que merece y dándole el presupuesto necesario para promover la igualdad entre hombres y mujeres que, además, ha retrocedido escandalosamente debido a la pandemia”.

Casos internacionales hay. Uruguay tiene un Sistema Nacional de Cuidados, la ciudad de Bogotá lo implementó hace unos años, todo con vistas a centralizar los datos y hacer políticas públicas que se integren y logren llegar adecuadamente a las personas. De una forma más audaz, varios países proponen una Renta Básica Universal que sería más ágil en entregar beneficios y reconocería toda la gama de actividades relacionadas a los cuidados. 

Sea cual sea el mecanismo, tenemos que aprovechar que por primera vez tendremos una Constitución paritaria donde, las mujeres, tendremos voz en cómo se piensa el rol del Estado y cómo se piensa la relación entre este y los y las ciudadanas.  Para que nunca más pase que estos temas sean tratados como problemas “menores” y no como problemas que afectan a la sociedad en su conjunto y que son esenciales para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres. 

*María José Cumplido es Historiadora, escritora y candidata a la Convención Constituyente por el distrito 11.

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