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Reportajes

19 de Abril de 2021

La pesadilla de Francisca Moll

Crédito: Cortesía de la familia

El pasado 4 de abril, la joven de 37 años se suicidó tras una serie de eventos de violencia física, psicológica y sexual vividos con su expareja. Familiares y amigos recuerdan lo ocurrido y piden justicia en los procesos judiciales contra el agresor. La primera audiencia está prevista para el próximo 27 de abril.

Por

-Ustedes tienen que ser hombres buenos. Nunca les peguen a las mujeres. ¿Qué se hace con las mujeres? 

-Se les respeta. 

-Y si una mujer les pega a ustedes, ¿qué tienen que hacer? 

-Hacernos a un lado. 

Desde el 24 de marzo de 2019, Francisca Moll repetía a diario esa conversación con sus dos hijos, según recuerda su familia. Los nombres de los niños no serán identificados en este reportaje a pedido de su abuela, Rosa Elena Moreno. 

Que Francisca mantuviera dicho diálogo desde ese día preciso no era casualidad. Ese 24 de marzo ella presentó la primera denuncia en contra de su expareja, con quien había terminado tres semanas antes. Mientras ese martes estaba tomándose un café en un Starbucks con un amigo, su expololo se le acercó. Entonces, de acuerdo con la denuncia y según recuerdan testigos, le gritó: “Eres una puta, hija de perra, eres una maraca. Eres lo peor que me ha pasado”.

Ella se fue del lugar. Pero su ex -cuya identidad no será revelada a pedido de la familia de Francisca- la siguió hasta el estacionamiento del mall Parque Arauco, donde siguió ofendiéndola e intentó ingresar a su camioneta. Desesperada, Francisca terminó golpeándolo en el rostro. Él le agarró las dos manos con fuerza y, tras un intenso forcejeo, le pegó, rompiendo uno de sus dientes, ya delicados por el lupus -una enfermedad autoinmune- que ella padecía. 

Según archivos policiales y judiciales, amigos y familiares de Francisca, ése fue el primer episodio de una serie de eventos de violencia física, sexual y psicológica a los cuales ella se enfrentó. 

Dos años y seis días después, el 4 de abril pasado, Rosa Elena encontraría a su hija sin vida en su departamento. Se había suicidado. Tenía 37 años.  

Desesperada, Francisca terminó golpeándolo en el rostro. Él le agarró las dos manos con fuerza y, tras un intenso forcejeo, le pegó, rompiendo uno de sus dientes, ya delicados por el lupus -una enfermedad autoinmune- que ella padecía. 

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Desde enero de este año Rosa Elena buscó estar todos los días junto a Francisca. Producto de la violencia que sufrió, de acuerdo con sus doctores, ella fue diagnosticada con epilepsia y parálisis facial. 

“Panchi es mi única hija, éramos sólo las dos y mi marido, su padrastro. Yo estaba muy pendiente de ella; y ella me decía que yo la ahogaba. Ese fin de semana largo de Pascua de Resurrección, el papá de los niños (con quien Francisca siempre mantuvo una “excelente relación”, según todos sus cercanos) estuvo con ellos. Y ella me dijo que no quería quedarse conmigo: “Por favor, déjame un puto fin de semana no saber de abogados, no saber del neurólogo, no saber de los doctores, no saber del psicópata, no saber de nada. ¿Es mucho pedir?”, dice Rosa Elana que le dijo su hija. “¿Qué le puedes decir a una persona que se lo está pidiendo así, con esa energía, con esa necesidad?”, se pregunta la madre. 

El jueves 1 de abril Francisca se fue a la casa de un gran amigo del colegio, asegurando que ahí estaría hasta el domingo. El sábado conversó con su madre, preguntándole cómo estaba, si estaba tranquila. “Cuídate, mamita, me dijo. Yo le respondí ‘dulces sueños, hija’. Pero nunca pensé que esos sueños serían eternos”, comenta. 

El domingo, el papá de los niños llamó a Rosa Elena preocupado, porque Francisca no contestaba su celular. La mamá telefoneó entonces al amigo de su hija, para preguntarle cuándo la iba a dejar a su casa. Él le contestó que el día anterior lo había hecho. 

Rosa Elena fue corriendo al departamento de su hija. Además de encontrarla muerta, vio algunas cartas dejadas por Francisca a sus seres queridos y su celular sobre una mesa. Uno de los últimos mensajes recibidos en WhatsApp era de su expareja. En él, enviaba a “Fran” -como le decía- una foto de anillos de compromiso y le decía “eres la mujer de mi vida”. 

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Profesora de Educación Física, Francisca era conocida entre sus alumnos por ser muy exigente. Trabajó en gimnasios, fue preparadora física del grupo de rugby de la Universidad de Chile, hizo clases personalizadas, y cuando vivió en Antofagasta fue jefa de carrera de la Universidad Santo Tomás y la primera profesora de educación física que dio clases de natación en la Teletón. 

Rosa Elena fue corriendo al departamento de su hija. Además de encontrarla muerta, vio algunas cartas dejadas por Francisca a sus seres queridos y su celular sobre una mesa. Uno de los últimos mensajes recibidos en WhatsApp era de su expareja. En él, enviaba a “Fran” -como le decía- una foto de anillos de compromiso y le decía “eres la mujer de mi vida”. 

Antes de regresar a Santiago, hace cinco años, la madre de uno de los niños atendidos por ella le dedicó un largo texto en el que destacó “la dedicación que entrega cada día a cada uno de nuestros angelitos (…) Has sido el pilar fundamental y el motor de arranque de cada uno de sus logros”. 

“Quien conocía a Francisca se encantaba con su radiante forma de ser. Era una amante de la vida. Y, si se caía, se volvía a levantar con más fuerza que antes”, recuerda su mejor amiga, Karinna Wiegand, añadiendo que “todo cambió” tras conocer a su ex, poco después de separarse del padre de sus hijos.  

Francisca junto a Karinna. Crédito: Cortesía de Karinna

Lo vio por primera vez en el Club Subterráneo, en Providencia, en octubre de 2018. Era la celebración de un año de matrimonio de una de sus amigas. Según recuerdan, él alejó a unos extranjeros que estaban molestando a su grupo de amigas. Empezaron a conversar e intercambiaron teléfonos. 

Todos sus amigos y familiares coinciden que al principio él se portó como “un hombre ideal”. Pero eso fue cambiando con el tiempo, especialmente tras el término de su relación en marzo de 2019. 

***

Días después de que Francisca hizo su primera denuncia, su ex le pidió perdón. Dijo que el golpe fue un accidente, que había estado celoso. 

Luego de eso, Francisca no ratificó la denuncia en Carabineros, y la causa no avanzó en la justicia. Sus amigos y familiares confirman que el ex pololo le exigía que siempre le informara donde estaba, que le enviara sus ubicaciones por GPS. 

Durante ese período, recuerda Roberto Parra, amigo de Francisca, ella se alejó de varias personas, incluso de él mismo: “Aunque nos hablábamos con frecuencia, ya juntarnos era más difícil. Con el paso del tiempo, ella ya no me decía muchas cosas. Se acotaban las conversaciones a más que nada cómo estaban sus niños, y sería”. 

Francisca junto a Roberto. Crédito: Cortesía de Roberto

En octubre de 2019, después de varios meses, Francisca salió con algunos amigos. Al regresar, su ex estaba en el portón de su casa y le obstaculizó el paso. Le preguntó dónde había estado, con quiénes había estado. Pidió que conversaran. 

Francisca accedió, pero tomó la decisión de no salirse del auto. Su expareja entonces la tomó del cuello con una mano. Con la otra le afirmó la boca y tiró con fuerza hacia abajo, como relataría ella después en su denuncia. De esta forma, sacó de raíz cuatro piezas dentales de Francisca, según su informe médico pedido por la policía. 

Llamó a los Carabineros. Cuando ellos llegaron al lugar de los hechos, su ex le enviaba mensajes. “Te la vas a ver conmigo”; “no se te ocurra hacerme algo”, la amenazaba. Así lo cuenta Rosa Elena, quien ese día había ido a cuidar a sus nietos.  

Los oficiales la convencieron de que si él la llamaba, ella contestara el teléfono. Así ocurrió y gracias a eso supieron la ubicación de su ex. Francisca denunció el hecho el 2 de octubre de 2019. Detuvieron a su expololo y al día siguiente formalizaron la situación ante el Juzgado de Garantía de Colina. Se le prohibió acercarse a Francisca en un radio de 200 metros y recibió orden de libertad.

Pese a eso, él siguió escribiéndole por correo. La amenazaba diciendo que divulgaría las fotografías con carácter sexual que le había sacado. Le decía que las mostraría en su trabajo, para que no pudiera seguir laborando con niños, y a los tribunales, para que le quitaran sus hijos. 

Finalmente, según la abogada de Francisca, María Verónica Rocca, “ella sintió que no tenía más alternativas. Sentía terror de lo que él pudiera hacer, no a ella, sino a sus seres queridos. Así, ella desistió de la denuncia en diciembre de 2019, indicando que los dientes no se los había arrancado su expareja, sino que ella había frenado muy fuerte, estrellándose con el manubrio del vehículo”. 

En febrero de 2020 se llevó a cabo la audiencia para dejar sin efecto la prohibición de acercamiento. Su abogada comenta que “el tribunal no le preguntó el porqué de su decisión, algo habitual tratándose de víctimas de violencia intrafamiliar”. 

Finalmente, según la abogada de Francisca, María Verónica Rocca, “ella sintió que no tenía más alternativas. Sentía terror de lo que él pudiera hacer, no a ella, sino a sus seres queridos. Así, ella desistió de la denuncia en diciembre de 2019, indicando que los dientes no se los había arrancado su expareja, sino que ella había frenado muy fuerte, estrellándose con el manubrio del vehículo”. 

A pesar de ello, el fiscal a cargo, Alejandro Sánchez, igualmente solicitó que se condenara al ex de Francisca a 540 días de presidio menor por el delito de lesiones menos graves en contexto de violencia intrafamiliar “y la prohibición de acercarse a la víctima, así como las demás accesorias legales (reclamaciones secundarias en relación con el objeto principal de la demanda) que correspondan y costas de la causa”. 

La audiencia, a pedido del fiscal Sánchez, quedó fijada para el 27 de abril de 2021. El fallecimiento de Francisca no altera que ese procedimiento se lleve a cabo. 

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Cuando se le pregunta a Rosa Elena o a su hermano Ricardo -quien era como un padre para “Panchi”- por qué han decidido no dar a conocer el nombre de la expareja de su hija, su respuesta es clara: no quieren entregar ningún material que puedan usar en su contra. 

“Tampoco queremos que lo funen, que él se quede como alguien a quien la vida se le hizo imposible por comentarios en redes sociales. No voy a claudicar hasta que la justicia se haga de verdad. Es la promesa que le hice a mi sobrina. Queremos que haya justicia y que nadie se equivoque: él fue victimario, no la víctima.”, afirma Ricardo. 

El abogado de la contraparte sostuvo que por el momento no está autorizado “a opinar o señalar algo respecto al caso investigado”. Pidió además no ser identificado porque “al parecer ingresará otro estudio jurídico en su defensa”. Al ser indagado sobre la posibilidad de conversar con quien aún es su cliente, dijo que “él está interesado en declarar a la prensa, pero sólo después de la audiencia”. 

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La audiencia del 27 de abril no será la única. Porque Francisca también realizó una última denuncia en contra de su ex. 

El 24 de diciembre de 2020 ella recibió un mensaje de su expareja diciendo que necesitaba buscar las pertenencias que se le habían quedado en el departamento de Francisca. 

Fue al día siguiente. En las cámaras del edificio se ve a él y a Francisca juntos en el ascensor. Ella usa una polera manga larga.

El 3 de enero de 2021, en conversaciones con otra amiga suya, Pía Jorquera, Francisca le dijo: “Ese tipo no me deja de molestar y amenazarme. Ahora me está pidiendo plata y no me deja en paz. Hace poco me pegó, me dejó los brazos morados y tengo que andar con manga larga para que los niños no vean nada. Hoy amanecí con todo el lado izquierdo paralizado. Estoy chata de todo. Quiero paz para mí y mis niños”. 

Francisca junto a Pía. Crédito: Cortesía de Pía

Pía le preguntó detalles de qué había ocurrido. “Me manipula, me amenaza, me amedrenta y le tengo miedo”, le contó Francisca. Su amiga conversó con Rosa Elena y otros cercanos a Francisca. La convencieron a denunciar. 

El 4 de enero lo hizo. Informó que había sido agredida y que su ex le había exigido tener relaciones sexuales “de despedida”. Ella, según todos sus amigos, dijo que accedió porque temía que la siguiera pegando. El informe médico revela que ella resultó con lesiones de carácter leve debido a equimosis y hematomas en región frontal, antebrazos, muslos y piernas.

Pía le preguntó detalles de qué había ocurrido. “Me manipula, me amenaza, me amedrenta y le tengo miedo”, le contó Francisca. Su amiga conversó con Rosa Elena y otros cercanos a Francisca. La convencieron a denunciar. 

El Ministerio Público propuso la aplicación de una multa de 1 UTM (unos $50.000). Su ex reclamó la imposición de ésta y hay una audiencia prevista para mediados de agosto.

***

Poco después, Francisca fue a un centro médico para tratar su parálisis facial, que empezó días después de la Navidad. Allí se encontró a su expareja esperándola. Una secretaria aseguró que él había ido varios días seguidos al lugar a preguntar por ella. 

De acuerdo con amigos y familiares, a pesar de que avanzaba con la denuncia, durante sus últimos meses Francisca vivió aterrorizada. “Era otra persona: estaba demasiado flaca, su carita chupada, su luz apagada, vivía amedrentada”, recuerda Roberto. 

Pía comenta que “cada una de sus palabras era de un terror y de un pánico tremendo. Ella estaba por el suelo. Tenía un miedo de mierda, que no había cómo sacarlo de encima. Era una constante, pensaba en el daño que él le podía hacer a su entorno”. 

Francisca junto a sus primos. Crédito: Cortesía de la familia

El abuso y el suicidio van de la mano, afirma Paulina del Río, presidenta de la Fundación José Ignacio, que trabaja en la prevención de suicidio y en el acompañamiento a personas que han perdido un ser querido de esa forma.

“Es un factor que hay que pesquisar. En el caso de Francisca vemos eso: un abuso sostenido, un dolor acumulado. El abusador lo que hace es ir destruyendo a la víctima poco a poco, le produce un agotamiento mental, hasta que la hace sentir que está en un callejón sin salida”, sostiene la experta, quien llama a las personas que sufren abuso a acercarse a los centros de apoyo y a psicólogos. 

El suicidio es un fenómeno complejo y multifactorial. Pero es una causa de muerte prevenible. Las cifras de suicidio oficiales preliminares facilitadas por el Ministerio de Salud no muestran un alza significativa en el último año, pero eso no cuenta los intentos de suicidio. “Hoy, por cada suicidio completado, hay 20 personas más que hacen un intento en Chile. Por eso es tan importante que logremos llegar antes a las víctimas”, sostiene Paulina del Río. 

Johanna Olivares Gribbell, directora nacional del Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género (SernamEG), afirma que sus profesionales estuvieron siempre a disposición de Francisca para poder entregarle todo el acompañamiento y apoyo psico-socio-jurídico que necesitaba, “como lo hacemos en todos los hechos de violencia que afectan a la diversidad de mujeres en nuestro país”. Por derechos de pacientes, este organismo no puede informar si ella utilizó o no sus servicios. 

El SernamEG reiteró su llamado a todas las mujeres sobrevivientes de cualquier tipo de violencia a acercarse a las instituciones correspondientes y pedir todo el apoyo necesario. Y añadió que espera que pronto se apruebe la Ley de Violencia Integral, que fue despachada en enero al Senado. “Esta nos permitirá tener mayores facultades para apoyar y acompañar a las mujeres víctimas de violencia, así como también en los procesos legales para hacer justicia frente a los hechos de violencia que afectan hoy a las mujeres en Chile”, sostiene Johanna Olivares Gribbell. 

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A fines de marzo, pocos días antes del final, un abogado le comentó a Francisca que, pese a todos los antecedentes, era muy difícil que su ex fuera detenido. 

“Siento que estoy contra la pared, que estoy remando, remando, remando, pero cuando me dan respuestas así (que es muy difícil que el tipo se vaya preso), es como ¡CTM! (…) De repente me voy a la mierda con convulsiones que en mi puta vida me habían dado (…) ¡Broma que con todos los antecedentes no va a entrar (a la cárcel)! O sea, imagínate todos estos weones que han matado minas o cosas así, me dijeron ‘créeme que muchos quedan libres y con libertad vigilada’ o weas por el estilo. (…) O sea: crónica de una muerte anunciada”, escribió Francisca a Karinna vía WhatsApp. 

“‘Él me va a matar’, nos repetía constantemente”, recuerda Pía. 

En Chile, el femicidio está tipificado. Pero el suicidio femicida no. Hace un mes, la Cámara de Diputados aprobó y envió a segundo trámite legislativo el proyecto de Ley Antonia, que busca proteger a las víctimas de delitos sexuales, como Antonia Barra, la joven de 21 años que en 2019 se suicidó tras haber sufrido una violación. El texto añade una disposición que tipifica la figura de incitación al suicidio, estableciendo que sancionará con pena de presidio menor en sus grados medio a máximo (de 541 días a cinco años) “al que indujere a otro que se suicide, si se produce la muerte”.

“Siento que estoy contra la pared, que estoy remando, remando, remando, pero cuando me dan respuestas así (que es muy difícil que el tipo se vaya preso), es como ¡CTM! (…) De repente me voy a la mierda con convulsiones que en mi puta vida me habían dado (…) ¡Broma que con todos los antecedentes no va a entrar (a la cárcel)!”, escribió Francisca a Karinna vía WhatsApp. 

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En sus perfiles en redes sociales, Rosa Elena Moreno tenía en 2019 y en 2020 una serie de fotos moradas con el mensaje “Justicia para Antonia”. Ahora, usa una que dice “Justicia para Francisca Moll”. 

“Con la Panchi siempre conversábamos sobre los femicidios y siempre apoyamos las causas de las mujeres. Yo trataba de estar presente, diciéndole a las mamás: ‘Estoy con ustedes’. Pero nunca pensé que lo iba a vivir en carne propia”, afirma Rosa Elena.  

La madre de Francisca dice, sin dudarlo, que su hija sufrió femicidio, porque fue inducida a suicidarse. Ella dice que nunca se imaginó a Panchi haciendo algo así, porque tenía muchos planes para el futuro, incluyendo viajar y hacer emprendimientos. Ahora, aguarda las audiencias del 27 de abril y de mediados de agosto, además del resultado de la investigación por la muerte de su hija, que está siendo analizada por la PDI.

Cuenta que el ex de Francisca la amenazó muchas veces a ella también. Pero advierte: “Yo no tengo miedo. Si tengo que dejar mi voz y mis pies en la calle por mi hija y por todas las mujeres, lo voy a hacer. Ella en su carta de despedida dice: el cazador anda suelto y las mujeres nos escondemos. Eso tiene que terminar. Tenemos que andar libres”.

*En Chile existen distintos espacios de ayuda telefónica o en línea para personas que presenten pensamientos suicidas. Algunos de ellos son: Salud Responde del Ministerio de Salud: 600 360 7777 / Fundación José Ignacio: www.fundacionjoseignacio.org / Plataforma Saludablemente: www.gob.cl/saludablemente / Fundación Todo Mejora: www.todomejora.org

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