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Entrevistas

21 de Abril de 2021

Carlos Ruiz: “Estamos sentados arriba de una crisis social latente que no encuentra respuestas políticas, jugando arriba de un volcán con una caja de fósforos”

El sociólogo y candidato constituyente por el Distrito 10 sostiene que las razones que gatillaron el Estallido Social del 18O aún no han sido resueltas, con el agregado de un divorcio entre la sociedad y la clase política de la que no se escapa la izquierda, su domicilio político. Para abordar este fenómeno, propone que los partidos de inspiración antineoliberal incorporen a los movimientos sociales en una primaria presidencial del sector, para luego tender puentes con la ex Concertación tras la primera vuelta presidencial, con el objetivo último de evitar un nuevo gobierno de derecha. ¿Será viable tanta coordinación fina para un bloque fragmentado como es la oposición? Aquí el llamado "ideólogo" del Frente Amplio entrega algunas luces.

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Caceroleos y barricadas. Así terminó la jornada de ayer, 20 de abril, luego de que el gobierno anunciara que acudirá al Tribunal Constitucional para impugnar el proyecto de ley que habilita un tercer retiro del 10% de los fondos previsionales, actualmente en trámite en el Senado. Guardando las proporciones, en medios de comunicación y redes sociales se sucedieron imágenes de malestar social similares a los días previos a la Pandemia.

Muestras de una crisis social que se ha estado incubando en lo que pareciera ser una olla a presión, apenas contenida por las medidas de confinamiento ante la expansión del Covid-19 y que durante este año, en el incierto itinerario de elecciones, debería ser encauzada a través de una respuesta política.

Fenómeno que desvela a Carlos Ruiz desde todos sus ámbitos: el profesional, debido a su condición de sociólogo y académico de la Universidad de Chile; el intelectual, en tanto presidente del directorio de la fundación Nodo XXI, centro de pensamiento de inspiración autonomista; y el político, dado que es apuntado como ideólogo del Frente Amplio y actual candidato constituyente por el distrito 10 en cupo del partido Comunes, en la lista Apruebo Dignidad.

En esta entrevista, Ruiz propone juntar el mundo de los movimientos sociales con los partidos de inspiración antineoliberal. ¿Cómo? Que las fuerzas sociales puedan participar de una primaria de izquierda, naturalmente con las candidaturas presidenciales del PC (Daniel Jadue) y el FA (Gabriel Boric), para a partir de ahí explorar un acuerdo con lo que Ruiz aún califica como Concertación -hoy Unidad Constituyente- entre primera y segunda vuelta. ¿Por qué esta idea? Para evitar un nuevo gobierno de derecha y, de cierta forma, responder a la bronca acumulada que gatilló el Estallido Social del 18 de Octubre del 2019 y que ha quedado suspendida por la emergencia sanitaria, argumenta el académico-candidato.

“Hay que partir de la base de un hecho que se niega sistemáticamente: la fragmentación política que hay en este momento, tiene como base una crisis social. Esa crisis social se desconoce y lo más peligroso del hecho de desconocerla, es que puede volver a reventar. Los motivos por los cuáles este pueblo estalló, no se ha resuelto de ninguna manera e, incluso, no hay que tener una vista muy larga para suponer que, más encima, el manejo de este desgobierno, lo agrava. Entonces, estamos sentados arriba de una crisis social latente que no encuentra respuestas políticas, jugando arriba de un volcán con una caja de fósforos”, sostiene.

“Es así que llegamos al Proceso Constituyente en un escenario de fragmentación de las fuerzas sociales y políticas, donde las fuerzas sociales tuvieron que inscribirse para la Convención por fuera de los partidos. Eso no puede pasar en el escenario presidencial”, agrega.

¿Cómo hacer que esas fuerzas sociales sean incidentes en el debate interno frente a la máquina de los partidos?
Lo que se expresa es una gran ruptura entre política y sociedad. Es una crisis de representación social de la cual no escapa la propia izquierda ni el FA. Por lo tanto, nadie puede atribuirse la representación política de ese proceso, al contrario, eso implica construir nuevos términos de unidad y de representación política. El propio Proceso Constituyente es para reorganizar la política y aquí es donde la izquierda está presionada hacia nuevas condiciones de lucha de este nuevo pueblo, que es una nueva geografía social y cultural producto de casi medio siglo de transformaciones neoliberales. Los partidos no se pueden atribuir esta representación, por el contrario, ahí es necesario abrir espacio para que se incorporen todas las organizaciones sociales que se generaron y confluyeron en el estallido social.

¿Y que esas fuerzas sociales presenten sus propias candidaturas presidenciales, por ejemplo?
Esas fuerzas tienen que ir a una gran primaria nuestra, interna, el mecanismo no puede resolverse en una secretaría. Porque ya demostraron que tienen capacidad para inscribirse solos, ese es el gran dato político que quiebra la tradición de los últimos 30 años. La responsabilidad, más bien, es de los partidos por no haber abierto espacio a las fuerzas sociales, pero eso no lo podemos volver a repetir en el escenario presidencial. Los partidos de izquierda le deban dar reconocimiento a las fuerzas sociales para que también puedan ir a una primaria presidencial. Y con esa alternativa hay que plantearse la discusión con la Concertación, sobre qué términos vamos a evitar un nuevo gobierno de derecha. Pero solamente ahí, de lo contrario vamos a reproducir la misma dispersión que hemos arrastrado desde las listas del proceso constituyente.

Pero abriendo el abanico de candidaturas, se dispersan las posibilidades de electibilidad.
Yo no tendría problemas de que se abra el abanico. Lo que me preocupa es que se empiece a negociar por el costado y de manera poco transparente con la Concertación. Esa no es la forma de construir una unidad política para enfrentar a la derecha, porque esa forma de construir unidad el pueblo la va a desconocer, una vez más. Lo que se necesita son procesos abiertos y transparentes. Para eso, primero que todo, estas fuerzas populares y esa izquierda tienen que ir a un proceso para dirimir sus distintas alternativas de proyectos y ponerla arriba de la mesa. Porque más que figuras, necesitamos proyectos.

En función de eso podemos llegar a la primera vuelta con un compromiso de que en la segunda vuelta nos vamos a juntar todos para frenar a un nuevo gobierno de derecha cosa que el FA, en la presidencial pasada, no fue capaz de hacer. Yo llamé a apoyar a Alejandro Guillier en la segunda vuelta del 2017, pero el FA tuvo la política de que cada uno hiciera lo que quisiera. Si nosotros vamos a ir a la primera vuelta como fuerzas populares, sociales y de izquierda a medirnos con la Concertación ante la ciudadanía, quien lidere un proyecto de transformación debe haber sido antes definido democráticamente. Para eso tiene que ser esa primera vuelta y a esa primera vuelta la izquierda y las fuerzas sociales tienen que llegar articuladas, no pueden llegar dispersos.

Foto: José Miguel Méndez.

Pese a la participación de las fuerzas y movimientos sociales en una eventual primaria de izquierda, Gabriel Boric y Daniel Jadue serían los más competitivos en ese esquema.
Insisto, no estoy planteando una primaria sólo de partidos de izquierda, sino también con estas fuerzas sociales. Si no, vamos a cometer el mismo error de que se articuló el FA y el PC en una lista constituyente, y las otras fuerzas se tuvieron que inscribir por fuera. Ahí es donde está el riesgo de dispersión, el riesgo de fragmentación. Por lo tanto, el tema central es que no volvamos a cometer el mismo error de la dispersión del Proceso Constituyente. Por eso hay que abrir procesos de articulación de todas estas fuerzas legítimas, de distinto color y geografía. Ahí es donde debe haber mayor apertura.

¿Cuáles fuerzas sociales y movimientos identifica como posibles partícipes de una primaria de izquierda?
Son muchas y de distinto tamaño. No+AFP, la Coordinadora Feminista 8M, Modatima, Ukamau, y el listado puede crecer mucho con fuerzas locales de regiones. Todas esas fuerzas se han organizado y se han puesto de acuerdo electoralmente, han demostrado tener un peso importante. No se puede seguir restringiendo la representación política solamente en los partidos. Eso está agotado, está en crisis y ya quedó claro el 18 de Octubre: fue una revuelta popular sin banderas políticas de ningún partido, de ninguno, ni de moros ni cristianos, ni de montescos ni capuletos.

Fíjate que tampoco están lideradas por las viejas organizaciones sociales como la CUT o los grandes gremios. Al contrario, todo este enjambre de coordinadoras tiene que ver con las nuevas formas de explotación que instaló la expansión neoliberal extrema, esta idea de que el crédito se ha vuelto una extensión del salario y entonces el crédito ya no apunta sólo al consumo, sino que con una tarjeta de crédito vas a pagar el médico, pagan las deudas de educación y vivienda, o sea, los déficit de protección social. Ahí es donde hay una necesidad de actualización que la izquierda y el FA tienen pendiente. A ese proceso de primarias tienen que ir todas estas fuerzas y representaciones. Hay que ser capaz de convocar eso para recién ir a discutir con la Concertación.

¿Y la izquierda está a tiempo para articularse con los movimientos sociales? El panorama sigue siendo líquido: la candidatura de Gabriel Boric no ha sido formalizada por el conjunto del FA ni el PC ha ratificado todavía la candidatura de Daniel Jadue.
Precisamente por eso. Como todavía no están cerradas esas definiciones, estamos en momentos de intentar lo que propongo: de resolverlo de forma abierta, de cara a la sociedad. Porque la vía del póker burocrático no lo va a resolver. Y eso, al revés, va a ser rechazado por enormes sectores.

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Los movimientos sociales están prácticamente ausentes del debate presidencial. ¿A qué se debe?
En Nodo XXI hemos tenido una discusión franca y abierta por mucho tiempo, y desde antes del 18 de Octubre, con muchas de estas organizaciones. Lo que pasa es que no tienen mucha prensa, pero te puedo decir que también tienen un interés y una actividad muy fuerte ante a la coyuntura y creen que no da lo mismo la forma en que nos vamos a enfrentar a la derecha.

A partir del 18O, el mundo social ve a los partidos con mucha desconfianza. ¿Dificulta esa distancia el esquema que usted propone?
Las organizaciones sociales ven esto con un lógico escepticismo, porque ya ocurrió con la constituyente, insisto. Ante una dispersión orgánica frente al Proceso Constituyente, evitemos por lo menos la dispersión de contenidos, porque la capacidad de obstrucción que tienen las fuerzas conservadoras en este país es muy grande. La colonización empresarial de la política, por ejemplo, va mucho más allá de la derecha, también se extiende a personajes de la Concertación que estuvieron en los directorios de las AFP o las empresas del grupo Lucksic: Nicolás Eyzaguirre, Soledad Alvear, la propia Ximena Rincón, José Antonio Viera-Gallo, René Cortazar, todas esas figuras que no creo que estén por contribuir al desmantelamiento del neoliberalismo. Esa discusión hay que enfrentarla de cara la población, de cara a la sociedad. Hay que llegar a la primera vuelta con una propuesta y una unidad que permita enfrentar eso, con el compromiso de que quien pase como primera mayoría de este lado a la primera vuelta, hay que hacer filas detrás para evitar un nuevo gobierno de derecha.

Centrémonos en las figuras de Gabriel Boric y Daniel Jadue…
Ambos tienen las condiciones que permiten encabezar y sostener una candidatura, la capacidad de liderazgo, carisma, etc. No tengo dudas de esa idoneidad, lo que reclamo es el proyecto ante un nuevo ciclo histórico. El FA nació con esa promesa y esta al debe completamente, terminó haciendo la misma política que hacían los otros. Y la izquierda del siglo XX tampoco es representativa fielmente de ese nuevo pueblo, de todas las transformaciones que arroja este ciclo neoliberal. De ahí la necesidad de una articulación mucho más amplia con esas fuerzas que son expresivas de esas nuevas contradicciones de la vida cotidiana que no dan cuenta los viejos partidos ni las viejas organizaciones sociales. Y tampoco las fuerzas que surgieron en el último tiempo y salieron como una promesa de renovar la política, pero que en definitiva todavía no la renuevan.

Porque llegar a un acuerdo cerrado para dirimir entre un grupo de partidos, creo que va a tener muy poca fuerza electoral. Incluso, pongo en serias dudas que tenga la potencialidad electoral para enfrentar a una derecha mucho más articulada. O sea, corremos el serio riesgo de tener un nuevo gobierno de derecha, porque también lo que hay en la Concertación es otra descomposición política enorme. Ante esa situación, el riesgo de terminar en manos de un nuevo gobierno de derecha es alto.

“La posibilidad de ganarle a la derecha es más lejana con lo que representa Daniel (Jadue), en donde hay mucha gente que no se siente convocada por un estilo de liderazgo”, sostuvo Gabriel Boric. ¿Con qué candidato tiene su corazón?
Eso ya es lógica de la competencia que hacen estas dos figuras. Daniel también ha dicho otras cosas de Gabriel y de ahí viene la discusión si es más o menos legítimo el acuerdo del 15 de Noviembre. Ahí va a haber una discusión importante y que la izquierda debe dar de forma transparente, de frente ante estas nuevas fuerzas sociales: la población debe tener la posibilidad de dirimir democráticamente estas diferencias. Porque obviamente van a haber diferencias entre estos candidatos. A mi me parecen legítimas, siempre y cuando esto no se resuelva en el living de una casa. Yo voy por proyectos, pero hasta ahora no he visto proyectos que se hagan cargo de las nuevas contradicciones sociales. Los conozco a ambos, les tengo confianza individual, no tengo problemas con ellos. Mi opción no es Pamela Jiles, en todo caso.

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¿Y qué opinión tiene de ella? ¿Debe participar del esquema de primarias que usted plantea?
Me parece que también tiene derecho a estar en esa primaria. Porque ya hay voces en el FA que dicen que no debe estar, pero bueno, si ellos la encumbraron. Insisto: esto tiene que resolverlo abiertamente la sociedad. En la ansiedad electoral que destruyó tanto al FA y lo fue vaciando de contenido, nunca trepidaron en apelar a cualquier tipo de figura. En la idea de conseguir mayorías electorales a cualquier precio, les pasó una cuenta bien grande al FA. Y se tienen que hacer responsable de eso, entonces ahora no se le puede decir que no a Pamela Jiles. No es mi opción, eso es distinto, pero entiendo que eso lo tiene que dirimir el pueblo. Si no, sería inconsecuente con todo lo que te he dicho antes. O sea: ¿Voy a dejar que vayan a primaria sólo los que a mi me gustan? No pues, no puede ser así.

La crítica de los movimientos sociales a lo que fue la Concertación es feroz. ¿Dificulta ese diagnóstico la posibilidad de llegar a un acuerdo con Unidad Constituyente entre primera y segunda vuelta?
No creo que sea toda la Concertación la que comió de los grandes grupos económicos ni de la mano de los Ponce Lerou. Lo digo así, derechamente, porque esos fueron la oligarquía de la Concertación. Y ojalá que dentro de la Concertación, sobre todo con lo que ha pasado desde el 18 de Octubre en adelante, se de esa discusión, que no veo en Heraldo Muñoz, que no veo en Álvaro Elizalde, no veo en Paula Narváez, no veo en Ximena Rincón. Lo que veo es negación de esto. No reconocen que lo que subyace a todo esto es una crisis social, lo ocultan.

Es la sociedad la que tiene que dirimir sobre quien encabece este enfrentamiento a la derecha. Ese tiene que ser el sentido democrático de la primera vuelta. Obviamente yo voy a votar por los del lado de acá, pero ni siquiera eso lo podemos resolver en una cocina. Cualquier tentación de volver a esa ensoñación elitista que hubo en la transición de hacer política sin la sociedad, en este periodo es sumamente peligrosa y nos puede conducir a un ciclo prolongado de inestabilidad política, porque la crisis está absolutamente latente. Por eso creo que es tan grave que se desconozca a las distintas fuerzas que emanan de ese proceso.

¿Qué disposición a un acuerdo en segunda vuelta puede haber entre los movimientos sociales y la DC, partido que, además, quiere poco y nada con la izquierda representada por el FA y el PC?
Veámoslo entre primera y segunda vuelta ¿Ahí de qué lado se pondrán? También es un dilema que nosotros enfrentamos la vez pasada y que yo critiqué mucho. Dije que no podemos permitir un nuevo gobierno de Piñera y ahí el titubeo de este lado fue total. Y no es que yo prefiriera a Alejandro Guillier, de hecho no lo prefería, pero entendía que un gobierno de Piñera iba a ser desastroso y la verdad es que ya teníamos una experiencia anterior para saberlo.

El único espacio de articulación opositora, hasta ahora, son las reuniones que coordina el candidato presidencial del PR, Carlos Maldonado, a través de Zoom. ¿Qué opinión tiene de esa coordinación?
¿Y están las fuerzas sociales ahí? Esos partidos no tuvieron ningún anclaje en el estallido. La posibilidad de que esto vuelva a explotar no hay que adivinarlo, ya la vimos. Insisten en desconocer el origen de la crisis social, insisten en desconocer que el origen de este proceso constituyente está en la revuelta popular. No estoy siendo dramático gratuitamente. Tenemos una enorme lista de muertos, una enorme lista de mutilados, una enorme lista de prisioneros políticos no reconocidos, sin proceso judicial y que todavía están detenidos. Denuncias internacionales de violaciones a los DD.HH., tenemos toda esa crisis política. Y ante ese proceso vamos a hacer elecciones presidenciales.

Me parece que hay llegar a un nivel de apertura de esta política sorda, de lo contrario van a tener que asumir la enorme responsabilidad de un ciclo prolongado de inestabilidad. Incluso con la Pandemia esta crisis debe estar agravada, no hay que ser adivino para hipotetizar un aumento radical de la pobreza, la desigualdad, las mismas tasas de mortalidad que se distribuyen tan desigualmente en las comunas y en las regiones, todo eso es abuso y es rabia. Y eso no está recogido por la esfera política, no le han puesto oído a eso.

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