Cecilia Lagos y Superliga Europea: “Hacen lo que quieren porque están llenos de plata y nadie les pone límites. Es lo mismo que pasa en la sociedad chilena”

En Chile se le recuerda como una de las primeras mujeres que se hizo visible en el periodismo deportivo de las últimas décadas. Formó parte de las áreas deportivas de TVN, Radio Bío-Bío, ESPN y La Clave. Sin embargo, hace tres años que ya no está en las pantallas nacionales, tras radicarse en Holanda.

En ese país llegó a formar parte del Team Reporter oficial de la FIFA que comentó el Mundial Femenino de Francia 2019 y colaboró con la revista The Tactical Room, entre otros medios. También creó su espacio propio: The European Football Lounge, un canal de Clubhouse donde analiza todo el fútbol europeo junto al inglés Ben Hayward.

En estos días ha seguido de cerca el terremoto producido por el anuncio de la European Super League, campeonato que pretendía agrupar a 12 de los equipos más poderosos de Europa para competir entre ellos. La iniciativa generó tal rechazo, que provocó manifestaciones de hinchas, molestia en algunos futbolistas y, a la fecha, la mitad de los clubes ya se bajó del torneo.

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¿Por qué se creó algo como la Superliga? ¿De dónde nace todo?

– La Superliga se creó básicamente porque apareció en octubre un fondo de inversión con 6 mil millones de dólares constantes, frescos sobre la mesa, para estos clubes. Si ese dinero no hubiera aparecido, el asunto hubiera quedado en el papel como viene sucediendo hace décadas. De una Superliga se viene hablando hace más de 50 años, hay registros de 1968 que hablan exactamente de esto mismo. No es nuevo. El tema es que ahora apareció la plata para hacerlo y todos se fueron como tiburones a la sangre. Se volvieron locos, porque además están sufriendo crisis financieras urgentes por la pandemia. No pensaron en absolutamente nada.

¿Pero acaso el modelo actual no funciona? ¿no reparte suficiente?

– El modelo está en una crisis moral hace tiempo, más allá del tema económico. Pasa que la pandemia arruinó todo, estos clubes grandes se endeudan enormemente. Las deudas de clubes como Barcelona o Real Madrid son brutales. Un club de fútbol exitoso no es negocio, se endeuda y pierde más de lo que gana. Ellos, con la pandemia, empezaron a perder mucho más. El tema es por qué se endeudan tanto, por qué inflan los precios de las transferencias y los sueldos. Esa es la crisis del fútbol.

¿Fue una mala jugada de los clubes grandes?

– Fue una jugada horrible, desleal, sucia, a las espaldas. Es una traición de estos clubes, pero sobre todo, de los cabecillas, que fueron los que engatusaron a todos los demás: Florentino Pérez (Real Madrid) y Andrea Agnelli (Juventus). Especialmente este último, quien tenía un puesto en la directiva de la UEFA, al que renunció inmediatamente después del anuncio de la Superliga. Él salió públicamente a hablar del nuevo formato de la Champions League y, por detrás, estaba listo para clavar el puñal. Ya lo estaba clavando.

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EL PROBLEMA ES LA INDUSTRIA

Con la bajada de los clubes ¿se sepulta definitivamente la Superliga o es un tema que puede resurgir?

– Es posible que resurja si es que no se toman las medidas para que no suceda de nuevo. Y eso implica cambios, reformas. El punto es que puede volver a suceder si es que los protagonistas principales del ecosistema del fútbol, especialmente los dirigentes, la UEFA, la FIFA y los clubes, no toman esta oportunidad para provocar los cambios que necesita el fútbol en este momento.

¿Qué cambios?

– La industrialización ha provocado una deshumanización absoluta, en la que el fútbol está al servicio del dinero. Y esta gente quiso crear la Superliga solamente por el dinero, cuando en realidad tendría que ser al revés, el dinero estar al servicio del fútbol.

¿Y cómo se puede controlar el poder del dinero en el fútbol?

– Esta gente, en su mentalidad de ricos ultramillonarios, hacen lo que quieren porque están llenos de plata y nadie les pone límites. Ellos son los que le ponen límites a los demás, no a ellos mismos, por cierto. Es lo mismo que pasa en la sociedad chilena, si haces el paralelo. El tema es que a esta gente hay que ponerle límites, la UEFA, a lo mejor los gobiernos, pero algo se tendrá que hacer para proteger de alguna manera el deporte. Esta gente lo quiere todo, y ese es el problema.

“La industrialización ha provocado una deshumanización absoluta, en la que el fútbol está al servicio del dinero. Y esta gente quiso crear la Superliga solamente por el dinero, cuando en realidad tendría que ser al revés, el dinero estar al servicio del fútbol”

¿SUPERLIGA PARA UN FINAL?

¿Cuál fue el factor clave que terminó desnivelando el conflicto? ¿La presión de la UEFA, las críticas de los jugadores, el malestar de los hinchas?

– Yo no he visto absolutamente a nadie, ninguna voz relevante en el mundo, de ningún lado, hablando a favor de la Superliga. Ni desde los medios, ni desde los clubes, ningún jugador, ningún exfutbolista. Nadie. Eran los 12 contra el mundo. Y como están tan desconectados de la realidad en su burbuja de ricos y famosos, no lo vieron venir. Quisieron jugarla a su manera, y no tenían idea lo que les esperaba.

Otro factor importantísimo es que a los jugadores, que son la parte más importante del club, no fueron consultados en lo absoluto. Esta gente hace y deshace, mete torneos y calendariza al máximo, pero jamás se le consulta a los técnicos ni a los jugadores, que supuestamente tienen que aguantar todo con este predicamento que ganas fortunas.

“Esta gente, en su mentalidad de ricos ultramillonarios, hacen lo que quieren porque están llenos de plata y nadie les pone límites. Es lo mismo que pasa en la sociedad chilena, si haces el paralelo”

¿Crees entonces que un proyecto como la Superliga no tiene futuro?

– Es absolutamente imposible que un proyecto pueda comenzar, ser exitoso y sostenerse en el tiempo si no tiene una organización clara, árbitros, una calendarización y si no tienes a tus bases alineadas y de tu lado. Los jugadores y técnicos ni siquiera sabían, se enteraron el domingo en la noche.

¿Cómo se proyecta entonces todo esto? ¿o quedará en nada?

– No creo que una vez que todo esto ya se haya declarado muerto, el tema termine ahí. El daño reputacional es casi insalvable. Aquí deberían rodar cabezas. El punto es que los dueños no se pueden despedir a sí mismos, pero esto va a tener consecuencias. Probablemente haya gente que tenga que renunciar, como ya ocurrió con el presidente de Manchester United (Ed Woodward). El dueño de Liverpool (John Henry) pidió disculpas y se hizo responsable. Tienen una suerte enorme de que en este momento no haya gente en los estadios, y que esté restringido poder reunirse y protestar.