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Entrevistas

22 de Abril de 2021

Pepe Auth, diputado y experto electoral: “No soy un paria en el Congreso”

Ha sido atacado duramente a través de redes sociales por haber votado en contra del tercer retiro de fondos de pensiones. Pero al diputado no le entran balas. “No sufro por la agresión”, dice. Aquí afirma que está lejos de haberse quedado solo, que lo respetan y que muchos lo consultan como una especie de gurú. Respecto de la decisión del Presidente ir al TC, sostiene: “Piñera será responsable de un descalabro electoral para la derecha”

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No es algo nuevo, pero ya ha ido tomando la forma de un camino propio. Desde el 2016, cuando Pepe Auth renunció al PPD, empezó a transitar en la política como un llanero solitario. Lejos de las órdenes de partido y, muchas veces, navegando contra corriente del sentir ciudadano. Eso se ha reforzado en estos días con el debate del tercer retiro del 10% de los fondos de pensiones. El diputado Auth votó en contra.

No sólo se alejó de la postura de la centroizquierda, y de buena parte de los diputados oficialistas, sino que recibió una cascada de insultos a través de redes sociales. La mayoría acusándolo de haberse derechizado y de darle la espalda a la gente. 

Pero él no parece afectarse demasiado. Ser impopular no es algo que lo inquiete mucho. Tiene el cuero duro y una alta autoestima. Dice que se debe a sus convicciones y que en otros políticos impera más el temor a ser enjuiciado que a votar en conciencia.

-Usted votó en contra del tercer retiro. Lo menos que le han dicho es que es un traidor. ¿No le complica ser impopular e ir en contra de algo que la gente espera y necesita?

-No tiene que ver con si uno es popular o no. Yo me formé una convicción en el primer retiro. Y, a mi juicio, ése era el más complicado. Me costó rechazarlo, pero lo hice porque sabía que ahí se abría una compuerta. Era obvio que vendría un segundo, un tercer y quizá un cuarto retiro hasta el vaciamiento total del ahorro previsional. Por supuesto que el retiro genera un desahogo para todos, pero yo, a diferencia de otros, he mantenido esa decisión a pesar de la impopularidad…  

-¿Por qué?

-Por una convicción. La gran mayoría de mis colegas piensan lo mismo, pero cuando se va haciendo popular la iniciativa, van cambiando de opinión y finalmente algunos terminan apoyando porque ven una oportunidad y también lo hacen por temor.

-¿Temor a quedar sentado en el banquillo de la opinión publica?

-Hay dos tipos de temores. El temor al tsunami electoral. Es muy fácil que alguien deje de votar por ti porque siente que con tu voto, esa persona no pudo hacer uso del millón de pesos que esperaba. Es una cosa muy concreta. Marx tenía razón: las condiciones materiales determinan la existencia. 

-¿Y el otro temor?

-Es el temor al dislike, a la antipatía. Además, muchos de mis colegas me tienen a mí de ejemplo. De hecho, me dicen: “¡Cómo voy a votar en contra si me van a maltratar, a ningunear, a insultar, amenazar”.

-¿Y a usted no le importan los insultos? Por muy pragmático y duro que uno sea, igual es fuerte.

-Me pasa que cuando la agresividad supera cierto límite, deja de tocarte, de afectarte. Me llegan más cuando una persona me dice: “Pucha, tengo un problema y necesito esa plata. Me estás negando que lo resuelva”. Eso me toca. Pero no me llega que digan la rata asquerosa, el traidor, porque yo me conozco. Sé lo que pienso, sé lo que soy, sé lo que defiendo.

-¿No le entran balas? 

 -No te voy a dibujar una coraza. A mi mujer le afecta más, pero yo no vivo pensando en eso. No sufro por la agresión. 

“Me pasa que cuando la agresividad supera cierto límite, deja de tocarte, de afectarte. Me llegan más cuando una persona me dice: “Pucha, tengo un problema y necesito esa plata. Me estás negando que lo resuelva”. Eso me toca. Pero no me llega que digan la rata asquerosa, el traidor, porque yo me conozco”.

-Con votaciones así se distancia de la centroizquierda, su mundo político. ¿Quién cambió: ellos o usted? 

-No puedo ser tan pretencioso de decir que todo es culpa de los otros. También debo haber cometido errores. Pero tengo una reflexión: no puedes ser tan distinto cuando gobiernas que cuando eres oposición. Y yo veo en los míos que cambian del cielo a la tierra cuando salen del gobierno y pasan a la vereda del frente. Por ejemplo, los tratados comerciales son buenos cuando los impulsamos nosotros. Michelle Bachelet era una heroína con el TPP11. Pero después ese acuerdo se convierte en una cosa terrible, derechista. Uno tiene que tener una mínima coherencia… 

Pero eso es la política, ¿no? 

-Tienes que diferenciar cuando tu rol es distinto, pero tu identidad debe mantenerse.

-¿Y usted diría que ha mantenido su identidad?

-Yo soy el mismo. 

-Muchos de la centroizquierda dicen que Auth se derechizó…

-No siento que me haya movido ni un milímetro hacia la derecha. Probablemente, tampoco me he desplazado hacia la izquierda. Quizás otros sí. 

-A ratos, ¿no ha sentido un cierto desprecio, una distancia de sus ex compañeros por las posiciones que ha asumido? 

-No, fíjate. Mantengo un muy buen diálogo con la mayoría de mis compañeros. Más bien, te diría que mi independencia me ha ayudado a tener más interlocutores. 

“No siento que me haya movido ni un milímetro hacia la derecha. Probablemente, tampoco me he desplazado hacia la izquierda. Quizás otros sí”. 

-¿No ha quedado solo, aislado?

-En el Congreso soy uno de los menos solos. Converso con mucha gente sobre temas de políticas públicas, a veces me piden algún consejo electoral o de asesoría política. Tengo una relación de intercambio permanente con todos. Yo me siento igual de respetado que siempre. Quizás algunos me quieran menos o definitivamente no me quieran, pero me respetan.

-¿Digamos que su independencia le garantiza transversalidad?

-Sí. Y no pocos van a preguntarme cosas. Y no se acercan para saber sobre cómo voy a votar, sino sobre las implicancias de tal o cual cosa. 

-¿Cómo una suerte de oráculo?

-No tanto como eso, pero quizá algunos me tienen como especie de gurú o algo así, y consultan por la cuestión electoral, por el panorama político.

¿LA DERECHA A SU SUERTE?

-Vamos al panorama político. El gobierno optó por recurrir al Tribunal Constitucional para detener el tercer retiro de fondos previsionales. Usted pensaba que no lo haría.

-Me equivoqué. Pensé que el Presidente Piñera no correría el riesgo de hacerse responsable de un descalabro electoral de su sector el 15 y 16 de mayo y de dañar severamente la proyección de quienes aspiran a sucederlo en su sector. O sea, no fue al TC en el primer retiro para evitar que se instalara la posibilidad de usar los recursos para pensiones futuras en necesidades presentes. El segundo retiro terminó haciéndolo suyo y que ahora vaya al TC, demuestra que ya no tiene preocupación por la suerte de los suyos.

-¿Lo ve como un error estratégico o simplemente no aquilató bien lo que provocaría?
-Me parece que el error estratégico del Presidente Piñera fue no haber impedido el primer retiro. Pudo haber puesto sobre la mesa una respuesta más acorde con la magnitud de la crisis. Me refiero a recursos y programas fiscales como los que pone ahora, cuando ya está ahogándose en aguas procelosas.

“Pensé que el Presidente Piñera no correría el riesgo de hacerse responsable de un descalabro electoral de su sector el 15 y 16 de mayo y de dañar severamente la proyección de quienes aspiran a sucederlo en su sector”.

-Da vueltas la amenaza de un estallido social por la molestia de la gente. ¿Lo ve como un chantaje de algunos o como una luz de alerta? 

-Yo creo que el verdadero fantasma es el descalabro del 15 y 16 de mayo. El gobierno fracasó en una cuestión básica que es la comprensión de la situación. Así como fracasó en entender el estallido, aquí no entendió que si tú abrías la compuerta, si rompías la idea de que las pensiones eran intocables, esto no va a acabarse hasta que el sistema se vacíe. Este gobierno pasará la historia como el que hizo retroceder el objetivo nacional de tener pensiones dignas. Y ahora agregará su responsabilidad directa en la peor votación de la derecha en esta nueva etapa de Chile.

-¿Por qué?

-Porque va a incrementar una dimensión de plebiscito a su gestión. Seguramente, él debe haberlo aquilatado, pero parece importarle poco el destino de su alianza que, a estas alturas, terminará de descuajeringarse. Porque, sin duda, al ir al TC, Piñera será responsable de un descalabro electoral para la derecha.

“Este gobierno pasará la historia como el que hizo retroceder el objetivo nacional de tener pensiones dignas. Y ahora agregará su responsabilidad directa en la peor votación de la derecha en esta nueva etapa de Chile”.

CRUZAR EL PUENTE

-El tercer retiro fractura a la derecha, pero en su caso también devela que hay roces en la izquierda. ¿Diría que hay sectores que se han vuelto intolerantes?

-No tengo esa impresión. En el curso de este debate sobre los retiros de pensiones, muchos me decían: “Pepe, comparto tu análisis, pero no comparto tu decisión”. Lo que se ve en las redes no se refleja en el Congreso.  Para nada. Yo no soy un paria en el Congreso, tampoco me siento solo. 

-Entonces, ¿la intolerancia está en las redes?

-Totalmente. Yo almuerzo con Pancho Undurraga un día, otro día con Pamela Jiles . También con amigos de la DC y del Frente Amplio… 

-Hubo fuertes ataques contra Javiera Parada por haberse sumado al equipo de Ignacio Briones. ¿No hay algo parecido entre ustedes, en el sentido de que ambos se alejan de su espacio de pertenencia?

-No. Mi impresión es que ella no tomó una decisión de la noche a la mañana… Yo la estimo mucho. Es muy amiga de mi mujer. Políticamente, la conocí en el comando de Bachelet, del cual ella se retiró porque nosotros no adherimos a que la gente marcara el voto con AC. Temíamos que eso iba a aumentar el número de votos nulos. Era un riesgo para la elección. Luego, Javiera fue nombrada agregada cultural en Estados Unidos. Volvió. Participó en la formación de Revolución Democrática y la evolución del Frente Amplio la fue dejando offside. Desde entonces, ella ha hecho un recorrido de instalación como tendedora de puentes. Y bueno, el que establece su identidad principal en tender puentes, después no le cuesta nada atravesarlos. Ella atravesó el puente. Yo no lo haría. 

-¿No siente que haya cruzado un puente?

-No es que lo sienta o no. Concretamente no lo he hecho. Yo soy de la resistencia. 

-¿Y qué significa eso?

-Que no me dejo expulsar. Yo discuto y lo hago siempre desde la izquierda. Lo que pasa es que lo hago desde mis convicciones y me resisto al aluvión. Finalmente, el aluvión siempre deja la crema, siempre te deja peor. Mi impresión es que más adelante las persona le van a cobrar a los políticos no haber tenido la templanza de mirar un poquito más allá de la urgencia. Yo siento esa responsabilidad. 

“Javiera fue nombrada agregada cultural en Estados Unidos. Volvió. Participó en la formación de Revolución Democrática y la evolución del Frente Amplio la fue dejando offside. Desde entonces, ella ha hecho un recorrido de instalación como tendedora de puentes. Y bueno, el que establece su identidad principal en tender puentes, después no le cuesta nada atravesarlos. Ella atravesó el puente. Yo no lo haría”. 

-¿Cuál responsabilidad?

-Que aquí no solo se abrió una grieta con las pensiones futuras. También aumentó de manera significativa la proporción de chilenos que quiere que toda su cotización adicional vaya a su cuenta individual. Nos costará mucho más hacer valer la idea de que tenemos que instalar solidaridad intergeneracional. Ha crecido mucho la idea de lo individual.

O sea, ¿la izquierda termina aportando para la construcción de una sociedad más individualista?

-Exactamente. Esta es una derrota política del gobierno, pero ideológica de la izquierda.

EL ROL DE PAMELA

Usted dice que almuerza con Pamela Jiles.  ¿Cómo es que ella capitaliza la “derrota ideólogica” de una izquierda que aporta a la lógica individual? 

-Pamela Jiles es todo menos consistencia ideológica.  Es como pedirle peras al olmo. Ella es actitud. Es estilo. Es modernidad. Es relación directa con la gente sin intermediación. Es anti establishment aunque, como lo fue ME-O en su momento, venga de la rancia aristocracia. Pero esta idea de un aristócrata en su belleza otoñal, como dice su pareja, le habla al pueblo directamente y denuncia a todos aquellos que tuercen la voluntad popular. Por lejos, es la política con mayor comprensión en el uso de las redes sociales. 

-¿La nueva manera de hacer política?

-Pamela Jiles es capaz de hacer cambiar de opinión a diputado o diputada por la vía de movilizar a su electorado, que son sus seguidores. Así presiona a una persona para que termine cambiando su posición. Yo lo he visto. Ella es capaz de ofrecerle a alguien de la derecha el envío de un vídeo y con ello lo hace acceder a un público 50 veces mayor que el que esa persona podría acceder por sí solo. Eso es a cambio de su voto. Ella tiene una bancada en Renovación Nacional. 

-¿Ah? 

-¡Ella tiene una bancada en RN! Va, conversa y genera relación. Tiene una complicidad ahí. De alguna manera, Pamela ha hecho un partido transversal. Ella determinó que no fuera Leonardo Soto, sino  Marcos Ilabaca el presidente de la comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados. Esa decisión le competía al Partido Socialista. Junto a su pareja -porque actuan como dupla- han mostrado un instinto para entender la crisis de la política. Sobre todo, en la instalación del eje pueblo versus élite por sobre el eje izquierda-derecha. De hecho, ella logra un apoyo transversal de la sociedad. No compite sólo con Daniel Jadue. Compite con Joquín Lavín por igual.

“Pamela Jiles es todo menos consistencia ideológica.  Es como pedirle peras al olmo. Ella es actitud. Es estilo. Es modernidad. Es relación directa con la gente sin intermediación. Es anti establishment aunque, como lo fue ME-O en su momento, venga de la rancia aristocracia”.

-¿Es un fenómeno político o lo ves como algo temporal? 

-El que crea que es humo, está muy equivocado. A mí me criticaron mucho en el año 99 cuando escribí una columna que se llamaba “Lagos versus Lavín”. El reclamo es que los estaba poniendo en igualdad de condiciones. Bueno, la elección terminó con 30 mil votos de distancia en la primera vuelta. Porque mientras nosotros nos vanagloriábamos de la masacre de la primaria contra Andrés Zaldívar, Joaquín Lavín se metía en las casas de la gente tomando tecito y poniéndose el chamanto aimara. Nosotros nos reíamos de eso. Bueno, algo similar ha pasado con Pamela Jiles. Ella ha captado muy bien los nuevos códigos de comunicación. Y muchos de nosotros todavía estamos en los viejos códigos.

Puesto así, ¿los candidatos de partidos tradicionales como el PS, PPD y la DC no tendrían mucho que hacer hoy día?

-Yo tengo esperanza -aunque puede ser wishful thinking– de que las elecciones del 15 y 16 de mayo nos hagan volver a la realidad respecto de lo que es la situación virtual. No hay nada más real que las votaciones de la gente. 

-¿Y qué cree que va a ocurrir?

-Creo que la Unidad Constituyente va a ser la principal fuerza opositora en la Convención Constitucional y en materia de alcaldes y gobernadores. La fuerza que hoy no tienen como fuerzas individuales, va a venir desde la fuerza colectiva. 

-¿Y eso podría ordenar o marcar el escario presidencial?

-Totalmente. A partir de cierto momento, en las elecciones presidenciales pierde relevancia el carisma personal y las simpatías de los candidatos. Empieza a ganar relevancia la consistencia, la gobernabilidad y las fuerzas que hay detrás. 

-¿Y eso podría afectar candidaturas que hoy aparecen bien posicionadas?

-Lo que vemos hoy día, son aproximaciones. El panorama presidencial se va a descongelar a partir de mayo. Ahí va a empezar a producirse un reordenamiento. Y por el contexto actual, creo que la persona que va a ganar la elección presidencial será quien sepa articular la demanda de cambio con seguridad y certezas respecto del futuro.

“A partir de cierto momento, en las elecciones presidenciales pierde relevancia el carisma personal y las simpatías de los candidatos. Empieza a ganar relevancia la consistencia, la gobernabilidad y las fuerzas que hay detrás”.

-¿Y ahí ves a Pamela Jiles ganando la elección?

– No.

-¿Y entonces quién? ¿Alguien como Lavín?

-Tampoco. Me cuesta creer que se configure un escenario donde la adaptación del país, el pacto social y la Nueva Constitución pueda ser encabezado por un gobierno de derecha. Sería muy disonante. Ahora, si nuevamente gana la derecha, será por la incapacidad de la izquierda de constituirse en una fuerza que ofrezca acompañar los cambios y profundizarlos en un marco de gobernabilidad.

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