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28 de Abril de 2021

Rocío Ayala y lenguaje machista en el fútbol: “Hay periodistas que están acostumbrados a hablar de la ‘paternidad’ y no se lo cuestionan”

Foto: Rocío Ayala

Hace un mes estaba todo pensado para el debut de Rocío Ayala como la primera relatora del fútbol profesional masculino, sin embargo, el Covid-19 echó todo por tierra sus planes y una neumonía la obligó a alejarse de los micrófonos. En conversación con The Clinic, la periodista habló sobre la presión que hay sobre las mujeres en el medio y la persistencia del uso de términos machistas en el balompié nacional. "Las palabras generan realidad", dice.

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A simple vista, el desafío se veía sencillo. Un partido entre Santiago Morning y Deportes Santa Cruz, dos equipos que se disputan la medianía de la tabla de la Primera B. Sin embargo, Rocío Ayala no solamente iba a relatar fútbol profesional masculino por primera vez, sino que además debía batallar con las secuelas que le había dejado el Covid-19.

De hecho, su debut estaba previsto para un partido de Rangers contra San Felipe, un mes atrás. El plan era ponerse a punto de cara al repechaje de la selección femenina de fútbol para los Juegos Olímpicos de Tokio. Pero todo se derrumbó, ya que fue una de las infectadas en un brote que sacudió a la Radio ADN.

“Dentro de los casos, a mí fue a la que le dio más fuerte. De hecho, estuve un mes fuera porque me dio neumonía. No necesité nunca estar hospitalizada porque no tuve problemas para respirar, pero sí tuve muchísima tos, dolor de pecho y todo eso. Tuve que tomar corticoides por unos 10 días y aún estoy con los rezagos de eso. Me duele la espalda, me duele el pecho, me duele todo”, cuenta.

Rocío Ayala y Verónica Bianchi. Foto: TNT Sports

Pasado el tratamiento y ya con el alta médica, llegó el lunes 26 de abril con algunos té con miel en el cuerpo, armada con su propóleo, una bebida isotónica y algunos días de abstinencia al chocolate, un tip para evitar la obstrucción de la garganta y que arrastra desde su breve paso por el teatro hace algunos años. Aún así, estaba nerviosa.

Un día antes había probado grabar un partido para revisar si su capacidad toráxica estaba afectada. El duelo lo terminó sin problemas, pero el resultado había sido 0-0. “Es engañoso”, especulaba. ¿Qué pasaba si le tocaban, no sé, cuatro goles? Y así fue, porque Santa Cruz derrotó al conjunto microbusero por 1-3.

“Siento que todavía no conozco mis límites. Ayer estaba asustada de quedarme sin aire en el minuto 70, entonces igual estoy lentito para ver si me afectó los pulmones. Pero, al parecer, no fue tanto”, concluye.

CORAZÓN PINCHARRATA

La relación de Rocío Ayala con el fútbol se remonta a sus primeros años de vida. Su abuelo era de origen español, pero se radicó en Argentina. Él le transmitió a su padre el fanatismo por River Plate y el fútbol argentino. Un día ese hombre le contó a su hija que en Estudiantes de la Plata jugaba una “Bruja”, lo que fascinó a la pequeña que desde entonces se declara pincharrata. “A mí, que no me interesaba el fútbol a los nueve años, escuchar que había un personaje mágico fue increíble”, cuenta.

Con los años, ese fanatismo fue tomando seriedad. “No es para tapar que soy de la U, del Colo o de la Cato. Soy una hincha sacrificada a la que nadie le cree”, asegura. De hecho, ha viajado varias veces al estadio Jorge Luis Hirschi y tuvo oportunidad de cruzar palabras con su primer ídolo, Juan Sebastián Verón, la famosa “Bruja”.

También cuenta que el equipo le regaló una camiseta firmada por todo el plantel en 2016, cuando vino a jugar un partido amistoso con la U, y que la embargó la tristeza cuando falleció Alejandro Sabella. “Para mí fue fuerte, me puse a llorar”, recuerda.

¿Cómo parte tu vínculo con el fútbol femenino?

– Yo intenté ser futbolista (pese a ser diestra, jugaba de lateral izquierdo). Empecé a jugar en Católica, pero nunca me lo tomé muy en serio. Para mí, era un hobby. Ahora yo veo a varias de mis excompañeras en la selección, Es fuerte. Que se transmitan los partidos por televisión antes era impensado. Cuando yo era jugadora, no tenía ninguna motivación aparte de que me gustaba jugar a la pelota. Siempre te metían en la cabeza que siendo futbolista no iba a llegar a ningún lado, así que yo privilegiaba los estudios.

¿Ha cambiado esa mentalidad?

– A mí siempre me faltó esa motivación, ese sueño que ahora una puede ver. Si yo hubiera visto que, si jugaba y me esforzaba, podía llegar al extranjero o representar a mi país, quizá hubiera cambiado. Pero en ese momento, parecía que no se podía llegar a nada. Entonces, fue bien fuerte ver que ahora la gente se sepa los nombres de las jugadoras, que hayan niñas que admiren y que digan que quieran ser como Carla Guerrero o Tiane Endler. Pienso en todas las oportunidades que a las niñas o a las futuras generaciones se les van a dar, que a mí no se me dieron por un tema de mentalidad.

¿En qué momento entra el relato deportivo en todo esto?

– Yo al principio asumí el desafío de aprender a relatar para ser completa. A mí me pasó que, un día, el relator llegó tarde, tuve que asumir un rol que no correspondía y quería hacerlo bien, por mucho que quizá nunca más en la vida me iba a tocar relatar. No pensé que me iba a gustar tanto y en el fútbol femenino se me abrió una puerta.

¿Qué tan distinto es relatar fútbol femenino de relatar fútbol masculino?

– Yo había relatado fútbol masculino en Radio Santiago, pero era un medio pequeño. Yo sabía que en medios grandes no se la iban a jugar conmigo y, como quería hacer carrera en esto, necesitaba práctica, necesitaba partidos. Cuando TNT Sports anunció que iba a relatar fútbol profesional, los comentarios no fueron tan buenos por parte de algunas personas que decían “que el fútbol femenino lo relaten mujeres, y el masculino los hombres, ¿por qué vamos a mezclar?”. Estaba ese pensamiento machista, que decía que la voz era muy diferente, es más aguda obviamente, y consideraban que era muy brusco el paso. En redes sociales, a la gente no le gustaba mucho la idea. Escuchar eso, leer que iba a ser una gritona y que iba a empañar el partido, fue fuerte para mí, porque en el fútbol femenino yo no recibía ese tipo de comentarios. Requiere de una preparación psicológica diferente, porque yo sé que acá me estoy metiendo en otro terreno.

¿Sientes esa presión extra?

– Para mí, la preparación es la misma, yo estudio, veo todos los partidos que puedo, trato de memorizarme todas las características de los jugadores posibles, trato de tener mucha historia y estadística. Pero en el masculino si sentí esa presión extra de que cualquier error, por mínimo que sea, me lo iban a resaltar. Y probablemente podría ser debut y despedida. Yo tenía ese miedo.

“Cuando TNT Sports anunció que iba a relatar fútbol profesional, los comentarios no fueron tan buenos por parte de algunas personas que decían ‘que el fútbol femenino lo relaten mujeres, y el masculino los hombres, ¿por qué vamos a mezclar?’. Leer que iba a ser una gritona y que iba a empañar el partido, fue fuerte para mí”

LA RESISTENCIA MASCULINA

Los programas deportivos de radio y televisión siguen siendo de puros hombres, desde Los Tenores de ADN hasta Todos Somos Técnicos de TNT Sports. ¿Sientes que aún hay cierto recelo a la irrupción femenina?

– No sé si recelo es la palabra. En general, mujeres que destaquen en el análisis del fútbol masculino son bien pocas porque se dan pocas oportunidades. Las referentes están: Verónica Bianchi, Nahla Hassan, Grace Lazcano. En las radios hay cada vez menos. En ESPN apareció Andrea Hernández. Están María José Orellana y la Magda López. Una como que se las sabe de memoria. En un momento, las periodistas deportivas hicimos un grupo para saber quiénes éramos y a qué problemas nos enfrentábamos. Y ahí nos dimos cuenta que no somos 10, somos 70. Varias están en medios no tradicionales y tienen sus páginas propias. Hay muchas mujeres que tienen su propio cuento, pero que no están en la palestra. Las mujeres tenemos que demostrar mucho para estar, porque los errores a las mujeres les cuestan más caro que a los hombres.

¿Se les exige más a las mujeres?

– Yo creo que, más que se exija más, está el pensamiento de que, si hay una mujer en la tele en un panel de fútbol, le van a subir el volumen, pero no porque sea interesante, sino para saber dónde está el error. Está esa predisposición. Eso se mantiene en el mundo del fútbol. Ellos están esperando que la pregunta salga mal, que titubee, que el análisis quizá es correcto, pero puede ser mejor, entonces dicen “ya, está hablando obviedades”. Son muy estrictos con las mujeres. Yo espero que en la tele estén los mejores, sean hombres o mujeres. Tampoco soy de la idea de que empecemos a incluir mujeres por ser mujeres. Pero sí creo que cuando las incluyen, son más críticos con ellas.

“Si hay una mujer en la tele, en un panel de fútbol, (los auditores) le van a subir el volumen pero no porque sea interesante, sino para saber dónde está el error. Está esa predisposición, son muy estrictos con las mujeres”.

También pasa que todas las mujeres tienen estudios y se preparan harto para estar en televisión. En cambio, en el caso de varios hombres, basta con que relaten o comenten bien. ¿Hay una desigualdad ahí también?

En general, pienso que los medios están tratando cada vez más de nivelar hacia arriba, tanto en hombres como mujeres. El personaje público que hacía noticia por hacer chistes o porque es gracioso empieza a perder peso. La gente prefiere el análisis táctico de Cristián Basaure o Leo Burgueño. Están exigiendo un contenido de calidad, no como antes, donde se hilaban frases, se contaban chistes, se decía que el 7 se llamaba Pepito, el 8 se llama Juanito, y estamos. Se le pone la exigencia a los medios de no tener a cualquiera hablando de cualquier cosa, pero no creo que sea una cuestión de género.

Hay un tema con el lenguaje también. Hay muchos términos que pueden ser considerados machistas y que siguen usándose. Sin ir más lejos, el fin de semana se habló mucho de la “paternidad” de Colo Colo sobre la U. ¿Hay una deuda pendiente también ahí?

En mi caso, como yo estuve en el fútbol femenino, cuido mucho el lenguaje. Yo también traía ese tipo de términos, lamentablemente. Hay periodistas que están acostumbrados a hablar de la “paternidad” y no se lo cuestionan, simplemente lo repiten. A mí al principio me pasó que trataba de usar los mismos términos que usaban los relatores, y me di cuenta que hay cosas que las puedo decir de otra manera. Yo estaba repitiendo cosas que ni siquiera me había cuestionado. He empezado a interiorizarme más en que las palabras generan realidad y lo tengo más incorporado ahora. Pero me tuvo que pasar que alguien me tuvo que decir que “no hablemos de paternidad” o que es innecesario decir que una jugadora “se mete a la cocina”. Tienen razón, y lo empecé a eliminar, en vez de hablar de “paternidad”, ahora hablo de “hegemonía” o “jerarquía”. Son cambios que de a poco he ido incorporando, pero los medios todavía no.

Rocío Ayala y Leonardo Burgueño. Foto: TNT Sports

Hay un desafío también para los relatores a renovar las metáforas, como lo hace tu colega Alejandro Lorca, que siempre mete la contingencia en su relato…

Él fue mi profesor en relato. Para mí es un referente en mi carrera, lo escucho mucho y lo admiro. Yo no podría hablar de la contingencia, sería copiarle, perdería la gracia. Pero sí, la idea es renovar las metáforas y buscar frases inteligentes. Yo todavía no sé por dónde irme. A Alejandro Lorca le sale fácil, porque es abogado, siempre lee el diario y está muy arriba de la contingencia. No se esfuerza en que le salgan ese tipo de cosas. Pero las tallas a él no se le dan, no es de ese tipo de personas. Entonces, él me aconsejaba que yo tenía que buscar algo que me salga natural, porque la gente se da cuenta cuando una no lo es. Por ahora, me dijo que me centre más que nada en lo futbolístico, en lo que pasa dentro de la cancha, y después va a salir algo.

¿Qué otro relator tienes como referente?

En Chile, Tito Garrido. No sólo porque trabajo en la ADN con él, sino porque disfruto mucho sus transmisiones. Es muy ameno, la forma en que hace sus chistes, es muy irónico y lo paso bien. Sé que si escucho a Tito Garrido me voy a reír, lo voy a pasar bien. Es el relator que más me gusta. Él y Alejandro Lorca son los dos relatores que más sigo.

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