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18 de Mayo de 2021

¿Por qué fue tan difícil predecir la mega elección de mayo? Dos expertos entregan las razones

Elecciones 2021. Foto: Agencia UNO

Problemas de diseño, avalancha de candidatos y el factor del voto voluntario. The Clinic conversó con dos especialistas para saber qué hay detrás de los resultados de la elección más impredecible de los últimos años.

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Analistas y encuestas han estado bajo asedio en las redes sociales tras los fallidos pronósticos que dieron en los días previos a las elecciones de constituyentes, gobernadores regionales, alcaldes y concejales que tuvieron lugar el pasado 15 y 16 de mayo.

¿Qué falló? The Clinic se lo preguntó a Miguel Ángel López, doctor en ciencia política y académico de la U. de Chile, y Danilo Leal, doctor en estadística y académico de la U. Andrés Bello. A continuación, estas son sus respuestas.

UN PROBLEMA DE DISEÑO

López plantea que uno de los principales problemas para los encuestadores fue la pandemia y precisa que “hacer una encuesta persona a persona es prácticamente imposible, además sale muy caro. Entonces, tienen que hacerse por teléfono o por computador, pero esas aún se están definiendo bien en Chile y técnicamente pueden ser criticables, sobre todo bajo un modelo predictivo”.

Además, explica que estas elecciones tuvieron un problema de diseño que parte con un pie forzado: Para saber quiénes iban a resultar electos para constituyentes, gobernadores y alcaldes, se debía contar con una muestra representativa de las regiones, los distritos y las comunas. “Es muy difícil hacer una predicción. De hecho, se hicieron pocas encuestas y generalmente fueron los propios comandos quienes las hicieron”, señala.

En esa misma línea, Leal subraya que “las encuestas tienden a tener un mal resultado cuando tienen un mal diseño, sobre todo en la muestra. Me recuerda al chiste del Bombo Fica que dice que la plaza de Purén es la más linda del mundo según una encuesta que se tomó en Purén”. A su juicio, los actuales sondeos “le preguntan a grupos que son muy pequeños o que son muy sesgados”.

También recalca que en Chile se aplica un modelo donde se le pregunta al votante, con distintas metodologías, la preferencia de su voto. Eso se puede utilizar “como una foto o un termómetro, pero otra cosa es tener un modelo predictivo, que no necesariamente va a tomar la información de los votantes”.

“Por ejemplo, podríamos trabajar con algún modelo de inteligencia artificial, que en otras partes del mundo están ocupando, que mezclan distintas bases de datos o información para poder predecir. Trabajan con redes sociales y con información de las encuestas. Se arma un modelo un poquito más robusto que puede predecir, con algún nivel de certeza, quién podría ser el ganador de una elección”, añade.

EL FACTOR VOTO VOLUNTARIO

Leal también subraya que hay dos factores que complejizan una predicción: El número de personas que no declaran su voto, es decir, los indecisos. Y también la abstención. “Al tener un mecanismo de votación voluntaria, muchas de las personas pueden decir su preferencia hacia un candidato, pero el día de la votación no van. Eso genera una distorsión enorme”, plantea.

Para el experto, antes era “más fácil” contar con una encuesta que permita proyectar tendencias, por dos razones: El voto era obligatorio y las personas tenían teléfono en sus casas, había más disposición para contestar, era más fácil tomar la muestra y se contaba con mayor representatividad. “Los errores eran mucho menos”, concluye.

López complementa que el porcentaje de participación es particularmente un dato difícil de determinar mediante encuestas. “Sobre un 60% o un 70% te dice que sí va a votar, cuando en realidad vota un 45%. ¿Por qué? Porque está mal visto reconocer que no se vota, entonces, todos te dicen que votaron”, plantea.

En ese sentido, explica que se han implementado distintos mecanismos para subsanar ese problema, como realizar una serie de variables de test que permitan determinar la “probabilidad de voto”. “Si una persona se identifica con un partido político, se asume que va a tender a votar. Si votó en elecciones anteriores, también. El resultado final lo reduces y le determinas una probabilidad a cada persona. Esa es la forma real, pero no se hace así generalmente en Chile. Más bien, hacen un modelo según palabras filtro y de acuerdo a tal o cual elección”, puntualiza.

MUCHOS CANDIDATOS, MÁS INCERTIDUMBRE

Para López, hubo características particulares de esta elección que la volvieron más compleja. “Hubo demasiados candidatos en demasiadas listas. Además, el ajuste por paridad lo hace difícil de predecir. Hubo poca propaganda en calle, la mayoría iba por redes sociales o llamados telefónicos aleatorios. Era muy difícil que la gente estuviera totalmente informada de quiénes eran sus candidatos”, señala.

“Había un desconocimiento. Frente a ese desconocimiento, es más difícil determinar. En el caso de Chile, a principios de siglo, se decía que una semana antes de las elecciones había un 15% que no sabía por quién votar. Después esa pregunta no se hizo más”, asegura.

Leal concuerda. A su juicio, “al tener menos candidatos, la información es un poco más clara, por lo tanto, puede haber una proyección un poquito más exacta”.

Además, añade que a eso hay que agregarle la “mala información entregada a los votantes. Una de las cosas que considero que estuvo mal hecha fue la comunicación realizada en la televisión, que en general casi no te daba información de tu candidato”.

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