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La Convención

20 de Mayo de 2021

Daniel Stingo: El largo camino del constituyente más popular

Daniel Stingo reparte volantes durante su campaña frente a un semáforo.

“Soy la mancha de Derecho en la UC”, dice con humor respecto del lugar donde estudió. Allí fue un estudiante anti-Pinochet, que le hacía el quite a tomar clases con Jaime Guzmán. Experto en derecho laboral, se hizo públicamente conocido por una carrera televisiva que empezó en 2005, y de la cual salió -con demanda incluida- en 2019. A fin de ese mismo año empezó a darle vueltas a la idea de presentarse como candidato constituyente. Lo hizo por el distrito 8, en cupo independiente por la lista del Frente Amplio. Obtuvo la mayor votación de todos los candidatos electos para la Convención Constitucional.

Por

Daniel Stingo, entonces estudiante de Derecho, lo veía en los pasillos. Su presencia ese 1985 en el Campus Oriente de la Universidad Católica era imposible de evitar. Jaime Guzmán -constructor y padre de las normas impuestas en la Constitución de 1980 en plena dictadura de Pinochet- era un hombre que se movía cómodo en ese espacio.

Muchos de los compañeros de Stingo en la universidad, entre ellos Marcela Cubillos (un año menor) y José Antonio Kast (en su misma generación), veían con admiración la figura de Guzmán. Era uno de los profesores que impartían las clases de derecho constitucional. El maestro enseñaba su propia creación y muchos futuros abogados UC -quienes serían los protagonistas del poder en Chile durante los próximos años-  estaban expectantes y deseosos de aprender de él.

Los planes de Daniel Stingo eran totalmente diferentes. Bordeaba los 20 años, militaba en la Democracia Cristiana y era consejero de la Feuc. Cuando muchos de sus compañeros buscaban a Guzmán y su Constitución, él prefería mirar en otra dirección.

“Yo evité tomar los ramos de constitucional con Jaime Guzmán. Tomé con José Luis Cea, que era bastante menos extremo. Hoy sería un hombre de centro derecha moderado, un tipo bastante objetivo que hablaba de “las perlitas de la Constitución” y se burlaba de ellas. Pero era una época, te gustara o no, en que había que aprenderse esa constitución de memoria igual”, dice hoy Stingo, el convencional constituyente con mayor adhesión popular dentro de los 155 que pondrán fin a la creación del profesor de su alma mater.  

-¿Por qué le hiciste el quite a Jaime Guzmán?

¿Por qué crees tú? Estaba chato. ¡No!, ¡pero es que no! Había tenido clases con Gonzalo Rojas Sánchez, estuve con el actual ministro de Justicia (Hernán Larraín), estuve con los hermanos Villarroel que eran de la UDI. Entonces para un rato, un poquito de respiro. Los hueones rezaban antes de empezar las clases…

-¿Y habían espacios de debate para criticar la Constitución?

Los que éramos de oposición teníamos todas las críticas del mundo. Y además, como que se mezclaban con los temas de derechos humanos (…). En clases por lo menos José Luis Cea, que es el que me tocó a mí, te daba espacios para conversar y para estar de acuerdo o no. Ahora, nosotros éramos unos pollos. Tenías constitucional a los 19, 20 años, entonces tampoco es que lo manejes mucho.

-¿Y qué sientes ahora que serás uno de los que cambie la Constitución de Guzmán y Pinochet? Debe ser fuerte…

-Chucha, la verdad no lo había pensado…


“Soy la mancha de la PUC”

Daniel Stingo nació en Viña del Mar en 1964, pero a muy temprana edad se instaló junto a sus padres en el sector oriente de Santiago. Creció en una familia muy estricta que siempre le exigió mantener buenos modales y notas altas a él y sus cuatro hermanos, que de niños comían juntos en una mesita aparte de los grandes. 

Su familia es de origen italiano, pero según Daniel no se ajustaban tanto al prototipo del familión de las películas: “Nadie tocaba el acordeón, ni la guitarra”, bromea. A pesar de ello, en su familia sí había algunas características italianas que los hacían resaltar: “En tu casa todos se gritan, pero nadie se enoja”, le decía una de sus primas a Daniel.

Ése es un rasgo por el que Stingo es reconocido hasta hoy.

Asistió al colegio San Juan Evangelista, ubicado en Colón con Manquehue; y gracias a sus buenas notas ingresó a Derecho en la Universidad Católica, donde también entró a estudiar uno de sus hermanos. En su casa, no había otra opción que entrar a una carrera tradicional.

-¿Te gustaba el derecho? ¿O fue por esta impostura de orden de tu papá?

-Pucha, en el fondo decían que si tú querías estudiar, no sé, teatro, primero había que estudiar una carrerita como ingeniería, derecho, medicina. Eso era así. Entonces yo estudié derecho. Estaba entre psicología y derecho, y al final, según mi madre, yo siempre quise estudiar derecho porque tengo un tío abogado. Eso según ella, a mí nunca me quedó tan claro. Pero entré a derecho en la Católica porque había un Campus Oriente, porque allí había otras carreras, porque había otra gente, había mujeres. Porque derecho en la Chile, qué fome po, puro hablando de derecho. Entonces dije “aquí es”, podía compartir con estudiantes de filosofía, de pedagogía.

-¿Cómo fue ese nuevo espacio?

-Me encontré con una cultura más universitaria. Además yo estudié en plena dictadura. O sea, nosotros nos levantábamos en la mañana pensando “hoy vamos a echar a Pinochet” y nos acostamos en la noche pensando “vamos a echar a Pinochet”. 

Al entrar a la universidad, Stingo encontró lo que buscaba. En el Campus Oriente y gracias a su personalidad extrovertida rápidamente se comenzó a relacionar con personas de otras carreras. Participó en movimientos católicos y conoció a su novia Patricia, quien estudiaba Pedagogía Básica y con quien actualmente lleva más de 23 años de matrimonio. 

Sus relaciones sociales también se desarrollaron en Derecho, donde era reconocido entre sus pares por su personalidad. Un antiguo compañero lo recuerda como un tipo con una forma de ser “encantadora”, “idealista”  y “simpática”, aunque advierte que en esa época no se apreciaba un liderazgo de parte de él dentro de la política estudiantil: “De los 120 alumnos que éramos, él no estaba entre los 100 más políticos”, comenta su compañero, quien sí recalcó que Stingo “era una persona abierta y notoriamente anti-Pinochet”.

Ese distintivo era muy importante entre los estudiantes de Derecho por esos años. O se era defensor de Pinochet o se era antidictadura. No habían puntos medios. 

-¿Cómo te manejaste en esa fauna?

-O sea, yo era del núcleo Demócrata Cristiano en esa época. Yo fui de la Democracia Cristiana, en esa época estaba con el Pato Zapata, con el Felipe Illanes…

-Patricio Zapata, que también fue candidato a constituyente…

-Sí. Te cuento una anécdota: cuatro o cinco compañeros de generación postulamos a la constituyente. Cristóbal Orrego, republicano, no quedó. El Pato Zapata, demócrata cristiano, no quedó. Rodrigo Álvarez quedó y yo quedé. Éramos cuatro del curso. Del curso de abajo, Claudio Orrego iba a gobernador y Marcela Cubillos iba a constituyente y sí quedó. 

-Son muchos para un solo lugar 

-Sí y mira, te voy a contar otra anécdota. El otro día vi una cuestión de Derecho que decía “todos los alumnos que van a candidatos” y yo no estaba. Había de hartas generaciones, no sé cuántos, puros huevones de derecha, el más de izquierda era Pato Zapata y a mí me omitieron hueón. Yo no figuraba ahí. 

-¿Te sientes como una mancha para la PUC?

-¡Soy la mancha! Soy la mancha de Derecho de la Católica.

-Igual te ves más jóven, cuesta relacionarte con varios de tus compañeros

Sí po. Si yo tengo 55 años. En verdad, yo sé que no lo parezco, además tengo un espíritu mucho más joven. Eso lo tengo claro, pero así me siento bien. O sea, si no fuera así, no podría vivir.

Stingo, el rostro

Daniel Stingo juró como abogado en 1995, once años después de entrar a Derecho. Su atraso, cuenta hoy, se debió a que cambió de tema para su memoria, la que cuestionaba el secreto de sumario del antiguo sistema de justicia, y también a que reprobó su examen de grado en una ocasión. 

Ya como abogado, sus primeros trabajos consistieron en el desarrollo del derecho comercial en el prestigioso estudio Aldunate y cia. La carrera como abogado de Daniel continuó con la formalidad que uno presume en cualquier otro jurista que viste ternos, usa colleras y lleva documentos en maletines de cuero forrado.

Durante años trabajó en firmas privadas, dio el salto al derecho laboral y se desempeñó como asesor de la Dirección de Vialidad y de la Dirección de Aeropuertos del Ministerio de Obras Públicas.

Por su experiencia en el derecho laboral, en 2005 Daniel fue invitado a una prueba de cámara para ser panelista en el matinal Buenos Días a Todos. Su señora lo había inscrito años antes en la Escuela de Locutores de Chile, donde estudió y comenzó un programa de radio, con una cobertura limitada. Daniel dice que esa experiencia fue clave para destacar en las pruebas de cámara y que lo terminaran seleccionando. Su llegada a la TV, recalca, fue gracias a su mujer. 

“Yo iba una o dos veces a la semana al matinal y me sentaba con Jorge Hevia, o con Felipe Camiroaga o con la Tonka, y empezábamos a desarrollar temas como las pensiones o las herencias”, recuerda Daniel.

Luego de dos años de apariciones en TVN, Daniel participó en al casting del programa Tribunal Oral de Canal 13, un espacio que buscaba replicar el éxito de los programas judiciales de Ana María Polo, un boom que en Chile fue replicado por los canales de la competencia con Veredicto y La Jueza. 

Tribunal Oral fue realizado por la productora La Marraqueta, liderada por Vivi Kreutzberger y su marido Robert Wilkins. El programa no duró en pantalla mucho tiempo, pero tuvo momentos y juicios memorables: como el de un jugador de fútbol de barrio que demandaba a uno de sus compañeros de equipo porque lo molestaban por usar colales en el camarín. Daniel resolvió que dejaran de hacerle bullying, respetando su libertad de vestirse como deseara. También inolvidable el caso del intento de reconciliación de los hermanos que protagonizaron el viral “La Rosa Espinoza”.

“Ella tenía un odio parido a la cuñada. Entonces la amenazó ahí mismo en el programa. ‘Vamos a vernos afuera’, le decía. Yo le tuve que llamar la atención, la hice acercarse, se puso a llorar, porque le decía que tenía que mantener la dignidad. Es de las cosas kitsch del programa, no sé cómo llamarlo”, recuerda Stingo.

En Tribunal Oral, su primera participación protagónica, Stingo también recuerda haber sufrido el rigor de la TV y vivir experiencias que le hicieron entender que, en gran parte, su trabajo se trataba de un show. 

“La Marraqueta, en el fondo, era de Mario Kreutzberger. Con él me acuerdo de una anécdota. Wilkins me dijo: ‘Oye, Mario quiere hablar contigo’. Entonces fui a Canal 13 y me empezó a retar de que llegué hasta que me fui. ‘Pero tú tenís que entender que tienes un programa para ti y que recién llegaste, y que tienes que mover más esta cuestión y ser más dinámico, ponerle acentos y ser más incisivo’, me dijo”.

-Qué miedo que te rete Don Francisco.

-Si po. Y después me dijo “y bueno, si quieres me haces caso y si no, no. Yo tengo mis cuarenta años en la televisión”. 

-¿Te retó por el rating o por algo así o no?

-Por la performance. Al rating iba bien. Después empecé a ponerle más tino. Si él tenía toda la razón, po. Entonces traté de ponerle más emotividad. Cuando lo vi de nuevo, le pregunté “‘¡Don Mario!, ¿estuve mejor?”. “Sí” me dijo. Pero es que tenía razón. Si esto es un show de televisión, tenís que ponerle bueno.

Francisco Ossa Wood, director de Tribunal Oral, recuerda esos años:  “Hay que pensar que Daniel estaba partiendo y éste era su propio programa. Lo que hablábamos eran cosas serias, imitábamos un juicio. Entonces él tenía que ser un juez duro, acogedor, divertido de repente y eso no era fácil”. Y añade: “Stingo es como un buen italiano, sube la voz, mueve los brazos, gesticula cuando conversa. Yo lo recuerdo como un muy buen tipo, un gallo correcto, y que para bien o para mal de él acepta las cosas. Si alguien le gana con argumentos, él lo acepta. Él no es un político, él es Daniel Stingo, ésa es su gracia”. 

Las peleas

Luego de su paso por Tribunal Oral, Daniel Stingo desfiló por distintos canales de televisión. Primero en el matinal de Canal 13 y luego con un segundo paso en TVN. 

“Desde el 7 me dijeron ‘venga a su casa, porque ahora lo necesitamos’. Ahí volví por segunda vez. Estuve un tiempo, hasta que Camiroaga tuvo el accidente y se fue todo a la cresta. Fue una cosa que tambaleó demasiado. Ahí tuve problemas con el director. Entonces me fui y me contrataron de Mega”, recuerda.

En el Mucho Gusto, Daniel estuvo cuatro años y vio como el canal pasó de los últimos lugares a liderar inapelablemente la sintonía. En Mega, recuerda Stingo, vivió tres años muy felices “hasta que me declararon persona non grata”. 

-¿Por qué pasó eso?

-Porque les molestó mucho una vez que yo me agarré con Catalina Edwards por la cosa de las AFP. Me acuerdo que me dijo “bueno, si no les alcanza tendrán que seguir trabajando” y yo salté y le dije “pero cómo decís eso Catalina, si no podís mandar a viejitos a trabajar”. Y eso fue viral, quedó la cagá y me culparon a mí de no protegerla y que salté. Era el momento que yo saltaba no más po huevón. Entonces tuvimos problemas y dijeron que no les interesaban los abogados en los matinales

-¿Pero te trataron muy mal ese año?

-Así como explícitamente no, pero uno siente como la aversión, digamos. Me cortaron el transporte, y esas cosas tontas que hacen los empleadores.

-O sea, ¿antes te iban a buscar?

-Me iban a buscar y después me dicen “no, sabís que ven para acá y no te vamos a ir a buscar ni a dejar”. Y hueón, había sido toda la vida así, siguieron con otros y conmigo no. Fueron esas tonteritas. Cuando el jefe te quita el café, po hueón; absurdo, cachai.

-Y ahí tú demandaste.

Sí, demandé. 

-¿Fue la primera vez que demandaste a una pega?

Sí po, claro. Lo que pasa es que como soy abogado laboralista, yo ya les había advertido a ellos que yo quería tener contrato de trabajo porque lo que había era dependencia y subordinación, estaba habilitado un contrato de trabajo y no boletas. 

Daniel Stingo junto a Karol Lucero en su época durante su participación en el Matinal Mucho Gusto.
Daniel Stingo y Karol Dance animan el programa matinal de Mega Mucho Gusto. FOTO:VICTOR PEREZ/AGENCIAUNO.


-Y esa demanda la ganaste en Apelaciones, ¿no?

-La perdí en primera instancia y la gané en la Corte, y ahora está en la Corte Suprema po viejito. Lo que pasa es que ellos fueron con un recurso pesadísimo que existe, de unificación de jurisprudencia, y todavía está en la Corte. Lleva mucho tiempo en la Corte Suprema. 

Tras su traumática salida de Mega, Stingo tuvo un breve paso por La Red y Chilevisión, hasta que nuevamente fue llamado por TVN para volver por tercera vez al matinal, que a esa altura estaba último en sintonía.

-En el 2005 estuviste en la matinal, en la gloria misma. ¿Fue diferente tu tercera etapa?

-Claro. Pero nos empezó a ir bien. Cuando yo llegué eran puras caras largas, la gente hablando con la voz baja; y cuando yo me fui, la gente estaba mucho más contenta, había empezado a remontar. Tú ya veías gente celebrando cumpleaños… Era otra la dinámica, cachai. Cambió. Entonces dije: ya, esto tiene que empezar a funcionar porque las cosas que veo acá se ven bien. Me acuerdo que el matinal que alguna vez condujo Hansen con Lindorfo en el 13 era lo peor de lo peor. Era ese tiempo en que estaba el loquito de la programación que iba cambiando y ponía Los Simpsons, ¿te acordai?

-Vasco Moulian.

-Ese, Vasco Moulinan. Ese matinal era lo peor, pero ellos cambiaban, de repente dejaban un tema, o sea, lo dejaban a la mitad, ponían risas grabadas y cuestiones. Entonces, cuando tú has visto lo peor de los matinales y lo mejor de los matinales, como era TVN en su momento, tú dices: aquí eso tiene que empezar a surgir porque hay buena gente, hay harto trabajo. Entonces aquí tiene que irle un poco mejor, no es lógico que esto siga muy mal, y empezó a irle mejor. 

-Pero nuevamente empezaron los problemas 

-Pero ahora empezó otra cosa, ahora fue la política, claramente.

-¿Las tensiones que tuviste con Marcela Sabat, por ejemplo?

-Claro, eso fue lo último, ésa fue mi salida. Con la ministra del Trabajo, que empezó a decir que los cambios (Ley de protección del empleo) eran muy buenos y que los trabajadores podían negociar directamente con el empleador, y ahí la paré po. No me va a decir que los trabajadores están en igualdad de condiciones con el empleador. Y ahí tuvimos una agarrá y le dije: o sea, pero pare un poquito; a esto me dedico yo. 

-Bueno y hubo más enfrentamientos

-Después me agarré con Coloma padre y Coloma hijo Me llevaban gente, yo no cachaba que me llevaba gente para que me agarrara, cachai, porque empezó a mostrarse más el Buenos días a Todos. 


¿Te jugaron en contra esos enfrentamientos?

-Sí po, porque en eso fuimos los primeros. Mira, después me agarré con varios y al final, el último día, me agarré con la Sabat y yo le dije un par de cosas que parece que ya eran demasiado inadecuadas, porque salió un Tweet de la hija del presidente de la República diciendo que esto es no sé qué y llamados telefónicos, bueno, siempre había llamados telefónicos de La Moneda, de los ministerios quejándose, y el pobre Pablo Manríquez (ex productor ejecutivo) aguantándolo. Entonces ya fue mucho y me suspendió, y al final lo echaron a él y al día siguiente me echaron a mí. Y eso es por una cuestión política.

-Pero, ¿crees que pidieron tu cabeza directamente?

-Yo creo que sí, o no sé, pero era muy incómodo. O sea, tenían la escoba en todos lados después del estallido, y me imagino que dijeron por lo menos controlemos TVN, nuestro propio canal, que nos está disparando adentro.

-No sabes si para pedir tu cabeza, pero sí hubo telefonazos reclamando por ti.

-Miles de veces hubo un telefonazo. Y bajaban los del segundo piso a decir qué imágenes podían ir atrás, y eso lo vi yo. Nadie puede negar eso.

-¿Y cómo se concretó tu salida?

-En el fondo fue censura y chao, o de ellos mismos, o del gobierno para abajo. Yo intuyo que fue del gobierno para abajo. Si la hija del presidente de la República pone un Tweet en contra tuya porque te agarraste con la Sabat… Está claro, ¿cachai? Ahora, tú me dices que a mí me jugó en mi contra, no sé, yo creo que a mí me jugó a favor.

La derrota a favor

Pocos días antes de la salida de Daniel Stingo, en noviembre del 2019, una reunión cambió el rumbo de su vida. La tarde del 18 de octubre, el día del estallido social, se tomó un café con el ex frenteamplista Pablo Vidal. 

Mientras la rabia colectiva comenzaba a multiplicarse en las calles, a Daniel le ofrecieron la posibilidad de postular a un municipio por un cupo en RD. Sin embargo, desistió de tomar ese camino. Ese primer acercamiento, sin embargo, estrechó las relaciones de Stingo con Vidal, con quien empezó a reunirse y forjar una amistad.  

“Yo no conocía a diputados, ni senadores, porque obviamente qué iba a tener yo con eso. Ubicaba al Giorgio Jackson porque me había regalado su libro una vez que fue a TVN, a la Marisela Santibáñez porque la había arbitrado en estos partidos de la Teletón, que siempre me eligen como árbitro de las mujeres políticas contra las mujeres famosas; entonces, claro, ubicaba a un par así como de haberlos visto. Pero de ahí me empezaron a llamar ya de varios partidos políticos”, recuerda Stingo. Dice que además del Frente Amplio, lo contactaron desde la DC, el PS y el PPD 

A pesar de las ofertas, ninguna convenció a Daniel. Sin embargo, la situación del país que obligó al poder político a pactar el 15 de noviembre de ese año un acuerdo para una nueva Constitución con participación ciudadana, lo hizo cambiar de opinión. 

“Yo ahí dije: aquí está la gran oportunidad de Chile para cambiar, de aquí podemos llegar al desarrollo. De aquí podemos cambiar la Constitución. Yo jamás pensé que iba a ver en mi vida cambiar la constitución de Pinochet”, recuerda Stingo. 

Pablo Vidal agrega: “Él estaba mirando la Constituyente con interés, pero no cachaba muy bien por dónde y yo le dije ‘tienes que venirte a mi distrito, el 8, ese es tu lugar’. Conversamos mucho sobre eso. Yo le explicaba que una figura cómo él, que es querida por el mundo popular, en el distrito 8 tenía el espacio para construir una candidatura muy valorada. Empezamos a ir a terreno para que él conociera a la gente y se fue convenciendo. Me dijo ‘démosle’”.

Con la decisión tomada, Stingo comenzó su campaña en el sector poniente de la capital. A los días, Pablo Vidal junto a Natalia Castillo renunciaron a RD, siendo seguidos por otros 875 militantes el mes siguiente, por sus críticas a la alianza del FA con el PC para la constituyente y su inclinación por pactar con sectores socialdemócratas.

Pese a la salida de Vidal, Stingo mantuvo su candidatura en calidad de independiente, pero utilizando un cupo del Frente Amplio. “Él me expresó su cariño, su respeto político. Pero él no se sentía cómodo en una alianza con los partidos de unidad constituyente o con algunos de esos partidos y por eso él se quedó en la apuesta por el Frente Amplio siendo que es independiente”, comenta Pablo Vidal. 

La voz de los que sobran

En paralelo a su construcción como candidato, Daniel Stingo junto a Alejandra Valle y Mauricio Jurgensen participaron en la formación del medio digital La voz de los que sobran, que partió con otro nombre y siendo transmitido por El Desconcierto. Según Daniel, en este espacio ha podido mostrarse tal y cómo es, sin las restricciones propias de la TV.

“Me acuerdo que partimos un viernes. Fuimos allí a El Desconcierto que nos prestaron una salita. Tres personas con celulares, no más, una en Facebook, una en YouTube y otra en no sé, Instagram. Y lo hicimos, hablamos un par de horas, y tuvimos un millón de visitas. Entonces dijimos ‘sabís que esta cuestión hay que hacerla, la gente lo necesita’”, dice Stingo.

-¿Chao matinales?

-Claro, con esas visitas empezamos a hacer programas una vez a la semana, después dos veces a la semana y después ya todos los días. Y lo empezamos a construir. Y después ya nos separamos de El Desconcierto y formamos La Voz de los que sobran. 

-Ahí tuvieron un problema con sus trabajadores…

-Por el mismo tema de las boletas y eso. Si querís te lo explico. Nosotros empezamos a crecer muy rápido y en esa dinámica, que son periodistas, yo no soy periodista, estaban ansiosos por hacer una unidad de reportaje.

-Lo que queremos todos los periodistas.

-Claro, ya. Hicieron la sección, pero las personas que estaban ahí empezaron a exigirles más y a trabajar más, entonces de los cinco periodistas que habían ahí todos empezaron a trabajar bastante fuerte, todos los días, la editora y una periodista. Pero siguieron con boletas. Y bueno, todos los medios de comunicación funcionan con boletas, pero parece que nosotros teníamos que ser diferentes y cuplir 100%, pero bueno ya hay que bancárselo.  Pero yo no tengo idea, po hueón. Si yo no tengo idea de reportajes, nada, si yo soy abogado y trabajaba en la mañana y con otro programa en la noche que se llamaba Apuntes Constituyentes. Y estas niñas, las dos periodistas, tuvieron problemas que no partieron de ahí, partieron antes. 

-Ellas sacaron una declaración

-Salieron con que estaban explotadas y las tenían a boletas y yo hubiera dicho ya, ok, llamemos a todos los medios, a ver qué medio no los tiene boleteando a todos los periodistas. Pero ya, hay que asumir eso porque yo era director de la sociedad. Me llegó de rebote. “El abogado laboralista tiene a su gente boleteando y no les tiene contrato de trabajo”. Es cierto. Llevábamos seis meses y estaban boleteando, en vez de hacerles contrato de trabajo, estas dos periodistas. Y había que asumir, no más po, poner el pecho a las balas, porque si bien es cierto, yo no formé el área de reportajes, no tengo nada que ver, hay que poner el pecho a las balas porque era el director de la sociedad. 

-Pero la carta no la firmaron esas dos periodistas, la firmó casi todo el equipo.

-Sí, sí. Pero el problema era de ellas, porque ellos sí estaban boleteando y nunca reclamaban, no eran de tiempo completo, el resto entregaba su artículo una vez a la semana, una vez al mes.

-¿Y se reunieron contigo?

-Les pedí cincuenta veces reuniones, tengo los whatsapp a ambas. Pero yo creo que quisieron perjudicar, eso está claro. Después de eso que denunciaron, yo hice transacciones, me reuní con una abogada y la otra directamente con ella y firmamos transacciones y les entregamos las imposiciones, sus vacaciones proporcionales, un poco más de indemnización y listo. Está todo firmado ante notario y ellas se fueron. Entonces ya se solucionó. Pero sí, hay que reconocer que deberían haber tenido contrato de trabajo ellas dos. Porque si no digo eso sería un hipócrita.

“A mí me decían que era el abogado de los pobres”

En paralelo a su desarrollo como panelista de La Voz de los que sobran, Daniel Stingo fue cimentando su campaña a la convención constituyente en su distrito. Apoyado por su amigo Pablo Vidal y por el alcalde electo Tomás Vodanovic, con quienes conformó un equipo de trabajo con el que se apoyaron mutuamente. Y que fue un éxito para todos.

“Hubo un equipo juntos en Maipú, pero yo también tenía en otras comunas, también aparece mi foto con otros concejales, con otros alcaldes. Yo soy consciente de que prendía ‘Stingo’ y está bien, porque yo quería que eso pasara, o sea, había que aprovechar el capital mío de ser conocido. Yo le dije a la presidenta del partido, hay que aprovechar que ‘Stinguito’ es un gallo conocido y es creíble, úsenlo. Usen mi imagen, hagamos saludos, hagamos cosas. Fui a muchos puerta a puerta con candidatos, hice conversaciones con ellos”.

-Pero, ¿qué explica tu éxito? Hubo personas más conocidas que tú y que les fue muy mal.

-Sí po. A ver, yo diría que son dos cosas. Una es ser conocido, que ya tenía un plus, obviamente, pero también hay elementos como que la gente te dice en la calle: “oiga usted se la ha jugado por nosotros”, “oiga a usted lo echaron de la tele por defendernos”, “oiga usted es el abogado de los pobres”, a mí me lo decían todos los días, todos los días en todas las ferias. O estar entregando flyers y “a usted se lo recibo”. Porque la gente se identifica, creo yo. Fue como que me dijeran que usted perdió la pega, tenía una buena pega, y perdió la pega por hablar en favor de nosotros, del pueblo. 

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-¿Y percibían que podías ganar?

-Sí. Sí. Fue la sensación con la gente. No es otra cosa. Si de diez personas que te acercas, ocho te aceptan, uno te dice que no y el otro pasa indiferente, tú dices parece que algo pasa acá. Ahora, tú no sabes con cuánto, porque yo podría haber sacado sesenta mil votos y habría quedado feliz, pero venía el feeling, ochenta mil votos y habría quedado feliz, cien mil votos y habría quedado feliz.

Pero sacaste más que eso, fueron 111 mil 482 votos, la mayor votación en constituyentes. ¿Sientes una responsabilidad con eso?

-Absolutamente, po. Sí, hay una gran responsabilidad, porque además la segunda frase que te dice la gente es “no nos decepcione”. “Por favor, juéguesela”, “no cambie”. Esa es la frase. Resumiendo un poco es “confío en usted porque usted se la jugó por nosotros, porque usted es de verdad, usted es del pueblo”; así te dicen. 

Adiós profesor Guzmán

Por las redes de su pasado, Daniel Stingo es consciente que su rol en la constituyente puede ser el de una bisagra de diálogo con los distintos sectores.  “Claro que lo podría ser, y no le hago asco a eso tampoco, si es una bonita labor. Ahora, eso no significa hacerle el juego a la derecha. Olvídate de eso”.

En medio de la conversación, en la que descarta un interés en presidir la convención, si dicho cargo significa responsabilidades administrativas, los recuerdos y conexiones con su época universitaria vuelven a aparecer. 

Daniel Stingo toma una pausa para recordar los tiempos en los que coincidió con los redactores de una Constitución que se elaboró entre cuatro paredes y conectarlos con su nueva realidad: la elaboración de una Constitución completamente diferente, abierta y democrática. 

“Eso que me dijiste de cambiar la Constitución de Jaime Guzmán lo encontré bueno”, comenta Stingo. “Pero sabes, hay una diferencia enorme, enorme, enorme: esto es algo colectivo. Esto es algo hecho por mucha gente tratando de buscar el bienestar de todos y no de un grupo. Jaime Guzmán, te voy a buscar una grabación que está él, que dice algo más o menos así: ‘la Constitución tiene que estar hecha como que si nosotros gobernamos, o si gobiernan los del otro lado, no puedan moverse mucho más de lo que nosotros nos habríamos podido mover’. Está la grabación, podís buscarla en YouTube. Y él lo dice”, agrega, proyectando una sonrisa. 

“Entonces ahora eso no va, po. Esto es totalmente diferente. Nosotros queremos hacer una Constitución de todos”.

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