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3 de Junio de 2021

“Era lo que había”: Dos médicos relatan sus experiencias con los ventiladores donados por la CPC

Personal médico realiza procedimiento a pacientes COVID-19 conectados a ventilador mecánico. Foto: Agencia Uno.

Dos jefes de unidades hospitalarias y un ingeniero encargado de la revisión de los aparatos conocieron los cuestionados ventiladores mecánicos donados por el gremio empresarial, y cuya gran mayoría se encuentra hoy en bodegas. Si bien ambos médicos reconocen que sirvieron para atender a pacientes, afirman que mostraban fallas en sus materiales y en los parámetros de medición. El ingeniero, que asesoró al Minsal en la materia, es aún más categórico: “Los equipos no son servibles, no son aplicables en un hospital y pueden generar riesgos al paciente”.

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En marzo de 2020, en medio de los primeros días de la llegada del Covid-19 al país, la especulación sobre la adquisición de ventiladores mecánicos para atender pacientes que desarrollaran cuadros graves por el coronavirus era alta. Los expertos advirtieron la existencia de una “guerra comercial” en la que los países con mayor poder adquisitivo podrían acceder más fácilmente a dichos instrumentos, mientras que los demás podrían aspirar a comprar equipos de más baja calidad o simplemente arreglárselas con su stock interno.

02 de Junio del 2020/SANTIAGO
El Presidente de la República recibió este mediodía un nuevo cargamento de ventiladoress mecánicos en el Aeropuerto Pudahuel. Foto: Agencia Uno.

En medio de este contexto, los empresarios chilenos sacaron la voz. El presidente de la Confederación de Producción y Comercio (CPC), Juan Sutil, anunció el 31 de marzo del año pasado la creación de un Fondo Privado de Emergencia para adquirir insumos médicos, entre ellos, ventiladores mecánicos. Como resultado de las negociaciones, la organización donó 515 aparatos de ventilación a la red asistencial del país.

No obstante, dichas diligencias han sido cuestionadas en los últimos días. El pasado 30 de mayo, La Tercera reveló que del total de ventiladores donados por la CPC, sólo 32 son utilizados actualmente. Es decir, apenas un 6,2% del total. Actualmente, la gran mayoría de los aparatos fueron sacados de circulación por fallas que presentaron luego que se prohibiera su funcionamiento por parte de la autoridad sanitaria. Pero de eso, hasta inicios de esta semana, la opinión pública no estaba enterada.

31 de mayo del 2021/SANTIAGO
El presidente de la CPC, Juan Sutil, se referirá al informe conocido hoy sobre los ventiladores donados por el sector empresarial a la red nacional de salud. Foto: Agencia Uno.

A pesar de la situación actual, donde más del 90% de estos ventiladores están guardados en una bodega, durante algunos meses previos -sobre todo los más complejos de la primera ola, el año pasado- dichos instrumentos sí fueron utilizados en distintos centros asistenciales del país. The Clinic conversó con profesionales de la salud que trabajaron con estos ventiladores donados. Si bien reconocen que los equipos tenían carencias técnicas, hay matices sobre la efectividad de los instrumentos. Algunos apuntan a que de todas formas sirvieron para salvar vidas; otros, a que nunca volverían a trabajar con aparatos de estas características. A continuación, sus relatos.

***

El jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de la ex Posta Central, Rodolfo Santander, afirma que en mayo del 2020 se estaban quedando cortos de ventiladores debido a la alta cantidad de pacientes intubados que tenían. No había posibilidad de adquirir más instrumentos porque el mercado ya había sido arrasado. Es por esto que, luego de la llegada de los ventiladores donados por la CPC, el Minsal puso a disposición del recinto hospitalario 20 de estos equipos, marca Chen Wei 3010. El 8 de mayo llegaron los primeros 17 ventiladores y los tres restantes arribaron el 25 del mismo mes.

Santander indica que recepcionaron los equipos y los probaron, uno a uno. Una vez que pasaron las revisiones, fueron asignados a pacientes. “Estos 20 ventiladores no eran exactamente los ventiladores de más alta gama que existían, pero era lo que había”, afirma. 

Ventilador marca Chen Wei en el Hospital Eloísa Díaz. Foto: Daniel Morales.

El jefe de la UCI detalla que los 20 instrumentos alcanzaron a funcionar por 11.808 horas, distribuidas en 108 pacientes. De este total, se ocuparon 4,5 días en promedio por paciente, y el que más tiempo estuvo conectado a uno de estos ventiladores fue una persona que estuvo 18 días.

Estos aparatos, cuenta el doctor, permanecieron bajo vigilancia contínua mientras estaban conectados a personas, tal como lo establecen los protocolos para cualquier ventilador. “No hay ningún ventilador que no pueda fallar”, sostiene. 

“Con este nivel de uso, detectamos fallos, como cualquier otro ventilador. El único fallo que reportamos -y que era distinto al resto de los ventiladores- tiene que ver con el regulador de oxígeno, porque en este caso es una vulgar perilla. Con tantas horas de uso, se deterioraron, y nosotros las pegábamos. No iba a sacar un equipo que estaba prestando utilidad clínica porque un tornillo se haya rodado, sino que fue pegado”, detalla el jefe de la UCI de la ex Posta Central.

“Con este nivel de uso, detectamos fallos, como cualquier otro ventilador. El único fallo que reportamos -y que era distinto al resto de los ventiladores- tiene que ver con el regulador de oxígeno, porque en este caso es una vulgar perilla. Con tantas horas de uso, se deterioraron, y nosotros las pegábamos. No iba a sacar un equipo que estaba prestando utilidad clínica porque un tornillo se haya rodado, sino que fue pegado”, detalla el jefe de la UCI de la ex Posta Central.

Con todo, Santander hace énfasis en el resultado que se puede obtener de los ventiladores: “Al final, lo que cuenta es el efecto que tiene en el paciente. Y si ese efecto nos satisface, no nos importa si el ventilador sea feo, ruidoso, etc. A nosotros lo que nos importa es que haga la pega”.

Dichos instrumentos no estuvieron por muchas semanas en la Posta Central. El 21 de julio devolvieron 13 unidades, y el 10 de agosto las 7 restantes. Fueron devueltos ya que recibieron mejores equipos, como ventiladores Maquet, Hamilton, entre otros. A pesar de que podrían haber seguido ocupándolos, no tenían espacio suficiente en las dependencias para almacenarlos. 

“Más importante que el equipo en sí, es quien lo opera. Si los operadores son competentes, pueden obtener grandes desempeños de equipos modestos; al revés, si quienes los operan no son competentes, no se logran buenos resultados aunque dispongan de los mejores ventiladores mecánicos del planeta”, finaliza Santander.

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“Había mucha expectativa porque no sabíamos si nos iban a llegar ventiladores de alta gama o si nos iba a llegar lo que había disponible en ese minuto”. Así describe el jefe de la Unidad de Pacientes Críticos (UPC) del Hospital Eloísa Díaz, Daniel Morales, los días previos a la llegada de los ventiladores donados por la CPC. 

El médico recuerda que no sabían cómo era la tecnología china y pensaban que les podía llegar algo de muy buena calidad, como los ventiladores Mindray, provenientes del mismo país. En definitiva, recibieron seis Chin Wen el 31 de mayo de 2020. Hubo dos cosas que le llamaron la atención de estos equipos: el tamaño, más grande que el promedio; y la antigüedad de las pantallas.

A pesar de los reparos iniciales, la situación crítica los obligó a instalarlos inmediatamente. Morales relata que varias veces se demoraban tres horas solamente en tenerlos funcionando luego de que arribaban al recinto. 

Del mismo modo, el jefe de la UPC del Hospital Eloísa Díaz afirma que tuvieron problemas con los ventiladores casi de inmediato. Entre estos, destaca la ubicación y la calidad de la perilla del oxígeno, la que se salía con mucha facilidad: varias veces se quedaban con dicha perilla en la mano. 

Del mismo modo, el jefe de la UPC del Hospital Eloísa Díaz afirma que tuvieron problemas con los ventiladores casi de inmediato. Entre estos, destaca la ubicación y la calidad de la perilla del oxígeno, la que se salía con mucha facilidad: varias veces se quedaban con dicha perilla en la mano. 

Más grave aún, posteriormente se percataron de que el volumen corriente -que es la cantidad de aire y oxígeno que recibe el paciente conectado- no era el mismo que decía el ventilador. Señala que la diferencia entre estos valores era hasta de un 30%. “Sobre 700 ml de aire y oxígeno, el paciente podía estar recibiendo 1000 ml. Y esto, en los pacientes más graves, es algo vital”, advierte él.

Además, señala que el sensor de oxígeno de dichos aparatos también fallaba en las mediciones. Ejemplifica que muchas veces las lecturas de los sensores arrojaban oxígeno al 19%, cifra que, de acuerdo a Morales, sólo se podría conseguir en una gran altura sobre el nivel del mar, como en Calama.

Con todas estas dificultades, tomaron una precaución especial: sólo los ocuparon con los pacientes menos graves. El doctor Morales afirma que la administración de oxígeno -tan distinta a la que indicaban los ventiladores- podría haber generado daños irreversibles en caso de haber sido ocupada durante periodos prolongados.

“Nosotros entendimos estos ventiladores como de paso, solamente. Hubiésemos deseado que hubiesen sido ventiladores de alta gama para habernos quedado con ellos y haberlos usado más”, señala el jefe de la UPC.

“Nosotros entendimos estos ventiladores como de paso, solamente. Hubiésemos deseado que hubiesen sido ventiladores de alta gama para habernos quedado con ellos y haberlos usado más”, señala el jefe de la UPC.

Y aunque no maneja las cifras exactas de pacientes que pasaron por estos dispositivos, sí afirma que la rotación era sumamente alta: “Probablemente los ocupamos en muchos pacientes, pero como nos dimos cuenta que no eran tan fidedignos, el índice de rotación del ventilador fue muy alto. Entonces se lo colocábamos al paciente que estaba más estable, al paciente al que el ventilador le daba una ventilación lo más segura posible”. 

“Fue extremadamente desafiante. Los usamos el tiempo acotado que teníamos que usarlos y yo creo que nunca más los vamos a volver a usar”, sentencia Morales.

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Diego González es ingeniero civil biomédico y llegó al Ministerio de Salud en mayo de 2020 como asesor en ventilación mecánica. Aunque sólo estuvo un par de meses en dicha repartición, estaba a cargo del análisis de los equipos médicos que arribaban al país. Principalmente, se encontraban los adquiridos por la Cenabast, pero también los ventiladores que fueron donados por la CPC.

Entre estos últimos, recuerda una ocasión en que le solicitaron revisar una partida de 10 ventiladores Chen Wei que estaban dirigidos a Rancagua. Con una permisividad mayor a la usual -debido a la escasez de aparatos, dice-, sólo aprobó dos para su uso. De todas formas, enviaron todos los equipos a Rancagua y González le comunicó al jefe del equipo médico de la ciudad que debían analizarlos porque habían arrojado errores. En Rancagua, rechazaron los 10. 

Entre estos últimos, recuerda una ocasión en que le solicitaron revisar una partida de 10 ventiladores Chen Wei que estaban dirigidos a Rancagua. Con una permisividad mayor a la usual -debido a la escasez de aparatos, dice-, sólo aprobó dos para su uso. De todas formas, enviaron todos los equipos a Rancagua y González le comunicó al jefe del equipo médico de la ciudad que debían analizarlos porque habían arrojado errores. En Rancagua, rechazaron los 10. 

González hace énfasis en las irregularidades en la medición de ciertos parámetros de los dispositivos. Uno de los trabajos del ex asesor del Minsal era observar los parámetros de los ventiladores en cuanto a valores programados, y enfrentarlos: lo que indica el ventilador versus lo que dice el analizador externo que él ocupa. Para que se apruebe el uso de los aparatos, la desviación máxima de estos parámetros debe ser del 3%, o máximo un 5% bajo un criterio más permisivo. González afirma que la desviación de algunos de estos instrumentos llegó al 45%. 

Esto generaba, describe él, que la concentración de oxígeno fallara. “La tecnología era muy atrasada versus lo que se maneja en el mercado nacional”, señala. 

Con todo, el diagnóstico de González es categórico: “Los equipos no son servibles, no son aplicables en un hospital y pueden generar riesgos al paciente en base a que no tienen las mediciones de forma fidedigna”.

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