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Opinión

10 de Junio de 2021

Columna de Ximena Schencke: Abusos sexuales en atenciones de salud: la otra emergencia sanitaria

Uno de estos temas clave que han quedado rezagados por la emergencia sanitaria es la promulgación de la ley sobre acoso sexual en las atenciones de salud, cuya puesta en marcha será esencial para poder garantizar el derecho a una atención digna y respetuosa que tienen todos los pacientes.

Ximena Schencke
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La pandemia por coronavirus sin duda que generará en el mediano plazo efectos en las atenciones de salud que hoy sería imposible de predecir, y los iremos conociendo a medida que logremos superar la actual crisis sanitaria. Sin embargo, hay algunas consecuencias que sí se empiezan a hacer evidentes, y que surgen, inevitablemente, cuando por hacernos cargo de lo urgente, nos despreocupamos de lo importante.

Uno de estos temas clave que han quedado rezagados por la emergencia es la promulgación de la ley sobre acoso sexual en las atenciones de salud, proyecto que ingresó al Congreso en abril de 2019, y cuya puesta en marcha será esencial para poder garantizar el derecho a una atención digna y respetuosa que tienen todos los pacientes.

En el informe que presentó la Comisión de Salud del Senado que estudia esta iniciativa se señala que en Chile el problema del acoso sexual ha sido enfrentado en torno a las relaciones que se dan en los ámbitos laboral y educacional, pero no en el de la salud. Al respecto, se afirma que la relación que se produce entre el médico y su paciente es de carácter fiduciario, esto significa que el paciente, que se encuentra en un estado de necesidad, entrega su confianza al profesional, lo que lo coloca en una situación especial de vulnerabilidad. Tal asimetría en la relación hace que, en este contexto, las conductas de acoso sexual tengan una connotación más grave que en otro tipo de situaciones.

Por su parte, la ley N°20.584, que desde el año 2012 regula e identifica los derechos y deberes de las personas en la atención de salud, no especifica el derecho de los pacientes para exigir que las instituciones y los profesionales que les otorgan estas prestaciones tomen las medidas necesarias para evitar y sancionar conductas de acoso sexual. Esta falencia en la legislación ha contribuido a que estas agresiones sigan ocurriendo, como el lamentable abuso a una paciente adulta vulnerable, en el Instituto Psiquiátrico, o el caso de un conocido oncólogo que acumula numerosas denuncias de abusos y que sigue ejerciendo, porque no existe la obligación por parte de las instituciones de salud de denunciar estos delitos a la PDI o al Ministerio Público.

“Esta falencia en la legislación ha contribuido a que estas agresiones sigan ocurriendo, como el lamentable abuso a una paciente adulta vulnerable, en el Instituto Psiquiátrico”.

Lo relevante de este proyecto radica, además, en que por primera vez se alude a la obligación para las instituciones de salud, tanto públicas como privadas, de establecer protocolos y medidas de prevención contra este tipo de agresiones, y no solo sancionarlas.

En Chile, y en general en América Latina, a diferencia de Estados Unidos y otros países de Europa, existe la creencia que los abusos sexuales no se pueden evitar, y el problema se aborda principalmente desde un punto de vista sancionatorio y penal. Y en los pocos casos de organizaciones que han tomado la decisión de enfrentar el problema desde el foco de la prevención, éstas se limitan a adoptar medidas que resultan ineficaces, como la instalación de aparatos de vigilancia.

En el caso ocurrido en el Instituto Psiquiátrico, efectivamente los abusos fueron registrados por cámaras de seguridad, gracias a lo cual se pudo confirmar el delito. ¡Pero ello no evitó la agresión! No basta entonces con tener aparatos que puedan pesquisar conductas impropias. Es necesario que estas herramientas técnicas vayan acompañadas de una cultura de seguridad que haya sido internalizada por todos los miembros de la organización.

“En Chile, y en general en América Latina, a diferencia de Estados Unidos y otros países de Europa, existe la creencia que los abusos sexuales no se pueden evitar, y el problema se aborda principalmente desde un punto de vista sancionatorio y penal”.

El abuso sexual es una conducta absolutamente prevenible si se cuentan con protocolos y las herramientas adecuadas para evitarlo. Estableciendo estándares con los más altos criterios de exigencia se puede construir ambientes seguros, Para ello existen métodos científicos, con parámetros que pueden ser medibles y sometidos a una constante evaluación y actualización.

Esperamos que el proyecto que hoy se encuentra en primer trámite legislativo siga avanzando sin demora en el Congreso, para que pronto se convierta en ley. Solo así podremos llegar a tiempo para evitar que sigan ocurriendo estos abusos, y no tengamos solo que conformarnos con sancionarlos cuando ya el daño dejó una huella de por vida.

“No basta con tener aparatos que puedan pesquisar conductas impropias. Es necesario que estas herramientas técnicas vayan acompañadas de una cultura de seguridad que haya sido internalizada por todos los miembros de la organización”.

*Ximena Schencke R. es directora ejecutiva Praesidium Chile, una consultora especializada en asesorar a todo tipo de instituciones que buscan prevenir el abuso/acoso sexual.

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