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Opinión

30 de Junio de 2021

Columna de Emilio Maldonado: Sí, quiero

Agencia Uno

“Sí, quiero” pasará a los anales de la historia como un hito y será recordado como el primer paso de las empresas fuera de su ámbito natural de los negocios.

Emilio Maldonado
Emilio Maldonado
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¿Qué motiva a una empresa a realizar una declaración pública en apoyo al matrimonio igualitario en Chile? Este fue uno de los principales cuestionamientos que surgieron a raíz del inserto publicado el martes 22, en El Mercurio, en el cual 30 organizaciones -24 de ellas integrantes de la red Pride Connection Chile- dijeron “Sí, quiero” a que toda persona tenga el derecho a sellar su amor con ese contrato civil, independientemente de su orientación sexual.

La declaración fue catalogada como histórica no solo porque por primera vez en nuestro país un grupo de reconocidos empleadores adopta una postura pública ante un tema valórico y contingente que en sí implica un gran cambio cultural, sino además porque evidencia una nueva realidad en Chile: como en muchos otros lugares del mundo, la diversidad e inclusión dejó de ser una bandera multicolor tímidamente visible solo en junio, producto de un trabajo constante y sistemático en diversos sectores que componen la sociedad, incluidas las empresas.

Cuando Fundación Iguales decidió impulsar la red Pride Connection hace cinco años, el desafío de promover espacios laborales diversos e inclusivos hacia la comunidad LGBTI+ parecía un objetivo titánico. Y quizás iluso. En ese entonces, solo diez compañías decidieron avanzar en este camino de transformación interna destinado a construir ambientes de trabajo tan abiertos a la diferencia, como atractivos para la llegada y retención del talento diverso. Sin embargo, tras media década, la iniciativa ha sumado a casi un centenar de organizaciones (principalmente empresas privadas) que están trabajando comprometidamente en la creación de programas de formación, políticas de diversidad e inclusión, protocolos de transición de género y tantas otras acciones que impactan positivamente la vida de miles de colaboradores LGBTI+ y sus familias. Y esto no solo se debe a motivaciones reputacionales, sino también a razones económicas y sociales.

Ya el año pasado, Open For Business, la coalición de compañías globales que promueven sociedades inclusivas para las personas LGBTI+, publicó un informe que evidenciaba la directa relación entre inclusión de la diversidad sexual y el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de una ciudad. Según el organismo, mientras más inclusiva es una urbe con este segmento de la población, más resiliente se vuelve en términos económicos, más fuertes son sus “ecosistemas de innovación”, más altos los niveles de emprendimiento y mejores sus condiciones para atraer talento y proporcionar una alta calidad de vida, lo que las coloca en una buena posición para la recuperación económica.

Si lo llevamos al terreno de las empresas, la economista y consultora del Banco Mundial, Lee Badgett, demuestra en su libro “El caso económico para la equidad LGBTI+” que aquellas compañías que son más inclusivas con la diversidad sexual, obtienen mayores ganancias y productividad que otras más cerradas. Incluso países con leyes más justas y más aceptación de las personas LGBTI+ tienen un PIB per cápita más alto. Y así, podría seguir enumerando estudios comparativos entre empresas inclusivas versus aquellas que todavía no se suben al carro, como los reportes de McKinsey, Accenture y tantas otras reputadas consultoras.

Según Open For Business, mientras más inclusiva es una urbe con este segmento de la población, más resiliente se vuelve en términos económicos, más fuertes son sus “ecosistemas de innovación”, más altos los niveles de emprendimiento y mejores sus condiciones para atraer talento y proporcionar una alta calidad de vida, lo que las coloca en una buena posición para la recuperación económica.

Todo esto lo han entendido las empresas que han desarrollado culturas organizacionales más inclusivas y diversas, de la mano de Pride Connection. Si en 2016 solo un 38% de las organizaciones contaba con políticas hacia sus trabajadores LGBTI+,  ya en 2021 el 74%  de ellas cuenta con algún tipo de declaración o política antidiscriminación por orientación sexual o identidad de género. Además, el 38% de las empresas cuentan con protocolos de transición de género y el 82% permite a colaboradores y colaboradoras adherir como carga (seguro de salud y otros beneficios) a parejas del mismo sexo.

En función de esta experiencia, era un paso natural y cuestión de tiempo el que las empresas en Chile hoy estén dispuestas y preparadas para atravesar la frontera corporativa y manifestarse a favor de transformaciones culturales como el matrimonio igualitario, proyecto que de aprobarse marcará un gran logro contra la discriminación.

Si bien las consecuencias de este gesto son todavía incuantificables, es claro que la acción generará un sentimiento de gran orgullo en la comunidad LGBTI+ al saber que existen diferentes entidades y lugares de trabajo dispuestos a promover un cambio cultural a favor de ellos, incluso más allá del ámbito laboral. Además, provocará una incidencia ineludible en otras empresas de capitales chilenos que todavía no avanzan en estas materias, para que, finalmente, se abran al compromiso de primero gestionar ambientes inclusivos en sus propias organizaciones para, luego, salir a vincularse estrechamente con la comunidad LGBTI+.

Si bien las consecuencias de este gesto son todavía incuantificables, es claro que la acción generará un sentimiento de gran orgullo en la comunidad LGBTI+ al saber que existen diferentes entidades y lugares de trabajo dispuestos a promover un cambio cultural a favor de ellos, incluso más allá del ámbito laboral.

“Sí, quiero” pasará a los anales de la historia como un hito y será recordado como el primer paso de las empresas fuera de su ámbito natural de los negocios. Una acción sin precedentes que será a todas luces convocante, para que otros sectores de la sociedad se unan en la construcción del futuro que anhelamos.

*Emilio Maldonado es periodista. Fue director ejecutivo de Fundación Iguales y es fundador y director de la red de empresas Pride Connection Chile, la cual ya suma 85 firmas y se ha transformado en un referente para la generación de espacios laborales libres de homo y transfobia en Chile.

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