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Opinión

15 de Julio de 2021

Columna de Lucía Dammert: ¿La izquierda al poder?

¿Llegó la hora de la izquierda al poder? Dos son los elementos centrales que deberán tomar en cuenta para pavimentar ese camino. Primero, humildad. Segundo, disciplina. En algunos casos, los procesos de los últimos días muestran avances; en otros, claros retrocesos.

Lucía Dammert
Lucía Dammert
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Este domingo 18 la izquierda se juega un momento fundamental. Por primera vez elige un candidato con posibilidades de éxito electoral sin la presencia de los partidos que gobernaron el país por casi tres décadas. Apoyados por un evidente cambio en el eje de las discusiones programáticas, así como un reclamo ciudadano por más Estado, más equidad y fin de los abusos; los candidatos de la coalición Apruebo Dignidad podrían empezar a marcar un rumbo distinto en la forma como la izquierda ha participado en política desde el retorno democrático.  Sin complejos temáticos, ni limitaciones en las propuestas y apelando efectivamente al cambio de modelo; los candidatos del Partido Comunista, Daniel Jadue, y del Frente Amplio, Gabriel Boric, miran la posibilidad de dejar la constante vocación de oposición y avanzar en una construcción real de poder.

Pero el escenario es líquido y lo que hoy es un llamado urgente por transformaciones estructurales, puede ser entendido mañana como un proceso transformador sin violencia y con certezas. La agenda de los candidatos a la primaria de la derecha así lo demuestra, todos sin excepción se han pasado a una mirada progresista que pone énfasis en pilares programáticos que hace sólo cinco años consideraban nos llevaban rumbo a Chilezuela. Sin duda somos testigos de cambios políticos personales e institucionales importantes, al menos en la retórica.

Los partidos tradicionales de la centro-izquierda (PS, PPD, DC y PR) están ausenten de las primarias. Un error táctico y estratégico que terminó eliminando a sus precandidatos, al menos a los que pasaron por primarias en sus partidos, y dejando un espacio vacío bastante evidente. El vacío en política no existe, Boric y Jadue lo están llenando, pero también Provoste desde un balcón expectante que le podría permitir saltar directo a la mitad de la carrera presidencial.

¿Llegó entonces la hora de la izquierda al poder? Dos son los elementos centrales que deberán tomar en cuenta para pavimentar ese camino. En algunos casos, los procesos de los últimos días muestran avances; en otros, claros retrocesos.

Primero, humildad. El país está pasando por un shock económico, político, social y sanitario. La frustración frente al trabajo perdido, el abandono de millones de mujeres que pierden empleos, pero suman cuidados, los jóvenes que dudan sobre sus oportunidades educativas, la crisis de los pequeños emprendimientos, la evidencia de la crisis climática son algunos elementos de la ansiedad ciudadana. Una a la que debemos sumar el duelo congelado de los miles que perdimos un familiar o que pasaron por la enfermedad y aún no se recuperan. En este contexto nadie tiene la verdad revelada, nadie solo puede rearmar un país que enfrenta desafíos estructurales. La humildad implica reconocer que, aun siendo mayoría, ésta es endeble y posiblemente transitoria. El diagnóstico es compartido, la solución debe apelar entonces a sumar.

Segundo, disciplina. Las izquierdas latinoamericanas han sido estudiadas por su enorme dificultad para mantenerse unidas, para dividirse con rapidez y muchas veces avanzar en batallas fratricidas que terminan con el mensajero, pero también con el mensaje. Los partidos de Apruebo Dignidad tienen el desafío de evidenciar que la vocación de transformación es más fuerte que los posibles enfrentamientos personales o de grupo. Los debates demostraron que hay desacuerdos, pero también posibilidad de un camino conjunto; la crisis en la inscripción con el PS mostró todo lo contrario. Sólo gobiernan con iguales aquellos que viven en monarquías o dictaduras; en democracia hay diferencias y necesidad de acuerdos para poder convocar gobiernos de mayoría. Esta es una lección urgente para tomar en cuenta post primarias.

En este contexto nadie tiene la verdad revelada, nadie solo puede rearmar un país que enfrenta desafíos estructurales. La humildad implica reconocer que, aun siendo mayoría, ésta es endeble y posiblemente transitoria. El diagnóstico es compartido, la solución debe apelar entonces a sumar.

El 18 de julio la izquierda chilena juega varios partidos que se analizarán desde la cantidad de electores, los espacios de representación, la distancia con el resultado de la centro-derecha, y el que resulte ganador. A partir del 19, sin humildad y disciplina en la victoria, éste puede quedar como un momento anecdótico de la política nacional. Para efectivamente hacer historia será necesario abrir espacios de diálogo con las otras fuerzas de izquierda, mantener alianzas basadas en compromisos políticos y estratégicos, renovar el elenco, finalmente consolidar propuestas que nos lleven a un país más sano y solidario.

Sólo gobiernan con iguales aquellos que viven en monarquías o dictaduras; en democracia hay diferencias y necesidad de acuerdos para poder convocar gobiernos de mayoría. Esta es una lección urgente para tomar en cuenta post primarias.

*Lucía Dammert es profesora titular de la Universidad de Santiago de Chile, directora de Espacio Público, y experta en seguridad pública y análisis internacional.

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