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La Convención

16 de Septiembre de 2021

¿Se debe mantener la cueca como nuestra Danza Nacional?: El debate que se abre en la Convención

Cueca. Foto: Agencia UNO

A través de un decreto firmado en plena dictadura, la cueca fue declarada nuestra Danza Nacional y se ha mantenido así por más de 40 años. Si bien su estatus no tiene porqué formar parte de la discusión en la Convención Constituyente, aún está abierta la pregunta por los emblemas patrios y las tradiciones. ¿Debieran modificarse? The Clinic se lo preguntó a dos convencionales en ejercicio.

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“La cueca constituye en cuanto a música y danza la más genuina expresión del alma nacional”. Ese es el primer argumento que esboza Augusto Pinochet cuando, el 18 de septiembre de 1979, decidió declarar la cueca como Danza Nacional.

El decreto 23 es un cuerpo legal atípico en la tradición jurídica chilena. En dicho texto, la dictadura expone sus razones para esta medida y asegura que la cueca “alberga la picardía propia del ingenio popular chileno” y la califica como una “expresión de auténtica unidad” donde se conjuga una “multiplicidad de sentimientos”, que van desde el entusiasmo hasta la melancolía.

El documento, transcrito por el subsecretario de la Segegob de entonces, Jovino Novoa, también detalla los alcances de ese estatus que comenzó a recibir este baile: El Estado debe divulgar y promover sus valores musicales y coreográficos, a través de todo su aparato cultural.

Dicha tarea recayó esencialmente en el Ministerio de Educación -entonces encabezado por el historiador Gonzalo Vial Correa (1978-1979)- el que deberá realizar un concurso anual para los mejores exponentes de esta danza en la enseñanza básica y media.

De este modo se oficializó una danza que, se estima, llegó al país en el siglo XIX. No está claro su origen. Benjamín Vicuña Mackenna aseguraba que tenía raíces africanas. Sin embargo, investigaciones posteriores apuntan a los cantos moros de la tradición arábigo-andaluza y la zamacueca peruana, de la que también proviene la marinera, baile nacional de Perú.

El género se desarrolló principalmente en entornos campesinos, donde tuvieron especial fama Los Hermanos Campos. Pero hubo también artistas urbanos que se instalaron en barrios marginales de Santiago y Valparaíso y que, con los años, darían vida a la famosa escena de la cueca brava, bautizada así por el grupo Los Chileneros en los años ’60.

Si bien la dictadura intentó apropiarse del concepto, y hacer propia toda la cultura del huaso chileno, la cueca no perdió su arraigo popular. Incluso tiene una versión propia entre familiares de detenidos desaparecidos: La cueca sola, que se baila en círculo con la ausencia de una de las víctimas del régimen.

¿La cueca como Danza Nacional?

La Constitución actual sólo contempla los emblemas patrios, es decir, la bandera, el escudo y el himno. En ese sentido, definir si la cueca mantiene y modifica su estatus de Danza Nacional no necesariamente es materia de la Convención, salvo que los convencionales decidan elevarla a rango constitucional.

Uno de los que se manifiesta a favor de ello es Roberto Vega (RN), abogado electo por el distrito 5 y ex Seremi de Minería de la Región de Coquimbo. Su familia es conocida en los círculos del rodeo. De hecho, él es socio del Club Ovalle de la Asociación Limarí y durante su campaña se posicionó como un defensor de las costumbres campesinas.

Convencional Roberto Vega durante su campaña en Combarbalá. Foto: Facebook

En diálogo con The Clinic, el convencional Vega se declara partidario de “mantener y reconocer nuestras tradiciones en un articulado amplio”, donde se incluyan los diferentes bailes folclóricos, los atuendos e incluso productos con denominación de origen, como el pisco y el vino. “En la misma Constitución debería señalarse que Chile es un país que reconoce las tradiciones de los distintos pueblos que componen el Estado”, puntualiza.

En ese sentido, destaca que “la cueca es un baile que ha sabido sobrevivir al tiempo. En los albores de la República, era un baile tan popular como hoy día es el reggaetón, y supo permear en las distintas clases sociales”. Por ello, argumenta, debiera mantener su estatus de Danza Nacional, aunque “no por eso le vamos a bajar la categoría a los otros bailes folclóricos”.

“Hay que buscar algo que sea común a todos. Por eso la cueca toma relevancia. Yo bailo pésimo la cueca, pero todo el mundo sabe que existe. Aunque no la bailen todos, el baile tradicional de todos los chilenos es la cueca. Pero también existen otros bailes que son propios de las distintas geografías y territorios. Eso requiere un reconocimiento amplio”, añade.

“En la Constitución debería señalarse que Chile es un país que reconoce las tradiciones de los distintos pueblos que componen el Estado”.
– Roberto Vega, convencional RN

La mirada de los pueblos originarios

En la Convención Constituyente no hay muchos integrantes ligados al mundo de la cultura. Es más, vinculados al mundo de la música hay solamente dos, ambos del pueblo mapuche. Uno de ellos es Alexis Caiguan, educador de la comunidad huilliche Pangui Ku e integrante del conjunto musical Aliliwen.

En diálogo con The Clinic acusa que el régimen de Pinochet, con el decreto 23, intentó un “adoctrinamiento pedagógico” de niños y niñas. “Si bien, la cueca es una danza que socialmente se practica a lo largo del país, la dictadura buscó apropiarse de una manifestación cultural con fines políticos populistas, cuestión que pareciera se busca replicar”, subraya.

En esa línea, cuestiona que hayan sectores de derecha que planteen que “observar, analizar y cuestionar el origen y permanencia de los emblemas nacionales es un intento de ‘destruir Chile’ (…) Se quiere instalar la imagen de que toda persona que lucha por sus derechos es antichilena y las que no, son patriotas. Esto se constata con mayor virulencia en el caso de quienes somos parte de las naciones originarias”.

Alexis Caiguan, convencional mapuche. Foto: Fernando Lavoz, Agencia UNO

Por esta razón, Caiguan no descarta en que hayan convencionales que no tendrían reparos en poner a la cueca “como trinchera”. “No es adecuado, para el momento histórico en el que estamos, conducirse de esa manera. Tratar de polarizar es algo que a los mapuche que nacimos en el fill mapu (territorios), nos ha hecho mucho daño. Es una táctica colonizadora”.

“Si pensamos en las historias de cada familia que tiene ascendencia mapuche, casi todas tienen una similar marcada por el despojo, la discriminación, la violencia y el racismo, pero crecimos en un mundo donde aprendimos la ‘chilenidad’ y donde tuvimos que fortalecernos para encontrarnos con nuestra cultura y luego revitalizarla”, profundiza.

En ese sentido, Caiguan detalla que “la juventud mapuche hoy se expresa musicalmente mediante el hip hop, la trova, el metal, el punk y la más tradicional. Son felices porque pueden elegir sin perder su esencia mapuche, es una forma de ejercer sus derechos, ser contestatarios, rescatar la lengua, contar historias y muestra que se han fortalecido frente al Estado colonial”.

“La juventud mapuche hoy se expresa musicalmente mediante el hip hop, la trova, el metal, el punk y la más tradicional. Son felices porque pueden elegir sin perder su esencia mapuche”
– Alexis Caiguan, convencional mapuche

Debido a ello, para el convencional, la cueca como Danza Nacional no debiera ser parte de la discusión en el proceso constituyente, sino que se debiera abrir “una vía democrática que permita que la ciudadanía pueda decidir sobre este asunto y otros más”, con participación activa de los distintos pueblos.

“No podemos restringir la libertad de aquellas personas que sí tienen gusto por el folklore en cualquiera de sus expresiones. Muy por el contrario, en el camino hacia un Estado plurinacional trabajaremos para que cada pueblo/nación promueva sus propias tradiciones, emblemas y símbolos en un marco de respeto por los derechos humanos y de la naturaleza”, concluye.


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