Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Entrevistas

24 de Septiembre de 2021

Esteban Barrera, curador de arte urbano: “Hubo una explosión de energía y de creación que se traspasó a los muros, a las calles y a las manifestaciones”

El director y cofundador de la galería Lira Arte Público, que el pasado 21 de septiembre abrió la exposición “DIVERSXS Y UNIDXS de lo individual a lo colectivo” en el GAM, reflexiona en entrevista con The Clinic acerca de la relación entre el arte urbano y los museos, la apreciación que tienen este tipo de obras en Chile y el impacto de la pandemia en la producción artística.

Por

El arte urbano puede hacerse un espacio en los museos. A esa conclusión llega Esteban Barrera, cofundador de la galería Lira Arte Público y curador de la exposición “DIVERSXS Y UNIDXS de lo individual a lo colectivo”, que desde el 21 de septiembre al 31 de octubre está abierta gratuitamente en el Espacio B del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) de Santiago.

La exhibición la componen obras inéditas realizadas por trece referentes del arte urbano chileno. Una combinación que une en las mismas cuatro paredes el trabajo del maestro muralista Alejandro “Mono” González —reconocido, entre otras cosas, por su trayectoria en la Brigada Ramona Parra—, el grafitti de Saile, la impronta lumínica de Delight Lab, el feminismo de Estefanía Leigthon “STFI” y los paste up cargados de crítica social de Caiozzama, por nombrar algunos.

Esa mixtura no es coincidencia. Como explica Barrera en la nota curatorial, que abre el recorrido en la sala, “reconocernos y aceptarnos en nuestras diferencias es fundamental para coexistir y convivir en un territorio pluricultural como el que hoy habitamos”. Por lo mismo, continúa el texto, “no buscamos que cada artista intente representar a todes en una obra”, sino más bien que “la unión de sus propuestas y temáticas individuales, al verse acompañadas de obras de sus colegas, sustentarán una nueva mesa de diálogo y encuentro”.

La intención del curador se materializó en la génesis de las obras de la ilustradora Sabina Ahumada y el Mono González, vecinas en la muestra. Según cuenta Barrera, Sabina se inspiró en el amor entre mujeres, acentuado el respeto hacia el lesbianismo, presente también en pueblos originarios e indígenas. Esperaban que, para “DIVERSXS Y UNIDXS”, Sabina exhibiera un trabajo con la técnica de grabado, su formato usual, pero envés se decantó por la pintura.

Con la tela de Sabina ya colgada, el Mono, sabiendo qué es lo que tendría al lado, quiso “acomodarse” a ese discurso y “potenciarlo”, dice Barrera. Así nació el “Beso”, que “de alguna manera es también un homenaje a la libertad de amar. Ama a quién tú quieras”, añade.

Una de las apuestas de la exposición fue el unir generaciones, además de juntar a creadores provenientes de distintas áreas. “Que no necesariamente tiene que ser de la línea curatorial (…), sino también poder acoger otras dinámicas y que se vayan complementando en esta misma línea”, explica Barrera.

En conversación con The Clinic, Barrera relata qué entiende por arte urbano, reflexiona sobre el espacio que este tipo de manifestaciones tiene en los museos, cómo su apreciación ha cambiado en Chile con el tiempo, el valor simbólico de instalar una muestra de este tipo en el GAM y el impacto de la pandemia en la producción artística.

Barrera.

-¿Qué define lo que es arte urbano?

– Para nosotros ha sido un gran tema, para también poder situarnos en el trabajo que desarrollamos.

Lira Arte Público comenzó en 2014 como un bar-restaurant, que además operaba como galería. La ubicación: un espacio de unos 80 m2, con cocina aparte, en una casona patrimonial del año 1910 en la Plaza Brasil. En 2016, el proyecto, cofundado por Barrera y “su mano derecha”, el director de arte Benjamín Oyarzo, se mudó a otra casa antigua, en la calle Loreto, de unos 400 m2. Radicados en ese sitio establecieron una serie de lineamientos.

La exposición en el GAM se inauguró el 12 de septiembre, pero se abrió al público el 21. Crédito: Lira Arte Público.

– Queríamos trabajar en función del arte urbano, derechamente, y ahí tuvimos que definir: ¿Somos una galería de Street Art? ¿De arte urbano? ¿De muralismo? ¿De qué? Lo que podemos entender por arte urbano son expresiones artísticas vinculadas a la pintura, el muralismo y el grafitti contemporáneos, que se manifiestan en el espacio público. De ahí puedes tener una diversidad de técnicas y vertientes (…). Entonces, para mí el arte urbano es una categoría de arte. Ni siquiera una subcategoría, por la importancia que está teniendo en la actualidad. Creo que no tiene símil en la historia por lo global, masivo y potente. Es un lenguaje que es visible y característico.

Barrera se toma un respiro, y pide “disculpas” si su análisis fue demasiado “profundo e intenso”.

-Es que la pregunta de “qué define el arte”, en cualquiera de sus expresiones, se da para eso…

-Me ha costado en mi carrera situar el arte urbano. También desenmascarar o romper algunos mitos, y casi siempre vinculados al vandalismo, al grafitti. Uno en el desconocimiento mete todo en la misma olla. Me toca hasta el día de hoy, sobre todo en la gestión de proyectos. Hay mucha ignorancia sobre el arte urbano, y es por lo mismo: es algo muy contemporáneo, muy actual, y con muy buenos exponentes aquí en Chile, que tampoco tienen un gran escenario o visibilidad.

Lo que podemos entender por arte urbano son expresiones artísticas vinculadas a la pintura, el muralismo y el grafitti contemporáneos, que se manifiestan en el espacio público. De ahí puedes tener una diversidad de técnicas y vertientes (…). Entonces, para mí el arte urbano es una categoría de arte.

Con el tiempo, la propuesta de Lira Arte Público fue ganándose un espacio en el mundo de la cultura, y hoy acumulan más de 40 intervenciones en Chile y el extranjero. Calculan que las obras que han gestionado y realizado ocupan cerca de 15.000 m2 en el espacio público a nivel global. Más allá de “DIVERSXS Y UNIDXS”, destacan entre sus últimos trabajos —ambos finalizados en agosto de 2021— el mural de 85 m2 “Serendipia”, diseñado por Francisco Tapia “Esec”, para la estación Hospitales del Metro de Santiago, y el mural de 350 m2 “Horizonte”, ideado por “Estoy”, para el costado de un edificio en la calle Román Díaz 26, en Providencia.

Mural “Horizonte”. Crédito: Lira Arte Público.

-Pensando en “DIVERSXS Y UNIDXS”, ¿Qué simboliza el hecho de exponer arte urbano en un museo? ¿Son este tipo de exposiciones comunes en el movimiento del arte urbano?

– No, no son comunes (…). No es que se esté buscando una especie de validación con la academia. Porque no es el propósito del arte urbano o el arte callejero. Creo que, de alguna manera, sí es poder equiparar la cancha, en cuanto a la valoración, a la exposición y a la visibilidad de esto. Con el cómo se promueve el arte en un museo, el cómo, de alguna forma, el museo enaltece, ¿Cierto? O selecciona lo más “prestigioso” o “valorado” del arte.

Barrera señala que ese mayor reconocimiento del arte urbano —relacionado a la idea de “equiparar la cancha”— podría llegar en “20, 30 o 50 años más. Qué sé yo”. Pero que, sin embargo, se está instalando ahora en un espacio donde existe “interés” y “desconocimiento”.

-Es raro. El caballete es distinto a la calle, a eso voy. Y se marca (esta diferencia), y no hay problema en ello. Lo que no debería pasar es este distanciamiento, en cuanto a la visibilidad, a la evaluación y la promoción del mismo arte.

-Las expresiones artísticas en la calle, ya sean grafittis o murales, de cierta forma “democratizan” el acceso al arte, al radicarse en el espacio público. ¿Cómo se ve afectado este fenómeno de “democratización” al encapsular obras de arte urbano en un museo?

-Son dinámicas distintas. Se generan y se atraen desde intenciones distintas. Una es querer tener y equiparar estas instancias de exhibición que un museo, donde podemos contemplar obras… No quiero decir “privilegiadas”, pero por algún motivo se me está yendo el concepto… Obras de “primer nivel”, por decirlo. Y está ese interés desde los museos y desde el mismo arte urbano, me imagino, de tener ese punto de exhibición. Pero el arte en el espacio público, con esa connotación de democratizar, de acercar, de vincular, por lo menos para nosotros, y cómo operamos, sigue siendo existente y no es contradictorio. Son distintos caminos de exposición y de promoción nomás. No busca competir. No busca validarse uno con otro. Son distintos escenarios. Y que funcionan en pro del mismo arte. En este caso, del arte urbano.

El caballete es distinto a la calle, a eso voy. Y se marca (esta diferencia), y no hay problema en ello. Lo que no debería pasar es este distanciamiento, en cuanto a la visibilidad, a la evaluación y la promoción del mismo arte.

El curador menciona además la apreciación del arte desde el “coleccionismo”, representado, por ejemplo, en la labor que cumplen los museos en cuanto al resguardo y la contemplación de obras. “El arte también puede ser monetarizado, y tiene un número, un valor, y eso no baja de precio, sigue subiendo. Entonces, también es una figura de inversión, en cuanto a la valoración. Y ahí la idea es poder entrar en esas dinámicas y esas esferas”, complementa.

-Muchas veces, sobre todo en el pasado, los murales se entendían como algo reivindicativo, o una expresión de protesta. Por ejemplo, la producción de la Brigada Ramona Parra en Dictadura. Esta reivindicación o protesta, ¿Va siempre de la mano con el arte urbano?

– Son varias cosas en una. Hay un muralismo o un arte asociado que tiene una carga social de denuncia, de exposición, y de visibilidad. Y ahí, la Ramona Parra efectivamente fue un pionero y claro exponente de ese tipo de arte. En ese caso, estaba el contexto, que puede ser un símil de ahora. Ahora se potenció el arte urbano, y no desde este tipo de muralismo, como lo instaló en su momento la Ramona Parra. Ahora es desde distintas dinámicas asociadas al Street Art, que pueden ser desde distintos canales de creación. Puede ser un diseñador gráfico que se animó a hacer una gráfica y la quiso imprimir y pegar en la calle.

Crédito: Lira Arte Público.

Para Barrera, “cada cosa responde a escenarios particulares, y que generan tendencias, por no decir modas”. Actualmente, con el trasfondo del estallido social, “se puso tendencioso expresarse en la vía pública, y está súper bien, porque es parte de la transformación y del cambio. Hubo una explosión de energía y de creación que se traspasó a los muros, a las calles y a las manifestaciones”, opina. No obstante, distingue que la intención de denuncia es “particular para cada caso”, y que no cree que “necesariamente sea la motivación principal” en todas las obras.

-¿Cómo golpearon los confinamientos, en el marco de la pandemia, al movimiento del arte urbano? Me imagino que la producción de obras, a lo menos, se ralentizó…

-No, no. Es totalmente errada esa apreciación. Uno tiende a pensar eso, pero no. Desde el estallido se dio una dinámica particular, que ya venía con una carga potente de venta de arte urbano y de artistas que se movían en ese plano. Y no necesariamente artistas que trabajen desde el discurso político, como puede ser un Caiozzama. En general, se activó mucho el tema. También en pandemia —aquí ya son hipótesis, algunas bien generalizadas y quizás absurdas—, desde que la gente cambió su locación de trabajo, y desde la pantalla veía su entorno y quería adornar y decorar su ambiente, tener sus cuadros, es que efectivamente hay un mayor interés hacia las expresiones artísticas, y sobre todo la urbana en el espacio público. Volvemos a ese tema del coleccionismo, del tenerla, de yo poder adquirirla. Desde los museos y las grandes obras, a algo más accesible. Desde una réplica, una obra seriada o un original. Cómo yo tengo eso en mi casa. 

Actualmente, con el trasfondo del estallido social, “se puso tendencioso expresarse en la vía pública, y está súper bien, porque es parte de la transformación y del cambio. Hubo una explosión de energía y de creación que se traspasó a los muros, a las calles y a las manifestaciones”.

El director de Lira Arte Público también apunta a que el mayor movimiento en la compraventa de arte podría estar relacionada a una “inyección monetaria” al sistema, que ejemplifica citando los retiros de los fondos de pensiones. Según lo que ha conversado con los artistas, asegura, sus ventas se “potenciaron en un 200% o 300%”.

-¿Qué reacciones tuvieron los trece artistas convocados para “DIVERSXS Y UNIDXS” cuando se les propuso la idea de una exposición conjunta en el GAM?

-Tengo una súper buena relación con todos los que están ahí, y con muchos otros que no pudieron participar. Desde algunos, ya habían ganas de querer participar con nosotros en ese espacio. Y desde otros, al enterarse que estaba esta convocatoria, fue como: ‘ya bacán, gracias, es un honor’. Hemos logrado situarnos, y el trabajar y participar con nosotros en estas dinámicas es una especie de validación y valoración dentro del medio, que se agradeció mucho. Desde la confianza y la intimidad se traspasó esto (…). Los artistas necesitan de estos espacios. Lo agradecen, se pueden manifestar, y es lo que buscaba un poco la muestra. Que, a través de su manifestación, generar un diálogo, y desde ese diálogo poder reflexionar, comunicarnos, encontrarnos y avanzar.

Los artistas trabajando en sus obras. Crédito: Lira Arte Público.

-En la muestra, las obras se escapan de los marcos y cuadros para extenderse por los mismos muros en que fueron colgados. ¿Qué representa esto?

– Una de las ideas era poder llegar con una propuesta que fuera impactante. Y no tanto desde el discurso, o desde la convocatoria, sino del cómo la situábamos: cómo podíamos generar esta experiencia de recorrido y que saliera de lo habitual. Siempre estamos buscando ir un poquito más allá, salir de lo tradicional. Ahí surge la idea de generar una museografía que nos sitúe con cada obra. Que sean de un tamaño estándar, pero que tengan la posibilidad y la flexibilidad de expandirse. Salir del mismo formato y saltar al muro que soporta el cuadro. Y con eso generarle también más cancha y más espacio al artista para poder situar su obra, complementarla y que genere también otra cercanía con visitantes o con quien tiene la capacidad de contemplarla.

Las obras se extienden a los muros. Crédito: Lira Arte Público.

Inicialmente, relata Barrera, se propuso a los artistas que la intervención en el muro “pudiera conversar o conectar con las que estaban al lado”. Una invitación compleja que “no fluyó en su momento”, y que terminó con que cada creador actuara por su cuenta, haciendo que todo funcionara “mejor”.

-El GAM fue un importante lugar de encuentro en el estallido social. Incluso en sus muros, antes de que amanecieran repintados a principios de 2020, se registraron grafittis y expresiones de arte urbano. ¿Existe una relación entre el hecho de que la muestra se realice en el GAM y el mensaje que “DIVERSXS Y UNIDXS” busca entregar?

– Desde nuestra visión y nuestra propuesta, sí. Queremos que se vea y se lea así (…). Entendiendo toda la carga y peso que ya tiene territorialmente ese espacio —y no me refiero solo al GAM, sino la zona cero—, había que llegar de forma respetuosa, primero siendo honestos (…). Nos gusta trabajar con artistas de primera línea. Hacer cosas hermosas y destellantes. Pero también nos gusta mucho que los proyectos tengan sus templos, y tengan significancia. Que se puedan empoderar de los espacios por sí solos, que no sea algo forzado. Ahí es clave el cómo se genera esa sensación de pertenencia con el mismo entorno (…). De alguna forma, la exposición ‘DIVERSXS Y UNIDXS’ habla de eso. De primero mirarnos, de decir ‘esto somos’, y de mirar al que está al lado, y respetarlo y aceptarlo en nuestras diferencias y diversidades. Desde ahí va esa reflexión y ese juego de palabras. Cómo, unidos, construimos. Unides. Acoplarse también a estas nuevas formas de manifestar o decir las cosas”.

La sala está abierta de martes a sábado, desde las 10 a las 18 horas. Crédito: Lira Arte Público.

-En Chile, el pintar o rayar muros tuvo (o tiene), una connotación negativa. ¿Se ha transformado la apreciación del arte urbano en el país? ¿En qué punto se encuentra esta apreciación hoy por hoy, y qué crees que gatilló el “cambio de switch”, si es que lo hubo?

No es hablar de arte contemporáneo, no es hablar de arte renacentista, por categorizar. Sigue siendo algo que genera de alguna manera un bloqueo. Te lo digo: en la gestión, cuesta. Es algo relativamente nuevo. Si bien ha habido un avance, y hay una apreciación general que genera más interés, creo que todavía no está validado al 100% como expresión artística. También decir que hay cosas distintas. Entender que un tipo de manifestación son los tags, los flop, el formato más vandal, dentro de la jerga del grafitti. Y eso va a seguir existiendo. Ese arte está presente en el mundo y en Chile hay muy buenos exponentes (…). En mi caso, que conozco el tipo de arte, quizás le puedo ver atractivo, no con ello validándolo. Yo no muevo ese tipo de arte o de expresión. No sé si lo quieres categorizar como arte. Pero ya, llevémoslo a una manifestación, a una expresión, y eso va estar ahí y tienes que mirarlo como tal. Distinto es un mural, un mosaico, un paste up, algo que tenga información u otra lectura. Más allá de lo que pueda ser esta forma de expresión anti sistémica, que busca bombardear y llenar de esta suciedad visual, de letras, que termina siendo muy bella a la vez, como trama o capa urbana

También puedes leer: Alejandra Castro Rioseco, la filántropa chilena que hizo en Dubái un museo virtual solo con obras de artistas mujeres


Volver al home

Notas relacionadas

Deja tu comentario