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Opinión

28 de Septiembre de 2021

Columna de Sandra Oltra: Nuevo paradigma del “buen morir”

Agencia Uno

¿Es acaso la muerte un fracaso médico? ¿O una oportunidad de transformar el temido y silenciado evento universal en el ofrecimiento -a las personas en situación de enfermedad incurable- de un espacio de alivio, autonomía y dignidad?

Sandra Oltra
Sandra Oltra
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En abril de 2019 se presentó en la Cámara de Diputados un proyecto de ley sobre el “Reconocimiento y protección de los derechos de las personas con enfermedades terminales y el buen morir”, lo que implica que un equipo de salud asume la responsabilidad de acompañar al enfermo hasta su muerte, asumiéndola como un proceso natural. Se tratan los síntomas con la intención de aliviar, no con el fin de prolongar la vida y la agonía.

Actualmente, desde el mundo biomédico se exige un avance en el “Proyecto de Ley de Cuidados Paliativos Universales y Buen Morir”, dado que el derecho a los cuidados paliativos en Chile se restringe a pacientes oncológicos, excluyendo todas las otras enfermedades que culminan en una lenta, dolorosa y trágica agonía en desamparo del apoyo médico. También hoy, nos encontramos en medio del debate para Modificar la ley N° 20.584, que Regula los derechos y deberes que tienen las personas en relación con acciones vinculadas a su atención en salud, con el objeto de permitir la muerte digna o Eutanasia.

Actualmente, desde el mundo biomédico se exige un avance en el “Proyecto de Ley de Cuidados Paliativos Universales y Buen Morir”, dado que el derecho a los cuidados paliativos en Chile se restringe a pacientes oncológicos, excluyendo todas las otras enfermedades que culminan en una lenta, dolorosa y trágica agonía en desamparo del apoyo médico.

Para ser estos temas de alto contenido valórico y que han remecido fuertemente el paradigma hegemónico que defiende la vida bajo cualquier circunstancia, no pareciera haber gran interés en el debate público de una experiencia tan íntima como universal. Tanto para aclarar conceptos como para acercar la discusión a las personas, se encuentren éstas enfermas o (aún) no.

Quisiera detenerme en la premisa expuesta que los conceptos buen morir, muerte digna y Eutanasia, por sí mismos reflejan un significativo cambio paradigmático. Desde el juramento hipocrático hasta finales del siglo XX la defensa de la vida y la protección de esta se constituía en el principio de la medicina. El éxito de esta disciplina se basaba precisamente en “salvar” vidas y mantener un cuerpo funcionando, en ocasiones a expensas que el dueño del cuerpo ya no pudiese cargarlo y el sufrimiento asociado clamara por permitir su muerte.

Para ser estos temas de alto contenido valórico y que han remecido fuertemente el paradigma hegemónico que defiende la vida bajo cualquier circunstancia, no pareciera haber gran interés en el debate público de una experiencia tan íntima como universal.

Desde la bioética se abre entonces el debate acerca de los fines de la medicina y de la autonomía del paciente para tomar decisiones en relación a su cuerpo y su vida. Debate pleno en controversias, debido a la inexacta precisión de constructos como autonomía, dignidad, vulnerabilidad, sufrimiento, vida, compasión, muerte, entre otros. Ellos se encuentran a la base de una discusión valórica justamente cuando los valores se han ido modificando en las últimas décadas, dando paso a la reflexión y cuestionamientos de verdades absolutas con las que convivimos durante siglos. Una de ellas precisamente relacionada con la obligación moral de conservar la vida.

Las filosofías que han considerado la comunicación con el paciente terminal han evolucionado con el tiempo y las tendencias actuales invocan una atmósfera de disponibilidad y apertura más que una decisión impuesta.

Por último, subrayar que tanto los cuidados paliativos como la Eutanasia no son procedimientos excluyentes, muy por el contrario, se complementan y refuerzan. El acompañamiento a los pacientes al final de sus vidas, el alivio del dolor y síntomas asociados, el apoyo durante el proceso y la legitimación de sus deseos y decisiones, parecieran ser los lineamientos generales a profundizar en base a una propuesta clara y operacionalizable en beneficio del “vivir y morir con dignidad”.

* Sandra Oltra es psicóloga, Magíster Interuniversitario de Bioética UDD – Clínica Alemana y académica del diplomado Psicooncología para profesionales de la Salud, módulo Bioética, de la Facultad de Psicología UDP.

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