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30 de Septiembre de 2021

Gael Negrón, exfutbolista transgénero: “El fútbol se convirtió en una puerta hacia la libertad”

Pablo Izquierdo Armendariz

Desde que nació jugaba fútbol con los hombres para no sentirse “un bicho raro”. Le acomodaba vestirse de esa forma y nunca lo cuestionó. Hasta que se vio obligado a competir con mujeres cuando le llegó la adolescencia. Desde ahí destacó: llegó a la Selección Femenina, compartió con Christiane Endler y representó a Chile en un Mundial. Eso sí, la Roja nunca le acomodó. Esta es la historia de un futbolista que usó el deporte como escape. Que decidió colgar los zapatos en 2019 y soltar la angustia para transicionar. “No sabía que se podía ser así de feliz”, dice Gael, lejos de las canchas.

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Gael Negrón jugaba de mediocampista. De 8. Dice que tenía una capacidad pulmonar envidiable y que no paraba de correr. “Un volante con quite y una persona obsesivamente trabajadora”. Así se define y así cree que lo recuerdan en el fútbol femenino. También fue parte de la Selección Chilena que marcó un hito al competir en el Mundial Sub 20 que se disputó en Chile en 2008, donde compartió con figuras como Chrstiane Endler y Karen Araya. El punto más alto de una carrera futbolística que terminó en 2019, tras denunciar al entrenador de Everton, su último club, por maltratar a sus compañeras. Tras eso vino la transición. Por eso, aunque ya no le guste, dice que sin el fútbol nada hubiese sido igual.

“Juego desde que tengo uso de memoria. Como era bueno para la pelota, logré tener una jerarquía dentro de mi entorno. Siempre jugué con hombres, me mimetizaba con ellos, me vestía con jeans, camisas, polerones, poleras. Ser trans y haber jugado fútbol durante tanto tiempo están completamente relacionados. Jugar me hacía sentir hombre desde que era niño. Para mí el fútbol se convirtió en una puerta hacia la libertad, porque me permitía tener una vestimenta mucho más cómoda para mí. estoy hablando de mi ser anterior, de mi versión anterior”, dice el exfutbolista.

Nació en Puerto Montt cuando su madre tenía 14 años. Fue criado por sus abuelos y también por la calle. “Fui un niño con harto riesgo social, de milagro no caí en el Sename”, comenta el hijo de una humilde operadora de salmonera y un padre que desapareció con el tiempo.

El fútbol lo acompañó siempre. “Cuando tenía 8 años, y caminaba por la calle, nadie se cuestionaba si era niño o niña. Por eso ser un niño trans es bien raro. En la práctica yo nunca caché muy bien, nunca me cuestioné lo que tenía entre las piernas, ni nada. Eso fue después, porque con la adolescencia y los cambios físicos, no te queda otra opción que aceptar el género que te está determinado. Ahí fue que empecé a jugar con mujeres”, dice Gael.

“Ser trans y haber jugado fútbol durante tanto tiempo están completamente relacionados. Jugar me hacía sentir hombre desde que era niño”.

Eligió el nombre Gael a fines de 2019. “Es por un personaje secundario de una teleserie mexicana que me gustó. Un tipo sencillo que se adaptó a las dificultades de no tener una base familiar sólida”. El nombre con el que fue inscrito al nacer es otro, pero junto a su madre prefieren referirse a su “versión anterior” como “la muerta”.

“La ‘muerta’ era insoportable, como buen futbolista era mochero y abusaba del alcohol”, recuerda Negrón, quien de todas formas le agradece al fútbol: “El fútbol fue un escape, una forma de mimetizarme y de poder vivir siendo masculino. Me sirvió para adaptarme y cumplió el objetivo”.

LOS ABUSOS EN EVERTON

Gael ya no aguantaba un día más entre la angustia y el maltrato que sufrió en Everton, el último club en el que jugó. “A fines de 2019 decidimos denunciar al entrenador Mario Vera por maltrato. Trataba a las futbolistas de ‘negras’, ‘hueonas’ y guatonas. Nadie hacía nada, pero nos trataba pésimo al frente de todos”, cuenta Negrón.

“Cuando tenía 8 años, y caminaba por la calle, nadie se cuestionaba si era niño o niña. Por eso ser un niño trans es bien raro. En la práctica yo nunca caché muy bien, nunca me cuestioné lo que tenía entre las piernas, ni nada”.

El propio entrenador fue quien lo llamó para fichar en Viña del Mar. La oferta incluía $300 mil pesos y alojamiento cerca del lugar de entrenamiento. Pero nada se cumplió. Los pagos fueron disminuyendo cada vez y dependían de que Negrón le recordara al DT. Mientras que la residencia no fue lo que Vera le prometió. Estaba muy lejos del club y dependía del mismo entrenador para poder asistir a las prácticas.

“Terminé arrancándome de la casa de Mario, no aguantaba más, porque me basurió mucho. Me culpaba de todos sus problemas. Fue algo importante para mi proceso de transición”, recuerda.

Otro factor fue el alcoholismo y la depresión que se le desencadenó. “Estaba insoportable, era mochero, peleador. Estaba decayendo en todo sentido y el alcohol me iba a terminar pasando la cuenta. Si yo no hubiese transicionado no sé dónde estaría y hubiese terminado mal, no aguantaba ningún día más. Abusé del alcohol durante toda mi vida y con el proceso de transición lo dejé, estaba tomando mucho los fines de semana y no lograba darme cuenta de cómo salir de esa depresión. Ignoré hasta los 30 años que tenía la opción de transicionar. Hasta que lo asumí”, relata Gael, quien hoy tiene 31 años.

“El fútbol fue un escape, una forma de mimetizarme y de poder vivir siendo masculino. Me sirvió para adaptarme y cumplió el objetivo”.

Una expareja lo ayudó a tomar la decisión cuando tenía 29 años, edad en la que conoció al primer chico trans. “Sentía mucha angustia. Por eso siempre fui bajo perfil en el fútbol y evitaba dar declaraciones, no quería mostrarme. Mi ex, quien trabajaba atendiendo a niños trans, me hizo ver que era una posibilidad. Me dijo que iba a estar bien, que no iba a pasar nada y por eso es que estoy eternamente agradecido de ella y todo lo que me ayudó, porque me hizo sentir muy seguro. Yo no lo había entendido, es una certeza que se fue manifestando con el tiempo”.

Ha pasado un año y 10 meses desde que empezó el proceso. “Ha sido increíble ver cómo cambia mi cuerpo. Me hice una mastectomía y estoy consumiendo hormonas. Ahora puedo ser yo libremente, sin tener que preocuparme de otras cosas”, dice Gael.

Crédito: Pablo Izquierdo Armendariz

“Es increíble el cambio en mi cuerpo, cada día me sorprendo más. La visibilidad es súper importante. El actor Elliot Page habla de lo importante que es la visibilidad y eso es lo que me mueve. Es posible y se puede ser inmensamente feliz. Con el tiempo he logrado darle coherencia a mi vida y eso me da mucho. Ahora puedo mostrarme”, dice Negrón, quien está feliz de exponer su proceso.

Una expareja lo ayudó a tomar la decisión cuando tenía 29 años, edad en la que conoció al primer chico trans.

“Este soy yo y estas son mis respuestas del corazón. Y les digo algo, desde lo profundo de mi corazón: no sabía que se podía ser así de feliz, ahora soy inmensamente feliz. No sabía que se podía sentir este alivio. En este momento yo estoy muy conectado con la tierra, es un proceso de limpiarse, de sacudirse. De sacarse todos los traumas y tratar de sanar todas mis heridas”, afirma.

LA PRESIÓN DE LA SELECCIÓN

De niño la relación con sus padres fue compleja. “El ambiente del fútbol fue súper importante, porque me hacían sentir que no era un bicho raro, como sí me hacía sentir mi familia. Mi papá me hacía la desconocida y mi mamá muchas veces se vio superada por la situación. Por eso digo que el fútbol me mantuvo vivo. Me mantuvo inspirado y motivado a pesar de no haber asumido mi ser trans antes. Eso se lo voy a agradecer toda la vida”, recuerda el deportista, quien hoy vive con su madre: “logramos sanar todo, ella me ha apoyado mucho en este proceso, siempre dice que ya no le nombren a ‘la muerta’”.

Con su padre la historia fue diferente. “Cortamos toda relación. Es cero aporte. Él no sabe todo el proceso que estoy viviendo, no lo sé en verdad. Es que las adicciones le arruinaron la cabeza”, lamenta.

“Este soy yo y estas son mis respuestas del corazón. Y les digo algo, desde lo profundo de mi corazón: no sabía que se podía ser así de feliz, ahora soy inmensamente feliz”.

En el deporte su talento no pasó desapercibido. En 2008, cuando tenía 17 años, lo llamaron para la histórica selección que disputó el Mundial Sub 20 en Chile, donde también estaban Christiane Endler, Karen Araya, Daniela Pardo, entre otras seleccionadas nacionales actuales.

Crédito: Pablo Izquierdo Armendariz

“Estar en la selección fue lo más lindo que viví en mi carrera deportiva. La pasión y el profesionalismo de la entrenadora Marta Tejedor cambiaron la forma en que veía el deporte. Eso sí, también fue bastante traumático, porque el sistema del fútbol en sí es patriarcal, competitivo, hay que guardar ciertos perfiles, nos pedían que nos pusiéramos aros. Si te piden que te alises el pelo lo tienes que hacer. Ese tipo de cosas me provocaron un montón de angustia. Por eso después no seguí, no volví nunca más. Sentí mucha presión por tener que aparentar que era una mujer”, confiesa Gael.

-¿Sufriste discriminación alguna vez?

“Nunca sufrí discriminación. Tuve el beneficio de ser bien bueno para la pelota, así que donde fui me trataron bien. No podría decir lo contrario. Lo que sí viví fue experimentar tantas negligencias y tanta despreocupación de parte de los organizadores del torneo femenino”.

“El fútbol me mantuvo vivo. Me mantuvo inspirado y motivado a pesar de no haber asumido mi ser trans antes. Eso se lo voy a agradecer toda la vida”.

Mientras estaba en la selección Negrón jugó en Universidad de Chile. Ahí vivió momentos imborrables, pero uno lo hace emocionarse de inmediato: fue en un clásico, entre Universidad de Chile y Colo-Colo, que Gael Negrón le convirtió un gol a Romina Parraguirre (ex seleccionada nacional). “Mi abuelo lo vio desde acá en Puerto Montt por la ‘tele’ y fue la última vez que me vio, porque falleció días después. Él era sordomudo, entonces no entendía que yo jugaba fútbol, hasta que vio ese gol. Cuando me lo contaron fue muy potente”, recuerda Gael, quien hoy vive sus mejores días en el sur.

Más tarde regresó a estudiar Pedagogía en Eduación Física en Puerto Montt: “Nunca pude ejercer mi carrera, porque necesitaba transicionar”. También tuvo un paso por Cobresal y su último club fue Everton.

Hoy, lejos de las canchas, Gael trabaja en un punto de recepción de reciclaje en la ciudad de Puerto Varas. “Es la metáfora perfecta. Porque la transición y los cambios que estoy viviendo también los están viviendo las demás personas y la tierra. En el reciclaje me puedo percatar de lo fuerte que es el cambio, y también cómo las personas se adaptan a eso. Cada persona está en su propia transición. En esa transformación siento que encajo perfectamente, no podría decir que me he sentido incómodo, ni discriminado, todo lo contrario. Me siento más libre de elegir amar o hacer lo que quiera sin que nadie lo cuestione”.

-¿Y el fútbol?

-El fútbol no entra en esta nueva etapa. En ese proceso yo creo que todos van a sufrir cambios, incluyendo el deporte. Yo creo que el fútbol masculino va a sufrir mucho, que va a bajar el consumo de fútbol masculino. Eso va a hacer que la gente vea más fútbol femenino. Encuentro que las mujeres hacen maravillas en la cancha, y hay demasiado sentido de pertenencia entre las mujeres y el territorio. Eso también se ha perdido en el fútbol masculino. El mercado se comió al fútbol y cuando pasa eso se pone complejo. El exceso de competitividad en el fútbol masculino es un poco dañino. El fútbol femenino tiene otros valores. Cuando decidí transicionar también decidí dejar el fútbol. La verdad es que sí podría integrarme a un equipo amateur, pero quizás con el tiempo. En esta nueva versión mía el fútbol no me gusta. Para qué te voy a mentir, ya no me mueve el corazón.

“Estar en la selección fue lo más lindo que viví en mi carrera deportiva”.

De todas formas, Negrón está seguro de que seguirá vinculado al deporte: “En el fútbol femenino varias jugadoras tienen sus lados masculinos bien desarrollados, hay que decirlo. Lo encuentro una cosa maravillosa, porque eso me hizo conocer muchísimas mujeres con mis mismas características, que tenían tendencias trans. En el fútbol hay mucha gente como yo. Y también creo deberían atender estos casos con un área de la diversidad y me encantaría poder participar de eso y ayudar. Hay una deuda con la comunidad trans, hay personas que necesitan orientación. Están muy enfocadas en ser futbolistas profesionales, pero hay un tema de salud de por medio”.

Crédito: Pablo Izquierdo Armendariz

La Anjuff (Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino) tiene un departamento de Inclusión y Género. Negrón ha colaborado en el espacio. “Tengo consciencia de que en el fútbol femenino hay un foco de personas que son trans y aquí encuentran un espacio donde expresar su masculinidad sin problemas”, asegura.

Hoy, lejos de las canchas, Gael trabaja en un punto de recepción de reciclaje en la ciudad de Puerto Varas. “Es la metáfora perfecta. Porque la transición y los cambios que estoy viviendo también los están viviendo las demás personas y la tierra”.

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Gael tiene un rito diario. Antes de empezar el día se mira al espejo: “Mi mayor referente e inspiración soy yo. Cuando veo mis cambios, cuando me miro al espejo o cuando voy a la playa y me saco la polera. Eso me da fuerza para seguir adelante”.

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