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Entrevistas

25 de Octubre de 2021

Mario Sobarzo, filósofo político: “Cuando trivializas el nazismo, terminas por convertir la verdad histórica en cualquier cosa”

Mario Sobarzo. Fuente: Usach

Una ola de controversias provocó la publicación en El Mercurio de un obituario del jerarca nazi, Hermann Göring, en sus páginas sociales. Sobarzo, doctor en Filosofía Moral y Política, advierte sobre los riesgos de banalizar este tipo de discursos. "Se va generando una sensación de que esto no es tan grave, no es tan terrible y es algo menor", dice.

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Mario Sobarzo es un intelectual atípico. En los pasillos de la Universidad de Santiago lo reconocen por su cabellera larga y pelirroja, que le da el perfil de profesor “ondero” de Filosofía. Sin embargo, en los últimos 20 años, se ha dedicado a revisar a autores que van desde Theodor Adorno y Hannah Arendt hasta Nicolás Maquiavelo, clásicos que le permiten interpretar el poder y sus métodos de control en el Chile actual. Su favorito: La educación.

Ocasionalmente, también es panelista del podcast Campus Usach, de la radio de la misma casa de estudios, que lo mantiene atento a la contingencia semanal. Así se topó con la página completa que le dedicó El Mercurio a Hermann Göring, fundador de la Gestapo, número dos del régimen nazi que lideró Adolf Hitler y condenado a muerte por los tribunales de Nuremberg. Publicación que concitó no sólo el repudio transversal en el país, sino también de la prensa extranjera, que dio cuenta del impacto del texto, en páginas sociales, en medio de una polarizada campaña presidencial. Tanto así que el matutino se vio obligado a pedir disculpas.

– ¿Qué concepto define lo ocurrido?

-Hay una especie de banalidad en el reportaje, o en el obituario. No sé cómo llamarlo, porque es muy extraño que aparezca en las páginas sociales. Hay liviandad al abordar el personaje histórico. Colocarlo en ese contexto, en esa sección, abordarlo de la forma en que lo hicieron, tomando elementos personales de su vida, sin circunscribirlo a su época ni nada de eso, habla de un trabajo periodístico e histórico bastante liviano. Traducir a Göring en un par de imágenes con texto es pobre.

– ¿Qué implicancia tiene abordar con liviandad un tema como el nazismo?

-Habría que considerar el contexto en el que se publica, es decir, en medio de elecciones, de una discusión sobre la Constitución y donde el país está bastante movilizado desde hace dos años, al menos, y en pos de transformaciones. En ese contexto, lo primero que diría es que en Chile no es cualquier cosa colocar una noticia como ésta en este contexto específico. En un país europeo, un reportaje como éste habría generado un vínculo entre la posición política del periódico y alguna candidatura.

En ese sentido, no podemos negar la importancia que tuvo Hermann Göring en la II Guerra Mundial. Si nos quedáramos sólo con lo que pasó en la I Guerra Mundial, hoy día hablaríamos de uno de los ases de la aviación alemana. Pero como detrás de eso está que Göring participó de reuniones para preparar el exterminio, que Hitler lo veía como su heredero político, su rol en el bombardeo de Inglaterra y la invasión a la Unión Soviética… La verdad es que no cabe la posibilidad de que un periódico diga que no entiende muy bien qué es lo que está diciendo.

– Pero más allá de este caso, ¿cómo debiera abordarse el nazismo en la opinión pública? ¿O es preferible derechamente no hacerlo?

-El punto de partida es el elemento histórico: La destrucción que generó el fascismo y el nazismo. En el caso de Göring, el punto de partida es su relación con el holocausto, la invasión a los países en la II Guerra Mundial y su campaña de agitación anticomunista. Hay referentes que señalan que no era tan antisemita como los otros integrantes, aunque otros señalan que sí lo era. A lo mejor, habría que hacer la distinción al interior del partido Nazi. Pero así y todo, él participa de las reuniones y todo aquello que pudo haber significado su patriotismo se convirtió en una cuestión fanática en la II Guerra Mundial. Eso no se evidencia, no es claro en el reportaje, pareciera más bien una alegoría, o una apología en último término. En ningún momento uno podría extraer que haya una crítica de El Mercurio.

– ¿Qué peligros o qué efectos tiene no hacerlo?

-Ese es el principal problema. Cuando trivializas, terminas por convertir la verdad histórica en cualquier cosa. Pero lo cierto es que no estamos hablando de cosas triviales, no es un triunfo en una batalla pequeñita, sino algo que atraviesa toda una etapa histórica, considerando que el nazismo se empieza a desarrollar desde principios del siglo XX, pero alcanza su apogeo en 1930, cuando los nazis llegan al poder. Mucho de eso tiene que ver con la trivialización y las mentiras de los medios de comunicación. Lo mismo pasó aquí en Chile con el pinochetismo. Al establecer trivialidades en torno al fascismo, se va generando en la gente una sensación de que esto no es tan grave, no es tan terrible y es algo menor.

“Al establecer trivialidades en torno al fascismo, se va generando en la gente una sensación de que esto no es tan grave, no es tan terrible y es algo menor”
– Mario Sobarzo, filósofo político

Siempre digo que Hitler no habría sido posible sin el apoyo de autores como Carl Schmitt, Martin Heidegger o Herbert von Karajan, que eran referentes de Alemania en ese momento, y que se prestaron a aparecer al lado de los nazis, apoyaron públicamente a Hitler, se sacaron fotos, fueron rectores de universidad y le dieron un aura de respetabilidad. Eso fue lo que provocó que una banda de locos, como nos parecen los nazis hoy día, llegaran al poder. Sin la trivialización y sin el apoyo de estos sujetos que son relevantes, el nazismo no habría podido triunfar.

Y ahí tú ves la responsabilidad que pueden tener personajes como Izkia Siches, que no pasa nada de inadvertida, es una persona culta que se reúne con Kast, que es un tipo que ha trivializado las violaciones a los Derechos Humanos en Chile y ha banalizado el rol de la dictadura. Hay una semejanza histórica entre ambos momentos. Con la trivialización, pareciera que fueran absolutamente inanes, algo nimio, sin importancia, pero a la larga, no nos damos cuenta que el fascismo cuando entra es imposible detenerlo después.

“Siempre digo que Hitler no habría sido posible sin el apoyo de Carl Schmitt, Martin Heidegger o Herbert von Karajan, referentes de Alemania que apoyaron públicamente a Hitler y le dieron un aura de respetabilidad. Eso fue lo que provocó que una banda de locos, como nos parecen los nazis hoy día, llegaran al poder”.
– Mario Sobarzo, filósofo político

– Si hubiera que establecer ciertos límites o ciertos criterios a la hora de instalar estos temas en el debate público. ¿Cuáles serían?

-Voy a citar a Theodor Adorno, que fue uno de los que trabajó esta cuestión y que para él significó la persecución, e incluso la muerte, de familiares, amigos y cercanos, como Walter Benjamin. Él decía que los líderes nazis pueden ser considerados orates, pero que hubo una cantidad de gente que estuvo debajo de ellos dispuesta a abrir las puertas de los campos de concentración y apretar el botón para que salga el gas sarín.

Ese tipo de gente tenemos que estudiarla, porque hay un proceso de despersonalización que es inherente al fascismo. No es casual que Adorno justamente se haya dedicado casi una década, cuando estuvo en Estados Unidos, a estudiar este fenómeno del nazismo y el fascismo, y analizar sus posibilidades de imponerse en EE.UU., que era el emblema de la democracia a nivel mundial. Para Adorno, tuvo mucho que ver la capacidad de los nazis de manipular los medios de comunicación, de vincularse con los temores profundos de la población, que es una de las grandes cosas que tenemos hoy día en Chile con la migración, la inseguridad, etc.

También apuntó a la pérdida de pensamiento crítico en las escuelas, que es fundamental, y finalmente a la irresponsabilidad de personas relevantes, a quienes se les permite tomar estas posturas y no caigan con ninguna sanción social, política o cultural. Terminan por instalarse igual a otras posturas políticas. Eso, dice Adorno, es muy peligroso, porque el fascismo es posible derrotarlo al principio, pero no al final, porque se vuelve un monstruo demasiado peligroso para poder controlarlo.

“El fascismo es posible derrotarlo al principio, pero no al final, porque se vuelve un monstruo demasiado peligroso para poder controlarlo”
– Mario Sobarzo, filósofo político


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