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Entrevistas

2 de Diciembre de 2021

Marcela Cubillos y la autocrítica del sector: “Debimos haber sido un gobierno mucho más reformista”

La imagen muestra a Marcela Cubillos frente a un fondo azul Agencia Uno

Marcela Cubillos no se pierde. Dice que no es el momento de marcar diferencias con José Antonio Kast. Se trata de sumar para ganar. Sin embargo, sabe que hay una gran interrogante sobre cual será el destino de la centroderecha que fue derrotada. “Hay mucho que evaluar. Ojalá se haga. La derecha es buena para tapar las cosas”, señala.

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Marcela Cubillos tiene peso propio en el mundo de la derecha. Para algunos, ella representa fiel y corajudamente las ideas del sector. Para otros, esta abogada ha fortalecido un  perfil muy duro, poco dialogante. Ella responde sin rodeos: “Uno entra a la política para tener un rol, para defender ideas, para promover soluciones que uno cree más justas. No tengo ese complejo de querer que la izquierda me dé un certificado de buena conducta. Cuando ellos te califican de moderado es básicamente porque les sirves a su propia agenda”.

En los últimos meses, ella ha tenido una fuerte presencia en la Convención Constitucional. En su calidad de constituyente ha marcado las distancias y profundizado sus críticas a la mesa directiva liderada por Elisa Loncón y Jaime Bassa y también a los sectores de izquierda como el PC y el Frente Amplio.

En la arena presidencial también puso sus fronteras. Hasta la primera vuelta, era partidaria de Sebastián Sichel. Creía que José Antonio Kast tenía posturas muy extremas y, por lo tanto, poco espacio para crecer. Hoy, luego de la derrota de Sichel, Marcela Cubillos ya ha decidido que su voto para el 19 de diciembre será por Kast.   

Defendiste con fuerza la opción de Sichel. Uno de los argumentos era que Kast tenía techo para la segunda vuelta. Con los dados echados, ¿cuál es ese techo hoy?

-Defendí muy fuertemente el derecho a plantear nuestras diferencias en primera vuelta. Pero creo que ahora, en segunda vuelta, hay que centrarse en aquello que nos une a la candidatura de José Antonio Kast y no en lo que nos separa. Por lo demás, es lo mismo que está haciendo la centroizquierda con la candidatura de Boric.

-Pero eso implica también sumarse a posturas valóricas o programáticas que ustedes no compartían…

-Desde el mismo día de la elección, he visto una muy buena disposición de José Antonio Kast para abrirse a modificar su programa. La incorporación de personas como Sebastián Claro y José Luis Daza, que no vienen de su mundo cercano, es una buena señal en el ámbito económico. Espero que en el resto del programa pase lo mismo. En esto no hay que perderse.

-¿En qué no hay que perderse?

-En que para llegar al 50%, ambas candidaturas tienen que abrirse a nuevos apoyos, nuevas ideas. A mí me molesta la gente de derecha que critica a la centroizquierda que se suma a la candidatura de Boric, o que critica los cambios en los programas. ¡De eso se trata la segunda vuelta!

-¿Afecta o empaña la identidad de la centroderecha el hecho de que hoy todos se pongan a disposición de un proyecto de ultraderecha?

-Es de la esencia de la centroderecha, aceptar la diversidad. Es más, aceptar las diferencias, enriquece el proyecto, no lo achica. Lo que no podemos hacer es reemplazar una intolerancia por otra. Nosotros sufrimos muchísimo en la Convención la intolerancia de la izquierda más radical que se considera superior éticamente. Se sienten con el derecho a cancelarte o a silenciarte. Tenemos que tener siempre ese resguardo.

A mí me molesta la gente de derecha que critica a la centroizquierda que se suma a la candidatura de Boric, o que critica los cambios en los programas. ¡De eso se trata la segunda vuelta!

La gran oportunidad

-Sebastián Sichel puso 9 condiciones esenciales para apoyar a Kast. ¿Cómo le impacta eso al candidato? ¿Lo deja en pie forzado?

-En mi opinión, los compromisos de Sichel son una gran oportunidad para la campaña de Kast. Creo que él debería acogerlos lo antes posible e incorporarlos de inmediato a su programa.

Son condiciones bien relevantes. Tanto que pareciera que Kast tendría que convertirse en un candidato totalmente nuevo. ¿Ves posible un cambio así?

-No sería un candidato nuevo. Sí sería un programa nuevo. Eso es evidente. Lo está haciendo Boric también. Pretender ganar la segunda vuelta con el mismo programa con que ganaste la primera vez, no rinde. Si vas a mantener un programa que sólo identifica  a los votantes de Kast que ya votaron por él, no tienes cómo aumentar tu base de apoyo. Entonces, claro, asumir estos compromisos, implica cambiar el programa.

-¿Cuánto de esas exigencias son temores compartidos en la centroderecha? O sea, ¿cuánto te preocupa a ti que puedan  haber retrocesos en la agenda valórica, por ejemplo?

-En varios de estos puntos, como el ministerio de la Mujer o el aborto por tres causales, el propio Kast ya se había manifestado abierto a cambios y a respetar lo que ya es una ley. Sin embargo, creo que donde más tiene profundizar es en el tema de la mujer. Y ahí me parece que el compromiso que pide Sebastián Sichel en torno a una pensión de alimentos garantizada, es fundamental.

-¿Falta ese guiño?

-Más que un guiño, yo espero que la búsqueda de votantes de Franco Parisi no lleve a terminar normalizando -de ningún modo- que Parisi es una persona que está prófuga del país, precisamente, por deuda alimentaria. El otro tema que también me preocupa y que es fundamental, es el cambio climático, donde creo que el programa de Sichel tiene mucho que aportar. 

“Sin embargo, creo que donde más tiene profundizar es en el tema de la mujer. Y ahí me parece que el compromiso que pide Sebastián Sichel en torno a una pensión de alimentos garantizada, es fundamental

La autocrítica que no llegó

Hay varias preguntas que rondan sobre el futuro de su sector. Una de ellas es ¿cómo queda la centroderecha ahora que el líder es José Antonio Kast?

-Creo que la centroderecha debió haber hecho una autocrítica el 16 de mayo pasado, después de la elección de convencionales. El plebiscito se enfrentó con la centroderecha dividida y con un gobierno que había decidido ser neutral. Por lo tanto, ese resultado era más previsible. Pero el 16 de mayo tuvimos un resultado extraordinariamente malo y que nos dejó en una posición de completa irrelevancia dentro de la Convención. Pero nunca se hizo nada. Se siguió con piloto automático hacia delante.

-¿Faltó el mea culpa?

-Siento que ahí debiera haber habido un primer ajuste de realismo. Al menos preguntarse: “¿Qué pasó? ¿Por qué tuvimos este mal resultado”. Lo más fácil es echarle la culpa a las reglas electorales. Pero eso no basta para interpretar lo que pasó en esa elección de convencionales.

“El 16 de mayo tuvimos un resultado extraordinariamente malo y que nos dejó en una posición de completa irrelevancia dentro de la Convención. Pero nunca se hizo nada. Se siguió con piloto automático hacia delante”.

-A la luz de esa reflexión que no llegó, ¿cómo deberían interpretar ustedes el triunfo de Kast y el desplome del candidato que habían levantado?

-Bueno, con el resultado de la primera vuelta ya era evidente que cuando la primaria la gana el único candidato independiente, es también un párele a los partidos políticos. Sebastián Sichel le ganó a los tres candidatos de los partidos, y les ganó por lejos. Ahí hubo una luz de alerta para los partidos de Chile Vamos…

-Y ahora ganó el candidato que iba por fuera…

-Claro, gana el candidato que va por fuera, el que se había ido para armar un proyecto propio. Entonces, hay mucho que evaluar. Ojalá se haga. La derecha es buena para tapar las cosas con algo que les sirva. Ahora dicen: “Pero en el Congreso quedamos equiparados”. Eso no basta.

-¿Tienes dudas de que la derecha se anime a mirar sus errores?

-Es que quizás no es el momento. Estamos encima de la segunda vuelta, pero hay que evaluar qué pasó en nuestro proyecto político que se ha venido construyendo durante más de 30 años y que implicaba institucionalizar al sector. Mi impresión es que después de esto, nunca más vas a volver a tener primarias.

-¿Por qué?

-Porque ¿cuál es el incentivo para participar en una primaria si por fuera tienes toda la libertad para poder moverte con mucha más soltura y ganar adherentes?

“Entonces, hay mucho que evaluar. Ojalá se haga. La derecha es buena para tapar las cosas con algo que les sirva. Ahora dicen: “Pero en el Congreso quedamos equiparados”. Eso no basta“.

-¿Cuál es, a tu juicio, la herida más de fondo?

-Que con mucho esfuerzo se construyó un proyecto en el que cupieran distintas visiones para que todos pudieran competir dentro de una lista parlamentaria o de una primaria. Pero cuando ese proyecto sufre una derrota en la presidencial como la sufrió con la primaria del sector y ahora con la primera vuelta, obviamente que hay que hacer un análisis. Mucha gente que venía de domicilios políticos distintos a los nuestros, encontraba acogida en nuestra coalición. Hoy día no encuentra la misma acogida en la candidatura que pasa a segunda vuelta.

¿Derrota cultural?

Entonces, ¿el proyecto fue derrotado? Finalmente, Kast impone su agenda en la derecha…

-Más que por Kast, es evidente que la principal derrota cultural de la derecha ha sido que no hemos enfrentado las ideas de la izquierda. Nos hemos conformado con la gestión más que con instalar un mensaje que le haga sentido a la gente. Eso nos ha pasado la cuenta las veces que hemos sido gobierno.

-¿Por qué no pudieron?

-Por un lado, porque no hemos sabido identificar a una clase media que tampoco se siente representada por la izquierda. Muchas veces ese igualitarismo no le hace justicia al esfuerzo personal de mucha gente. Y, por otro lado, la derecha se ve muchas veces indolente frente a las vivencias de esa clase media. Nosotros debimos haber sido un gobierno mucho más reformista. Es cierto que estábamos en minoría en el Congreso, pero se debió haber planteado claramente un proyecto reconocible y decir: “Esto es lo que queremos. No tenemos los votos, nos están bloqueando”. Debimos haber hecho mucho más.

¿Dónde se tropezaron? ¿O era Piñera el que tenía la responsabilidad de haber hecho de este proyecto un horizonte? 

-No, no. Esto no es de Piñera. Es un problema del sector. Es una falla de décadas. La izquierda instaló su relato con mucha perseverancia. El tema del lucro, de la Asamblea Constituyente, de la igualdad… Y la derecha, en vez de enfrentar esas ideas con nuestras propias ideas, se dejó estar. No se habló más de movilidad social, por ejemplo. Y lo único que hace es dar explicaciones por la desigualdad. Dejamos de hablar de políticas públicas bien enfocadas. En el fondo, dejamos de cruzarnos en el debate cultural. Nos sale incómodo el debate de ideas y lo terminamos rehuyendo.

“Nosotros debimos haber sido un gobierno mucho más reformista. Es cierto que estábamos en minoría en el Congreso, pero se debió haber planteado claramente un proyecto reconocible y decir: “Esto es lo que queremos. No tenemos los votos, nos están bloqueando”. Debimos haber hecho mucho más”.

-Hubo intentos por cambiar el relato. Lo hizo Mario Desbordes con la derecha social, pero no le fue bien. Y Sichel quiso instalar una nueva derecha, pero también quedó en el camino. ¿Cuál es la derecha que existe hoy?

-Lo de la derecha social siempre ha sido una consigna. Nunca he visto un proyecto reconocible. A veces, bajo esa consigna, lo único que ha habido es sumarse a los proyectos del frente. La verdadera esencia de la derecha es ser una derecha social, y cuando no lo hemos sido es porque hemos traicionado nuestra identidad. Vuelvo a decirlo: el gran error ha sido no proponer a tiempo soluciones desde nuestras ideas para los dramas e injusticias que aún sufren los chilenos. Debimos ser más reformistas.

-¿Y en el caso de Sichel? ¿No fue una buena apuesta?

-Sichel es una persona que viene de otros mundos. Ése es el principal problema de haber perdido en la primera vuelta. Nuestro proyecto político era capaz de acoger a personas que venían de domicilios políticos distintos porque se habían acercado a nuestras ideas. Obviamente, esas personas en una alternativa de Boric-Kast, quedan con menor espacio para sumarse. Ahora, los proyectos no mueren en una sola elección. Hay que seguir construyendo. Hacer una autocrítica y volver a hacer el esfuerzo para no tirar por la borda un proyecto político de décadas y que consiste en una centroderecha institucional.

El fenómeno

-¿Qué pasó con Sichel? ¿Se desfondó o le faltó apoyo de esa derecha institucional que lo instaló allí?

– Yo creo que lo que le pasó a Sichel le hubiera pasado a cualquiera de los candidatos de Chile Vamos que hubiera ganado en la primaria porque José Antonio Kast fue un fenómeno en primera vuelta.

-¿Por qué? ¿Qué representó ?

 -José Antonio Kast supo encarnar una necesidad de seguridad y de enfrentar la violencia que no la supo encarnar ningún otro candidato de nuestro sector. Además, el costo para Sebastián Sichel de ser el candidato oficialista le pegaba muy duro.

-¿En qué sentido?

-Le pegaba muy duro porque evidentemente cuando hay un gobierno que ha sido bastante criticado en materia de orden público, de seguridad, bueno, ser el candidato que viene a prometer que va a hacer las cosas distintas, le jugaba muy en contra frente a un candidato que corría con toda libertad, que no tenía pasado ni ningún registro del cual hacerse cargo. Kast logró identificar muy claramente esa necesidad.

“José Antonio Kast supo encarnar una necesidad de seguridad y de enfrentar la violencia que no la supo encarnar ningún otro candidato de nuestro sector. Además, el costo para Sebastián Sichel de ser el candidato oficialista le pegaba muy duro“.

-¿Cómo dirías que se llama la nueva derecha que surge con Kast?

-No sabría cómo ponerle. Es muy pronto para ver. Lo que vemos hasta ahora es que él se sale de Chile Vamos, levanta un partido distinto, se presenta con un proyecto más bien personal y gana por lejos la elección. Hoy lo veo súper abierto a incorporar ideas, posturas y acoger a personas diferentes. Habrá que ver cómo funciona eso. Yo espero que bien. Creo que Kast ha entendido rápido que para ganar, no le basta su barra más cercana. Tiene que ampliarse.

Puede ajustar el programa, ¿pero podrá ordenar a personas como el diputado electo Johannes Kaiser? Ése no fue un exabrupto. Es una forma de mirar… 

-Yo hago la diferencia entre José Antonio Kast y muchos de los representantes del Partido Republicano. Veo una actitud distinta que, claramente, no tiene nada que ver con lo que hemos a visto en Kaiser o en otros diputados del Partido Republicano. 

¿Y eso te distancia? 

-…Es que soy de otro proyecto. Obviamente que tengo distancia y tengo diferencias. Por algo no fue mi candidato en primera vuelta, pero sí lo es en esta segunda vuelta porque tengo más afinidades que diferencias con Kast.

La carrera final

Quedan tres semanas para la elección presidencial. ¿Qué le está faltando a Kast y qué le está faltando a Boric?

Boric tiene un problema gigantesco en su credibilidad. Aún cuando se llene de gente más moderada y esconda a los más extremos, en sí mismo tiene un problema de credibilidad en la materia más fundamental hoy día que es la violencia y la seguridad. Y en el caso de José Antonio Kast, creo que ha sido rápido en sumar los apoyos de Chile Vamos, pero tiene que acelerar las giras a regiones, la actividad en terreno.

¿Le falta todavía crear una mística de segunda vuelta? 

-Llevamos poco más de una semana. Ha tenido que rearmar equipos que tienen que ser más grandes y más sólidos que con los que ganó la primera vuelta. Sí creo que tiene que dar rápidas señales de cambio en distintas áreas del programa como en el voto de las mujeres y en medioambiente si es que queremos tener el voto de los más jóvenes

Boric tiene un problema gigantesco en su credibilidad. Aún cuando se llene de gente más moderada y esconda a los más extremos, en sí mismo tiene un problema de credibilidad en la materia más fundamental hoy día que es la violencia y la seguridad”.

En el caso de Boric, ¿dirías que ya tiene un clima instalado? 

-A Boric se unió muy rápido toda la centroizquierda. Pero él tiene un problema que es el mismo que tenemos nosotros en la Convención y que lo vemos a diario: un verdadero gobierno del Frente Amplio con el Partido Comunista. Y ahí es el PC el que ha ido poniendo la música de los últimos cinco meses. 

¿Y quién va a poner la música en la derecha?

-A ver…  A Chile Vamos le fue mal en la presidencial, pero sigue siendo muy potente en el Congreso. La labor de los diputados y senadores de nuestra coalición, es trabajar en las cosas que los unen con José Antonio Kast. Pero también tener muy claras las diferencias que puedan haber con el Partido Republicano y que no los representen.

-¿Y cómo ves que impacta el tema presidencial en el escenario en la Convención?

-Lo primero: fue muy importante la señal de un Congreso equilibrado. Muchos en la Convención creían que a partir de marzo iban a tener un Parlamento que les iba a permitir cambiar las reglas del juego e incorporar los plebiscitos dirimentes. Por lo menos para mí, era una preocupación bien importante. Eso ya no pasó. Hay un Congreso que permite deducir que las reglas van a seguir.

¿Podría cambiar el proceso constituyente si gana Kast o si gana Boric?

-Independiente de si gana Kast o Boric, los que tienen la hegemonía en la Convención deben dar señales de que, independiente del régimen de gobierno que se apruebe, el período presidencial no se va a alterar. Eso sí que genera una inestabilidad. Entonces, hay dar tranquilidad y certezas de que la persona que se está eligiendo como Presidente va a terminar su período.

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