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Cultura & Pop

3 de Diciembre de 2021

Simón Ergas, director de La Furia del Libro: “Las editoriales independientes tienen libertad para adquirir una definición política”

Por estos días Simón Ergas se encuentra ajustando los últimos detalles para el retorno de La Furia del Libro de forma presencial y que se suma a la lista de eventos que buscan reactivar el sector cultural golpeado por la pandemia.

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El año pasado Simón Ergas estuvo a un click de comenzar a comprar paneles de vidrio para los expositores de lo que iba a ser la edición anual de La Furia del Libro. Era la alternativa que se asomaba para poder desarrollar el evento en medio de la crisis sanitaria por Covid 19. Prefirió esperar unos días antes de concretar la transacción y en medio de ese lapso se anunció un nuevo período de confinamiento.

Frente a ese escenario, la única alternativa fue dar el paso hacia la virtualidad, un espacio que muchos eventos culturales tuvieron que explorar por primera vez. “Fue bonito tener la feria andando y seguimos vivos como para poner un poco la bandera, pero no cumplimos el objetivo por el que nacimos y estamos todos los años andando”, confesó Ergas a The Clinic.

Este año la presencialidad era crucial. Si no se desarrollaba en su ya hábitat en el Centro Cultural Gabriela Mistral, se cancelaba el evento. Pero las condiciones se dieron y La Furia del Libro regresa este 9 de diciembre para reunir una vez más a las editoriales independientes como lo viene haciendo desde el 2009.

¿Qué significa para ustedes el poder regresar a la modalidad presencial?

Lo máximo, es como volver a la vida. Igual esta Furia es un poco distinta porque para tener pocos vendedores (por aforo) le pedimos a los expositores que se agrupen en stands colectivos. Entonces eso nos permitió tener una mayor participación de editoriales: hay más de 170 expositores, de Santiago, regiones y editoriales de Argentina y España. Además desde hace unos años sumamos a las editoriales universitarias que aportan a las clásicas novedades literarias de la Furia libros más cargados al ensayo y la divulgación académica.

¿Consideras que está abriéndose camino a una reactivación del circuito independiente de editoriales tras la pandemia?

Para las editoriales el punto de venta tradicional son las librerías. Entonces las ferias eran una oportunidad para encontrarnos directamente con nuestros lectores. Saber quiénes son, qué les interesa, conversar y resolver dudas. Además de una reactivación económica, esa presencialidad significa un acercamiento completamente distinto, quizás más sensible, a nuestro trabajo de hacer libros que cuentan historias: conocer a quiénes se las contamos.

Si bien la pandemia golpeó a la producción literaria, se dio un incremento en la demanda por libros ¿Cómo lo sentiste tú, considerando que eres parte de una editorial también?

En muchas de las editoriales del tamaño de las que hay en La Furia, a veces la pega es super informal. Para algunos incluso puede ser su tercera pega. Hay libros que casi se hacen por gusto porque a veces no se logra darles el retorno necesario para convertirlos en un negocio. Durante la pandemia hubo que sobrevivir. Y se pararon esos proyectos. En ese sentido, a muchos nos golpeó no solo económicamente, sino también en el espíritu.



La Furia: una vitrina para editoriales independientes

Desde el inicio de La Furia ¿Cómo has visto el crecimiento del público que se ha ido  acercando a este mundo de la producción independiente?

Ha ido cambiando. En esa época en que La Furia se hacía dos veces al año en un galpón, las editoriales eran muy pocas, muy pequeñas. Los proyectos de autores nuevos, desconocidos,  son difíciles de mover y comunicar. Por eso también nace La Furia: con el objetivo de dar visibilidad, de instalarse como una vitrina  reúna a toda esta gente  y atraiga público.

Yo soy productor de La Furia desde el 2015 y desde el 2019 soy director. En los años que he estado he visto cambios super grandes. Las primeras editoriales que partieron en el 2009 o 2010 ya no son tan chicas, no solo porque tienen hartos libros, están viajando a ferias extranjera, están distribuyendo afuera y están trabajando libros que en un principio eran impensables, trayendo autores que hasta ahora no habían llegado a nuestro país.

Chile en general es un país que no lee mucho ¿Cómo se capta al público para que se acerquen a las editoriales independientes?

La Furia ha replicado la estrategia de las editoriales independientes que participan en la feria. Las editoriales independientes al ser empresas personales o aventuras individuales, muchas veces tienen libertad para adquirir un carácter, entonces es más fácil lograr una definición de política, de ideología y es un enfoque que también se representa en los libros que publican. Yo creo que por ese lado han ido encontrando su nicho y su público.

En esta búsqueda de poder dar un enfoque, La Furia del Libro este año tiene como temática central la migración ¿Qué vieron ustedes que los llevó a tomar esto como eje central de la edición 2021?

Nosotros nos acercamos a este tema un poquito después de lo que pasó en Iquique. Es cosa de leer un poquito para darse cuenta que el gobierno de Piñera, con la chiva de la soberanía, se salió del pacto de Marrakech (y el de Escazú), mientras que su argumento no vale para el TPP, que solo privilegia la concentración económica y el extractivismo.

Prácticamente no se hace nada para asegurar los derechos humanos de los migrantes ni una integración social que ordene la cosa acá adentro. En la Furia quisimos abrir los espacios, por un lado para tener una conversación política, sociológica y ecológica, pero también para abrir el espacio a las expresiones culturales migrantes como una forma de conocernos.

El próximo Chile, quizás como también el antiguo, va a ser una fusión de culturas y es importante que empecemos a encontrarnos. 





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