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Entrevistas

9 de Diciembre de 2021

Osvaldo Andrade: “Si gana Boric, sería un profundo error que el Partido Socialista se incorporara al gobierno”

Agencia Uno

Dirigente histórico del PS, Andrade reflexiona sobre los errores que fueron desdibujando a su partido. “Nos quisimos disfrazar de frenteamplistas. Algunos se enamoraron perdidamente de ellos. Otros nos quedamos en una defensa ramplona, acomplejada de lo que habíamos hecho en esos 30 años”, afirma. Aquí abre el abanico de las derrotas y los equívocos.

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El Partido Socialista jugó un rol gravitante en la transición a la democracia. Fue una suerte de pivote que permitió alinear a las demás fuerzas políticas que conformaron la ex Concertación. Hoy es un partido que mantiene una importante presencia parlamentaria, pero está lejos de influir en los nuevos horizontes de la izquierda chilena. No tiene la lozanía, la energía ni el poderío de antes.

Osvaldo Andrade, ex ministro, ex diputado y ex presidente de los socialistas no esquiva el problema. Dice que hace falta una seria reflexión en el mundo socialista. Que la crisis que atraviesa su partido no es menor, que perdió identidad y el sentido más profundo de su proyecto.

De ahí que Andrade advierta desde ya que si Gabriel Boric gana las elecciones y los invita a sumarse a su gobierno, el PS debiera decir que no y abocarse a reconstruir aquello que los hizo ser un referente político por décadas.

El Partido Socialista entregó un rápido apoyo a Gabriel Boric. ¿Correspondía un gesto así y sin condiciones?

-Era lo que había hacer. No había espacio para poner condiciones ni nada por el estilo. Además valió la pena porque estableció una cierta fisionomía para el resto de las fuerzas políticas que se fueron sumando en la misma lógica, incluso la Democracia Cristiana.

-En la práctica, ¿qué implica esa entrega?

-Que el Partido Socialista tiene que colaborar activamente con la campaña y con el triunfo de Gabriel Boric. Y si gana, también debe colaborar con su gobierno, pero eso no significa ni implica un compromiso que vaya más allá.

-¿Por qué no?

-Porque no podemos olvidar que nosotros hemos sido derrotados. Tuvimos una candidatura que se llamó Paula Narváez, que fue derrotada en una primaria convencional. Fuimos vetados para entrar a una primaria con Boric y Daniel Jadue. Y luego, perdimos en la primera vuelta con la candidatura de Yasna Provoste. Sería muy raro tener una actitud distinta con esas derrotas electorales. Pero, además, el PS está en un momento particular. Paradojalmente fuimos el partido al que mejor le fue en la Convención Convencional. No nos fue mal en la elección municipal y en la de gobernadores nos fue estupendo, elegimos 4. En la parlamentaria nos fue mal en porcentaje, porque bajamos ostensiblemente, pero elegimos 13 y 4 senadores.

“No podemos olvidar que nosotros hemos sido derrotados. Tuvimos una candidatura que se llamó Paula Narváez, que fue derrotada en una primaria convencional. Fuimos vetados para entrar a una primaria con Boric y Daniel Jadue. Y luego, perdimos en la primera vuelta con la candidatura de Yasna Provoste

-Con mayor razón, ¿ese apoyo no amerita pensar en sumarse a un eventual gobierno de Boric?

-No creo. Efectivamente, el socialismo será una fuerza relevante en el futuro parlamento, pero hemos tenido una baja sistemática en el número de electores que votan por nosotros. El PS vive una situación bien compleja desde el punto de vista de su viabilidad política

¿Por qué? ¿Qué significa que esté en juego su viabilidad política?

-Que si el PS no hace un cambio importante en su proyecto y en su trabajo, tiene una tendencia objetiva a transformarse en un partido intrascendente. O sea, a pesar de tener fuerza parlamentaria y municipal, puede terminar siendo intrascendente desde el punto de vista político. A eso me refiero con su viabilidad. Porque los partidos políticos tienen sentido en la medida que tienen capacidad de influir

-Y de tener poder…

-Claro. Un partido que no tiene esa capacidad, empieza a carecer de sentido, deja de pensar que va a ser motor de algún cambio relevante. Y ese es el gran dilema del PS  hoy día.

Hoy, las fuerzas de izquierda que la llevan son el Frente Amplio y Partido Comunista. ¿Qué espacio les queda a ustedes?

-Hay espacio político para el socialismo democrático. Pero que hay que tener el talento y la voluntad política para transformarlo en un actor relevante. Somos una fuerza política que tiene potencial. Debemos hacer un esfuerzo.  Y ahí está el primer dilema del PS: si es capaz de tomar la decisión de avanzar sustantivamente en la configuración de una fuerza política del socialismo democrático que se entienda hacia el centro con la Democracia Cristiana y hacia la izquierda con el Partido Comunista.  

“Si el PS no hace un cambio importante en su proyecto y en su trabajo, tiene una tendencia objetiva a transformarse en un partido intrascendente. O sea, a pesar de tener fuerza parlamentaria y municipal, puede terminar siendo intrascendente desde el punto de vista político

-En el caso eventual de que ganará Boric, ¿al PS no le convendría ser parte del gobierno?

-Si gana Boric, sería un profundo error que el Partido Socialista  se incorporara al gobierno.

¿Porque se desperfilaría más?

-Por supuesto que sí, pero sobre todo porque el Partido Socialista requiere de un período alejado del poder gubernamental. Tiene que hacer una reflexión profunda sobre su proyecto, su identidad.

-¿Ha perdido identidad?

-Totalmente. Con esto de ser el partido articulador del entendimiento amplio de la oposición, el PS terminó perdiendo muchos rasgos de su identidad. Hoy día somos un partido de los trabajadores, del feminismo, del medioambiente, de los animalistas, de todas las causas posibles. Pero ¿cuál es nuestro domicilio? ¿Cuál es nuestra impronta, nuestro sello?  Este partido nació como el partido de los trabajadores, en consecuencia ahí hay una prioridad… Pero esa prioridad la hemos ido perdiendo.

¿Dónde se perdió el PS?

En la lista de las derrotas que hace usted, ¿qué responsabilidad tiene la directiva del partido? ¿Se requiere un cambio?

-Vamos a tener elecciones en marzo. Y el dilema del PS es tan crucial que amerita un esfuerzo mayor. Yo apostaría por una directiva consensuada que lograra incorporar a todas las fuerzas internas. No entraría a una elección interna polarizada. Esto tiene que ver con su sobrevivencia.

-¿Una directiva liderada por alguien así como Paula Narváez?

-Sería un desatino empezar a poner nombres. Lo importante es generar una voluntad política explícita. Todos tenemos claro el riesgo en el que estamos.

Pero Álvaro Elizalde también construyó con acuerdo con varias tendencias internas del partido…

-Álvaro configuró una mayoría sustantiva, pero tuvo disidencias fuertes. Más allá de nombres, creo la envergadura de la situación en la que estamos, exige esfuerzos mayores. Sacamos 5 y medio por ciento en la ultima elección. Históricamente, el PS tenía entre un 10 y 11 por ciento. Felizmente, no llegamos al punto de desaparecer por el porcentaje, pero tenemos un problema mayor.

“El dilema del PS es tan crucial que amerita un esfuerzo mayor. Yo apostaría por una directiva consensuada que lograra incorporar a todas las fuerzas internas. No entraría a una elección interna polarizada. Esto tiene que ver con su sobrevivencia”

¿Insistir con la candidatura de Paula Narváez fue un error?  

-No, al contrario, fue un acierto

-¿Por qué?

-Porque si no hubiéramos tenido esa candidatura, el Partido Socialista se hubiera deshecho. El riesgo de no tener una identidad electoral era muy grande. Paula nos vino a salvar un problema. Se nos olvida que antes de Paula estábamos en la nada misma. Entonces, ella fue un gran acierto. El problema estuvo en que no le pusimos todo lo que había que ponerle. 

– La dejaron media abandonada a Paula Narváez, ¿no?

– Yo creo que nunca hubo una buena relación entre la nomenclatura del partido -particularmente su mesa- y la candidata. No me quiero meter en de quién es la responsabilidad. No es mi intención a estas alturas, pero claramente eso no ayudó para su campaña. Institucionalmente el partido debió haber hecho un esfuerzo más sustantivo por esa candidatura.

-¿Hay un momento que haya marcado el declive del PS? Por ejemplo, ¿pudo ser cuando optaron por Alejandro Guillier y no por Ricardo Lagos? Porque justo después de eso, entró el Frente Amplio y arrasó.

-Me atrevería a decir que ya en las postrimerías del segundo gobierno de la Presidenta Bachelet nos fuimos quedando sin líneas. El gobierno no terminó en buenas condiciones. Hubo divisiones adentro. La Democracia Cristiana se desafectó completamente, el Partido Comunista jugó el rol relativo al interior, y nosotros no tuvimos la capacidad de ser un actor relevante ni de mantener un propósito común, que era la Nueva Mayoría. Yo no digo que sea sólo responsabilidad del Partido Socialista, porque habían otros actores. Y, claro, optar por Guillier y dejar a Lagos fue un error. Ahí el partido mostró una falencia.

-¿Cuál?

-Nos empezamos a preocupar más de la popularidad que los contenidos. Se nos empezaron a olvidar nuestros proyectos más estratégicos y nos empezamos a preocupar del día a día. Eso nos pasó con la elección de Guillier. Muy probablemente ni Guillier ni Lagos le ganaban a Piñera…

-¿Pero era mejor morir con la bandera en alto?

-Esa era mi tesis. Y así lo expuse. Pero se sumó otro factor: la tesis de los 30 años fue brutal para nosotros. Nos acomplejamos. No salimos a defender los que habíamos hecho. Teníamos mérito para defenderlo, pero no fuimos capaces. Y ahí el mundo del Frente Amplio nos desplazó completamente.

-¿Cómo diría que se configuró ese reemplazo generacional en la izquierda?

-Se instaló una cierta idea de que había que ser popular con un sector más joven, nuevo, lleno de vitalidad que nos desplazó. Nosotros quisimos parecernos a ellos…

-¿Quisieron hacerse los “lolos”?

-Claro, y se generó la tormenta perfecta. Nos quisimos disfrazar de frenteamplistas. Algunos y algunas se enamoraron perdidamente de ellos. Otros nos quedamos en una defensa ramplona, acomplejada de lo hecho en esos 30 años y en los cuales nosotros habíamos tenido tres gobiernos. No éramos unos advenedizos. Teníamos logros objetivos y errores objetivos también. Eso no lo podemos desconocer. Yo fui siempre crítico de la transición, pero no por eso voy a dejar de reconocer todas las cosas que hicimos. Entonces, creo que se nos produjo un proceso de desacoplamiento de la política, y empezamos a hacernos tributarios del Twitter, de las redes sociales…

“Nos quisimos disfrazar de frenteamplistas. Algunos y algunas se enamoraron perdidamente de ellos. Otros nos quedamos en una defensa ramplona, acomplejada de lo hecho en esos 30 años y en los cuales nosotros habíamos tenido tres gobiernos. No éramos unos advenedizos

-¿Se frivolizaron en la manera de ejercer la política?

-Nos farandulizamos un poco. Intentamos ser lo que no éramos, y como teníamos esta crisis, terminamos no siendo nada. Entonces, claro, mantenemos una representación en todo el país. Donde uno vaya se encuentra con socialistas y con ex socialistas.  Pero se requiere un esfuerzo mayor.  Yo tengo la sensación de que si lo hiciéramos, podríamos volver a ser lo que fuimos: el crisol de la izquierda.

-¿Sí?

-Si. Porque paradojalmente, el futuro Presidente -que yo creo que va a ganar Gabriel- es más socialista que nada.

¿Volver a la cocina?

-El Frente Amplio se constituyó en oposición a lo eran ustedes y los han despreciado por lo que hicieron. Es curioso que ahora los apoyen, ¿no?

-Eso no es tan raro en la política. Convengamos dos cosas. Primero, lo que sea es mucho mejor que José Antonio Kast. No hay dónde perderse. Segundo: alguna vez fuimos gobierno con algunos que habían estado con el Golpe de Estado de 1973. ¿O se nos olvida? Quiero decir que ya hemos hecho esto por un propósito común.

-Me refiero a que no debe ser fácil apoyar a quien se quiso diferenciar tanto…

-Lo importante es que respaldamos a Boric porque pensamos que es mejor para Chile. Y, claro, eso significa que hacemos abstracción de que nos dijeron que éramos unos tales por cuáles. Ahora algunos se arrepentirán y otros seguirán pensando lo mismo, pero van a ser gobierno y muy probablemente nos van a tener que buscar para aprobar leyes y proyectos.

-Dice que Boric es más socialista que nada. ¿Cómo es eso?

-El proceso de Gabriel Boric es muy interesante. Lee a Eugenio González; se nutre de la tradición socialista, se representa a sí mismo y declara que él quiere representar la tradición del socialismo. Así es la vida… Yo me encuentro con gente que dice cosas atroces y que tuvieron roles claves en esos 30 años, y ahí están también. Aquí hay de todo, pero si uno se empieza a preocupar de ese tipo de cosas, termina en la inacción. Yo prefiero abstraerme.

“Lo importante es que respaldamos a Boric porque pensamos que es mejor para Chile. Y, claro, eso significa que hacemos abstracción de que nos dijeron que éramos unos tales por cuáles. Ahora algunos se arrepentirán y otros seguirán pensando lo mismo”

-¿Usted prefiere apelar al pragmatismo político…?

-No. Estoy apelando a lo que es mejor para Chile. Desde el punto de vista del socialismo, es lo que se debe hacer. Sería inentendible que no respaldáramos a Boric. Pero del mismo modo hago presente que nosotros no somos parte de su futuro gobierno. La coalición que lo sustenta, es la que tiene que gobernar.

En esa coalición está el PC. ¿Cómo observa el rol que cumplen? Es un partido de izquierda histórica igual que ustedes, pero terminan asociados a la fuerza nueva. ¿Por qué ellos y no ustedes? ¿Fueron más habilosos? 

-El Partido Comunista tuvo la sagacidad de deshacerse de sus responsabilidades en el tema de los 30 años. Eso le permitió establecer una relación con el mundo del Frente Amplio. Además, tuvieron la sagacidad de tener liderazgos jóvenes que se asimilaron con mucha facilidad en los liderazgos del Frente Amplio: Camila Vallejo, Karol Cariola eran contemporáneas con Boric, con Giorgio Jackson.

-¿Eso explica todo?

-No todo, pero explica una parte. Mi reflexión es que el PC descubrió que la única forma de tener una representación parlamentaria sustantiva, era asociarse a la protesta. Me refiero a asociarse nítida e inequívocamente, incluso siendo comprensivo con la violencia de la protesta. Y, bueno, eso le dio resultados. Eligió 2 senadores y un número importante de diputados. La centralidad del PC era llegar al Senado, y lo logró. Pero déjame decirte que creo que para ellos va a ser muy difícil ser gobierno, o ser parte del gobierno.

-¿Por qué?

-Porque ellos entienden que la única manera de sostener esa representación, es seguir siendo fiel a esa decisión estratégica de hacerse parte de la protesta. Mira lo que le está pasando a la alcaldesa de Santiago. Bueno, ese fenómeno se va a vivir en varios otros casos. Cuando eres gobierno, otra cosa es con guitarra. Creo que ahí va a haber un problema. Va a ser una administración difícil. Primero por los factores exógenos, la demanda ciudadana, la situación económica, pero también por la articulación interna.

– O sea, ¿a Boric podría pasarle lo que le pasó a Bachelet con la Democracia Cristiana, que la desafección se instale prontamente?

-No me atrevo a hacer un vaticinio. Todos los pronósticos de los analistas han errado. Pero no tengo ninguna duda que teniendo un Parlamento equilibrado como el que se eligió, las reformas estructurales van a requerir de mucho talento, de mucho esfuerzo, de mucho diálogo y, paradójicamente, de mucha cocina. Y eso no es fácil lograrlo, cuando se ha tenido un discurso tan controversial con los acuerdos.

“El Partido Comunista tuvo la sagacidad de deshacerse de sus responsabilidades en el tema de los 30 años. Eso le permitió establecer una relación con el mundo del Frente Amplio. Además, tuvieron la sagacidad de tener liderazgos jóvenes que se asimilaron con mucha facilidad en los liderazgos del Frente Amplio”

-Por último, para su generación, ¿es una derrota cultural que el pinochetismo, la derecha más dura, tenga un candidato con posibilidades de triunfo?

-No. Ese es un problema de la derecha y ellos lo tendrán que resolver. Porque gane o pierda, Kast va a seguir con el liderazgo de la derecha y ahí tendrán que sincerar su vocación pinochetista. Al final, ¿de quién es el mayor descrédito de tener a Kast de candidato?

-Dígame usted.

-Es del Presidente Piñera. No nos olvidemos que Piñera quiso ser Aylwin, habló de los cómplices pasivos y  mira en lo que terminó. ¿Viste algún cartel de algún candidato fotografiado con Piñera? Ninguno. Todo el mundo entiende que asociarse a Piñera es un descrédito. Y terminar ahora con un candidato como Kast, que ha sido un claro antagonista de Piñera desde el interior de la propia derecha, es una derrota muy, muy dura.

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