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Entrevistas

10 de Diciembre de 2021

Más coloquiales, se usan garabatos, hay humor: ¿Por qué Bad Boys y otros espacios digitales atraen a la política?

Kast en Bad Boys - Política Captura de Youtube

Sebastián Valenzuela, académico UC y experto en comunicación política y redes sociales, reflexiona sobre cómo los programas tipo "Bad Boys" impactan el juego político. Identifica las características de un formato que podría haber llegado para quedarse; y analiza las fortalezas y debilidades de los candidatos Kast y Boric en el terreno digital.

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Fueron más de 130 mil personas las que se conectaron al live de Youtube “Bad Boys”, una de las vitrinas online del expresidenciable Franco Parisi, cuando hace pocos días contó con la presencia de José Antonio Kast. Al menos ésa es la cifra que compartió, en su cuenta de Instagram, quien fuera el abanderado del Partido de la Gente. Durante la transmisión, y sobre este punto, los presentadores se dieron un festín, repitiendo en varias ocasiones que estábamos ante una “sintonía histórica” para un programa de este tipo en Chile.

El trending topic en Twitter vino de la mano: #ParisiKastEnBadboys fue tendencia en la red social del pajarito azul. Parisi fue más allá, y ocupó los datos y métricas para compartir un mensaje grandilocuente y teledirigido: “Bienvenidos a la era digital, televisión tradicional”.

Las maneras de hacer campaña parecieran estar en una constante metamorfosis, y lo que sucede en la arena digital no es la excepción. Nuevos espacios online, como los lives, e incluso TikTok -una de las redes favoritas de Kast-, han tomado fuerza en el último ciclo electoral. ¿El ejemplo más concreto de este fenómeno? Franco Parisi, el candidato telemático, que capturó un 12,8% de los votos sin pisar suelo chileno.

Buscando una explicación para el masivo rating que tuvo el último episodio de “Bad Boys”, Sebastian Valenzuela -experto en comunicación política, profesor de la Facultad de Comunicaciones UC e investigador del Instituto Milenio Fundamentos de los Datos- apunta al factor “curiosidad”. Esta provendría “de muchos, no sólo de periodistas, analistas y académicos, sino de la gente, de tratar de entender de dónde salió esta votación, y cuáles son las ideas del telecandidato”, argumenta.

Sebastián Valenzuela Leighton, académico UC.

En entrevista con The Clinic, el académico, quien estudia los medios digitales y redes sociales, reflexiona sobre cómo los programas tipo “Bad Boys” impactan el juego político, identificando las características de un formato que bien podría haber llegado para quedarse. Además, analiza las fortalezas y debilidades, en este terreno digital, de las candidaturas de Kast y Gabriel Boric.

-Desde la comunicación política digital, ¿cuál ha sido la particularidad o las claves de estas elecciones?

-Una de las cosas que han pasado en esta elección, en general, es el auge del video y de los lives. Un fenómeno que viene no sólo de la elección presidencial, sino que también ha pasado con distintas figuras políticas. Piensa en el live de Giorgio Jackson en camino a votar por la acusación constitucional contra Piñera. También, ampliándolo un poco más, el éxito que ha tenido Kast en TikTok. Lo que ha pasado en el último año en Chile con el tema de la comunicación política en redes sociales es un resurgimiento de la popularidad del formato de video. Ya sean lives de Facebook, videos de TikTok e Instagram, y de transmisiones en vivo de Youtube. 

-Esto lo mencionabas recientemente en una columna…

-Claro, y es un poco lo que veo que pasa con “Bad Boys“. Es parte de esa tendencia. Uno puede sacar las explicaciones de siempre, tipo: ‘Una imagen vale más que mil palabras’. Sobre todo cuando son programas en vivo, tienen esta idea de autenticidad y de emoción. Pero en estricto rigor, es difícil usar esas explicaciones para ver el por qué, particularmente ahora, y no antes. Porque esos atributos siempre han estado. Ahí te lleva a una segunda cosa, que son las características mismas de las personas que están participando y protagonizando estos videos.

-En esa línea, ¿cuál es el análisis para el caso de Parisi, y el fenómeno Bad Boys?

-En el caso de todo lo que es el Partido de la Gente, de Franco Parisi, está un poco la novedad. Estamos hablando de esto ahora, incluso en esta entrevista, en parte por el éxito que tuvo después de la primera vuelta Franco Parisi. Entonces, creo que hay una curiosidad también de muchos, no sólo de periodistas, analistas y académicos, sino de la gente, de tratar de entender de dónde salió esta votación, y cuáles son las ideas del telecandidato. Hay un fenómeno de genuina curiosidad. Y evidentemente, si tú tienes un programa que se transmite los martes en vivo, va a haber una audiencia. Pero piensa que el récord de audiencia la tuvo recién con la entrevista a Kast, y es por lo mismo: por una parte, de la novedad y curiosidad, y por otra la figura y el momento que estamos viviendo. 

“¿Qué quiero decir con esto?”, se pregunta Valenzuela. “Dudo que, pasada la segunda vuelta, la audiencia de Bad Boys, por ejemplo, se mantenga al alza. Porque va a haber pasado su ciclo. Diría que este es su minuto de gloria. E insisto, esto ha pasado en la historia de la comunicación política chilena. Era la misma curiosidad que se generaba cuando figuras políticas y candidatos iban a Tolerancia Cero, en su época de gloria hace unos 10 años atrás”.

-O sea, la curiosidad ha sido un elemento central en el relativo éxito de Bad Boys…

-Creo que la gran sorpresa de la primera vuelta, más allá de que Kast sacó marginalmente más votos que Boric, fue la votación de Parisi. Eso hace que ya haya una demanda por saber quién es este personaje. ¿Dónde uno pilla a estos personajes? Bueno, en la medida que no les dan mucha cobertura en los medios, tú vas al programa (Bad Boys). Y tú dices, ‘en este programa, voy a poder conocer qué es lo que opinan, dicen y hacen’ (…). La curiosidad es el principal driver de por qué hay tanta gente viéndolo. 

-¿Qué otros factores pueden incidir en esto?

-Lo que uno puede discutir más en detalle es por qué este formato específico, de un programa en vivo, con varias personas, con representantes del Partido de la Gente y Parisi, genera ese atractivo. Hay también características propias de la figura de Franco Parisi. Es una figura mediática. Él tuvo mucho éxito en TV en el pasado, ya fue candidato presidencial. Claramente, es un tipo que tiene capacidades televisivas. Y en un formato como el de Youtube, las explota. Es muy didáctico para conversar; no sé si diría que es particularmente divertido, pero tiene manejo. Y una figura con manejo es atractivo. Está fogueado en esas ligas.

Para complementar su punto, Valenzuela traslada el análisis al candidato del Frente Social Cristiano, señalando que “el señor Kast, si tuviera un programa así, quizás no tendría mucho éxito porque es menos atractivo: habla más lento, es más plano, dice declaraciones que, si son incendiarias, las dice además de una manera ‘fome’. Entonces, hay simplemente políticos que son mejores o peores para la tele. Si Parisi no estuviera en Bad Boys, probablemente el programa no sería tan atractivo. Por mucho que estén los que representan sus ideas”.

Protegido frente a las interpelaciones

En el hecho de que las redes sociales y el entorno digital sean unos de los frentes de campaña para los políticos, el académico observa una tendencia que, según le parece, es “preocupante desde el punto de vista democrático”. Destacando que están en su derecho de hacerlo, Valenzuela opina que “muchos políticos ven en las redes sociales la posibilidad de interactuar directamente con la gente. Pero, en el fondo, lo que están buscando es no ser interpelados por un periodista”. 

-¿Podemos profundizar en esto?

-Si te fijas en Bad Boys, persistentemente hay una crítica a los medios tradicionales, o la función periodística. Está la idea del ‘ninguneo’ del que hablaba Kast, y que Parisi también apoyaba. Del ‘cerco informativo’, y la posibilidad de que los periodistas tengan una agenda. Entonces, dicen yo no voy para allá, o no me interesa. Esto es algo que hizo Donald Trump, y que ha hecho mucha gente. Es la idea de decir: ‘Yo voy a usar las redes sociales para decir lo que quiero’ (…). No están los periodistas molestosos haciéndome ver cosas. Y yo, más encima, puedo decir que gracias a las redes sociales tengo un contacto directo con mis electores, más auténtico”.

Para Valenzuela, “el éxito de este tipo de iniciativas muchas veces se justifica con el menosprecio de aparecer o enfrentar otros formatos, como el periodístico, que son súper importantes porque son los únicos que pueden, de alguna forma, contrarrestar, fiscalizar y hacerle ver a los candidatos sus contradicciones (…). Sales ganando más que en ir a enfrentarte a un programa de entrevistas ya sea la TV, o con los medios”.

-Estos espacios parecieran operar bajo sus propias reglas, distintas a las que se pueden apreciar en medios tradicionales, como la TV. ¿Podemos identificar estas reglas? ¿O es acaso la ausencia de reglas o códigos definidos su gran particularidad?

-El lenguaje de la comunicación política audiovisual en redes sociales va mutando. Y mucho más rápido de lo que ocurre con la TV. Pero tampoco es una revolución completa, de que ninguna de las reglas que se aplicaban en los medios tradicionales no se aplican para esto. Hay cosas que la comunicación en video, ya sea en Youtube o cualquier plataforma social, no son muy distintas a lo de la TV, en el sentido de que tienes que apelar a la emoción. De que no puedes dar ideas muy elucubradas, porque el lenguaje de video no es muy apto, a diferencia del escrito, para ideas más complejas. Sí es mucho mejor para las frases cortas, para las cuñas, para proyectar ciertas emociones, y todo el lenguaje no verbal. 

-O sea, hay varias coincidencias con la TV…

-En video, la regla de lo que tú no dices, sino que lo que muestras vale tanto como lo que dices, se sigue aplicando. Incluso en la puesta en escena de un programa de bajo presupuesto como Bad Boys, que ves como cada panelista está prácticamente en la oficina de su casa, igualmente los tipos no aparecen ni en guayabera ni despeinados. Hay un tema de aparecer sonrientes, y ocupan el mismo plano americano que aparece en TV. Esas cosas no cambian. 

-¿Y qué cambia?

-Hay una expectativa, que no sé si es como una regla, pero una expectativa de que la manera en la que tú hablas en plataformas digitales es más informal a la forma en que hablas cuando te enfrentas, por ejemplo, a los medios periodísticos. Se permite mucho más el uso de coloquialismos, el uso del garabato, el humor. Es más esperable y, también, las mismas personas lo aceptan más. Eso, para algunas figuras, les conviene porque les sale más fácil, pero a otras les complica mucho (…). El tema de la informalidad y el coloquialismo es mucho más importante en las redes sociales que en la TV. La TV de a poco se ha ido adaptando. En los matinales, que han sido el gran espacio para la política en Chile, se juega mucho a eso. A la informalidad.

“Otra cosa que pasa mucho como regla es que, al ser videos, por ejemplo, en Youtube, uno puede darles replay tantas veces como quiera. Tiene una gracia que la TV no tiene. El Bad Boys con Kast duró como dos horas. Ese espacio no existe en TV”, añade el investigador.

-Tampoco hay cortes comerciales.

-Exacto. En el fondo, apuntan a que la gente muy probablemente no va a ver la cosa de una sola sentada, como sí ocurriría con la TV, si no que está apostando a que se van a crear submateriales de eso. Es decir, sacar clips; que la persona va a verlo un rato y después seguirá en otro minuto; de que va a haber un público de nicho que va a repetirse… Piensa en cuántos memes y cosas se están haciendo a partir de lo que apareció ahí. Ese constante remixeo es parte de la expectativa de cuando uno produce material político en redes sociales. Uno apuesta a que ojalá la mayor cantidad de gente posible agarre este contenido y lo recicle, lo amplifique, lo distribuya y lo reutilice. Todo eso va contribuyendo a que tú vayas esparciendo más tus contenidos, pero que la gente lo haga gratis, por ti. 

“Lo que funciona tú lo usas, y lo que no, lo descartas”

-Este tipo de vitrinas, que incluso pueden terminar por levantar una candidatura presidencial, ¿Son algo que llegó para quedarse dentro del juego político? ¿Es la herencia de Parisi?

-Con cada ciclo electoral, he visto como se hace la lectura: ‘en esta elección es cuando las redes sociales realmente tuvieron un efecto’. Que ‘sin ellas, no habría pasado lo que tuvimos’. Yo tiendo a ser escéptico de esa visión determinista tecnológica, de que las redes sociales provocan grandes cambios políticos o que instalen figuras y entierren otras. No digo que no tengan ningún impacto, si claramente lo tienen. Pero incluso en el caso de Franco Parisi, él no es un producto exclusivamente de las redes, cuando ves que ya fue candidato presidencial, y le fue muy bien en las mismas regiones que ahora le fue extraordinariamente bien. 

-Cuando hablaba del juego político, me refería en el sentido de que, quizás en el futuro, veremos más programas tipo Bad Boys, pero con uno de Boric, uno de Kast, uno de Yasna Provoste… 

-Una vieja máxima de la comunicación política es que lo que funciona tú lo usas; y lo que no, lo descartas. El proceso de contagio, copia o imitación es muy frecuente, y ha pasado de formas a veces más notorias que otras. Incluso en la franja electoral, probablemente el producto de comunicación política en Chile más consistente en el tiempo, siempre ha habido un contagio. Pero aquí hay un tema. El caso de Bad Boys es más particular porque la gracia que tiene es que son puras figuras desconocidas políticamente. Y que son las figuras que además acompañaron, desde el Partido de la Gente, y que le montaron toda la campaña a Parisi.

-¿Tienes algún ejemplo en mente de este “contagio” entre las candidaturas?

-Ya es un caso típico, pero es un buen ejemplo. Boric no tenía ninguna bandera chilena en toda su gráfica de primera vuelta, y ahora parece 18 de septiembre permanentemente. Antes le daba terror a Boric hablar de delincuencia e inmigrantes, porque lo podían acusar de fascista, y ahora aparece. A Boric le cuesta sonreír, y ya no saben cómo meterle más sonrisas en todas las fotografías. Todos esos cambios son positivos, y se han dado porque se da cuenta, mirando hacia al frente, qué es lo que él no está haciendo, y lo que está haciendo el otro. Kast, lo mismo. Ahora habla todo el día del tema de las mujeres, y poco menos que es el candidato más feminista de todos, según él, después de haber dicho todo lo contrario. Pero insisto, eso es algo más genérico, a diferencia de decir: ‘como le fue bien a Parisi con Bad Boys, ahora van a existir otros; los Boric Boys y los Kast Boys‘. Porque en un formato específico, la gente a las malas copias las castiga mucho. Es muy burdo. 

-Pensando en los espacios en el terreno digital de los que hemos estado hablando, ¿podemos identificar las fortalezas y debilidades de los dos presidenciables que siguen en carrera?

-Mi impresión es que Boric tiene una debilidad que no tiene Kast, que es esta cosa de ser muy bueno para hablar de las ideas, pero mucho más complicado para hablar de él como una persona. A Kast le encanta estar hablando de su familia, y de su vida. Boric es mucho más cerrado en eso, porque parece más preocupado de las ideas, del programa. Pero no está fácilmente contando cuáles son sus gustos propios, sus intereses, etc.

-Recuerdo haber leído críticas a Boric en redes sociales después del discurso que dio tras la primera vuelta, cuando mencionó a su “compañera”, más que a su “polola”.

-Claro. Si uno tuviera que simplificarlo, en lo ‘denso‘ creo que a Boric le va muy bien. Si lo que le cuesta más es la parte ‘light‘. Y las redes sociales son muy buenas para sacarte esa segunda parte. En un debate, la expectativa es que te muestres como un estadista, como una persona calmada con buenas ideas. En los debates le va bien a Boric. A Kast le fue bien excepto en el último. En general, en eso se mueven como en igualdad de condiciones. Yo siento que donde flaquea más Boric es en estas segundas instancias, que se tratan de conocer a la persona a través del candidato. Y ahí, ya sea en experiencia o por personalidad, creo que puede explotar más en redes sociales ese aspecto. 

Valenzuela finaliza resaltando el humor como una gran herramienta en el mundo de la comunicación política, que de paso define como “un problema” para Boric. El humor sirve “para mostrarte más humano, más sensible y con más carisma. Es lo que tenía Bachelet; es lo que nunca ha tenido Piñera. Esa es una tarea pendiente que creo que las redes sociales le pueden ir ayudando a Boric en esta segunda vuelta. De que le complica, le complica. Pero creo que bien entrenado, puede sacar un retorno”.

Lee también: Impuestos, Carabineros y pensiones: los matices de Boric en sus propuestas para la segunda vuelta presidencial


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