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Entrevistas

28 de Diciembre de 2021

Stéphanie Alenda, socióloga: “La única épica que tiene la derecha en este minuto es la que encabezó José Antonio Kast”

Candidatos y precandidatos a la presidencia de la derecha y centro derecha

En conversación con The Clinic, la experta reflexiona sobre los puntos urgentes que debe resolver la derecha de cara al futuro, las consecuencias del apoyo de la centro derecha a Kast, y el rol que tendrá el Partido Republicano como oposición. “Por ahora, Kast aparece como el principal líder de oposición al gobierno de Gabriel Boric, pero sabemos que este protagonismo tiene limitaciones intrínsecas”, sostiene.

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Tras la reciente derrota de José Antonio Kast en las presidenciales, y luego de una aplastante victoria del Apruebo por sobre el Rechazo, la derecha ha estado buscando opciones para saber superar la crisis y reinventarse políticamente. 

Durante los días posteriores a la victoria de Gabriel Boric, distintos líderes de la derecha chilena protagonizaron intercambios de opiniones a través de redes sociales, como el round tuitero entre Marcela Cubillos y Mario Desbordes, donde la constituyente lo criticó por decir en una entrevista que Sebastián Sichel “no tiene nada que hacer en nuestra coalición”. “Al estilo de Pérez de Gasco “salgan de mi lago”. O de Daniel Stingo “salgan de mi constitución”. Ahora es “salgan de MI coalición”, escribió Cubillos sobre los dichos de Desbordes. 

Este domingo 26 de diciembre, Ignacio Briones, ex candidato presidencial de Evópoli, aseguró en una entrevista que votó nulo durante la segunda vuelta, a pesar del apoyo de su partido al candidato Kast, desatando diversas reacciones. 

Una cosa es clara: la derecha carece hoy de rostros jóvenes y de mujeres que otorguen frescura al sector político. Así lo entiende también Stéphanie Alenda, doctora en sociología política de la Universidad de Lille; académica de la Universidad Andrés Bello y editora del libro Anatomía de la derecha chilena: Estado, mercado y valores en tiempos de cambio. 

La integrante de la Red de Politólogas reflexiona en conversación con The Clinic sobre las claves y puntos urgentes que debe resolver la derecha frente a la derrota presidencial, las consecuencias del apoyo de la centro derecha al candidato Kast y el rol que tendrá el Partido Republicano como oposición. 

Según Alenda, a pesar de la derrota presidencial en segunda vuelta, el Partido Republicano puede hoy sacar cuentas alegres. Al alero de la candidatura de Kast –explica– la derecha recuperó terreno al lograr un empate en el Congreso, donde el Partido Republicano se convirtió en la tercera mayor fuerza. “Kast se impuso en primera vuelta, dio voz e identidad a los críticos de la vía constitucional y los más de tres millones y medio de votos que obtuvo no dejan de ser llamativos en un país que, en su mayoría, adhiere al liberalismo cultural y percibe que el Estado debería jugar un rol más activo en la provisión y garantía de derechos sociales”, explica la socióloga.  

“Si bien es alta la tentación de considerar el éxito de Kast como un fenómeno meramente circunstancial por ir a contrapelo de las subjetividades mayoritarias de la población, todo dependerá de cómo resulte el gobierno de Boric, en particular en los ejes que han sido centrales en la campaña de Kast: orden, seguridad y Estado de derecho, responsabilidad fiscal, crecimiento y capacidad de sortear la crisis económica. También incidirán sobre su protagonismo los pasos que dará Chile Vamos después de una etapa de autocrítica. Por ahora, Kast aparece como el principal líder de oposición al gobierno de Gabriel Boric. Pero sabemos que este protagonismo tiene limitaciones intrínsecas”.

-¿Como cuáles?

-Para empezar, el carácter ideológico y reaccionario del Partido Republicano, expresado a través de su vinculación con otros partidos de derecha radical en el mundo. Durante la campaña de segunda vuelta, tanto las declaraciones de los diputados del partido Republicano como ciertos contenidos programáticos instalaron a Kast como símbolo del retroceso: retroceso en materias de derechos de las mujeres, en la defensa de los DD.HH. y de la democracia e involución en relación al proceso constituyente. Me parece que estos tres factores son centrales para explicar la derrota. El miedo a Kast terminó siendo más fuerte que el miedo a Boric. 

-¿Qué ocurre con la centro derecha? ¿Qué costos tiene haber apoyado a un candidato de extrema derecha en esta ocasión? 

-Ese apoyo tuvo un precedente que es el pacto para competir unidos en la elección de constituyentes, por lo que no debería sorprender. El problema central, a mi juicio, es que pone al desnudo la falta de proyecto de Chile Vamos, dejando la sensación que lo único que une al conglomerado es el pragmatismo, no la capacidad de instalar temas relevantes en la agenda. Esto suele suceder en muchas derechas del mundo cuando son desafiadas por la derecha radical. Al desdibujarse su identidad, los partidos de derecha moderada se vuelven tan pragmáticos que no hay claridad sobre lo que defienden, y esto confunde al electorado. Lo único que parece animarlos es llegar al poder, cuando la reconexión de los partidos con la ciudadanía exige al revés épica y convicciones. La candidatura de Kast se potenció partiendo de esa premisa. 

“El problema central, a mi juicio, es que pone al desnudo la falta de proyecto de Chile Vamos, dejando la sensación que lo único que une al conglomerado es el pragmatismo, no la capacidad de instalar temas relevantes en la agenda”.

La desorientación de la centro-derecha queda reflejada en varias declaraciones, explica Alenda. Mientras la UDI en particular parece defender una política de “geometría variable” respecto a De la Carrera y Kaiser, con quienes podría coincidir en ciertas materias y en otras no, Kast aparece cortando cabezas, demostrando tener para su partido una visión de futuro. 

-¿Y Evópoli? Este domingo 26 Ignacio Briones mencionó en una entrevista haber votado nulo… 

-Las declaraciones de Evópoli desmarcándose de Republicanos después de la elección, por su carácter extemporáneo, pueden leerse como otra expresión de pragmatismo. Lo que le faltó al conglomerado es la capacidad de unirse en torno a un proyecto construido en base a dos de sus tradiciones de pensamiento: el liberalismo en su sentido amplio y el socialcristianismo, sin descuidar los principios fundantes de la derecha como el orden y la seguridad. Esa opción implicaba tender puentes hacia otras sensibilidades de centro y fue respaldada por el electorado. Por algo el candidato más centrista y liberal de todos, Sebastián Sichel, ganó la primaria de Chile Vamos. Por algo también entre un 30 y un 50% del electorado de derecha votó por el Apruebo. Solo se plegaron a la candidatura de Kast en segunda vuelta. Unir y dar coherencia a esos mundos resulta fundamental para un proyecto de futuro pero resulta al mismo tiempo difícil, pues, como punto de partida, implica establecer un límite infranqueable entre derecha democrática y sus expresiones más radicales.

Escasez de rostros jóvenes y nuevas narrativas

Más que dar nombres, dice Alenda, lo que uno puede constatar en la derecha de hoy es que no existe actualmente el equivalente al recambio que tuvo la izquierda a partir de las movilizaciones estudiantiles de 2011, y también el PC, con la “emergencia de una nueva generación de millennials que representan mejor a la juventud, a las mujeres, y parecen estar más conscientes de la necesidad de reactivar el tejido social para reconectar a los ciudadanos con la política”, comenta. 

“Ese relativo vacío cuando uno mira a la derecha dificulta pensar en quién podría constituirse en referente clave con miras a una reestructuración. La única épica que tiene la derecha en este minuto es la que encabezó José Antonio Kast, una épica de lucha contra el modelo de sociedad que ofrece la izquierda, percibido como potencialmente dañino para el país, y que se conecta con una agenda global anti-emancipadora, por ejemplo ante los avances del feminismo. Me parece que la derecha gobernante perdió una oportunidad histórica, que le hubiera permitido reinventarse en torno a otra épica. Faltó una narrativa capaz de explicar y concientizar sobre el agotamiento del modelo que ya venía dando señales de estancamiento antes del estallido social, también capacidad para liderar reformas profundas como la construcción de una seguridad social más solidaria e igualitaria”, dice Alenda.  

“Ese relativo vacío cuando uno mira a la derecha dificulta pensar en quién podría constituirse en referente clave con miras a una reestructuración”.

-¿Y cómo se logra esa narrativa?

-Se logra vía grandes acuerdos políticos pero además, convenciendo a una ciudadanía que en su inmensa mayoría defiende la propiedad privada de las cotizaciones, en ningún caso que la propiedad sea del Estado. Lo que muestra la experiencia internacional, el caso alemán con Bismarck de precursor y el caso francés después de la segunda guerra mundial es que el sistema de protección social fue fruto de un consenso amplio entre el conjunto de los partidos políticos y la opinión pública. Al menos en los casos de Alemania y Francia, la seguridad social no ha sido la obra exclusiva del comunismo sino de la derecha en el primer caso y el resultado de grandes acuerdos en el segundo, en el gobierno de derecha de De Gaulle. 

“Ese fracaso en ser capaz de adelantarse y sintonizar con las demandas de la ciudadanía plantea muchos desafíos para el futuro. Lo positivo es que las elecciones parlamentarias confirmaron que la derecha no está en una crisis terminal, contrario a lo que se dijo,  y que más allá del probable voto castigo a la administración Piñera que la redujo a su mínima expresión en la convención en las elecciones de mayo y le hizo perder municipios claves, RN y la UDI conservan una importante presencia territorial y la capacidad de crecer hacia el centro”, añade. 

“Al menos en los casos de Alemania y Francia, la seguridad social no ha sido la obra exclusiva del comunismo sino de la derecha en el primer caso y el resultado de grandes acuerdos en el segundo, en el gobierno de derecha de De Gaulle”. 

Durante las últimas semanas hubo un cruce de mensajes en Twitter entre María José Hoffman y Evelyn Matthei respecto al rol de las mujeres en la derecha chilena. Frente a eso, ¿cómo ve el rol de los rostros femeninos en el sector? ¿Es un factor a potenciar en la derecha para lograr instalarse como una opción presidencial a futuro?

-No solo las mujeres sino los jóvenes y las mujeres jóvenes. Está comprobado que ellas fueron un factor clave de la victoria de Boric, lo que tiene que ver, en parte, con la influencia del feminismo en las nuevas generaciones. Al contrario, el Partido Republicano se ha caracterizado por sus críticas a la llamada “ideología de género”, y por posiciones contrarias a la conquista de derechos para las diversidades y disidencias sexuales. A pesar de la reincorporación del Ministerio de la Mujer, es muy probable que las posiciones ultraconservadoras de Kast hayan aumentado la movilización del electorado femenino. La dimensión refrescante de un recambio generacional estuvo también muy presente en la campaña de Boric a través de figuras claves como Izkia Siches. Además de la capacidad de reconexión con las mujeres y los jóvenes, lo que me parece clave potenciar en la derecha pues sintoniza con las transformaciones culturales del Chile de los últimos treinta años es la libertad para cada persona de elegir su proyecto de vida. Creo que el liberalismo moral, y la reacción anti-conservadora, es una dimensión clave del voto femenino y joven. 

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