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Entrevistas

12 de Enero de 2022

Rodrigo Álvarez sobre el culebrón en la derecha por la vicepresidencia en la Convención: “Fue un problema creado por una mala negociación de RN”

Rodrigo Álvarez

El convencional UDI y ex vicepresidente en la mesa que lideró Elisa Loncón, le carga el bulto a Renovación Nacional enfatizando en una "fuerte objeción" a la forma en que este partido -asegura- intentó negociar el cargo sin la participación del gremialismo. En este sentido, niega la existencia de un presunto veto a la figura de Cristián Monckeberg al disputado puesto, para agregar una advertencia a Chile Vamos: "tampoco creo prudente que los partidos se involucren en la Convención".

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Tras seis días de negociaciones trabadas, las fuerzas de derecha representadas en la Convención Constitucional lograron reunir las veinticuatro firmas necesarias para integrar la mesa ampliada del órgano detrás del convencional RN Raúl Celis, puesto que será “compartido” -por tres meses cada uno- con Hernán Larraín Matte, impulsado por su partido, Evópoli, y los convencionales independientes de Renovación Nacional.

Así, mientras hasta ayer, martes 11 de Enero, la opción de Cristián Monckeberg (RN) no lograba suscitar los apoyos necesarios en la UDI -aliado histórico de RN-, incluso se llegó a hablar de un veto de parte del gremialismo hacia su nombre. Y como la sangre estuvo a punto de llegar al río, las pantanosas negociaciones implicaron que las cúpulas partidarias de Chile Vamos tuvieran que intervenir en las conversaciones entre los convencionales para aceitar las gestiones, ya amplificadas por los siempre atentos medios de comunicación.

Con todo, tras una larga jornada de negociaciones sobre la materia, y en medio de la semana territorial del órgano constituyente, el convencional UDI Rodrigo Álvarez conversa con The Clinic.

“Decidimos como UDI, Republicanos e independientes, darle las cuatro firmas necesarias para que Raúl Celis sea el próximo vicepresidente adjunto”, cuenta Álvarez, junto con responsabilizar a RN por los infructuosos días en que el sector demoró en llegar a esta resolución.

“No hubo un veto personal (a Cristián Monckeberg). Lo que sí hay es una fuerte objeción a la forma en que Renovación Nacional condujo esa primera etapa de negociaciones”, admite el convencional, otrora vicepresidente adjunto de la Convención, desde su natal Punta Arenas.

Pese a las críticas de su sector hacia sus pares del mundo progresista, a su sector le tomó seis días levantar un nombre de consenso para la mesa ampliada. ¿Por qué fue tan dramático para su sector llegar a este acuerdo?

En primer lugar, hay que reconocer una crítica a esto. ¿Por qué fue difícil? Primero, porque Renovación Nacional decidió negociar por su cuenta la búsqueda de las firmas para tener un vicepresidente de la mesa, y recién el jueves en la tarde nos informaron oficialmente que no tenían las firmas y que sí les interesaba conversar con nosotros. Y de esto se desarrolló un proceso de conversaciones que siempre son complejas en esta materia.

Pero te puedo comentar que hoy día en la tarde (ayer, martes 11 de Enero), cuando la directiva de Renovación Nacional nos informa que tienen ya veinte firmas, nosotros decidimos como UDI, Republicanos e independientes, darle las cuatro firmas necesarias para que Raúl Celis (RN) sea el próximo vicepresidente adjunto.

Lo hacemos por una decisión de responsable generosidad, pese a que no compartimos la forma en que actuó Renovación Nacional y que también teníamos legítimas aspiraciones. Por ejemplo, quiero destacar el nombre de Alfredo Moreno, que era de nuestro sector. Tenía las firmas necesarias y, por supuesto, la capacidad para ser vicepresidente.

¿Por qué finalmente decidieron darle los votos que faltaban a Raúl Celis?

Primero, no hemos pedido ningún tipo de garantía ni ningún tipo de acción. Sencillamente decidimos entregar las firmas necesarias para que Renovación Nacional tuviera las suficientes. Y más allá de discrepar de la forma en que habían actuado, cosa que Raúl Celis también reconoció, fue una decisión absolutamente unilateral nuestra. Y nos parecía que Raúl es un nombre adecuado para asumir esa tarea dentro de algunos nombres que nos había presentado Renovación Nacional.

Los primeros días también fueron complejos porque solamente señalaban un nombre, cuando en realidad lo propio de cualquier conversación es abrirse a varias alternativas.

El convencional Luciano Silva (Indep.RN) ha dicho: “No sé qué tan importante es la vicepresidencia adjunta para este periodo”. ¿Coincide con ese escepticismo respecto a la incidencia de ese cargo?

Quiero insistir en un punto. La parte más importante de la mesa, sin dudas, es la presidenta y el vicepresidente. Los vicepresidentes adjuntos ayudan. A mí me tocó desempeñar ese cargo. Y para los próximos seis meses es un cargo que puede ayudar aún más en el proceso de formación de las normas, en la tarea de los plenos, que yo creo va a ser muy difícil.

Ahí puede que esta vicepresidencia tengan un rol mayor en el debate mismo y en colaborar en los consensos necesarios para las nuevas normas.

Durante estos días de negociaciones se habló de un veto de su partido a la opción de Cristián Monckeberg (RN) para la mesa amplia. ¿Existió ese veto?

Quiero ser terminante en esto: no, no hay veto. Muchos de nosotros reconocemos la capacidad de Cristián Monckeberg, el punto está en que en su momento Renovación Nacional, oficialmente, nos informó que tenía las firmas para Cristián Monckeberg, que no necesitaban negociar con nosotros.

Cuando se dan cuenta de que eso es falso y que tienen que conversar, nosotros dijimos: ‘bueno, lo que no pueden hacer es entrar con nombres absolutamente definidos. Se trata de entrar a conversar’. Entonces no hubo un veto personal. Lo que sí hay es una fuerte objeción a la forma en que Renovación Nacional condujo esa primera etapa de negociaciones.

¿Pero qué hizo discriminar entre darle los votos a Cristián Monckeberg frente Raúl Celis?

Lo que hizo discriminar fue el cambio total de circunstancias. Cuando ellos se dan cuenta que no tienen las firmas y que era un error no tener las firmas, tienen que entrar a conversar. Al entrar a conversar, evidentemente la realidad es distinta.

No hay ninguna objeción a los nombres, pero sí a los procedimientos y al conversar de manera distinta. Se abren distintas opciones y la de Raúl surgió en el último día y medio y a nosotros nos pareció una buena opción para darle las cuatro firmas. Más que un acuerdo concreto, lo expresaría así: fue un acuerdo para solucionar un problema creado por una mala negociación de RN.

En algún momento, Raúl Celis cuestionó de que pudiera ser un tema personal con Cristián Monckeberg..

Creo que fue un error de Raúl plantearlo en esos términos, así como Raúl tuvo declaraciones muy importantes y válidas cuando, por ejemplo, reconoció el error que habían cometido. En caso alguno en esta materia hubo una objeción personal. No la hay, no la tengo, y no la vi en nadie de la UDI, ni independiente, ni de Evópoli.

Lo que sí tuvimos una objeción muy fuerte, formal y sustantiva, de la forma en que ellos condujeron la primera etapa de las negociaciones hasta el día jueves (06 de Enero) a las 12 del día, cuando se dan cuenta que no tienen las firmas. Hasta ese momento, y esto es relevante, oficialmente me habían comunicado que tenían las firmas.

¿Y el nombre de Raúl Celis también les fue presentado, como fue el caso de Cristián Monckeberg, o fue concordado por la coalición?

Nos presentaron varias alternativas. Nosotros también, por ejemplo, habíamos planteado el nombre de Hernán Larraín Matte, que nos parecía una gran figura. Es expresidente de Evópoli y sin duda daba alguna amplitud a la mirada de la mesa. Nosotros también presentamos nombres que no le parecieron a Renovación Nacional y a nosotros nos sorprendió que no quisieran apoyar el nombre Hernán Larraín.

¿Por qué tuvieron en mente a Larraín Matte para integrar la mesa ampliada?

Porque ya entrábamos en la lógica de nosotros posponer nuestras legítimas aspiraciones porque somos el grupo más grande y teníamos muy buenos nombres, como Felipe Mena y Alfredo Moreno.

Nos pareció interesante buscar distintos nombres y en estos seis meses Hernán Larraín ha hecho un muy buen trabajo, y en el trabajo normativo que viene ahora está trabajando muy activamente. La UDI está más a la distancia de Evópoli que, incluso, Renovación Nacional, pero nos parece que el nombre específico de Hernán era una buena figura para asumir un cargo como éste en una etapa de formación de normas.

Durante las negociaciones, las directivas de los partidos de Chile Vamos entraron a esta disputa pública sobre la vicepresidencia. A partir de este impasse, ¿qué efectos advierte para el futuro de la coalición?

Yo espero que no tenga ninguno y no debería tenerlo. Cuando Renovación Nacional creía que tenía las firmas sin nosotros, no pretendíamos que estaba en juego la unidad, espero que ellos tampoco lo pretendan.

Sin duda alguna tampoco creo que sea prudente que las mesas de los partidos se involucren en la Convención, más aun pensando que en el colectivo de Chile Vamos hay muchos que son independientes, que no responden a los partidos políticos. De hecho mi directiva, encabezada por Javier Macaya, no se involucró en el proceso, salvo para intentar sugerir fórmulas de solución, pero no para tomar ninguna definición porque siempre respeta la autonomía de los convencionales.

En ese caso, ¿Podría afectar a los convencionales de RN o Evópoli la intervención de sus cúpulas partidarias en la Convención?

No, yo creo que no. Porque además fue una decisión de ellos, ellos quisieron que interviniera su directiva. Yo hubiera preferido mantener esto a nivel de convencionales, pero ellos prefirieron que interviniera la directiva, así que no veo ningún problema. Nosotros al menos vamos a seguir actuando como lo hemos hecho, con autonomía y como grupo. Los 21 integrantes de la UDI, los Republicanos y los independientes.

¿Y en qué medida este esfuerzo orgánico de las directivas de Chile Vamos para unir el sector, se contradice con la imposibilidad que tuvo la coalición de ponerse de acuerdo en un nombre para la mesa ampliada?

Hay un error cometido aquí, eso nadie puede decirlo de otra forma. Lo reconoció así Renovación Nacional, que el error de ellos había sido no conversar primero con nosotros, que somos sus socios naturales. Y eso fue absolutamente una equivocación, pero hay que superarla y seguir avanzando.

Ahora viene el gran proceso que son las normas constitucionales, que es mucho más relevante que esta discusión, que si bien es importante, es menor comparada con lo que es la redacción de la Constitución.

Proyección ante el gobierno de Boric: “discrepancias” por la Convención y “los temas económicos”

A propósito de su coalición ¿Cuál debe ser el rol de Chile Vamos ante el futuro gobierno de Gabriel Boric?

No estoy en la primera línea de la actividad política, solamente estoy en la Convención. Pero lo primero que creo que hay que pensar, es en ejercer tus atribuciones y una oposición, sin duda, afectará en algunas materias para fiscalizar, para hacer los contrapunto políticos válidos de personas que pensamos distinto, y en otros para colaborar.

¿Temas que podrían ser intransables para la UDI como futura oposición?

Muchos de los temas van a estar condicionados, por un lado, por la discusión en la Convención Constituyente, y por otra por los temas económicos. En esa materia probablemente van a haber varias discrepancias con respecto a la postura del gobierno.

A su juicio, ¿Chile Vamos debería incorporar al Partido Republicano a la coalición?

Prefiero que ese tipo de decisiones de política activa queden para las directivas. Lo que sí puedo decir desde la Convención sobre el Partido Republicano, donde tenemos a una militante tan destacada como Ruth Hurtado, es que ella está trabajando muy bien y estamos muy contentos de tenerla en nuestro grupo.

Respecto a la política contingente, eso lo tienen que decidir los partidos, pero yo al menos en la Convención, estoy feliz de contar en mi grupo con Ruth Hurtado.

Usted estuvo en la mesa ampliada durante el primer periodo de la Convención. ¿Qué balance hace de la directiva liderada por Elisa Loncón?

Todos estos balances están siempre supeditados, como todo en la Convención, a si somos exitosos en nuestra finalidad, que es producir un texto constitucional. Pero en un balance adelantado, hay cosas positivas y negativas.

Por ejemplo, en cosas positivas estuvo la instalación en condiciones complejas a la Convención, el debate de los reglamentos y su aprobación, el inicio del trabajo de las distintas comisiones. Algunas cosas negativas fueron, por supuesto, la discrepancia en algún momento de cómo se condujeron las sesiones, el tema de Rojas Vade, y el debate sobre las asignaciones, son materias en que la cuenta está más al debe.

¿Qué expectativas tiene de la nueva mesa directiva?

Primero, le deseo lo mejor a María Elisa Quinteros y a Gaspar Domínguez. Me ha tocado trabajar con este último y le tengo un gran respeto y creo que tiene efectivas intenciones de hacer un trabajo muy colaborativo. Segundo, la expectativa hacia ellos, y hacia toda la Convención, es concentrarnos los próximos seis meses en el debate de las normas, algo que es muy difícil.

Es extraordinariamente complejo ponerse de acuerdo en cientos de iniciativas populares y en la que presentarán los constituyentes. Y en ese sentido, yendo muy específicamente a la elección misma, al menos fue una señal de alerta debido a lo difícil que fue ponerse de acuerdo apenas por setenta y ocho votos, cuando lo que puede ser más complejo sea cuando tengamos que aprobar normas por ciento tres votos.

También puedes leer: El balance de Ignacio Achurra tras tensiones por la nueva mesa de la Convención: “El FA no es una suerte de peaje obligatorio”


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