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Opinión

18 de Enero de 2022

Columna de Diana Aurenque: Mujeres en Filosofía: La lucha por paridad

Para lograr realmente incorporar a las mujeres filósofas a las academias y a la investigación nacional no basta con bonificaciones.

Diana Aurenque Stephan
Diana Aurenque Stephan
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Hace poco fueron publicados los resultados de los concursos FONDECYT Postdoctoral de Iniciación y Regular 2022 de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) – uno de los fondos más importantes para potenciar la investigación en el país. Pese a los esfuerzos por incentivar la paridad en todos los espacios, entusiasta a partir de las exigencias del movimiento feminista mundial y del proceso constitucional nacional en curso, se repiten resultados mezquinos.

En el caso de las humanidades, especialmente atendiendo a una de sus disciplinas más representativas, la filosofía, en la lista apenas aparecen nombres de mujeres: de 13 solo 1 mujer ganó en el concurso posdoctoral, también 1 de 11 adjudicados en el concurso de Iniciación, y del concurso Regular 3 de 14 fueron mujeres.

Si bien esta situación no es nueva, no por ello deja de ser preocupante. Siendo justos, esto no se debe solamente a la ausencia de una política en investigación por parte de ANID que se proponga alcanzar la paridad, sino más estructuralmente, por la inexistencia de mecanismos efectivos, oficiales y vinculantes a nivel país, que tome seriamente la inclusión de mujeres en las academias y centros de investigación como prioridad.

En Chile hay filósofas. Un número importante de mujeres que desde sus especialidades contribuyen significativamente en el cultivo de la disciplina -sea de su enseñanza o en investigación. Pero las mujeres en filosofía pocas veces tienen los espacios académicos y/o públicos que se merecen.

Por ello, una serie de iniciativas se han implementado para visibilizar a las filósofas en el territorio nacional. El Proyecto Cartografía de Mujeres Filósofas en Chile (USACH) o la generación desde el 2020 de la primera Red de Filósofas Feministas (RFF) tienen, entre otros, el fin de romper con el mito de que la filosofía es “cosa de hombres”; que el pensar racional es cuestión masculina, mientras que los afectos y las pasiones -también los pecados desde Eva y los males con Pandora- serían los topos femeninos.

Nada más alejado de la realidad.

Las mujeres filósofas comenzamos cada vez más a tomarnos los espacios de articulación política y disciplinar. Así, en la directiva actual de la Asociación Chilena de Filosofía (ACHIF), no solo su presidenta es una mujer, sino que hay varias integrantes que también lo son. Pero pese a ello, estos avances siguen siendo solo comienzos. Incluso ahí donde se hacen esfuerzos explícitos por incluir a más mujeres en los departamentos y facultades de filosofía.

“En Chile hay filósofas. Un número importante de mujeres que desde sus especialidades contribuyen significativamente en el cultivo de la disciplina -sea de su enseñanza o en investigación. Pero las mujeres en filosofía pocas veces tienen los espacios académicos y/o públicos que se merecen”.

Con desazón, por ejemplo, notamos que de una convocatoria para incorporar a dos nuevos/as investigadores/as al Departamento de Filosofía de la USACH, que tengo el honor de dirigir, pese a bonificar en un 25% la postulación de mujeres, la medida no fue efectiva. ¿Es por falta de interés por parte de las mujeres? Por cierto, que no.

Para lograr realmente incorporar a las mujeres filósofas a las academias y a la investigación nacional no basta con bonificaciones.

Se requiere más bien de una política gubernamental, al menos en el caso de las instituciones con financiamiento estatal, que garantice cupos reservados para las mujeres: sea para la obtención de financiamientos como para la conformación de plantas académicas. Una medida como esta, que se impulse transitoriamente, tendría un gran impacto y permitiría, como en otros lugares del mundo, que las mujeres puedan realmente estar en los espacios que pueden y quieren estar.

Recientemente tuvimos noticia de que el presidente electo, Gabriel Boric, subirá a un 1% el aporte del PIB a investigación. Sin duda, una buena noticia. Pero además de subir recursos, se debe incluir una política que incluya la paridad como eje fundamental.

Lograrlo, en particular en uno de los espacios tan emblemáticos como lo es la filosofía, sería además un paso importante para darle reconocimiento a las luchas que muchas mujeres – muchas veces originadas en las academias y por filósofas- han dado por precisamente reivindicar a las mujeres como sujetos de los mismos derechos que los hombres -como seres pensantes y deseosas por investigar, participar y pensar.

*Diana Aurenque es filósofa. Directora del Departamento de Filosofía, USACH.

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