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27 de Enero de 2022

Cheer made in Chile: cuatro chilenos cuentan su experiencia en el cheerleading a propósito de la exitosa serie de Netflix

Cheer Made in Chile

El pasado 12 de enero estrenó la segunda temporada de la serie Cheer, el exitoso documental de Netflix que sigue las vidas de los integrantes del multicampeón equipo universitario de Navarro College, quienes son becados por su talento en el cheerleading. A propósito de esto, The Clinic contactó a cuatro personas ligadas a las disciplina en Chile. Aquí ellos hablan de su amor por la animación, de sus viajes a Disneyworld y, en algunos casos, de la lucha por vivir de un deporte que muchas veces es considerado un hobbie.

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Cheer, es uno de éxitos de Netflix . La serie- documental estrenó en enero del 2020 ganando un Grammy por mostrar el seguimiento de un equipo de cheerleaders y a su equipo técnico en la Universidad Navarro.

La serie mostró como nunca antes a una industria poderosa y atractiva. La misma que beca a los mejores exponenetes del deporte y que convoca a miles de fanáticos en Estados Unidos.

Los exponentes mostrados en cheer alcanzaron la fama y el reconocimiento mundial, principalmente los protagonistas de la producción como la entrenadora, Monica Aldama y, también algunos animadores como Lexi Brumback, La’Darius Marshall, Morgan Simianer, Jerry Harris y la estrella del equipo Gabi Butler.

El éxito de la serie, significó la realización de una segunda temporada, que ya está disponible en Netflix . Allí, la trama se centra en las reacciones y el seguimiento al arresto de uno de los integrantes del equipo, Jerry Harris, quien se mantiene en prisión preventiva por cargo de acoso y abuso en contra de menores de edad.

Más allá de la polémica segunda temporada de cheer. En Chile, a cientos de kilómetros de Texas, donde se encuentra la Universidad de Navarro, son cientos los chilenos que practican esta disciplina y, que en muchos casos, viven alrededor de ella.

Aquí, cuatro personas ligadas al cheerleading, expresan su amor por el deporte, los prejuicios que diariamente deben enfrentar y, también, su lucha por continuar con el sueño de practicar un deporte que a diferencia de Estados Unidos, no cuenta con financiamiento ni becas.

Marcos Palacios, entrenador y ex seleccionado nacional:

“Yo partí haciendo cheer a los 14, eso ya hace 15 años atrás. Desde niño mi sueño era ser entrenador. Estudié pedagogía en educación física y hoy me dedico a ser entrenador. Soy de Arica, allá entrené cuatro años, eso hasta que me vine a un club de Santiago que se llama Upac y es donde trabajo actualmente”.

“La primera vez que practiqué fue porque acompañé a mi hermana, eso fue en una época en el que el cheer era muy diferente. Algo así como porras que se daban en los colegios, un cheerleading mucho más básico. Me metí porque me gustó mucho. Recuerdo que vi un lanzamiento, tengo muy grabado ver a la niña lanzada muy, muy alto y decir: “Wow, yo quiero hacer esto”.

“En la serie se ve que hay gente que viaja de otras ciudades para postular a Navarro y estudiar allá. en Santiago pasa lo mismo. Aquí viene mucha gente de regiones incluso de otros países para entrar en los equipos. La diferencia es que aquí no hay becas y el financiamiento corre por uno.

“Yo creo que lo más lindo de Cheerleading es que en él participan todas las personas. La más chiquitita es la que va a subir arriba, la más alta es la que va atrás y que va a proteger de las caídas. Las personas más grande van a estar abajo elevando a la más chica. En el Cheerleading hay de todo, no se discrimina por si eres hetero gay o si eres flaco o gordo”.

“Yo he estado cuatro veces en la selección nacional, compitiendo en Estados Unidos. Un año también fui entrenador de la selección nacional junior, que fue a competir a Estados Unidos. En total he ido a seis o siete mundiales. Los mundiales siempre son allá, en Disney World existe el complejo de ESPN donde se hacen los mundiales”.

“En el mundial están los cheerleaders más importante y famosos. No conozco a nadie de la serie, pero si he visto a gente muy famosa, que es mucho más famosa que los personajes de Cheer”.

“Mi familia fue muy indiferente a que yo practicara cheerleading. Tuve muy pocos estímulos. Ellos tienen muchos prejuicios y son muy apegados a la religión. Yo pienso que nunca lo vieron como una posible profesión. No lo vieron así hasta que yo empecé a viajar como entrenador por distintos países. No le dieron el peso hasta que me vieron lográndolo”.

“Yo hoy entreno a niñas y niños desde los 10 años en adelante.Y ese descubrimiento que tuve cuando niño, lo veo en los chicos que entreno. Eso me pasa sobretodo con los hombres, quienes muchas veces tienen poca ayuda en este deporte”.

“No es lo mismo cuando un niño le dice a sus padres que va a jugar fútbol a que se quiere inscribir en Cheerleading. Allí el apoyo es diferente y en mi caso es muy parecido. A mi me ha tocado verme reflejado en mis alumnos, así que trato de contarles mi historia y a través de ella decirle que los sueños igual se cumplen”.

Javiera Figueroa, Ex seleccionada nacional:

“Yo empecé en cheerleading el año 2008 en el colegio. Allí una entrenadora que tenía me llevó a Upac que es uno de los equipos más grandes de Chile. Desde el año 2009 al 2015 yo estuve allí, viajé a un mundial representando al club y también como seleccionada nacional, eso fue el 2010 y el 2011″.

“En ese momento yo estaba en el colegio aún, pedí autorización, pero el colegio y mi familia nos apoyaron full. Esa experiencia fue increíble, estar con mis compañeros en Disney”.

“Todos los papás y quienes practicaban el deporte hacían un esfuerzo muy grande para que nosotros pudieramos ir. Se armaban rifas, actividades, algunos papás pedían créditos para que pudiesemos ir”.

“Siento que acá en Chile no se da tanto ese estereotipo más frívolo del cheer. De hecho, creo que los que más lo practican no son los cuicos, es algo que se da en algunos colegios y que crece de a poco. En Upac y otros equipos hay deportistas que pasan por situaciones difíciles, con condiciones bien precarias”.

“Uno en un equipo se afiata mucho. Conoces gente de tu edad con los mismos intereses. Además hay una inclusión a las diversidades. En Cheer hay muchas diversidades, es un espacio de aceptación total. No es un lugar donde uno se siente discriminado. Mucho de los chicos de mi equipo solo se podían mostrar tal y como eran practicando, pero en otros lados debían ser más contenidos con respecto a lo que son”.

“Cuando yo participé es innegable que existía una presión por la apariencia física. Estaba muy bien visto ser flaca y tener calugas. Si subías de peso y si eras flyer, es decir, las chicas que son elevadas, te decían: “Tus bases no te van a poder”. Hoy pienso que ha habido una evolución y se está combatiendo la gordofobia. Una persona que no es extremadamente delgada puede hacer las cosas, porque esto es mucho más de técnica que de apariencia”.

“En la segunda temporada de la serie se muestra un caso de denuncias de acoso y violación al interior del equipo. Aquí en Chile hace unos dos años, cuando mucha gente subió funas a internet, ocurrió lo mismo en Cheer. Hubo un Intagram donde se subieron muchas denuncias a entrenadores. Fueron denunciados por actitudes en las que se sobrepasaban, decían “Juntemonos a entrenar”, pero intentaban algo más”.

“Las situaciones no fueron tan graves como las de la serie, pero hubo niñas que denunciaron acosos y fue un tema. En este deporte hay mucho contacto, si alguien se cae de espaldas uno tiene que agarrar de donde sea y puede ser hasta el poto, entonces por lo mismo hay que tener mucho ojo”.

“Después de que pasó lo de las denuncias se tomaron muchas medida en cuanto a eso. Hoy en los clubes se prohibe que los mayores de edad carreteen con adultos. Si un profe es sorprendido carretiando con menores lo echan, eso es algo básico, pero que antes pasaba”.

“Yo ahora no practico, pero sigo en el mundo del cheer. Cuando yo era chica era muy extrovertida y llegué a un mundo donde todos eran como yo, me sentí muy aceptada. En cheer encontré a los amigos que siguen siendo mis amigos hoy en día, algunos son entrenadores y yo voy a ver a competir a sus alumnos”.

“Creo que lo que más me entregó el cheerleading fue tener la libertad de poder ser yo misma y encontrarme con gente que hasta el día de hoy son mis compañeros de vida. Chile es muy castigador con las personalidades más expresivas, te consideran conflictiva, pero en cheerleading no importa eso, uno es aceptado como es”.

Pía Venegas, practicó cheerleading durante dos años:

“Mi relación con el cheer partió de cabra chica. Nunca fui una apasionada, pero si estaba involucrada una de mis hermanas. Participé mucho de los campeonatos, pero como público porque la acompañaba a ella. En ese tiempo la verdad no me llamaba mucho la atención. Sentía que eran los niños cool del colegio y que yo no calificaba”. 

“Entré a participar a un equipo ya un poco más grande. Estaba en tercero medio y practiqué cheerleading hasta que salí del colegio. Allí la disciplina me marcó con algunas experiencias. Una fue haber conocido a mi segundo pololo. Nos unió el deporte y eso fue bacán. Nos motivaba algo similar, nos veíamos en entrenamientos, íbamos a campeonatos”.

“En uno de esos campeonatos pasó algo que también recuerdo. Era un interescolar en el que estábamos practicando una hora antes de la presentación para la que nos habíamos preparado. En ese entrenamiento una compañera se lesionó, era una de las chicas que se elevaba, entonces tuvimos que modificar la rutina minutos antes de presentarla”. 

“Mi rol dentro del equipo era base. Era una de las pocas bases femeninas. Siempre se les dan las bases a los hombres, entones yo era una de las chicas fuertes en el equipo, podía levantar a una compañera. Tenía y tengo fuerza, entonces no había problema con eso.

“En la serie se habla mucho de que las cheerleaders son las chicas “huecas”, pero por lo menos en mi participación en el equipo no vi que se diera eso. Si había este ambiente de chico cool, pero eran gente que tenía que rendir en las materias. De todas maneras se daba algo como condicionante, ya que no si no se tenías destrezas físicas no podías calificar y entrar, pero eso eran cosas que veía el profesor que dirigía”. 

También en la serie se muestra que a muchas veces a los chicos se les cataloga de “maricas”, pero eso aquí no pasaba que hubiera un rótulo o un bullying. En mi equipo había una cuestión que se respetaba el rendimiento y el deporte”.

“La verdad es que nunca tuve una mala experiencia en mi participación ni en los campeonatos. Era un ambiente muy agradable a nivel anímico, uno sentía un orgullo al equipo al cual pertenecía”. 

Felipe Bastías, ex seleccionado nacional:

“Mi relación con el cheer partió el año 2010 aproximadamente. Yo tenía 16 años y participé en los talleres extraprogramáticos de mi colegio. Me llamó la atención lo que podían hacer, veía que hacían piruetas, que se daban vueltas en el aire. Por eso empecé a participar y a ver sus rutinas, ver de que se trataba. Quedé maravillado”.

“Lo empecé a practicar poco tiempo después. Yo antes estaba 100% enfocado en jugar a la pelota, así que cambiar así de deporte era complejo. Tuve que superar muchos prejuicios. En ese entonces se le apuntaba mucho con el dedo a los hombre que hicieran cheer. habían muchas limitantes que hacían dudar, pero todo eso pasó a un segundo plano”.

Cuando yo quise ingresar en mi mente estaba el prejuicio del “qué dirán”. Te decían: “este es marica”, “le gustan los hombres”. Antiguamente estaba mal catalogado el cheer, se encacillaba en que era un deporte para minas, pero yo creo que era porque no se conocía lo que pasaba adentro”.

“Yo entré parchando al equipo, pero después de dos meses me incorporaron al equipo del colegio. Después con el tiempo me di cuenta que existían clubes afuera , me marcó el mundo amplio que existía fuera del colegio, cuando me metí al club deportivo Huracán Norte conocí lo que es ser un animador”.

“En mi carrera he pasado por varios equipos, mi primer equipo fue Huracán, después me fui a Golden y mi último registro fue en Upac donde sacamos un segundo lugar mundial. Mi rol dentro de ese equipo era el de gimnasta y el de duplero. El duplero es el que sube a las niñas solo. También está el gimansta que es quien hace las habilidades de suelo, que son mortales y giros. Yo cumplo ambas funciones”.

“El año 2012 llegué a ser seleccionado nacional. Sacamos tercer lugar mundial con la selección chilena. Eso me marcó bastante, me di cuenta que había un campo y que Chile estaba catalogado, si lo comparamos con fútbol, como si fuéramos Brasil. Aquí estamos muy bien catalogados, de hecho uno se siente famoso siendo seleccionado chileno en los mundiales”.

“En este deporte hay mucha diversidad, mucha diversidad que se conoce. Yo pienso que todos los deportes tienen diversidad, la diferencia es que no lo sacan a flote porque en los deportes es mal mirado. En el fútbol hay muchas personas que son gay, pero eso no se dice. Pero aquí como es una animación, todos eso de tener flexibilidad, de andar bailando, lo catalogan como un deporte de “maricones”. Pero aquí la verdad es que uno puede ser como tú quieres. Ser como eres sin que te juzguen, eso es lo que marca y lo diferencia de otros deportes”.

“Del cheer me gustaría que cambiara el apoyo al deportista. El cheerleader costea todo desde su bolsillo. Absolutamente todo, desde los trajes, la música, la ropa, los campeonatos, los pasajes y no hay siquiera un porcentaje que se haga de descuento. No hay un premio al esfuerzo o becas deportivas. Hay clubes que becan, pero becan por tema social, pero me gustaría que hubiese un apoyo más universal. Que los deportistas tuvieran acceso a becas por rendimiento. Y que si uno es seleccionado los costos sean inferiores.

https://www.theclinic.cl/2022/01/25/quien-es-quien-boric-taylor-swift-damon-albarn/

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