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Entrevista Canalla

28 de Octubre de 2022

Sebastián “Cuchillo” Eyzaguirre: “Me encantaría vivir en Ñuñoa y ser parte de esa casta, de todos esos seres de luz”

El llamado Cuchillo se refiere a esos videos que tiene en Tik Tok. Habla, entre otras cosas, de política, de la rabia, de los progres, de su vida, de la mitología que gira en torno a él, de su pelo, de su argentinismo y de la elite.

Por

Aparece, en la pantalla, en el Zoom, un joven de 45 años, el legendario CQC, el afilado que derivó en Cuchillo, el que alcanzó la gloria con corbata negra, el tiktoker emputecido del 2022, el chascón de derecha, el Claudio Paul Caniggia de Nueva Costanera, el tenista del Polo que anhela el honor, el periodista con punto de vista politizado que se graba con el teléfono justo cuando le brota un enojo, en fin, es Sebastián Eyzaguirre, un argentinizado nacido en Chile, un egresado del Verbo Divino, un periodista de la Finis Terrae, quien de inmediato dice:

-Hola compadre… 

-Hola compadre- responde el reportero, otro que también domina la jerga vital de la calle Espoz, de la Avenida Luis Pasteur, el barrio. Y el reportero, entonces, con voz de notario, pregunta:

-¿Comuna de residencia?

Y Sebastián, con la cara torcida por una mueca sarcástica, dice:

-Ñuñoa…

-¿Ñuñoa?- se impacta el reportero. Ñuñoa, analiza la prensa, el habitat del progre, el sector de los crespos, del aro, de la “e” inclusiva: hablamos de una zona llena de barba.

-Claro…Ñuñoa…- y Sebastián suelta una risa, a la cual se suma nerviosamente el reportero. Y Sebastián agrega: “Me encantaría vivir en Ñuñoa y ser parte de toda esa casta, de todos esos seres de luz…”. Sebastián, sabemos, llama “seres de luz” a los progres, al nativo de Ñuñork, al utópico de ceja depilada. 

De modo que Sebastián Eyzaguirre no vive en Ñuñoa.

Él, bueno, es un soltero con departamento propio, un vecino ilustre de Vitacura. Es un hombre que, en un día hábil, abre los ojos a las 8.30, toma un café, aplica una intensa mirada sobre el horizonte, trabaja, inventa conceptos, se reúne con creativos de Argentina, también juega tenis emitiendo alaridos, compite por llegar a la Categoría Honor, y luego sale de noche, convertido en un Cuchillo con filo de galán porque, como él dice…

-Me creo Dorian Gray…estoy así como Pinilla y el Mago Valdivia…jugando lo último que me queda…

Y en su departamento, comprado justo a tiempo, en la era de los créditos humanitarios, vive junto a Aquiles, el perro, su gran compañero. Y vive, según describe, en medio de muchas plantas, áreas verdes que lo oxigenan y que, al parecer, él reparte con criterios estéticos por el living. 

-¿Ha sacado algún retiro de la AFP?

-Ninguno.

-¿Isapre o Fonasa?

-Isapre.

-Sueldo aproximado que genera mensualmente…

-Pasapalabra.

-¿En qué está? 

-Vendí mi productora…

-¿Qué?- nos estremecemos.

-La vendí, sí. Ahora puedo comer sushi todos los días…jajaja…

Advierte que no fue un niño al que le dieron todo: Sebastián Eyzaguirre jamás recibió mesada. Se fue de su casa a los 21 años. No es un hijo de millonarios, es el hijo de dos normales. Y, en la actualidad, está, de alguna manera, dedicado a confeccionar mensajes. Es el enfurecido tiktoker que combate al aluvión de izquierdistas. El héroe de la derecha arrinconada, el Sansón de chasca cuidada que forja la patria en las redes sociales. 

-¿Ha sufrido ataques? ¿Lo funan? ¿Lo enfrentan en la calle?

-Noo, compadre…olvídate…

-Qué…

-…me pasan huevadas insólitas..

-¿Cómo cuáles?

-Me paran personas en la calle, compadre, para darme las gracias. Me dicen: “Gracias, Seba, por lo que haces”. 

-¿No le han pasado cosas violentas con detractores?

-He tenido momentos, claro…un par de huevadas

Hace unos días, cuenta, un señor le clavó una mirada cabreada. Cuchillo, punzante, le dijo:

-Compadre, ¿te pasa algo?

El señor lo encaró:

-Me das náuseas.

-Tal vez estás embarazado- respondió Sebastián y se fue en paz.

En otra ocasión alguien lo encaró, amenazó con visitarlo. Y Cuchillo le dio la dirección. “Pero en realidad le di la dirección de Maradona, jajaja”, confiesa. Y, especulamos, el contrincante paseó por toda la ciudad buscando la calle de un capo que murió.

En su operativo de tiktoker emputecido ha dicho, entre otras cosas, que el Gobierno se compone de “pendejos irresponsables”. Dijo que Pedro Pascal, el actor, es “un boludo”. Ha ofrecido pagarle el pasaje a Alejandra Valle para que se vaya del país. “Elige el destino”, le sugirió. Ha deslizado que Belén Mora es burguesa. Gritó: “Váyanse a la conchadesu…” por la ceremonia en que se entregó la fallida propuesta constitucional. Sus videos, realizados en cualquier parte en que lo pille la rabia, son vistos por un millón de personas. Es un hombre-viral. 

-Es que rompimos el cascarón, compadre. El discurso no es sólo de ellos, los de izquierda. Y están las formas…

-¿A qué se refiere con lo que llama “las formas”?

-Yo digo las cosas de forma vehemente, directas. Siento algo y lo digo. Soy caliente y exploto…

-¿Por qué lo hace?

-Sentía que es tan nefasto lo que puede pasar que había que jugársela…

Todo empezó el día en que a su mamá, una mujer de 71 años, la obligaron a bajarse del auto y tener que bailar. O baila o le rompemos el auto, amenazó una turba. A partir de ese momento, Cuchillo se aferró al arma letal que es su teléfono. Empezó a disparar opiniones.

-¿Usted gana algo, se rentabilizan estos videos?

-No, compadre.

-¿Hará algo con ese rol que está tomando en la oposición?

-Me han ofrecido estar en partidos políticos. Pero no, compadre. Yo estoy bien.    

-¿Se siente querido?

-Hay mucha gente de los medios que me apoya en secreto…

-¿Por qué no lo apoyan en público?

-Es que está el miedo a la cancelación que producen estos seres de luz de la izquierda, todos esos predicadores.

-¿Cómo ve a los llamados progres?

-En decadencia absoluta. Hay cosas que han instalado…esta cosa de hablar con la “e”, esa huevada de hablar como pelotudos. Que el “ibuprofene”, que no sé qué. Hablan desde el púlpito. Creen que tienen superioridad moral.

El reportero, en ese instante, prueba invocar la unión.

-¿Y no le tinca que haya una reconciliación entre los bandos enemigos?

-¡No, compadre, esa huevada no va a pasar! 

-¿Por qué?

-¡Chile está fracturado! ¡Yo no puedo ser amigo de esos huevones que han quemado iglesias y que han dejado la cagada! ¡Yo no me puedo reconciliar con ese huevón!

-¿Qué quiere?

-Que haya un orden. Esta huevada se tiene que ordenar. No se trata de convivir, se trata de coexistir. 

Y el filoso eleva la voz. Aquí, reclama, “tenemos a un pendejo gobernando”. Y se enfurece: “Necesitamos un líder, necesitamos que alguien ordene”. 

-¿Y mantiene eso que dijo del Gobierno?

-Qué…

-Que el Gobierno está compuesto por “pendejos irresponsables…”

-Es una banda de pendejos zurdos caviar. Buenos para agitar, malos para administrar.

Y ríe, irónico, como si le acabara de venir un destello de CQC.

Mitología Cuchillo Eyzaguirre

-Hay cierta mitología en torno a su figura…

-A ver, dale…

Y el reportero dilucida lo que se comenta en torno a Cuchillo.

-¿Le gustaría ser argentino?

-Naa…soy chileno.

-¿Por qué habla como argentino?

-Compadre, yo he trabajado cerca de diez años con argentinos. Mi mamá, además, en la época de Allende se fue a vivir a Argentina…quizás eso ha influido…Y, bueno, yo soy un amante de la cultura argentina. Y…

-Diga…

-Mi sueño es casarme con una argentina…- confiesa ilusionado, romántico.

-¿Usted es vanidoso?

-Mucho. 

Y se sacude la chasca.

-¿En qué es vanidoso?

-En todo. Uso todas las cremas que te puedas imaginar. Uso todos los shampoos que te puedas imaginar.

Sebastián se unta la cara con cremas en la mañana y en la noche. Su cutis, apreciamos, es terso, plagado en colágeno. Toma una pastilla para que el pelo jamás se caiga.

-¿Es verdad que, al aparecer en pantalla, usted pide que lo graben desde cierto lado?

-Naa…más que nada eso va por el pelo.

Y señala que, en ocasiones, con ánimo de chiste, él gritaba a ese equipo que lo acompañaba a grabar las notas de CQC: “¡Si quieren una estrella, genérenme las condiciones”. Y pedía que le tuvieran cabritas y agua mineral (“para usarla en el pelo, para que se me viera mojado”). De hecho, el reportero fija la vista en el aspecto físico de Sebastián: da la sensación que es un hombre que se esmera por alcanzar la belleza.

-¿Usted considera que es mino?

-No, pero me habría encantado ser mino.

-¿Qué importancia le da a su pelo?

-A mucha honra tengo este pelo. Mantenerlo como lo mantengo es un mérito.

-¿Usted tiene ego?

-¡Mi ego debe ser del tamaño del Maracaná! Es grande, pero no es el ego pelotudo. Yo tengo ego porque estoy feliz de lo que hecho. A mí nadie me regaló nada.

Añade:

-Pero, ponte tú, Felipe Bianchi tiene mucho más ego que yo.

-¿Es usted de alcurnia?

-No que yo sepa- responde con vigor–…Mi familia es 100% de trabajadores.

-¿Usted es de la elite?

-La elite son Boric, Jackson y Gonzalo Winter…¡Esa es la verdadera elite!

Y la otra elite, la opuesta al progresismo, la que Sebastián se topa en los camarines del Club de Polo, está formada por “gente que ha entendido el mensaje y por tontos que siguen sin entender”. 

-¿Ha ido al sicólogo?

-He ido, compadre, y al final yo terminé ayudando a la sicóloga.

Y ríe. 

Y se sacude otra vez la cuidada melena. 

Y de paso confiesa, enfático, ajustado a una férrea postura estética:

-Nunca me cortaré el pelo.

La tele mañosa

-¡La tele chilena está muerta!- exclama ahora, al revisar temas mediáticos.

Agrega:

-No gravita, no pesa. Es obvia. No tiene creatividad.

Sugiere buscar otras plataformas. Y da otro alarido:

-¡No pueden haber siete minas entrevistando al Flaco de Dinamita Show! (Referencia al programa Acoso Textual de Canal 13)

Y otro más:

-¡Se le siguen pagando fortunas a unas viejas mañosas! Todavía está la Karen Doggenweiler, la Margot Kahl…La tele le está hablando a gente de 75 años…

-Si usted fuera el número uno de un canal abierto, ¿qué haría?

-Saco a todas esas viejas que ganan 12 palos.

-¿Qué más?

-Saco a todos los huevones, a todos esos bandos medios que no aportan, a todas las vacas sagradas. Traería guionistas de la puta madre. Plasmaría lo que pasa en la calle.

No rescata ningún programa de la televisión abierta. Lo peor, insiste, “son esas viejas mañosas, pasadas de moda, maleadas, siniestras, que se venden como buenistas”. 

Ahora opina de Julio César Rodríguez: “Inteligente, vivo, experimentado. Se abanderizó mucho en el estallido”. Opina de Matamala: “Un activista”. De Daniel Stingo: “Un demente”. Y deriva a los políticos y opina de Camila Vallejo: “En el lugar equivocado”. De Piñera: “Un cobarde”. Y del Presidente Boric dice esto: “Nefasto”.

En estos momentos Sebastián toma aire. Se peina las mechas de Caniggia. Es el rockstar de Vitacura, la estrella aplaudida de Alonso de Córdova, el espontáneo de Tik Tok. Dice lo que piensa, y piensa lo que grita. No necesita a los medios, él, en sí mismo, es el medio. Si se enfurece, se graba al teléfono completamente enfurecido y encaja un viral. 

De pronto se relaja, le salta una sonrisa pacífica y el reportero le pide que opine de Cuchillo Eyzaguirre. 

-Un buen tipo- sintetiza con seriedad. Y ahí el apasionado de las redes, el tenista con empuje del Club de Polo, el emputecido con opinión, se peina otra vez un mechón. Y, antes de apagar la cámara, amablemente dice chao con acento porteño.

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