Secciones

The Clinic
Buscar
Entender es todo
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad
Franco Parisi
Franco Parisi, abanderado presidencial del Partido de la Gente (PDG). Fotos: Francisco Paredes/The Clinic

Entrevistas

6 de Julio de 2025

Franco Parisi: “Si yo no paso a segunda vuelta, lo más probable es que gane Jeannette Jara”

El economista dice estar confiado en que esta vez pasará a segunda vuelta y que su rival será la candidata oficialista, de quien valora su "meritocracia" y ve como una opción competitiva. Aquí, el fundador del PDG, que va por su tercera candidatura, dispara contra el resto de los contendores: de Matthei, asegura que va en "caída libre", mientras que a Kast lo reconoce como su rival más parejo, pero acusa que "trata de esconder su extrema derecha". También dice que de no pasar al balotaje propondrá a su militancia la opción de abstenerse e impulsa que las próximas elecciones presidenciales y de primarias se realicen con voto electrónico, vía Clave Única.

Por Jorge Palacios y Eduardo Monrroy
Compartir

“Usted es regio, regio. Pero, no voy a votar por usted”, recibe Franco Parisi (57) como comentario por parte de una mujer mayor de 70 años que cruza por una calle de Las Condes, mientras el candidato presidencial del Partido de la Gente (PDG) es fotografiado por The Clinic para esta entrevista.

La voy a convencer. Acuérdese de mí“, retruca Parisi, antes de pasar los próximos cinco minutos conversando con ella, que es acompañada por un grupo de hombres y mujeres de su misma edad.

Parisi se detiene y conversa. Recuerda que era él quien aparecía en televisión hace más de diez años y que también era el profesor de la Universidad de Chile —que llegó a ser vicedecano en la Facultad de Economía y Negocios de esa casa de estudios— que hablaba sobre el CAE y las AFP en ese espacio. Casi sin pausas, asegura con una sonrisa que él “no es político“, y que es “un candidato de centro” que busca llegar a los electores que no están “entre los extremos de izquierda y de derecha”.

Luego de despedirse, el candidato, que viste un traje azul marino, decorado con una corbata roja y unos zapatos de charol negros resplandecientes, dice que el resultado de la conversación fue exitoso: sumó 10 votos. Más tarde, en el ascensor rumbo a la entrevista, hará el recuento de los posibles nuevos votantes.

Al seguir andando, Parisi se preocupa de ser visto por los autos desde la vereda por la que transita, aproximándose a la calzada. Recibe bocinazos y saludos desde algunos vehículos como respuesta. Lo reconocen. Tanto así que un trabajador que se encontraba pintando paredes se acerca a él para pedirle una selfi. El candidato se ofrece para grabar un video para su familia.

Al terminar el retrato y el registro, se acerca y dice con convicción: “Ese es un blue collar. Esos son mis votantes”. En Estados Unidos, donde ha vivido en los últimos años, el término blue collar (cuello de camisa azul) hace referencia a los trabajadores que en sus tareas requieren un esfuerzo físico o habilidades técnicas. Son, usualmente, los obreros.

La confianza que intenta mostrar Parisi se explica por su auge en las encuestas, pese a que solo hace unos meses su nombre casi no figuraba. Esta vez, dice estar convencido de que pasará a segunda vuelta y cree que se enfrentará a Jeannette Jara.

“Ni las izquierdas ni las derechas han dado el ancho”, lanza Parisi. Para él, las cúpulas de los partidos “lo único que hacen es lucrar y obtener recursos de la clase media para que ellos vivan como reyes. Tienen una estructura política donde se asignan a sus amigos para que salgan electos diputados o senadores”.

El candidato añade: “Y cuando llegan a La Moneda, contratan a todos sus amigos. Lo hizo Piñera. Su primo era ministro del Interior. Y Boric ha contratado a todas sus pololas, pololos, futuros pololas o futuros pololos. Pero lo ha hecho toda la camarilla. Un solo dato. La cúpula del Frente Amplio, que son más de 50, todos están trabajando o en el Gobierno o en municipalidades ganando sueldazos”.

—Hace un par de años declaró que su vida antes de entrar a la política era espectacular, y que una vez adentro lo han perseguido política y económicamente.

—Es verdad.

—Con esa mirada, ¿por qué este tercer intento?

Porque vale la pena. Porque ya tengo asegurado mi futuro. Si pierdo, cosa que no va a ocurrir y lo más probable es que pase a segunda vuelta, puedo trabajar igual en cualquier parte del mundo. Yo quiero estar en Chile. Adoro a Chile. Pero acá hay persecución política, matonaje político, económico. Me inventaron juicios, no solo a mí, sino a muchos otros. Acá el que se quiere meter en política si no es el hijito de, si no tiene plata, si no ha militado desde los catorce años, te persiguen. 

—¿Quién lo persigue, según usted?

El establishment. 

—¿Y quién es ese establishment?

Los que están en el poder. Te van matando. Esto es muy parecido a cuando hay un equipo de fútbol que tiene plata, y hay otro que no tiene plata, pero tiene un jugador estrella. El equipo grande compra a ese jugador y lo dejan sentado en la banca. Así lo mataste. Eso ocurre en Chile y en la política.

“Kast, Kaiser, Jara o Matthei no van a ganar. Chile aprendió que los extremos le hacen mal al país”

—Hará esta campaña presidencial desde Chile. En 2021 salió tercero, sobre el abanderado de Chile Vamos, Sebastián Sichel, pese a hacer campaña desde Estados Unidos. ¿Qué primó para hacerla acá?

—Porque tengo un partido político más estructurado y la posibilidad de seguir trabajando y realizando viajes cuando pueda para recaudar mi plata. Y además tengo un partido sumamente bien cohesionado después de la crisis que vivimos. Nosotros fuimos una directiva nacional en abril o mayo de 2021. No teníamos nada, absolutamente nada, y teníamos que juntar fondos, justo tuve covid, tuve un problema con mi señora en Estados Unidos y no se dio la situación de que viniera.

Me habría encantado venir. Habría sido un poquito distinto. Pero esta suerte ya estaba echada en esta elección que tuvimos en segunda vuelta entre guatamala y guatapeor. Fue una situación de elección política entre extremos y Chile no es de extremos. Por eso cuando me preguntan sobre qué pasa con Kast, Kaiser, Jara o Matthei, digo que no van ganar, porque Chile aprendió que los extremos le hacen mal al país.

—¿Qué es más importante ahora: hacer una campaña en terreno o digital?

—Se pueden hacer las dos cosas, estimado.

—¿Pero no hay una sobre la otra?

No, porque afortunadamente tenemos un equipo extremadamente bueno en la parte digital. El mismo grupo que me llevó al 13% en la parte digital, cabros esforzados, clase media, los tenemos ahora, más una empresa de Estados Unidos con la que hicimos un acuerdo donde yo les enseñaba cómo manejábamos nuestras redes y ellos nos mostraban cómo potenciarlas. Es un joint venture extremadamente interesante.

—Hasta hace unos meses, y de seguro lo escuchó, había analistas que no daban un peso por su candidatura. 

Eso no es nuevo.

—Ya, ¿pero qué cree pasó en estos meses para empezar a aparecer en las encuestas? 

Pasa que los analistas no entienden lo que pasa. Los analistas lo que quieren hacer es vender sus informes y encuestas. Esas encuestas son pagadas, son en función de llamadas por teléfono. Llaman a cinco mil personas y contestan 800. Y mi público, mis votantes, mi gente, está trabajando. Ven un número desconocido y piensan “oh, me están cobrando el TAG, no contesto”. Pero a mí sí me contestan.

Parisi propone primarias y elecciones presidenciales con Clave Única: “¿Me vas a decir que Chile es un ejemplo de democracia?”

—¿No considera que le ha afectado la crisis que atraviesa su partido? Hace un tiempo están sin sede, por las objeciones a los gastos que le ha hecho el Servel. 

Excelente me parece que no tengamos sede. Nosotros casi tres años sin un peso del Gobierno. Si yo soy presidente, le digo altiro a la gente de clase media esforzada: ni un peso para los partidos políticos. Ni por diputados, ni por senadores y para los candidatos cero peso por voto recibido. Que se dejen de lucrar con la política. Tuvimos que pagar una primaria que nos salió 27 mil millones. Yo siendo presidente pero por ningún motivo hago eso. Lo hacen por Clave Única. ¿Cuánto me va a costar esa cuestión? Tres mil millones. Eran cuatro cabros, que podrían haber sacado quién ganaba a través de la matita, cachipún primera.

—¿Primaria con Clave Única?

Sí.

—¿Cómo es eso?

Contrato a cabros programadores que en la pestaña del Servel diga “Primarias”. Entonces te metes con tu Clave Única, y ya estás autorizado para votar en la primaria, y votas por A, B o C. 

—O sea, la democracia digital que tiene el PDG la llevaría a la institucionalidad.

—De todas maneras. Hoy estás haciendo que los enfermos vayan a votar. Que los ancianos vayan a votar. Y hablo de las primarias, pero también podemos hablar de la elección de noviembre. Hay ancianos que tienen que estar parados con un sol gigantesco sobre sus nucas para votar. Pero también hay una falta de respeto con mis mineros. Los mineros cuando están en la faena no pueden votar.

Yo quiero más democracia. La élite política quiere menos democracia porque los pueden manejar. Esa es la diferencia. Cómo me vas a decir que un minero que trabaja de 4 AM a 7 PM, y 7 días en campamento, no puede votar. ¿Me vas a decir que Chile es un ejemplo de democracia?

—Eso suele aumentar el riesgo de fraude.

Disculpe, ¿usted hace transacciones bancarias todos los días? Seguramente las hace por el celular. Entonces, usted puede hacer transacciones bancarias, pero no puede hacer voto electrónico. ¿Eso me está diciendo?

—Una cosa es hacer una transferencia bancaria y otra elegir al presidente.

—Pero si la modernidad tiene que llegar. Yo no tengo ningún problema en que el sistema funcione. Usted pide certificados, hace transacciones económicas… Hace todo, pero los mineros no pueden votar. Yo quiero más votos.

—¿Pero el sistema actual no funciona bien, según usted? Si hay algo que se destaca es el funcionamiento del Servel. 

—¿Encuentra que está bien que una parte de la población que quiere votar no pueda hacerlo? Entonces no funciona el sistema. Ese es mi punto. Hay gente que quiere votar, que quiere ejercer, pero está postrada, enferma, tiene alguna necesidad de cuidar la casa o la pega. Yo quiero más democracia. Si quiere nos demoramos cinco minutos más en tener los resultados, pero que el que quiera votar, pueda votar. 

Crisis en el PDG y pérdida de bancada de diputados: “Se iban de turismo a costa de la gente”

—El conflicto de la pensión de alimentos impactó su imagen. ¿Está de acuerdo? ¿Lo dio por superado?

—Sí impactó. Todo impacta en política. Pensar que no es ser miope. Y lo más probable es que me inventen otras cosas.

—Hubo un juicio, un acuerdo.

—Hay cosas que sí inventaron. Dijeron que yo era dueño de un edificio de 14 millones de dólares. Por favor, si alguien encuentra ese edificio que me avise para poder venderlo y darle una buena comisión. Nunca tuve un edificio de 14 millones de dólares. Hay mucho mito, pero es así la política. La política es sucia. El poder es muy fuerte.

—Y el hecho de haber perdido toda una bancada de diputados…

—Cometimos errores, sí. Pero déjeme decirle algo: nosotros somos valientes con eso. Nosotros echamos a los que se portaron mal. Diputados que fueron a negociar porque sí, sin preguntarle a nadie. Se iban de viaje a Panamá, a Israel, a China. Y yo los llamaba y les decía “bueno, ¿y qué logró para su distrito?”. Y me respondía: “No, es que en realidad yo estaba viendo grandes cosas”. No, no. ¿Conseguiste becas para los estudiantes pobres? ¿Conseguiste aire acondicionado para el colegio? Se van de turismo a costa de la gente. Entonces yo quiero saber de todos los diputados que se fueron a China con el Presidente: ¿lograron algo para su distrito?

—¿Pero cómo puede dar garantías de que eso no va a ocurrir si es presidente?

Nadie puede dar garantías. Nadie. De hecho 44 diputados se han cambiado de partido. Y los presidentes de los partidos y los candidatos son cobardes. Sobre la señora Matthei, ¿se acuerda quién iba a ser el presidente del Senado? Felipe Kast, el primo del otro. ¿Y qué pasó? Ah, Ossandón se fue a negociar con el oficialismo para ser él el presidente. ¿Y qué dijo cobardemente la señora Matthei? “Los dos son amigos míos”. Al PDG no se le hace eso. Los habríamos echado de inmediato. A Parisi no se le hace eso. 

—Dijo que “a Parisi no se le hace eso”. ¿Su figura se superpone al PDG?

Sí. Quiero ser presidente de Chile, no solamente presidente o vicepresidente del PDG. Obvio. 

—¿Eso lo hace a usted más importante que al partido?

La gracia del líder es levantar todo el sistema. Y no nos mintamos, pues. Yo creo que mi figura subiendo en las encuestas, obviamente va a tener un drenaje positivo para mis candidatos a diputado. De hecho, nosotros pensábamos en enero que sacaríamos de nuevo seis diputados para noviembre, pero ahora deberíamos estar sacando entre 10 y 14, con todo el flujo que está volviendo al partido. Tenemos un candidato extraordinario: el goleador de la Copa Libertadores de América de Colo-Colo, don Rubén Martínez, por el Maule Sur. Y prontamente se viene una sorpresa acá en la Región Metropolitana donde probablemente saquemos dos o tres diputados en un solo distrito.

“Matthei está en caída libre, lo que estamos viendo es que con Kast estamos parejo”

—¿Cuál debiera ser su resultado en primera vuelta?

—Entre 18 y 23%. Vemos que la señora Jara, que tiene muy buen carisma, pero muy malas ideas, debería bajar en las encuestas. Hoy vi una encuesta en donde marcaba 33%, cero posibilidad (de que eso sea así). El caso de Kast debería empezar a caer, porque ahora está guardado. Y la señora Matthei claramente está en caída libre. Y lo dije hace tres meses. Lo que estamos viendo es que con Kast estamos parejo. 

—¿A qué atribuye su alza en encuestas?

—Es que ya estamos entrando en temporada de elección y la gente empieza a preguntarse quién ha hablado con la verdad desde 2013. Ese soy yo. Y la gente empieza a recordar. Recién una señora me decía “ah, pero tú eras el que hacía clases y nos explicaste qué pasaba con el CAE, las AFP”. Y la gente agradece eso. Kaiser todavía sigue cobrando su sueldo de diputado, siendo que es candidato por todos lados.

—A propósito de Kaiser, ¿cree que su alza se debe al desfonde que ha tenido él en las últimas encuestas?

—No, no me preocupo tanto de eso. Hay un contingente de personas independientes que están viniendo a nosotros. Yo veo una caída libre en el caso de Kaiser, de Matthei, de Tohá, y de Winter que nosotros fuimos artífices de aquello. Nosotros fuimos los que pusimos una primera piedra en la caída de ellos y de Kaiser. Ahora, Kaiser me conviene que esté en la papeleta. Porque le quita votos a Kast y por lo tanto se acercan un poco. 4%, 5%. Eso me acomoda. También me acomoda que esté ME-O en la papeleta porque también le quitará algunos votitos a la señora Jara.

—¿Comparte un electorado similar con Kaiser?

—No tengo identificado al grupo de Kaiser. No, él es un poquito más de extrema derecha.

“Si no pasamos a segunda vuelta, vamos a proponer como opción la abstención a nuestra militancia”

—¿Lo que dice es que usted se autodenomina como “el candidato de centro” de la elección?

—Eso es. Exactamente. Pero quiero ir más allá: si yo no paso a segunda vuelta, lo más probable es que gane Jara.

—¿Por qué?

—Porque ella tiene el encanto de la clase media, y creo que la clase media y el votante obligado no va a votar por la élite política. En el segundo proceso constituyente no ganó Kast, y eso que también metió la cuestión de las contribuciones y metió todo el power ahí. Y no ganó. Digamos las cosas como son: la sociedad chilena es de centro con tilt más a la izquierda. Es así. Nadie quiere ser cuico de derecha. Pero sí los cuicos de izquierda, que votan por Vallejo, Boric. Ellos son cuicos de izquierda.

—¿Pero usted no se destiñó de ser alguien de centro, como dice, cuando llamó a apoyar a Kast en 2021? ¿O cuando tomó la postura sobre el A favor?

—No, no. No se confunda. Yo no soy dueño del partido. Yo no me mando solo ni yo mando al partido. Para la segunda vuelta los grupos económicos me forzaron para que Chile votara entre Guatamala y Guatapeor. Dos malos candidatos: Boric y Kast. ¿Y qué pasó ahí? Nosotros invitamos a los dos candidatos a nuestro medio de comunicación, al Bad Boys. Kast fue, presentó. Y Boric, cobarde, como siempre, no fue. 

Y le preguntamos a nuestra gente si uno o el otro. Y eligieron a uno. Yo tengo que respetar lo que dice mi partido. Pero para esta vez, si no paso a segunda vuelta, vamos a proponer opción A o B, o abstenerse. Si pasa la extrema derecha con Matthei o con Kast o con Kaiser y Jara por otro lado, el partido va a decir que no.

—¿Pero apoyaría a Kast de nuevo?

—No, no. Haríamos la misma pregunta que hicimos. Candidato A, candidato B, o abstención. Creo que fue un error no añadirlo antes. Ahora hay que hacerlo. Pero quiero insistir: el PDG es de la gente, no es mío, no es de ningún presidente de partido o de la región, a diferencia de los otros partidos.

—Si pasa a segunda vuelta, ¿con quién le gustaría enfrentarse? 

—Creo que va a ser Jara.

—¿Pero le gustaría enfrentarse contra ella?

—No, no. Es que soy más realista de lo que deseo. Lo más probable es que pasemos la señora Jara y yo, y lo más probable es que en esa situación ganemos nosotros. 

—¿Se considera rival directo del electorado de Kast, Kaiser y Matthei?

—No, no. No digo eso. Ellos tienen su fan club. Y si no lo tienen, lo compran, porque son millonarios y pueden comprar encuestas, gente, medios de comunicación. Ellos tienen su voto ahí duro. Mi tarea es traer a los nuevos votantes, que se reencanten con nuestras propuesta de bajar los sueldos, de enfrentar a los diputados que quieren llevarse el país a cuestas.

—¿Valora algo de la figura de Jeannette Jara?

—Que es meritocrática. Ella salió de Conchalí, yo de Las Rejas. Ella estudió en la Universidad de Santiago, yo en la Universidad de Chile. Saqué un doctorado… Ella por lo menos hizo el trabajo. Lo que no valoro es que ella ha tenido que besar zapatos, que todos los políticos tienen que besar, para subir en la escala política. Pero nosotros somos de meritocracia. Por lo menos la señora Jara se ha ganado su lugar.

Parisi: “Kast está haciendo la misma estrategia que la señora Jara: él esconde su extrema derecha”

—En la última encuesta Cadem aparece empatado con Matthei con un 10%. En 2013 tuvo una campaña en la que logró quitarle algo de votos a la candidata de Chile Vamos. ¿A qué cree que se debe que se le emparejen los números con una candidata que algunos antes daban por segura?

—Se daba por segura. Ya se creía presidenta, y ahora Kast se cree presidente. No lo van a ser. De la misma forma que Lavín se creyó presidente, de la misma forma que Jadue se creyó presidente. Lo que pasa es que estas encuestas son pagadas, pero en algún momento tienen que reflejar algo de la temperatura de ambiente. La gente sabe que con la derecha o la extrema derecha nada va a cambiar. La derecha es bastante cobarde. No ha cuidado ningún hito de la República de Chile.

—¿Qué cree que ha hecho mal Matthei, que pierde esa conexión?

—Porque nunca ha tenido esa conexión, no tiene decisión, no es liderazgo. Arranca de las preguntas. No tiene consistencia. En la mañana dice una cosa y en la tarde dice otra. Cuando ella tenía once voceros dije ‘no entiende nada’. Después, cuando presentó que tenía 30 o 40 economistas… Pon de acuerdo a cinco economistas. Yo dije ‘no, ya. Estás mal, estratégicamente mal’. Cambia el comando a cada rato.

—¿La ve bajándose de la presidencial?

—No, no, yo no me meto ahí. Me pidieron que no me metiera después de un comentario que hice.

—¿Cuál comentario?

—No me acuerdo (ríe).

—Ha dicho que los partidos políticos y los candidatos son un problema. ¿Por qué se exime a usted mismo?

—Porque no soy político. Soy un profe que quiere ser presidente. La Gianella Marengo me preguntó: ‘¿Pero por qué usted mejor no es senador, que saldría de más?’. Disculpe, yo no estoy buscando un cargo. Yo no estoy buscando una pega segura en el Estado. Me he preparado para ser presidente.

—¿Por qué no se denomina político, si fundó un partido y está al menos desde 2013 en ese mundo?

—Porque lo tuvimos que formar para poder tener competitividad. No solamente por los millones que recibe la izquierda y la derecha por sus candidatos, porque nosotros tenemos los elementos para cambiar la realidad chilena. Yo no soy político porque no ando con ellos. De hecho los diputados que se vendieron los echamos. Yo no soy político.

—Cuando mencionó a Kast dijo que tampoco sería presidente, porque la gente no elige a los extremos. ¿No cree que él ha apostado por una estrategia de moderación?

—Está haciendo la misma estrategia que está haciendo la señora Jara, escondiendo su comunismo.

—¿Qué escondería él?

—Su extrema derecha. Esto es muy sencillo. Tú no puedes esconder cuando estás resfriado ni cuando estás enamorado. Y se les va a notar. ¿Así es el dicho, cierto?

Parisi y nombres para Hacienda: “Me gusta mucho Enrique Ostalé, CEO de Falabella”

—¿Cuál son sus tres principales propuestas si es presidente?

—Bajar todos los sueldos, partiendo por el Presidente de la República. Nadie va a ganar más de $5 millones y también bajando los sueldos entre un $5 millones y $2,5 millones en un 15% excepto en las zonas extremas. Vamos a combatir la corrupción a través de la ley de delación compensada, premiando con un 20% a quien delata. Tercero: vamos a terminar con la violencia en La Araucanía y de ahí en más, con toda la violencia de Chile.

—¿Con quién va a gobernar Franco Parisi?

—Con las buenas ideas.

—¿Quién las tiene?

—Nosotros las tenemos.

—Pero personas.

—Hay mucha gente que me interesa. Yo estoy seguro que en el aparato público hay muchas Dorothy Pérez. Hay muchos. Me encantaría encontrarlos. Estoy seguro que los encontraré. Yo fui empleado público en la Universidad de Chile, fui decano y encontré gente talentosísima. A esos los puedo nombrar directores de distintas unidades, subsecretarios y los vamos a encontrar.

—¿Y en ministerios? Por ejemplo, en Hacienda.

—Me gusta mucho Enrique Ostalé, el actual CEO de Falabella. Nunca he hablado el tema con él, pero necesito ese currículum. O el de Laurence Golborne, que sí hablo con él. Ahora está en Turquía. Me dijo ‘después hablamos, que estoy en Turquía’. El Tito Solari. No necesito un doctor en Economía, porque estoy yo.

—¿Integraría gente de derecha y de izquierda en el gabinete?

—No sé cuál es el pensamiento de ellos. Lo único que sé es que son brillantes negociadores. Han manejado directorios muy complejos. En el caso Ostalé, del Tito Solari y de Golborne, sacaron adelante unas empresas en forma exitosas. También me interesa el Pato Jottar hijo. A él no lo conozco, pero cada vez que fui a trabajar a Wall Street, y yo era chileno, y me decían ‘oye, hay un tipo que es un genio’, que es el Pato Jottar hijo.

—No tiene complejos con los partidos políticos.

—A mí me interesa el cerebro, la meritocracia. No quiero apitutados.

—No hay vetos.

—No, ni a estilos de vida ni decisiones de vida. Yo los respeto a todos.

“Carter se equivocó al irse con Kast. A mucha gente de esfuerzo le gusta irse a la derecha, pero siempre te van a mirar en menos”

—Si es presidente, ¿le daría un ministerio a Kaiser o a Kast?

—No, no creo.

—En una entrevista dijo que le gustaría Matthei como ministra del Interior. ¿Mantiene eso?

—Debió haber sido para molestar. Ironía.

—Sobre Rodolfo Carter dijo lo mismo.

—Carter es un meritocrático, de todas maneras.

—¿Qué le pareció que se fuera con Kast?

—Creo que se equivocó. Hay un fenómeno en Chile de que a la gente meritocrática, de esfuerzo, le gusta ir a la derecha, a la extrema derecha. Pero siempre te van a mirar en menos. El mejor ejemplo es con alguien a quien quiero harto, y que me gustaría tener en mi gobierno: Pancho Orrego. Cabro meritocrático. Él fue tres veces precandidato a diputado por Valparaíso. Y las tres veces le pusieron un cuico o una cuica arriba y lo bajaron. Pero él está enamorado de ese segmento.

—¿Sería parte de un gabinete de Matthei, de Kast o de Kaiser?

—No, no lo necesito. Tengo la posibilidad de trabajar en cualquier parte del mundo.

—Si no es presidente, ¿qué hará?

—Tengo mil opciones. Mil y un opciones, porque me las gané, porque tengo un cerebro que cuidé, que trabajé.

Comentarios

Notas relacionadas