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Nacional

31 de Julio de 2009

La historia de la muchacha virgen que acusa de violación a un cura legionario

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Por CLAUDIO PIZARRO y JORGE ROJAS

Esta semana comienza la intervención papal de los Legionarios de Cristo, como resultado de haberse descubierto que su fundador Marcial Maciel tuvo una amante y, al menos, un hijo. En Chile, los tribunales investigan a otro importante sacerdote de esa congregación: Jorge Carrillo, ex rector del seminario que mantenían en Puente Alto. Una joven, Daysi Ibacache, denuncia haber sido violada por él, cuando tenía 10 años. Pero el caso es, por decir lo menos, extraño: la chica, que hoy tiene 19, es virgen, según un informe del Servicio Médico Legal.

Daysi Ibacache Muñoz tenía 16 años cuando contó por primera vez que había sido abusada por Jorge Carrillo, sacerdote de la Legión de Cristo y ex rector del Seminario de Puente Alto. La joven estudiaba en el colegio Mano Amiga perteneciente a la misma congregación. Un día de agosto de 2006, la profesora de lenguaje María Graciela Q. le preguntó qué le pasaba.

-A ella la conocía desde que en séptimo básico fui su profesora jefe. De pronto vi cómo esta niña inteligente y cariñosa empezó a apagarse y a andar con la cabeza agachada, vestida de negro y despreocupada de su aseo personal. Le pregunté por qué andaba mal y ella evadió la pregunta. Sólo después de una hora de conversación Daysi se atrevió a contarme. Me dijo: “un sacerdote Legionario de Cristo abusó de mí”. Y se puso a llorar” -cuenta María Graciela.

La profesora fue la primera persona que oyó la denuncia. Según lo que recuerda, Daysi le contó que el abuso se habría perpetrado en el seminario de los legionarios, un día que ella fue con su familia a visitar a su hermano que estaba internado ahí. El joven, de nombre Jorge, quería ser sacerdote de esa congregación. Esa misma tarde, María Graciela habló con Daniela Oyarce, sicóloga del colegio. La especialista recibió a la niña el mismo día.

-Hablé con Daysi y me dijo que el sacerdote la había tocado. Seguí el protocolo que tenemos para estos casos y al día siguiente le conté al director. Hablamos con los padres de la alumna y pusimos la denuncia correspondiente –recuerda Daniela Oyarce.

Tres meses después de la presentación de la denuncia por abusos sexuales puesta por el director del establecimiento, José Ignacio Latorre, en contra del sacerdote mexicano Jorge Carrillo, fue sobreseída por encontrarse prescrita. La supuesta agresión sexual en contra de la menor fue desestimada porque, a juicio del tribunal, ya se había cumplido el plazo reglamentario para darle curso.

Meses después, el colegio en el que estudiaba le pagó un tratamiento en el Centro Sicológico de la Universidad Católica (CEPUC) que tiene un programa de reparación de personas abusadas sexualmente y maltratadas. Daysi fue atendida por la sicóloga Andrea Albagli y ante ella la niña amplió su relato.

-Llegó porque sufrió tocaciones de parte de un sacerdote, pero en el proceso confesó que además la había violado. Trabajamos para que ella se lo contara a su familia. Ella se demoró en hablar porque esto es una dinámica propia de las víctimas de abusos sexuales, que se sienten culpables de lo que les pasó. Por eso me hace sentido que no lo contara inmediatamente y que cuando lo hizo no haya dicho toda la verdad -recuerda Albagli.

Como Daysi ya no hablaba sólo de abusos, sino que derechamente de violación, en septiembre de 2007 su padre presentó una segunda querella en el segundo tribunal del crimen de Puente Alto.

La querella se tramitó hasta que el tribunal le ordenó al Servicio Médico Legal que hiciera un peritaje a la denunciante. Los resultados del examen detuvieron la investigación porque arrojaron un dato insospechado: Daysi mantiene su himen intacto. Es virgen.

DAYSI

En enero del año 2000, Jorge Ibacache Muñoz, hermano mayor de Daysi, ingresó al seminario de los Legionarios de Cristo de Puente Alto. Cada domingo, su familia lo visitaba, sagradamente. Fue así como los Ibacache conocieron a Jorge Carrillo, en ese entonces rector del centro vocacional. En el lugar, cuentan los familiares, escuchaban misa, almorzaban y disfrutaban del entorno precordillerano. No obstante el idílico paisaje, Susana Muñoz, madre del aspirante a cura, estaba preocupada. Luego de la internación de su hijo mayor, la pequeña Daysi se había tornado “rebelde y contestadora”. Necesitaba, a su juicio, la guía espiritual de un sacerdote. Fue así como después de una misa, oficiada por Carrillo, Susana le sugirió que orientara a su hija. El cura, según cuenta, aceptó encantado y de inmediato acudió con la pequeña a su despacho. Ahí, denuncia Daysi, empezó su calvario.

Esa vez, cuenta la joven, entró a una sala cerrada y espaciosa donde el cura recibía a sus visitas. Ella, dice, se sentó en el extremo de un sillón y el sacerdote en una silla. Carrillo le habría sugerido conversar como si se tratase de una confesión, y después de una larga prédica el sacerdote, asegura, habría acercado su silla y comenzado acariciar su pelo. La denunciante sostiene que lentamente comenzó a bajar la mano por su cabeza, la detuvo en su hombro y luego continuó hasta coger su mano.

-Me sentí súper incómoda porque estaba muy cerca y se suponía que sólo
íbamos a conversar -relata.

Pero el cura, asegura ella, luego de acariciarle la mano pasó a la pierna y posteriormente tocó su pecho. Daysi Ibacache dice que huyó despavorida y se refugió donde estaban sus padres. Cuando Carrillo llegó a donde estaba su familia, su madre le preguntó cómo le había ido y
él respondió “que bien y cambió de inmediato el tema”. La joven dice que se sentía desconcertada.

-No sabía qué hacer, era una niña y nunca nadie me había tocado -cuenta.

Hasta el día de hoy, asegura, le cuesta reconstruir aquel momento, aunque se daba cuenta de que lo que había hecho el cura no estaba bien.

-No sé… Era como si fuera imposible que él me hiciera algo así -agrega.

Daysi Ibacache sostiene que tuvo miedo y por eso decidió ocultar el episodio a sus padres. La semana siguiente dice que se negó a acudir al seminario. -Lloraba, me decía que la dejara con su abuela y yo me negaba porque era el único día que estaba toda la familia reunida. Al final opté por llevarla a la fuerza -cuenta Susana.

La segunda sesión con Carrillo, cuenta la joven, fue exactamente igual: la misma prédica, las mismas caricias y la inevitable fuga. También el silencio posterior.

Dos semanas después nuevamente le tocó hablar con el sacerdote. Fue el 18 de junio de 2000. Esa vez, asegura, fue diferente. Desde un principio sintió algo extraño, distinto a las otras dos veces.

-Se notaba en su voz, estaba más acelerado y hablaba más rápido -relata. A diferencia de las otras oportunidades, en aquella ocasión todo habría sido más vertiginoso.

-Me empezó a hacer más cariño, más cosas y comenzó a tocarme encima de
la ropa hasta que le dije que no quería estar ahí y salí corriendo -dice.

Daysi Ibacache cuenta que esa vez corrió pero no en dirección a sus padres. “Quería estar sola. Desahogarme”, confiesa.

El lugar escogido fue una quebrada ubicada en el predio donde a veces iba a jugar con sus hermanos. Se sentó a la orilla de un barranco y escuchó unos pasos que se acercaban presurosos. Era Carrillo, dice ella.

-Me tomó de la mano y me tiró a un túnel de ramas donde siempre jugábamos. Se subió la sotana y comenzó a bajarme los pantalones. Intenté gritar pero no podía porque me agarró las dos manos y me tapó la boca. No podía respirar. Traté de cerrar los ojos para no verle la cara pero no pude. Tenía los ojos desorbitados, su expresión era de una maldad impresionante. Fue horrible. Ahí pasó -relata.

Mientras sufría el ataque, cuenta Daysi, escuchó que el cura le decía: “si quieres que a tu hermano no le pase nada, no tienes que hablar”. Luego del hecho, asegura, el sacerdote se arregló la sotana y huyó del lugar.

Daysi Ibacache cuenta que quedó tendida en el suelo, se vistió a duras penas y luego corrió al baño. Estuvo casi toda la tarde encerrada en él. Cuando sus padres le preguntaron dónde había estado se limitó a contestar: “jugando”. Poco antes de marcharse del seminario, asegura,
el padre Carrillo se acercó a su familia, le dio la mano y la besó en la cara. La escena, cuenta ella, hasta el día de hoy no se le ha borrado.

-Lo miré a los ojos, ya no tenía la misma mirada, se veía normal, como un hipócrita de mierda.

LA VIRGINIDAD

Hasta ahora han sido dos los tribunales que han indagando las acusaciones de los Ibacache. En ambos, la investigación ha sido cerrada sin culpables. La primera causa fue por abusos sexuales y estuvo a cargo del 32º del Crimen de Santiago.

Allí declaró la denunciante, sus padres y el propio Carrillo. En esta primera declaración, Daysi Ibacache nunca habló de la supuesta violación ni de su fuga a la quebrada. Sus padres dijeron no haber tenido ninguna idea de la situación por la que pasaba.

El tribunal ordenó un examen sicológico a una perito independiente. En el informe, Daysi habló de vocaciones en los pechos efectuadas sobre la ropa. No hubo, apuntan fuentes de la investigación, mención a tocaciones bajo las ropas. El informe además dice que, independiente de la veracidad del relato, los hechos narrados la habían afectado.

Además se menciona que la salida de su hermano del seminario de la Legión en el 2004, por ser considerado inmaduro, dos semanas antes de ordenarse, había tenido un fuerte impacto
en la familia.

Al ser interrogado el sacerdote Carrillo describió el lugar en que supuestamente se habían registrado los abusos como un sitio abierto, donde era imposible que sucedieran tales cosas. Se trataría de un recibidor que se encuentra al costado de un pasillo. Carrillo, además, ha vinculado las denuncias a una suerte de desquite por lo ocurrido con el hermano mayor.

El tribunal sobreseyó la causa en noviembre de 2006. Un mes después Carrillo se fue a Argentina. Pero el proceso se reactivó en ese mismo noviembre. El Servicio Nacional de Menores, Sename, presentó en los juzgados de Puente Alto una querella con los mismos hechos. En septiembre del 2007, la familia Ibacache presentó un escrito denunciando la violación de Daysi.

En este proceso, apuntan fuentes judiciales, la denunciante tardó al menos ocho meses en resentarse a declarar. El proceso contra Carrillo está hoy a la espera de diligencias pendientes que la Corte de Apelaciones ordenó hacer luego que el tribunal de Puente Alto cerrara la investigación. Son dos cosas las que están pendientes: un informe sicológico del Servicio Médico Legal a Carrillo y un careo entre la denunciante y su supuesto abusador que debe realizarse el 19 de agosto.

Según fuentes judiciales, ambas diligencias habían sido desechadas en primera instancia luego que en octubre llegaran los resultados del peritaje que determinó que la mujer que denunciaba haber sido violada por el cura era virgen. Para los detractores de Daysi, este elemento implica la destrucción de su acusación.

Jorge Ávila, el abogado de la joven, sostiene que el peritaje puede tener otra lectura. “Nosotros nos fuimos por el lado que la niña pudo haber tenido himen elástico o que la penetración no fue suficiente para romper el himen. Por eso sostenemos que existió de igual forma acceso carnal, aunque haya sido milimétrico y, sí, hubo violación”, dice.

La idea de Ávila ahora es rebatir al SML. “Porque el examen sicológico del Centro de Atención de Víctimas de Abusos Sexuales, Cavas, de Investigaciones, dice que sí hubo agresión. Si el examen sicológico dice que la niña fue abusada o violada sexualmente, ahí quizá estamos variando en el tipo penal nomás. Pero de que hubo un abuso, hubo un abuso”.

Andrea Abagli, la sicóloga de la UC que la atendió en el 2007, también le cree a la denunciante:

-Ella no tenía ninguna ganancia secundaria con lo que me contó. Daysi estaba muy incómoda con la situación. Para ella hablar del tema era muy doloroso y cada vez que lo hacía se afectaba mucho. Por eso le afectaba la demanda, no tenía interés vengativo en contra del sacerdote.

Albagli hace dos meses declaró en Puente Alto. Habló de los síntomas de su paciente y cuánto tiempo la atendió. No le preguntaron por la credibilidad de su testimonio.

-No sé por qué el informe del SML dice que es virgen. Pero imagino que alguna explicación biológica debe tener -dice la sicóloga.

Porque el punto sigue siendo ese: Daysi Ibacache, la mujer que denuncia haber sido violada, era virgen cuando el SML la perició. Daysi Ibacache tiene una explicación singular para esa contradicción: -En términos legales, no sé si significará mucho. No lo tengo claro. Porque ha pasado harto tiempo y después de tantos años era obvio que esto se iba a regenerar y podía volver a ser virgen. No tengo dudas respecto al informe, porque tiene que ser todo legal. Yo voy a seguir con esto. Porque eso pasó, es la verdad. No por los resultados voy a dejar todo -le dijo a The Clinic.

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