Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Cultura

16 de Mayo de 2010

Lucia y la tele • El chileno distraído

Por

POR LUCÍA VERÓNICA LÓPEZ
El otro día vi un capítulo de la aplaudida serie Glee en el que el tema central era la distracción. Cómo distraer al otro para que este no note que le hacemos un gol de mediacancha, y pensé en lo bueno para distraerse que es el chileno. Alguien nos podría estar robando el país y nosotros no nos daríamos cuenta porque estamos distraídos.

Un ejemplo de esto es como hace un par de lunes se hicieron esfuerzos al interior de TVN para programar de último minuto, y esquivando presiones, un reportaje de suma contingencia como era el caso Karadima. Pero aunque usted no lo crea, el programa perdió en el rating 23 a 17, contra las chiquillas que prácticamente “apotope”, bailan cada lunes en un estelar de CHV.

Tan sorprendente como me pareció eso, me extraña que al poco andar de ser elegido, la masa en las encuestas apruebe a Piñera cada vez menos. ¿Por qué entonces la mayoría votó por él? Y mi respuesta es: porque quería un cambio, estaba aburrida con lo que le ofrecía el escenario político, quería distraerse con algo nuevo.

Y así se ve al televidente chileno sentado frente a la pantalla y Piñera corriendo de un lado para otro, tal Mario Bros, poniéndose la chaqueta roja, sacándose la chaqueta roja; levantándose temprano, acostándose tarde; sin tiempo para ir al baño, solo a la intemperie. Amigo de los tics, hablando más de la cuenta, cometiendo equivocaciones. Chascarros van, chascarros vienen, ¡Pucha que distrae el Presidente! Podría llegar a marear. Y así, entre él, su hermano, su primer ministro y la vocera, lo mantienen a uno alienado frente a la pantalla, atento a un nuevo traspié o a la frase para el recuerdo.

Con esto, se me viene a la cabeza otra característica propia del televidente chileno: su sedentarismo, que si lo miramos a escenario país, es su poca capacidad de salir a la calle, moverse y actuar cuando algo no le gusta. ¿Cuánto nos tendría que apretar este Gobierno para que nos paremos y movilicemos? ¿Cuántas promesas se tendrían que ver incumplidas para que apagáramos la tele y saliéramos a la calle?

Salvo el talcahuanino, afectado directo del terremoto (y probablemente, y con todo respeto, sin mucho tiempo para ver tele, si es que tiene), no conozco otro acto de protesta del chileno que se dice disconforme que la ineficaz campaña difundida a través de twitter que buscaba presionar por la venta del canal del Presidente, llamada ApagónCHV, convocando a no programar ese canal durante viernes y sábado. En otras palabras, a protestar cambiando la tele.

La semana pasada se cerró el plazo para presentar propuestas de la licitación del Festival de Viña 2011-2014. Chilevisión tiene todas las de ganar, pues es el canal que más dinero ofreció. Y se ha filtrado que hay ejecutivos de la estación que quisieran tener a Antonio Vodanovic y Cecilia Bolocco como animadores (¿Habrá sido ésta la reconstrucción de la que tanto hablaba Piñera?). Esto me recuerda el problema que tiene este gobierno para llenar puestos en las distintos estamentos del Estado. ¿Acaso en estos 20 años no se formó a nadie capaz de llenar los cupos?

Con los animadores de Viña, a quienes, después de 15 años, me niego a ver otra vez sobre la Quinta, no me queda otra que cambiar la tele. Pero con el gobierno no es así. Entonces, si usted le cree menos al Presidente, hágaselo sentir de verdad; si usted no está de acuerdo con los nuevos proyectos de ley o duda de ellos, infórmese, apague la tele y salga a la calle. Porque quien hoy se opone al gobierno o está disconforme, tiene una gran oportunidad: la de formarse para en un futuro llenar cargos y/o la de protestar en serio si esos cargos se están llenando mal.

Lo que pasó con el caso Karadima no me deja de llamar la atención. Ante un tema de tal relevancia, que además contenía sexo, perversión, poder y religión, ¿por qué el televidente quería más distracción? ¿Por qué los curas de lujo no eran suficientes para convocar a los herederos de la teleserie de narcos y putas del canal de al lado? ¿Por qué la calentura de las sotanas no fue capaz de ganarle a la Fiebre de Baile?

Con la permanente negativa a tener medios realmente públicos; creyendo que si Paul Schaefer hubiera sido cura, Contacto no hubiera emitido el reportaje que lo delataba, y agradeciendo que no haya sido Manuel José Osandón el Presidente de turno a la cabeza del canal de todos; lo de ese lunes, me preocupa. Porque si la señal estatal está obligada a autofinanciarse y competir en el mercado, difícil pega tendrá TVN para no hacer que su área de reportajes termine cerrándose como le pasó a Canal 13, y de paso, quitándole todo soporte a su noticiero central, porque el televidente sólo quiere distraerse con pan y circo.

Finalmente, con ese escenario, lo único que les debería importar al actual Mandatario y su gente es que Bielsa y la Roja hagan una tremenda pega, porque de irnos bien en el Mundial, seguro que este será un mejor Gobierno.

Notas relacionadas